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La mayor parte de los seres humanos, entre los que me incluyo, se sienten especialmente frustrados, entristecidos y abatidos cuando se enteran, directa o indirectamente, de que la persona a la que aman, su pareja, aquella de la que están enamorados, sean novios, marido o mujer, les ha sido o está siendo infiel.
Pese a que según los más sesudos estudios científicos todos -o casi todos- admitimos que el ser humano tiene claras tendencias genéticas hacia la poligamia, socioculturalmente, por nuestra propia tradición judeo-cristiana, estamos condicionados a convivir exclusivamente con una única pareja a la que tratamos de ser fieles y, por lo general, queremos ser correspondidos de igual manera.
Hoy día, ser "modelnos", vivir nuevas experiencias, incluye la posibilidad de parejas al límite, donde la relación no está cerrada a una sexualidad o vivencias emocionales únicamente entre dos; donde el respeto hacia el otro no está condicionado por la sexualidad o por dejar de vivir emociones sentimentales con terceros. Cabe la posibilidad, tras un largo proceso de diálogo, de admitir la existencia tanto de escarceos sexuales con mujeres u hombres de forma consentida, con el conocimiento y beneplácito del otro.
El objetivo, según parece y afirman quienes lo viven de primera mano, es no caer en la rutina, en la monotonía, de sentirse atados únicamente a otra persona, la misma mujer o el mismo hombre durante meses o años, o incluso para toda la vida.
Muchos admiten, al menos con la boca pequeña, que ellos, mientras mantienen una relación con una persona son definitivamente fieles por convicción, pero las estadísticas demuestran que en la práctica esta afirmación está muy lejos de la realidad. La infidelidad está demasiado extendida y son muchos las que la practican sin conocimiento o con consentimiento o no de sus parejas.
Los que apoyan la infidelidad consentida afirman que la pareja clásica no se sostiene y que la única forma de seguir adelante con la persona que tienes a tu lado es poder tener libertad para estar con cualquier otro y consentir que tu pareja también pueda disfrutar sexo con quien quiera.
http://www.elmundo.es/yodona/lifestyle/2017/03/15/58c96380468aeb2b6a8b45f6.html
Como contrapartida emocional surgen los celos: inevitables, agobiantes, capaces de estresar y hundir psicológicamente incluso a la persona más segura de sí misma.
Los que apoyan la libertad sexual con terceros, en parejas abiertas a cualquier relación, afirman que:
Las preguntas de rigor:
a) ¿Estarías dispuesto a consentir una relación de pareja donde tu mujer se fuera con otros cuando quisiera a cambio de que tú puedas irte con cualquier mujer libremente?
b) ¿Creéis que vamos evolucionando hacia un modelo donde la pareja tradicional va muriendo irremediablemente y es necesario reinventarse para sobrevivir emocionalmente?
c) ¿Pensáis que estas prácticas son sólo aberraciones de enfermos mentales que no han madurado lo suficiente para poder tolerar una vida donde tu entrega sea sólo y exclusivamente para tu pareja?
d) ¿Te gustaría participar en una relación libre de este tipo y, por supuesto, admitir que lo hiciera tu pareja?
Opiniones quiero. A ver qué pensáis vosotros.
Pese a que según los más sesudos estudios científicos todos -o casi todos- admitimos que el ser humano tiene claras tendencias genéticas hacia la poligamia, socioculturalmente, por nuestra propia tradición judeo-cristiana, estamos condicionados a convivir exclusivamente con una única pareja a la que tratamos de ser fieles y, por lo general, queremos ser correspondidos de igual manera.
Hoy día, ser "modelnos", vivir nuevas experiencias, incluye la posibilidad de parejas al límite, donde la relación no está cerrada a una sexualidad o vivencias emocionales únicamente entre dos; donde el respeto hacia el otro no está condicionado por la sexualidad o por dejar de vivir emociones sentimentales con terceros. Cabe la posibilidad, tras un largo proceso de diálogo, de admitir la existencia tanto de escarceos sexuales con mujeres u hombres de forma consentida, con el conocimiento y beneplácito del otro.
El objetivo, según parece y afirman quienes lo viven de primera mano, es no caer en la rutina, en la monotonía, de sentirse atados únicamente a otra persona, la misma mujer o el mismo hombre durante meses o años, o incluso para toda la vida.
Muchos admiten, al menos con la boca pequeña, que ellos, mientras mantienen una relación con una persona son definitivamente fieles por convicción, pero las estadísticas demuestran que en la práctica esta afirmación está muy lejos de la realidad. La infidelidad está demasiado extendida y son muchos las que la practican sin conocimiento o con consentimiento o no de sus parejas.
Los que apoyan la infidelidad consentida afirman que la pareja clásica no se sostiene y que la única forma de seguir adelante con la persona que tienes a tu lado es poder tener libertad para estar con cualquier otro y consentir que tu pareja también pueda disfrutar sexo con quien quiera.
La Asociación Española de Sexología Clínica maneja estudios que apuntan a que entre el 5 por ciento y el 8 por ciento de las relaciones estables podrían considerarse parejas abiertas, en las que el sexo con terceros se consiente. El reputado psicólogo Yves-Alexandre Thalmann, autor de 'Las virtudes del poliamor'. La magia de los amores múltiples, defiende esa alternativa como una forma de explorar nuevos vínculos más duraderos: "La aventura de la pareja es delicada, ya sea abierta o tradicional. Si solo el 2 por ciento o el 3 por ciento de las parejas se divorciara, significaría que ellos tenían un problema. Pero si se divorcia más del 50 por ciento, significa que el modelo tiene un problema. La pareja convencional ya no le conviene a más de la mitad de la población".
http://www.elmundo.es/yodona/lifestyle/2017/03/15/58c96380468aeb2b6a8b45f6.html
Como contrapartida emocional surgen los celos: inevitables, agobiantes, capaces de estresar y hundir psicológicamente incluso a la persona más segura de sí misma.
Los que apoyan la libertad sexual con terceros, en parejas abiertas a cualquier relación, afirman que:
- Hay que hablar sin tapujos para estar convencidos de que ambos tienen el mismo deseo de vivir como pareja abierta. Cuando uno de los dos acepta para complacer al otro o para preservar la relación, probablemente terminará por sentir amargura y frustración.
- Nuestra pareja siempre tiene que ser lo más importante. Debemos demostrarle cada día que todo lo especial que nos une a ella se preserva intacto.
- Hablamos de sexo, no de sentimientos. Si no eres capaz de separarlos, mejor no lo intentes.
- En una pareja abierta también se establecen condiciones. Por ejemplo, algunos no quieren saber lo que hace el otro o, al contrario, prefieren conocer todos los detalles. Es frecuente que se limiten los encuentros sexuales con la misma persona (una o dos veces) para no establecer vínculos más allá de lo físico. Tal vez se acuerde no tener nunca una aventura con alguien del círculo de conocidos. En todo caso, las reglas debe ser claras y hay que cumplirlas.
- La sinceridad es esencial. La pareja tiene que hablar si surgen dudas o alguno se siente incómodo en cualquier circunstancia. Ningún tipo de relación tiene futuro sin la absoluta confianza en el otro.
Las preguntas de rigor:
a) ¿Estarías dispuesto a consentir una relación de pareja donde tu mujer se fuera con otros cuando quisiera a cambio de que tú puedas irte con cualquier mujer libremente?
b) ¿Creéis que vamos evolucionando hacia un modelo donde la pareja tradicional va muriendo irremediablemente y es necesario reinventarse para sobrevivir emocionalmente?
c) ¿Pensáis que estas prácticas son sólo aberraciones de enfermos mentales que no han madurado lo suficiente para poder tolerar una vida donde tu entrega sea sólo y exclusivamente para tu pareja?
d) ¿Te gustaría participar en una relación libre de este tipo y, por supuesto, admitir que lo hiciera tu pareja?
Opiniones quiero. A ver qué pensáis vosotros.