wetamir
Falócrata del retulador
- Registro
- 26 Mar 2007
- Mensajes
- 1.259
- Reacciones
- 15
Otro fin de semana, mas recursos, oxígeno y agua potable consumidos por nuestra generación.
Hay una estatua en Pontevedra del escritor Valle inclán, es una figura de bronce a supuesto tamaño real situada al nivel del viandante.
Para el orco común típico que sale por Pontevedra los sábados por la noche es toda una provocación.
Es realmente digno de verse como oleadas de infraseres cumplen con una pauta común de hacer el gilipollas con la dichosa estatua una y otra vez.
Un observador puede permanecer veinte minutos cerca de Valle Inclán y verá como cada grupo de orcos que se aproxima expone su mediocridad mental en mayor o menor medida.
Estos son un buen ejemplo del target habitual: Parejita de orcos de nivel bajo, sin extremismos. Cresta pseudocenicero y ropa de marca sin dar mucho el cantazo para él, elegante look "Princesa del monte" para ellas.
Saltaron sobre la estatua, se columpiaron durante unos tres minutos y luego simularon un coito. Owneo standar de Valle Inclán con un plus acrobático.
Uno puede sacar una foto tranquilamente puesto que este tipo de infraseres piensan que causan admiración con sus ocurrencias.
El protocolo suele ser bastante predecible, un par de parejitas de orcos pasean por el casco viejo tratando de deshinibirse antes de entrar a fondo en el tráfico de fluidos.
El macho sabe que ha de crear ambiente y hacer reir a la hembra para incitar a una pronta lubricación de labios interiores.
En cuanto contempla la vulnerable efigie del dramaturgo ve la oportunidad: ya el caminar hacia el objetivo es bien característico, las piernas se flexionan mas y la cabeza se adentra mas entre los hombros, con un porte mas neandertal. La mirada casi atraviesa los parpados dejando entrever las intenciones, a la vez que el labio inferior casi monta sobre el superior en una mueca de sonrisa traviesa y supremo intelecto con el mismo gesto.
Acto seguido el mono sin pelo trepa hasta subirse sobre la pieza de mobiliario urbano y celebra su hazaña con un berrido tribal.
Ellas demuestran su apoyo contestando con un berrido similar pero sin abrir la boca en demasía.
A partir de ese punto se suceden variables del primer paso, ya carentes de originalidad y la chispa de quien tuvo la iniciativa, que se proclama a sí mismo como el mas alfa del grupo.
El momento inolvidable tiende casi siempre a un final anticlimático ya que la pérdida de gracia del asunto suele dejar en ridículo al último en bajar de la estatua que acaba catalogado como beta o pagafantas.
Seguro que alguno de ustedes ha podido contemplar ejemplos de catársis orca mucho mas extremos que este, les invito a que los compartan.
Hay una estatua en Pontevedra del escritor Valle inclán, es una figura de bronce a supuesto tamaño real situada al nivel del viandante.

Para el orco común típico que sale por Pontevedra los sábados por la noche es toda una provocación.
Es realmente digno de verse como oleadas de infraseres cumplen con una pauta común de hacer el gilipollas con la dichosa estatua una y otra vez.
Un observador puede permanecer veinte minutos cerca de Valle Inclán y verá como cada grupo de orcos que se aproxima expone su mediocridad mental en mayor o menor medida.


Estos son un buen ejemplo del target habitual: Parejita de orcos de nivel bajo, sin extremismos. Cresta pseudocenicero y ropa de marca sin dar mucho el cantazo para él, elegante look "Princesa del monte" para ellas.
Saltaron sobre la estatua, se columpiaron durante unos tres minutos y luego simularon un coito. Owneo standar de Valle Inclán con un plus acrobático.
Uno puede sacar una foto tranquilamente puesto que este tipo de infraseres piensan que causan admiración con sus ocurrencias.
El protocolo suele ser bastante predecible, un par de parejitas de orcos pasean por el casco viejo tratando de deshinibirse antes de entrar a fondo en el tráfico de fluidos.
El macho sabe que ha de crear ambiente y hacer reir a la hembra para incitar a una pronta lubricación de labios interiores.
En cuanto contempla la vulnerable efigie del dramaturgo ve la oportunidad: ya el caminar hacia el objetivo es bien característico, las piernas se flexionan mas y la cabeza se adentra mas entre los hombros, con un porte mas neandertal. La mirada casi atraviesa los parpados dejando entrever las intenciones, a la vez que el labio inferior casi monta sobre el superior en una mueca de sonrisa traviesa y supremo intelecto con el mismo gesto.
Acto seguido el mono sin pelo trepa hasta subirse sobre la pieza de mobiliario urbano y celebra su hazaña con un berrido tribal.
Ellas demuestran su apoyo contestando con un berrido similar pero sin abrir la boca en demasía.
A partir de ese punto se suceden variables del primer paso, ya carentes de originalidad y la chispa de quien tuvo la iniciativa, que se proclama a sí mismo como el mas alfa del grupo.
El momento inolvidable tiende casi siempre a un final anticlimático ya que la pérdida de gracia del asunto suele dejar en ridículo al último en bajar de la estatua que acaba catalogado como beta o pagafantas.
Seguro que alguno de ustedes ha podido contemplar ejemplos de catársis orca mucho mas extremos que este, les invito a que los compartan.