Cocina Robochef

Desmond Humes

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El hilo no va sobre robots de cocina, sino sobre robots cocineros.












robochef.gif







En un principio iba a hablar sobre esto reflotando un hilo antiguo, pero creo que abrir hilo nuevo, aún sin mucha participación, puede ser útil por el hecho de comparar más adelante la manera en la que la tecnología va avanzando hasta conseguir lo que uno ni siquiera se había parado a plantearse: robots en las cocinas que desplacen al cocinero tradicional.
Suena a ciencia ficción, pero al final del hilo seguramente parecerá mucho más plausible de lo que puede parecer en principio.


En primer lugar, tiene sentido y es inevitable. Los procesos de producción, distribución e incluso venta de los alimentos se han ido mecanizando con los años. Por comodidad, por economía, y porque la tecnología poco a poco lo ha hecho posible.
El último paso es mecanizar el proceso culinario, lo cual interesa mucho. No por quitarle el puesto de trabajo a morzhilla o a desmond, sino porque los avances en domótica y en robots que realicen tareas domésticas exigen que esas tareas culinarias sean también tenidas en cuenta e integradas dentro de lo que el futuro robot doméstico podrá ofrecer.
También, para abaratar costes en grandes hoteles o restaurantes especializados.
De lo que he visto por la red, la cosa se puede dividir un poco en grupos:







Brazos mecánicos





robochef.jpg
"Eat your sushi, bastard"




Esto no tiene mayor misterio. Si se utilizan para la construcción de coches, naves espaciales, etc... no es imposible programarlos para otras actividades, como si de una cadena de montaje se tratase, pero con alimentos.






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Los vídeos sobre estos brazos articulados son antiguos y todos parecen pertenecer al mismo restaurante. Y más que por efectividad y ahorro de dinero, mas bien son para el "show". Así que parece que no se ha evolucionado demasiado en el tema de "brazos robóticos cocinando", o al menos la cosa ha ido por otros derroteros.
Sin embargo, hay que reconocer que en cuanto a procesamiento de alimentos, parece mentira lo que la tecnología puede lograr a día de hoy, realizando por ejemplo tareas de corte o deshuese de carnes y pescados que hasta ahora solo se podían hacer mediante procesos manuales.









Maquinaria





0013729e447a11390a7c05.jpg








Esto ya da para algo más. La maquinaria no te puede hacer una carta entera, pero si alguien tiene un restaurante especializado... ya hay maquinaria que puede cocinar platos que necesiten de una elaboración o proceso en los que los ingredientes puedan variar pero la forma de cocinado sea similar, como es el caso de los stir fry.
Ver a esta máquina salteando me ha dejado muerta:







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Robots








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Aunque ese vídeo tenga cuatro o cinco años, es verdad que da un poco de risa por tener un aire de ingenuidad.
Lo cierto es que ya hay robots en cocinas profesionales y desde luego a alguien le habrá costado su empleo.

No es sorprendente. Una tarea simple pero repetitiva puede ser realizada por uno de estos robots. Si el coste de compra, el coste de la electricidad que consume y su mantenimiento, es menor que el sueldo de un chef humano, y la productividad del robot es el doble que la de un cocinero, la cosa es sencilla: mete al robot en la cocina y dale la patada al humano.
Eso sí, dale aspecto de ultraman al cacharro:lol:










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El robot, bajo ese aspecto ridículo, no es más que un par de brazos mecánicos, pero muy bien aplicados a una tarea en concreto. Aplicando esta idea sobre procesos sencillos, no me extrañaría que algo parecido pudiese utilizarse en el futuro para elaboraciones en las que hubiese que trabajar con una masa, por ejemplo pizzería o panadería.
Y extrapolando y viendo el nivel de la tecnología actual, no me extrañaría nada pisar un día un hotel en el que no hubiese ni un solo humano realizando alguna tarea. No tengo ninguna duda que algún día habrá algún hotel de ese tipo.



Aquí dejo el hilo, no quiero saturar el primer post con demasiados vídeos. El caso es que las impresoras 3D o el uso de drones por los servicios de mensajería ya están practicamente aquí. La premisa inicial del hilo no es tan descabellada.
Se puede hacer offtopic y comentar cualquier aspecto sobre el tema de la robótica, seguro que al mod no le importa.



Buscando vídeos, me ha sorprendido ver en vídeos relacionados a ASIMO.
La última vez que oí hablar sobre él aún nos vendían como un gran avance que subiese escaleras y le pudiese estrechar la mano a un humano.
Parece que al pequeño bastardo le han metido unos upgrades bastante curiosos desde entonces:lol:












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Ya no eres mod Desmond?o eres de los que hablan de sí mismos en tercera persona?
Yo veo más para manipulación y procesamiento de alimentos, no creo que puedan suplir por completo a un cocinero, al menos tal como entiendo yo la cocina.
 
Tools of the trade rebuznó:
Ya no eres mod Desmond?o eres de los que hablan de sí mismos en tercera persona?

Anda, anda, activa tu detector de ironía, que no lo tienes ni enchufado:lol:





Tools of the trade rebuznó:
Yo veo más para manipulación y procesamiento de alimentos, no creo que puedan suplir por completo a un cocinero, al menos tal como entiendo yo la cocina.


Pues no completamente, porque es una profesión en la que se diversifica mucho, pero vamos, estoy convencido que se seguirá progresando en ese campo y muchos tipos de comidas serán elaboradas por robots.

Esto no es como intentar programar un ordenador para que juegue al ajedrez. Se tardó décadas en hacerles entender el valor relativo de las piezas en relación a su situación en el tablero. O a prever estrategias y sacrificios.
La cocina no deja de ser un proceso mecánico en el que intervienen tiempos, temperaturas, y un número siempre limitado de ingredientes. No sería difícil programar máquinas para llevar a cabo ese proceso.
De hecho, nosotros mismos nos "programamos" en el momento que tenemos una receta y nos disponemos a seguir los pasos de esa receta.

No es imposible trasladar todo eso a un aspecto matemático/mecánico. La figura del cocinero no va a desaparecer porque desarrolla labores bastante complejas y de manera simultánea, pero estoy convencido que vamos a convivir con robots que elaboren cierto tipo de comidas.
Supongo que antes desaparecerán otras profesiones, como los taxistas:lol:

Desde luego la evolución siempre trae la desaparición de profesiones tradicionales, había por ahí un hilo muy interesante sobre eso.


Mirando este vídeo, quedan claros los avances. Y ni siquiera hay nada robótico aquí, es algo menos mecanizado que el vídeo sobre stir fry que puse antes, simplemente es el artilugio y una persona usándolo. Es cuestión de cambiar al tipo por unos brazos que hagan caer los ingredientes durante el tiempo preciso y listo, el plato está cocinado.
El tiempo que se puede ahorrar con inventos así cuando se cocina para un montón de gente es tremendo.





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Eso a pequeña escala. Supongo que esos arroces tres delicias y congelados similares para consumo doméstico ya se realiza con grandes máquinas industriales similares a estas:



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Desde luego no es una señora la que lo cocina. Lo hace la maquinaria, a día de hoy.
 
Desmond Humes rebuznó:
Anda, anda, activa tu detector de ironía, que no lo tienes ni enchufado:lol:
Pues no completamente, porque es una profesión en la que se diversifica mucho, pero vamos, estoy convencido que se seguirá progresando en ese campo y muchos tipos de comidas serán elaboradas por robots.

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LOL, tienes razón, iba en horario infantil.
De todas maneras yo lo veo más como una salida de estas máquinas del campo de la indústria alimentaria hacia otros campos digamos más domésticos.
 
Tools of the trade rebuznó:
no creo que puedan suplir por completo a un cocinero, al menos tal como entiendo yo la cocina.

¿Como tu feudo natural?

La siguiente feature que le añadiría al Asimo sería que mantuviese una postura con la que no parezca que le hayan estado profanando el ano toda la noche.

Respecto a la elaboración de los platos, la única razón por la que se acaben manteniendo humanos al cargo será económica, como decía Desmond. Si por costes a un restaurante le sale a cuenta, ¿qué razón hay para mantener pinches en lugar de máquinas? ¿Que el cliente siempre agradece la posibilidad de encontrar un pelo, que le estornuden en la comida o que cada día le salga el mismo plato distinto según el humor? Sólo hace falta la figura del jefe de cocina para decidir menús, crear nuevos platos y llevar control de calidad, y en los McDonalds ni eso.
 
En Fitur creo que hay un robot que pone copas, se acabaron las pechugonas en las barras
 
pastanaga rebuznó:
¿Como tu feudo natural?

La siguiente feature que le añadiría al Asimo sería que mantuviese una postura con la que no parezca que le hayan estado profanando el ano toda la noche.

Respecto a la elaboración de los platos, la única razón por la que se acaben manteniendo humanos al cargo será económica, como decía Desmond. Si por costes a un restaurante le sale a cuenta, ¿qué razón hay para mantener pinches en lugar de máquinas? ¿Que el cliente siempre agradece la posibilidad de encontrar un pelo, que le estornuden en la comida o que cada día le salga el mismo plato distinto según el humor? Sólo hace falta la figura del jefe de cocina para decidir menús, crear nuevos platos y llevar control de calidad, y en los McDonalds ni eso.
No, no lo entiendo como mi feudo natural. Si no a escala de un restaurante de dimensiones normales. No creo yo que sea económicamente viable invertir en robochefs en un restaurante que sirva una media de 50 comensales, por ejemplo, ni en un McRoñas. El coste de inversión en estas máquinas superaría el coste de personal, por lo que económicamente es inviable.
 
Si en este tema hubiera culos, no me haría falta salir del hilo nunca más.

La robótica está dando muchos bandazos, su principal fuente de ingresos ha sido la industria del automóvil, que ha llegado a un punto en el que está saturada de brazos mecanizados y no necesita más que mantenimiento y escasos repuestos (escasos en comparación con el boom que supuso en su momento). Los fabricantes están DESESPERADOS por encontrar un nuevo nicho de mercado en el que la robótica vuelva a implantarse de forma millonaria, pero lo están pasando mal porque no dan con la clave, a pesar de que la robótica está desarrollando un ecosistema similar al que estaba la informática antes del boom de los pc's. Se tienen las herramientas, pero no el mercado.

Los brazos robóticos ofrecen una versatilidad extensa en configuraciones geométricas, además de un amplio catálogo de profesionales capaces de programar las tareas más inverosímiles. Pero ante todo siguen muy presentes porque han sido el caballo de batalla de la industria durante tanto tiempo que mucha gente desea poder reutilizar el producto y los conocimientos para nuevos usos. Leed cualquier libro de robótica y veréis lo mortalmente aburrido que resulta que una materia tan interesante se limite a hablar de puntos singulares de un puto brazo de mierda.

En mi opinión, la solución práctica, lo que yo compraría si fuera el dueño de un restaurante, son lo que has llamado "maquinaria". Una cocina, al fin y al cabo, es una cadena de producción a pequeña escala, es ahí donde la robótica tiene posibilidades de entrar con más facilidad, si se orienta bien la cosa y alguna vez algún ingeniero se junta con un cocinero abierto de miras. Y no nos equivoquemos, eso son robots, pero mucho mejor adaptados a sus tareas que el resto. Especialización es la palabra que considero clave, lleva millones de años funcionando en la naturaleza y no vamos a ser nosotros más listos, mucho menos haciendo copias de nosotros mismos.

La opción de los humanoides es una manía de los japoneses (y coreanos), que son incapaces de mirarse a los ojos entre ellos, por crear máquinas antropomórficas, llevan toda la puta vida haciéndolo y no van a parar ahora. Pero son poco prácticos, es como si pretendiéramos pensar que la mejor forma de hacer zumos es con un brazo similar al de un humano exprimiendo una naranja, una ridiculez extravagante que sólo busca publicidad en ferias, inversores fáciles de impresionar (imbéciles) y sueldos que justificar.

Incluso la máquina que saltea sola puede ser ese mismo tipo de extravagancia si se cae en el error de limitarse a pensar en soluciones que IMITEN el comportamiento humano, cuando la cocina consiste en someter a los alimentos a una serie de transformaciones químicas que poco tienen que ver con el brazo que las ejecuta.

Si quieres hacerte rico, mándame un mp y buscamos un inversor.
 
iskariote rebuznó:
La robótica está dando muchos bandazos, su principal fuente de ingresos ha sido la industria del automóvil, que ha llegado a un punto en el que está saturada de brazos mecanizados y no necesita más que mantenimiento y escasos repuestos (escasos en comparación con el boom que supuso en su momento). Los fabricantes están DESESPERADOS por encontrar un nuevo nicho de mercado en el que la robótica vuelva a implantarse de forma millonaria, pero lo están pasando mal porque no dan con la clave, a pesar de que la robótica está desarrollando un ecosistema similar al que estaba la informática antes del boom de los pc's. Se tienen las herramientas, pero no el mercado.




La opción de los humanoides es una manía de los japoneses (y coreanos), que son incapaces de mirarse a los ojos entre ellos, por crear máquinas antropomórficas, llevan toda la puta vida haciéndolo y no van a parar ahora. Pero son poco prácticos, es como si pretendiéramos pensar que la mejor forma de hacer zumos es con un brazo similar al de un humano exprimiendo una naranja, una ridiculez extravagante que sólo busca publicidad en ferias, inversores fáciles de impresionar (imbéciles) y sueldos que justificar.



Coño, el nicho de mercado es el militar. Y del militar hacia todo lo demás. Empezando por la industria médica, hasta llegar a lo doméstico.
Los supertrajes militares con extremidades "robóticas" derivan en que un persona con una pierna jodida pueda "caminar" sin muletas.






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(Me quedo embobado con casi todos los vídeos de ese playlist: "Automation is here 2011")




El brazo que exprime una naranja claro que es mejor que el humano. Esos brazos ya están aplicándose a neurocirugía.
Y hasta a lo más mundano. En ese mismo playlist aparece un robot que dobla la ropa:shock:
Lo del aspecto humanoide en parte tiene también lógica por la necesidad de al menos dos brazos que realicen tareas y una "cabeza" a modo de panel o sensor de movimiento o de reconocimiento... y un "cuerpo" en el que almacenar batería, piernas o ruedas para la movilidad... la naturaleza es sabia:lol:
Pero sí, lo de los japoneses es así, cualquier excusa antes de tener que relacionarse con el prójimo. Tengo pendiente abrir un hilo sobre el fenómeno vocaloide, que es perfecto ejemplo de eso.

Lo de la ridiculez en las ferias... Es cierto que se nos presenta al robot de turno como casi un mayordomo o un perrito faldero, todo muy family friendly, pero bueno, tú piensa en el lado perverso de la cosa.
Se le ve corriendo, caminando sobre obstáculos, abriendo botes, levantando cosas... Eso mismo lo podría hacer en una situación mucho más siniestra. Porque vamos, al robot le pones un arma en una mano y le programas para un objetivo y dará en el blanco a equis metros. Pero eso no interesa enseñarlo.


Lo que es una incógnita es hasta que punto se desarrollará todo esto. Parece imparable, pero también lo parecía el desarrollo del automóvil y la aviación y aún no están aquí los famosos coches voladores, ni la comida en pastillas que podría terminar con el hambre, ni nada.
Aún así, se lanzan predicciones:




time_kurzweill.jpg









Y tiene sentido lo de reparar piezas orgánicas por otras robóticas más duraderas y que no enfermarán... pero estas visiones de futuro siempre se acaban alterando. Quien sabe si en cinco años habrá una guerra y no queda en pie ni el palo de la bandera...
De todas formas es un tema muy interesante. Y sin hablar aún de implicaciones filosóficas o de repercusiones económicas y sociales.
 
Sí señor, la guerra es el campo donde mejor aplicación tiene la tecnología que podemos desarrollar hoy día.

Aviso, me ha salido un ladrillazo, lo siento pero este tema me divierte mucho. Intentaré poner en negrita lo que resuma lo más importante por si alguien quiere leer en diagonal.

Por si alguien leyendo esto no lo sabe, los robots aspiradora Roomba, pioneros en su género, son desarrollados por la misma gente que colabora con el gobierno en DARPA (Defense Advanced Research Projects Agency) en asuntos militares que dan a veces bastante yuyu.

Y de ahí salen cosas muy útiles, muchos de los grandes avances de la humanidad se los debemos a épocas de guerra, donde la ingeniería cobra una importancia máxima para la gestión óptima de recursos.

Pero en Europa estamos amariconados y a Japón nadie le va a dejar que se atreva a ponerse demasiado serio con esto. Si las armas nucleares dan miedo, lo que se puede hacer con la robótica a propósito de matar gente es escalofriante. Estados Unidos ya usa vehículos aéreos no tripulados para eliminar objetivos sin arriesgar ni una sola vida en sus filas. Aquí algo así sólo puede suceder de una manera tan clandestina que es muy complicado que se salte al terreno civil. La población norteamericana justifica con mucha más facilidad el gasto militar.

Y, aunque no mandemos una mierda, la población civil sí tiene peso en este asunto. En primer lugar, los que invierten en pegar tiros, los gobiernos, se lo piensan dos veces. No porque no les guste matar gente, que les encanta (¿a quién no le gustaría cargarse a "los malos", sean quienes sean?), sino porque cosas de este estilo son de las pocas que generan escándalos con connotaciones MORALES, los que les cuestan votos. En segundo lugar, y no menos importante, es que la robótica es una tecnología que tiene su futuro en el desarrollo colaborativo, es una ciencia muy al estilo académico, de conocimientos compartidos y de experimentos cuyos resultados se exponen para juicio del resto de la comunidad. Partir de cero en este campo es un esfuerzo colosal, algo que se puede volver sencillo si usamos el trabajo de otros para aportar nuestro granito de arena. Muy similar a la informática o a la física, que vivieron sus respectivos apogeos gracias a la suma de esfuerzos y a pequeños empujones privados (o institucionales). Y la comunidad, por ahora y en general, se quiere negar a las aplicaciones militares. Muchos nombres propios de peso en la materia se pronuncian totalmente en contra de cualquier uso militar de la robótica. Esto, en mi opinión, es un esfuerzo vano, porque al ser humano le encanta aniquilarse, y encima nos censuramos el camino más rápido para llegar al futuro: la guerra. Pero es incuestionable que, hasta que algún gobierno más no se ponga a subvencionar a ingenieros sin escrúpulos (pinchad aquí para mandarme un mp) para dar más pasos, esto va a ir más despacio de lo que las revistas prometen.

Sobre el campo de las prótesis, la cirugía y tal, hay auténticas maravillas, como el famoso Da Vinci, que es menos un robot que una nueva herramienta para cirujanos, que han de ser entrenados de nuevo en su trabajo si quieren usarlo. Y han de ser entrenados porque conviene más pagar a un médico que dejar que lo haga una máquina por dos razones, o quizá una que lleva a la otra: los sensores con una sensibilidad y respuesta que se acerque (lejos, lejos de cojones) a la humana son una tecnología carísima y aún deficiente, lo cual convierte a todo aparato que interactúe de manera íntima con los humanos en algo muy poco sensible y capaz de hacer bastante daño. Quienes trabajan en esto lo saben y son muy prudentes, porque tienen miedo de que llegue el día que una máquina pueda ser culpada de un error que hasta hoy podemos achacar a los humanos. A nosotros se nos permite equivocarnos, es un balón fuera, en el momento en el que un aparato liquide, sin tener a nadie a quien culpar detrás, a un fulano que lleva 40 años fumando 40 cigarros al día, adiós a esa maravilla de la ciencia y su futuro.

Todo esto que te cuento no es un tema moral, no es una cuestión de filosofía, todo esto es el principio básico de la ingeniería: SI NO ES RENTABLE, NO SE HACE. Para los gobiernos no es rentable perder votos y para los hospitales no es rentable pagar indemnizaciones. Igual que una máquina que doble la ropa ella sola sólo será negocio si la haces rentable, como ha pasado con las aspiradoras, que son una tontería pero si se venden lo bastante caras merecen la pena (y por muchas que veáis, siguen sin terminar de despegar, las inyecciones de pasta vienen de PEGAR TIROS a moros).

Lo que quiero decir no es que esto sea una farsa, pero sí que hay que mirar con cierto ojo crítico lo que los medios nos venden como avances. Cada vídeo de estos no es más que una PROMOCIÓN, una iniciativa, generalmente privada, que intenta hacernos ver una dirección en la que se pretende avanzar, una vía de negocio potencial. El problema no es que no se pueda hacer, ya estáis viendo que hay cosas alucinantes, el problema es que ES CARO DE COJONES y por eso te lo quieren vender, si todo el mundo flipa con alguno de esos prototipos, alguien meterá el pastizal que hace falta y quizás acabe vendiéndose en masa. O eso pretenden quienes los exponen, yo creo que cuando varios gobiernos entren en una nueva carrera armamentística robótica, se producirán inestabilidades socioeconómicas que mejoren las condiciones para un mejor tráfico de las materias primas que abaraten los recursos.

Bueno, paro, que esto no tiene nada que ver con cocinar y puedo estar dándole vueltas a lo mismo durante horas. Pero añado algo más: si crees en ese futuro, no esperes a que otros lo hagan, lo más difícil de este tipo de avances es que son muy multidisciplinares, un robot necesita el dominio de muchos campos, a un nivel de especialización que compita con millones de años de evolución. No pidas a los ingenieros que además sepan de cocina, ayuda a que esto avance aportando esa sabiduría aplicada que tienes.
 
Muy interesante iskariote, en serio, aunque no sea especialmente dedicado a la cocina, es una muy buena reflexión sobre el futuro o la evolución de la robótica. Hace un par de días leí una entrevista a Salim Ismail, director de la Singularity, la universidad de Google y la NASA y hablaba sobre evolución en capacidad de ordenadores, la famosa ley de moore y decía que hoy esa ley se puede aplicar a otros campos, como la energía fotovoltaica, biotecnología, aeronáutica y la robótica y sobre todo (en realidad había puesto sobre todo junto porque soy un subnormal) gracias a la colaboración y a la "fantasia" de jóvenes ingenieros. Por lo que las aplicaciones de robótica en todos los ámbitos crecerán exponencialmente, tanto en cocina como en aplicaciones militares.

Y al hilo de la cocina, copio un extracto de una novela futurista que me quedó grabado por su simplicidad y visión hablando de SmartKitchens...

Tochazo de los buenos inside...

Edito: la idea que me gustó es lo de una plancha de material que adapta su forma para diferentes formatos de ollas y sartenes y luego vuelve a su estado original...
En este tema era de lo más normal. Como la mayoría de los ciudadanos, nunca se había sentido especialmente interesado en el arte culinario. La realidad era que en 2065 se podía sobrevivir, incluso engordar, sin hollar una cocina, entendiendo como tal la clásica estancia específicamente dedicada a procesar, con la ayuda de equipo y utillaje diverso, alimentos básicos en estado natural, adecuadamente combinados con ingredientes de la más diversa índole, con el objeto de crear nuevos productos sensorialmente agradables y supuestamente más digeribles, aunque con un valor nutritivo y energético equivalente a la suma de sus componentes. Quien no se sintiese atraído por esa suerte de arte clásico, podía dedicar esta estancia a otros menesteres más prácticos, con la absoluta seguridad de no caer enfermo o anémico. La dinámica de la época no era en modo alguno favorable a experimentos de este tipo, que consumían tiempo y dinero a cambio de una expectativa placentera que, en sí misma, no reportaba mayor beneficio nutricional que el que proporcionaban las comidas –es un decir–preparadas, comprimidas o sintetizadas industrialmente. Estadísticamente hablando, una comida «normal» consistía en la deglución de una o varias cápsulas, mientras se «saboreaba» un concurso en uno de los canales temáticos de MindBook. Obviamente, el placer, en forma de alimento del espíritu, no gozaba del favor del público, más preocupado por optimizar el aprovechamiento de sus «racionalizados» –por abajo– emolumentos y del escaso tiempo libre que les dejaban sus «racionalizadas» –por arriba– jornadas de trabajo. Porque el coste, en tiempo y dinero, de una comida cocinada en casa era notablemente más alto que el de una caja de tabletas energéticas. En primer lugar, necesitabas una cocina –afortunadamente, Inquieto8! contaba con la que su padre, aficionado al arte culinario clásico, había mantenido actualizada y operativa–; en segundo lugar, debías comprar la materia prima y los ingredientes –esto, por su exotismo, había devenido en problemático; la alimentación se había confinado a las parafarmacias y no todos los establecimientos disponían de sección de alimentos naturales y, no digamos, de fuentes de proteína animal–; en tercer lugar, el precio era prohibitivo, únicamente justificado en el caso de adicción o de celebraciones como la suya– y por último, había que saber cocinar –aunque esta dificultad, no despreciable, quedaba minimizada con la extraordinaria panoplia de ayudas que MindBook y la moderna tecnología ponía a disposición de los legos en la materia–. Y éste era, precisamente, el caso de nuestro protagonista., tengo ladillas como centollos A pesar del ejemplo de sus padres –su madre era una extraordinaria cocinera y su padre un aficionado de mérito–, él nunca se había interesado por el tema. Incluso si se remontaba al tiempo clásico, a su juventud pre-MindBook, no recordaba experiencia alguna de práctica culinaria de mayor complejidad que los simples huevos fritos de esta mañana. En cambio, su padre mantenía la costumbre de cocinar con relativa frecuencia, en lo que se podía interpretar como una muestra de resistencia pasiva de notable significación, por el esfuerzo económico que representaba –desde su jubilación, el tiempo no era un problema–. Por todo ello, no le resultaba extraña la parafernalia culinaria ni los circuitos de aprovisionamiento de alimentos e ingredientes, lo que le había facilitado la decisión de honrar la memoria de su progenitor iniciándose en este arte los días festivos. Y así había llegado a hoy: tras tres jornadas experimentales con resultados razonablemente satisfactorios, aprovechando el día de su sesenta cumpleaños, se había atrevido a someter su nivel culinario al escrutinio de su amiga. Para ello contaba con los siguientes elementos básicos, elegidos entre la escasa oferta disponible en el proveedor habitual de su padre: dos sobres de salmón ahumado, hortalizas –zanahorias, berenjenas, calabacines, col lombarda, tomates–, dos lomos de merluza congelada –esto es lo único que había– y unos helados para postre –tampoco había que pasarse–. Depositó todos los componentes –excepto los helados–, tengo ladillas como centollos sobre la encimera de trabajo y esperó. Tras unos segundos que se le hicieron interminables, durante los cuales la smartKitchen procedió a la identificación de los alimentos y consultó en la base de datos la mejor opción de proceso –su padre la seguía llamando «receta»–, se activó la proyección holográfica sobre la encimera y se le presentó la propuesta más adecuada: Productos finales: Ensalada de verduras templadas con puré de lombarda y salmón; Filete de merluza con costra de tomillo. Dificultad: baja. Tiempo de proceso: 1 hora. Ingredientes complementarios: mantequilla, aceite de oliva, un limón, sal, pan rallado, tomillo (en stock). Vinos sugeridos: Vale do Sao Francisco (Brasil), Don Laurindo 2060;, tengo ladillas como centollos Maharashtra (India), Omar Khayyam 2061. (en stock). Sugerencia musical: Vivaldi.

Consciente de que la sesión de MindBook estaba grabando todos sus movimientos, registrando incluso las salidas de existencias –todos los smartArtefactos, y la smartKitchen era uno bien gordo, se integraban inmediatamente en el sistema tras conectarse por primera vez en un domicilio–, se concentró en su papel de aprendiz de chef y se puso manos a la obra. Según se indicaba en la proyección holográfica, necesitaba dos cacerolas y una sartén. Con una simple maniobra de sus dedos, desbloqueó la encimera y modeló, al estilo del empleado con las pantallas táctiles, tres alvéolos del diámetro y profundidad adecuados. La encimera estaba construida con un sofisticado material biestable extremadamente dúctil, de alta resiliencia, capaz de mantener la estabilidad dimensional, estanqueidad y resistencia necesaria para emular cualquier recipiente destinado a cocinar con temperatura por conducción.

Finalizado el moldeo, bloqueó el estado deformable del material, recuperando la rigidez y dureza superficial original. Lavó manualmente las verduras y hortalizas y utilizó, también manualmente, el smartRobot para cortar a tiras las zanahorias, berenjenas y calabacines y picar la lombarda. A continuación hirvió en una de las «cacerolas» las zanahorias y el calabacín hasta que creyó que estuvieron «al dente» –todavía no tenía muy claro lo que significaba– y en la otra, con bastante sal, la lombarda, hasta que la encontró «muy tierna» –esto era más fácil de interpretar– y salteó las berenjenas en la «sartén» con un poco de aceite. Una vez procesadas las materias primas, se concentró en la mezcla de componentes. Transfirió el contenido de las cacerolas a sendos bols cerámicos –un simple bomba vaciaba con gran facilidad cualquier alvéolo– y tras colar el caldo de cocción de la lombarda, la trituró junto con la mantequilla, hasta conseguir la textura de un puré ligero –hasta aquí, en lugar de dejarlo todo en manos de la smartKitchen, prefirió mantener un cierto grado de control sobre los parámetros de cocción y triturado–. En cambio, para el aliño no se quiso complicar la vida. Siguiendo las instrucciones, tras ejecutar el autolimpiado, introdujo directamente en el smartRobot un limón, un tomate, aceite y sal –las dosis estaban exactamente especificadas y fueron suministradas por un dispensador– y tras pulsar Start auto, dispuso de una vinagreta –sin vinagre ni productos residuales– excelente. Sólo quedaba montar el plato, composición estética reservada siempre al «cocinero», que dejó para más adelante. Con los alvéolos vacíos, pulsó Reset en el panel de mandos integrado y se desencadenó el misterioso proceso de inicialización de la encimera. Una tapa hermética deslizante cubrió toda su superficie ocultando a la vista la restauración de la planitud, la aspiración de residuos y la limpieza de la superficie con ultrasonidos, detergente y agua a alta presión. Los calefactores integrados en la encimera se encargaron de vaporizar la humedad residual y en cuestión de cinco minutos, se replegó la tapa hermética y la superficie de trabajo lucía como si nada hubiera ocurrido. Sobre ella, la proyección holográfica continuaba mostrando las instrucciones del primer «producto». Regresó al menú principal y seleccionó el segundo. Seguían sonando The Beatles, mientras que la pantalla de MindBook mostraba videos de temática culinaria. También reparó que el dolor de cabeza le había abandonado. La sorprendió la sencillez de la segunda propuesta y decidió participar activamente, con la única excepción de la programación del horno, cuya temperatura se había fijado automáticamente a 200ºC y estaba en fase de calentamiento. En un bol –ya había limpiado la encimera– mezcló el pan rallado con aceite de oliva, tomillo y sal en dosis razonablemente suficientes –no quiso ni consultar la proyección– y cubrió con esta mezcla cada uno de los lomos de merluza. Entonces, en el mismo bol, mezcló aceite de oliva con una generosa cantidad de tomillo y lo reservó hasta la presentación del plato. Habiendo alcanzado el horno la temperatura de proceso, introdujo los lomos barnizados y se relajó, sumiéndose en los brazos de la música ambiental. El tiempo de horneado se establecía automáticamente en función de diversos parámetros del producto en proceso –fundamentalmente, peso, densidad y grado de humedad–. Transcurridos unos diez minutos, se activó el gratinador y doró la parte superior, dejándola con un aspecto realmente hermoso y apetitoso. La temperatura del horno bajó a 50ºC con objeto de mantener el producto caliente durante un tiempo razonable –el sistema había decidido un máximo de una hora–, y sonó una alarma. Proceso terminado.

Consultó las instrucciones y el reloj. Sólo faltaba montar los platos –creyó recordar que padre lo llamaba «emplatar»–, operación que decidió compartir con su invitada. Introdujo en el horno las verduras hervidas y las berenjenas salteadas con objeto de mantenerlas a temperatura y observó que disponía de treinta minutos de margen. Tras confirmar la adecuada temperatura de los vinos –la smartKitchen se había preocupado de activar la refrigeración individual de las dos botellas–, salió de la cocina armado con mantel y cubiertos y entró en el comedor ignorando el cursor de MindBook. En tres viajes había compuesto la mesa para dos. Sonrió satisfecho. Tenía muy buen aspecto.
 
Me parecen lecturas apasionantes, pero el futurismo es un género literario, no una ciencia. De hecho, es la ciencia ficción sin la parte novelada, puedes leer tochazos larguísimos sobre hipótesis de "entendidos". Lo entrecomillo porque no dudo que sean verdaderos maestros en sus campos, pero sí dudo que acierten prediciendo el futuro. Eso sí, son lecturas muy divertidas cuando vas fumado.

El tema de la singularidad tecnológica me tuvo mucho tiempo pensando abrir un hilo en el foro cultura, aunque fuera para recopilar cosas divertidas que había leído. Y para dar un punto de vista que tengo sobre este tema y que es muy poco alentado por los escritores que se dedican a llenar terabytes de conjeturas.

Sí, soy un escéptico. Y lo soy a pesar de que deseo que llegue un día en el que la inteligencia artificial supere a la humana y no seamos capaces de seguir haciendo cábalas sobre el mañana, porque estará en manos de un rango superior en la evolución. Ese día en el que las máquinas nos exterminen, yo estaré de su lado.

Pero lo veo lejos. Hoy aún falta más de lo que nos prometen para que veamos esa explosión, no se trata solamente de que sea o no viable tecnológicamente, es que lo que manda no es lo factible, es lo rentable. Y por eso mi café no lo hace un robot mayordomo que planea para no rayar el parqué que él mismo ha acuchillado, porque podría hacerse un robot así sin sudar demasiado, lo que no puede hacerse es producirlo en masa y ganar el dinero que requiere.

Más allá de la rentabilidad para el fabricante, cuando la fiel lectora de las memorias de Belén Esteban vaya al mediamarkt a aprovechar las bondades sin parangón del día sin IVA, y vea que está en oferta un dispositivo que aumenta su capacidad cognitiva y que es capaz de almacenar todos sus recuerdos para un uso ordenado y revolucionario por sólo 7000 euros, mirará en el estante siguiente y verá una tele de 8 pulgadas más que la suya con control dinámico de volumen para no despertar de la siesta al marido con los gritos del Sálvame.

La implantación de la robótica en las cocinas profesionales no es cosa de ingenieros. Es cosa de cocineros, lo voy a decir en cada post si hace falta. Cuando un empresario de hostelería reciba a un comercial que hable de las bondades en la cocina, consultará con su cocinero o con algún otro de confianza, ya que al primero puede que le vaya el empleo en la opinión. Y si pensáis que no va a salir ninguno a decir "como el ojo, paladar y pulso de un cocinero con 20 años de experiencia, no hay máquina que valga", es que sois unos inocentes.

Por lo tanto, el cambio está en manos de quienes no tienen miedo y comprenden que esto es una herramienta, como lo es el lavavajillas (al que no llamamos robot porque no hace falta para venderlo). Es preciso que además de estar dispuestos a conocer productos, se presten a dar un feedback sustancial y experto sobre aspectos que sería interesante automatizar para dejar más tiempo libre a tareas de más alto nivel, después de haber comprado productos mejorables y entendido que, a pesar de sus fallos, son una dirección a seguir.

Pero, insisto, esto tiene que romper demasiadas barreras aún. La robótica tuvo un empujón muy grande con su entrada en la automoción, porque se trataba de una industria con unos procesos definidos cuando aún no había ni coches casi. Ford creó los autómatas con las piezas de las que disponía: la mano de obra. Más tarde apareció una tecnología que se ponía menos enferma y no exigía seguro dental, pero el trabajo a realizar era EL MISMO. Esto está muy lejos de suceder en una cocina, donde el proceso de trabajo es mucho más artesanal y flexible. Eso si funciona bien la cocina, si está mal organizada hablar de caos se queda corto.
 
Ciertamente me he tomado algunas licencias en el post inicial. No pienso que un robot sustituya a un cocinero literalmente. Más bien que la "figura humana" del cocinero puede verse afectada en un futuro muy lejano. No por que haya un robot superavanzado, sino por lo que considero imparable, que es la completa mecanización de algunos procesos que hasta ahora han sido ejecutados exclusivamente por humanos.

Cocinero, taxista, o arquitecto. La tecnología y su uso tendrá la última palabra sobre que profesiones permanecen y cuales se abandonarán. Ya no hay serenos ni (al)fareros. A los ganaderos, pastores, herreros... les quedan cuatro días.
Las profesiones van desapareciendo y aparecen otras nuevas por la tecnología y el progreso. He incluido la robótica porque es demasiado interesante y llamativa como para no mencionarla y apoyarse un poco en ella.

Industrializar completamente el proceso alimentario sería más que rentable y la tecnología ya está aquí, solo falta implementarla. Ya se hace en gran medida con la materia prima y la distribución, solo falta el último paso y en algunos casos es cuestión de tiempo.
Solo hay que mirar a lo que ya pueden hacer algunas máquinas expendedoras en cuestión de dejar elegir al consumidor el sabor de un helado o una pizza y ofrecer el resultado en 90 segundos.









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Lógicamente eso sabrá a... sabe dios a lo que sabrá, pero en otros casos no tiene por qué haber tanta diferencia en cuanto a sabor.
El ejemplo de una hamburguesa de McDonalds puede valer. Se podría programar a esos mismos brazos mecánicos del restaurante japonés para que friesen una hamburguesa. Y una vez hecha esos brazos la colocasen entre el pan y se añadiese lechuga, tomate, pepinillo, etc... No habría ninguna diferencia a una que estuviese hecha por el humano. Si eso no se hace supongo que es porque el inmigrante es aún más barato que la maquinaria.
En Japón no hay esa inmigración y su población envejece cada vez más. Por eso el gobierno financia tantos proyectos que incluyen robótica y mecanización. Supongo que también porque su cultura y sociedad es así.

Los camareros ya usan pantallas táctiles para hacer los pedidos, en hamburgueserías y en restaurantes más tradicionales. Ya hay sitios en los que cada cliente tiene su propia pantalla y hace su pedido.







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O se llama al camarero apretando un botón, como si fuese un vuelo en avión.




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Son detalles muy pequeños, pero llegarán. Y en algunos casos todo estará mecanizado, incluyendo la cocina, no me cabe duda, empezando por lo más sencillo, pizzerías y hamburgueserías, que no requieren de una especialización tan grande en la cocina y son productos demandados por muchos.
Lo que digo, industrializar todo el proceso de la misma forma que a las horas programadas se les da en una nave el alpiste y el agua de forma automatizada a las gallinas.
A los restaurantes tradicionales pues seguramente nunca llegue a afectar.


La señora que va al Mediamark a lo mejor no compra el dispositivo de 7.000 euros, pero no le temblaría el pulso en gastarse 14.000 por una técnica facial consistente en la inyección de nanobots en las mejillas que le estirasen el rostro y le permitiesen no tener arrugas nunca más.




Lo de publicitar y llamar la atención ha sido así desde siempre. Solo que ahora se nos da una ilusión con la que nos podemos sentir más identificados y relacionados viendo lo que hacen los robots.

IBM hizo lo mismo, publicitarse, con su máquina que intentaba ganar al ajedrez al humano. Y siendo un chaval yo veía aquello como un juego y como una campaña de publicidad muy entretenida.
Años después se da uno cuenta de que fundieron millones y millones en investigación y que aquello del ajedrez tenía su sentido y su razón de ser en cuanto al cálculo de probabilidades. Lógicamente nadie iba a comprarse una máquina para que le patease el trasero jugando al ajedrez. A nadie le hacía falta eso, pero la tecnología que conllevaba se estaba usando en realidad para aplicarla a otras cosas mucho más concretas y rentables.


Lo del robot que dobla la ropa me llamó la atención solo porque me pareció el primer paso hacia eso que muchas veces se lee de "da igual lo que haga un robot, nunca podrá llegar a atar los cordones de un zapato".
Pero no, ni siquiera eso de doblar ropa es como pensé en un primer momento. Dependen aún demasiado de que se les programe con antelación. Yo pensaba que era capaz de reconocer esquinas y a partir de ahí seguir un patrón, pero no es así. De todas formas aunque pudiese doblar la ropa, no podría distinguir si está doblando una toalla, un papel, o al gato.


No sé lo que va a pasar en el futuro, pero me parece inevitable el paso a "algo" muy diferente a lo que hemos conocido hasta ahora. No es como cuando nuestros padres vieron llegar al hombre a la luna. En aquel momento pensarían que sería cuestión de poco tiempo que el hombre se estableciese mucho más en el espacio... y a día de hoy, aún estamos lanzando mars rovers por ahí.
Lo que pasa en la actualidad es que hay demasiadas ramas distintas y creo inevitable que el futuro pase por una de ellas o por la fusión de algunas de ellas. Biónica, genética, robótica... van a la carrera y yo no veo forma de parar eso.



Es muy interesante ver como cada campo opta por diferentes soluciones ante un mismo problema. No creo que puedan coexistir, la más rápida y menos costosa se impondrá.
Ante un fallo de riñón, la genética intenta solucionarlo adaptando riñones de animales que no provoquen rechazo, y modificando genéticamente a la descendencia para que no tengan ese fallo.
La robótica estudia el uso de nanobots para reparar células...
La biónica, como remplazar el propio riñón por una máquina como la de diálisis pero más pequeña y efectiva...
Bueno es un ejemplo tonto pero a lo que me refiero es que cada campo avanza por un lado y lo que resulte más acertado, rápido o asequible será lo que prevalezca, pero será de todas formas un cambio muy grande. O no, porque supongo que todo eso sería considerado fruto de la evolución y ese proceso no es nuevo.


Y eso que sobre este batiburrillo de ideas sobre nada en concreto, aún no se ha tocado la filosofía, que le da mucha gracia a la cosa.
Pero es un tema tan apasionante y extenso que pese a que la sensatez te diga una cosa, es imposible no resbalar hacia el terreno de la imaginación y la posibilidad.
 
La cocina industrial existe, desde luego, y no tiene por qué ser de mala calidad, de hecho.

La mala calidad la tienen las materias primas que muchos deciden usar para maximizar beneficios.

Beneficios que a veces también se maximizan contratando inmigrantes, sí. Esa es una razón primordial por la que en algunos campos la robótica ni se contempla, porque es una inversión que no se amortiza en un mes y sale mucho mejor poner a un moreno. O eso piensa el empresario medio hasta día de hoy.

La cocina no es una excepción. Aunque yo sí creo que podría beneficiarse mucho. Un chef es capaz de narrar detalladamente todo lo que ha de hacerse en su cocina. Y creo que como profesional está obligado a ser capaz de narrarlo para que un bobo lo entienda. Y eso puede automatizarse. Pocas tareas no pueden.

¿Qué producto de este tipo comprarías o querrías que comprase el dueño para tu cocina?

A mí el rollo "máquina expendedora" me gusta mucho. Es una mini-fábrica casera con posibilidad de variar el producto en función de la solicitud del cliente. Podrías meter eso en la trastienda y decir que la receta la ha hecho el cocinero según la comanda que llevaba la camarera tetona. O vender a domicilio, el repartidor se llama Yéremi. Al teléfono sí que pondría a contestar a una locución, aunque habría también opción de hacerlo online.
 
Pues ya hace cinco años desde el último post en este hilo, y las cosas siguen avanzando hacia la total automatización culinaria.
Se ha ido refinando aquello de los brazos mecánicos y los woks, y todo parece mucho más pulido, ya no me extrañaría absolutamente ver mañana mismo una franquicia así en frente de casa:




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No solamente en restaurantes o cocinas industriales, ya se está viendo también en el ámbito doméstico.
Está muy de moda lo de las cajas que te llevan a casa con productos frescos para cocinar uno mismo varias recetas:





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A día de hoy son caras y poco rentables, pero la principal virtud es el ahorro de tiempo que ofrece al consumidor.
Y ya están apareciendo máquinas que pueden utilizar variantes de esas cajas y cocinarlo todo directamente:

De la misma forma que en una impresora se colocan los cartuchos de tinta y se empieza a imprimir, en estas máquinas se colocaría la bandeja de plástico con todos los ingredientes envasados al vacío, y con apretar un botón la máquina lo hace todo.
Obviamente aún es todo muy rudimentario, pero no tengo ninguna duda de que va a funcionar en el futuro.
Ya sabemos como ha evolucionado todo el tema de las apps, y también los envíos a domicilio. Esto va a ser tan fácil como hacer la compra de estas "bandejas" con una app, envío a casa en menos de una hora, y que el robot lo cocine en unos minutos.


En el canal de esta chinorri tetona aparece una de esas maquinitas domésticas.



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No solamente en restaurantes o cocinas industriales, ya se está viendo también en el ámbito doméstico.
Está muy de moda lo de las cajas que te llevan a casa con productos frescos para cocinar uno mismo varias recetas:





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Me has recordado a los veranos con la gente llevando la cosecha diaria del huerto a casa en bolsas de mercadona, no tiene nada que ver, pero me ha recordado a mi vecina cuando viene con un par de pimientos, algún puñado de judías, varios cubos de calabacines (aquí se dan muy bien) y esas cosas típicas de los huertos de pueblo y que tanto se aprecian en las ciudades.
 
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