Evidentemente, concurren en estos tiempos signos precursores del Apocalipsis y no sólo en Madrid, que es antesala del infierno. Les propongo poner de manifiesto los que ustedes perciben. Ahí van los míos:
.- Primero:
Ya existe por ahí un hilo acerca de los bares ahora bien, cuenten con el hecho de que creo que se atribuye a la primera taberna de la América conquistada una antigüedad que se remonta a 1509, en la República Dominicana (es de imaginar que hasta la fecha anduvieron demasiado ocupados), en tanto que para la primera catedral los conquistadores aguardaron a 1512 y para la primera universidad hay que esperar a 1538. No puede sino obedecer a la cercanía del advenimiento del Maligno que ya comience a haber españoles que no tengan un lugar próximo donde vociferar, intoxicarse con alcohol de pésima calidad y golpear con energía digna de mejores empresas la mesas con sus fichas de dominó.
.- Segundo:
Hay quien considera que una de las causas de la caída de Roma radicó en la desvinculación entre la población romana y la defensa del "limes". Roma se expande y hace poderosa coincidiendo con la época en que sus legiones las forman sus propios ciudadanos, una especie de macromili que se sustentaba bajo la atinada creencia de que sólo quien tenía algo que defendible amenazado de pérdida mostraría mayor bravura y entrega, motivo entre otros por el que los esclavos no formaban parte de las legiones. Cuando en cambio entran los mercenarios germánicos a formar parte masivo de las legiones Roma se precipita hacia un caos sin remedio.
En nuestros días y por mor de la progresía, la igualdad y demás pamemas se ha privado al españolito medio del contacto con ese simpático período de su vida en el que aparte de tener la ocasión de visitar lugares tan fascinantes como Castrillo del Val, Aroca, Ceuta o Mahón, ser objeto de todo tipo de putadas, verse iniciado en el puterío o la sodomía (según preferencias o grado de la amenaza recibida) se veía curtido frente a piojos, chinches, salmonellosis, clamidias, hostias y demás, contribuyendo ello a un apreciable proceso de selección natural. Verse privado de ello ha desembocado en un irreversible amariconamiento de la población masculina española y para colmo ahora hay que ver a moros, panchitos, negratas y, lo que es incluso peor, mujeres vistiendo el glorioso uniforme de nuestras F.F.A.A.
3.- Tercero:
El irreflexivo adelanto de la edad de emputecimiento. Resulta obvio que aquel "si la culpa de es de los padres, que las visten como putas" que pronunciaba uno de nuestros más insignes actores patrios en una de sus exitosas películas fue profético. Nada tengo en contra de que una hembra se prepare psicológica y técnicamente en su elevada función de chupar pollas o dejarse penetrar, lefar y enmarranar de modos varios; es más hasta puede parecerme bien que se aproveche de ello movida por siglos de cuidadosa educación y sabiduría traspasada de generación en generación - "hija mía, tú hazte valer"-. Ahora bien, parece un tanto precipitado que una nenita cobre conciencia acerca de su capacidad para tensar pollas y romper la frágil cuerda de la paciencia de un hombre a tan temprana edad.
En definitiva, para todo hay un tiempo.
4.- Cuarto:
El mariconismo inmoderado. Esto es cuestión que no merece mayores comentarios y llegados a este punto vamos a dejar que alguien rompa el hielo puesto que es incalificable que nadie haya puesto en este hilo ninguna foto de mujeres con polla.
5.- Quinto:
La impudicia menstrual. Vean a ese trío de puercas en la primera fase de lo que se nos avecina, dentro de no mucho apuesto a que la publicidad de tampones, compresas y demás adminículos nos mostrará de modo explícito coños menstruantes, desechos pringosos y otras delicias por el estilo; para colmo ello irá aderezado con el agravante de mensajes de orgullo porque parece ser que hay que convertir una mera función biológica (bastante desagradable por cierto, porque no es más que la expulsión de un desecho) en bandera de no se sabe bien qúe.
Por contraste recuerdo que en tiempos de mi adolescencia temprana hubo un anuncio de TV que causó cierto rubor nacional, ya que por aquel entonces desnudaba un tabú como la menstruación de una chica. Más o menos ella se aproximaba en bata a su madre y le decía simplemente algo así como "mama, ya", y la madre la ofrecía un paquete de compresas: sencillo, publicitariamente efectivo e incluso hasta didáctico y normalizador para aquellos tiempos.