Apofis
No-calvo de mierda
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Saludos cordiales, maltratadores.
En otro hilo me hizo mucha gracia la historia que contó @Max_Demian sobre su quedada con otros foreros y he pensado en que estaría bien dejar negro sobre blanco nuestros éxitos y fracasos quedando con gente que solo conocemos por la internet. Abstenerse los del Tinder y tal, que pa eso hay otro hilo, maricones.
También quedé con un par de tipas pero eso yo creo que entraría mejor en otro hilo más típico del rapiñas, así que nos centraremos en las quedadas no homosexuales o en cualquier caso no con una intención sexual clara y manifiesta.
Yo solo he quedado 1 vez con gente de estos mundos sórdidos del internecio.
Fue con unos chavales de Alicante, creo recordar. Tenía yo un amigo que estaba metido en un foro de no sé qué hostias, la verdad es que ni me acuerdo, pero no era conocido ni nada (al menos yo no lo conocía y no lo he vuelto a oír nombrado nunca). Bueno, pues uno de los foreros de aquella mierda iba a estudiar Historia, le gustaba el heavy y eso y mi amigo le dio mi Messenger. Por ahí empezamos a hablar, dejando claro dese el primer momento que Soy un bujarra, qué le voy a hacer, y bueno, el chaval era majete y eso. Pues nada, dice de venir porque va a ver pisos y que va a venir un amigo suyo, que también era forero.
El día D yo estaba nervioso, no me jodas, y no sabía a santo de qué. Supongo que toda situación social me pone nervioso y más si se trata de conocer gente nueva, aunque el hecho de no estar solo en aquel akelarre me daba tranquilidad porque venía conmigo mi amigo y amigo original de esos foreros.
Aparecen y, joder, menudo cuadro. El chaval con el que yo hablaba era, bueno, normal físicamente aunque ya cuando empezamos a hablar cara a cara se destacó como un tremendísimo subnormal. Se reía como un deficiente y en general parecía que le faltaba un hervor. Pero es que lo bueno era su compañero de fatigas; era un chaval medio enano, que debía rondar el metro y medio a lo sumo, con un cabezón tremendo y con los ojos muy juntitos. Evidentemente no se lo pregunté pero yo creo que tenía hidrocefalia o alguna enfermedad que crea monstruosidades porque aquello normal no era y no creo que se le pusiese así el cabezón de haberse aguantado un estornudo.
Bueno pues les enseñé la facultad y tal y bien y dicen de beber algo. De emborracharnos, vamos. Bueno, vale. Empezamos a beber y yo no sé si era la primera vez que bebían en su vida o qué pero prácticamente al segundo mini iban los dos como dos cubas. Se supone que se metieron a la facultad a mear y salieron de allí con un bote lleno de huevos cocidos (¿?) que se empezaron a meter en la boca y enseñar a todo el mundo. A las mujeres directamente se los tiraban, quiero decir, se los metían en la boca, los trituraban, se los escupían en las manos y el producto lo tiraban contra las chicas.
Desconozco si esto era algún tipo de cortejo en su pedanía.
Empezamos a decirles que, hombre, la gracia como momento puntual vale pero que dejasen de hacerlo, entre otras cosas porque eran las 6 de la tarde y aquello estaba dando mucho el cante.
Lejos de hacernos caso, empezaron a tirar los hielos a todo aquél que pasaba cerca nuestro y yo ya viendo que nos iban a partir la boca por culpa de estos dos inframentales le dije al cabezón, que era el que más ímpetu estaba poniendo en las gracietas, que dejase de hacer esas mierdas que nos iba a buscar un lío de lo más absurdo. Bueno, pues ni corto ni perezosos el puto enano se me puso chulísimo, me tiró varios hielos e hizo varios amagos de pegarme que yo repelí entre risas nerviosas porque la situación era un poco ridícula, pero también con ganas de reventarle la boca. Su amigo le paró y el otro desde la distancia me escupía, el puto enano de los cojones.
Mi amigo y yo dijimos que nos íbamos y el más normal de ellos nos pidió perdón entre balbuceos, porque iba con una mierda que no se tenía, y nos dijo de ir a bares.
¿Pero a qué bar quieres ir tú a estas horas, alma de cántaro? A cualquiera, nos dijo.
Pues nada, ya con la mente en la retirada pero cumplimos ese último deseo de ellos y fuimos a un bar de viejos en moncloa. Por el camino se dedicaron a hacer cantos del frente Atleti a voces, a gritar viva franco entre risas y a enseñar el culo a la gente que estaba comiendo en el McDonald's de Moncloa.
Una vez en el bar se dedicaron a joder al camarero, a gritar, a robar cosas de la barra y a mear en los lavabos.
En un momento dado nos fuimos de allí sin decirles nada y no sé qué más aventuras corrieron esa tarde porque al historiador me le encontraba de vez en cuando y tanto él como yo mirábamos al tendido en vez de siquiera amagar un saludo.
Una y no más, gracias, lo que sucede en internec que se quede en internec
En otro hilo me hizo mucha gracia la historia que contó @Max_Demian sobre su quedada con otros foreros y he pensado en que estaría bien dejar negro sobre blanco nuestros éxitos y fracasos quedando con gente que solo conocemos por la internet. Abstenerse los del Tinder y tal, que pa eso hay otro hilo, maricones.
También quedé con un par de tipas pero eso yo creo que entraría mejor en otro hilo más típico del rapiñas, así que nos centraremos en las quedadas no homosexuales o en cualquier caso no con una intención sexual clara y manifiesta.
Yo solo he quedado 1 vez con gente de estos mundos sórdidos del internecio.
Fue con unos chavales de Alicante, creo recordar. Tenía yo un amigo que estaba metido en un foro de no sé qué hostias, la verdad es que ni me acuerdo, pero no era conocido ni nada (al menos yo no lo conocía y no lo he vuelto a oír nombrado nunca). Bueno, pues uno de los foreros de aquella mierda iba a estudiar Historia, le gustaba el heavy y eso y mi amigo le dio mi Messenger. Por ahí empezamos a hablar, dejando claro dese el primer momento que Soy un bujarra, qué le voy a hacer, y bueno, el chaval era majete y eso. Pues nada, dice de venir porque va a ver pisos y que va a venir un amigo suyo, que también era forero.
El día D yo estaba nervioso, no me jodas, y no sabía a santo de qué. Supongo que toda situación social me pone nervioso y más si se trata de conocer gente nueva, aunque el hecho de no estar solo en aquel akelarre me daba tranquilidad porque venía conmigo mi amigo y amigo original de esos foreros.
Aparecen y, joder, menudo cuadro. El chaval con el que yo hablaba era, bueno, normal físicamente aunque ya cuando empezamos a hablar cara a cara se destacó como un tremendísimo subnormal. Se reía como un deficiente y en general parecía que le faltaba un hervor. Pero es que lo bueno era su compañero de fatigas; era un chaval medio enano, que debía rondar el metro y medio a lo sumo, con un cabezón tremendo y con los ojos muy juntitos. Evidentemente no se lo pregunté pero yo creo que tenía hidrocefalia o alguna enfermedad que crea monstruosidades porque aquello normal no era y no creo que se le pusiese así el cabezón de haberse aguantado un estornudo.
Bueno pues les enseñé la facultad y tal y bien y dicen de beber algo. De emborracharnos, vamos. Bueno, vale. Empezamos a beber y yo no sé si era la primera vez que bebían en su vida o qué pero prácticamente al segundo mini iban los dos como dos cubas. Se supone que se metieron a la facultad a mear y salieron de allí con un bote lleno de huevos cocidos (¿?) que se empezaron a meter en la boca y enseñar a todo el mundo. A las mujeres directamente se los tiraban, quiero decir, se los metían en la boca, los trituraban, se los escupían en las manos y el producto lo tiraban contra las chicas.
Desconozco si esto era algún tipo de cortejo en su pedanía.
Empezamos a decirles que, hombre, la gracia como momento puntual vale pero que dejasen de hacerlo, entre otras cosas porque eran las 6 de la tarde y aquello estaba dando mucho el cante.
Lejos de hacernos caso, empezaron a tirar los hielos a todo aquél que pasaba cerca nuestro y yo ya viendo que nos iban a partir la boca por culpa de estos dos inframentales le dije al cabezón, que era el que más ímpetu estaba poniendo en las gracietas, que dejase de hacer esas mierdas que nos iba a buscar un lío de lo más absurdo. Bueno, pues ni corto ni perezosos el puto enano se me puso chulísimo, me tiró varios hielos e hizo varios amagos de pegarme que yo repelí entre risas nerviosas porque la situación era un poco ridícula, pero también con ganas de reventarle la boca. Su amigo le paró y el otro desde la distancia me escupía, el puto enano de los cojones.
Mi amigo y yo dijimos que nos íbamos y el más normal de ellos nos pidió perdón entre balbuceos, porque iba con una mierda que no se tenía, y nos dijo de ir a bares.
¿Pero a qué bar quieres ir tú a estas horas, alma de cántaro? A cualquiera, nos dijo.
Pues nada, ya con la mente en la retirada pero cumplimos ese último deseo de ellos y fuimos a un bar de viejos en moncloa. Por el camino se dedicaron a hacer cantos del frente Atleti a voces, a gritar viva franco entre risas y a enseñar el culo a la gente que estaba comiendo en el McDonald's de Moncloa.
Una vez en el bar se dedicaron a joder al camarero, a gritar, a robar cosas de la barra y a mear en los lavabos.
En un momento dado nos fuimos de allí sin decirles nada y no sé qué más aventuras corrieron esa tarde porque al historiador me le encontraba de vez en cuando y tanto él como yo mirábamos al tendido en vez de siquiera amagar un saludo.
Una y no más, gracias, lo que sucede en internec que se quede en internec