Viajes So it seems that LeChuck made a eurotrip: Estambul/Capadocia/Sofia/Belgrado/Budapest

LeChuck

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18 Ago 2010
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Pues que fui a unirme a ISIS y como no encontré el autobús al Estado Islámico me di la vuelta y tiré hacia Budapest con los refugiados sirios. Como lo veis.

Así que estoy en el aeropuerto secundario de Estambul, Sabiha Gokcen (en la zona asiática), construido para aliviar el tráfico del aeropuerto principal, Ataturk (en la zona europea, el más próximo al núcleo turístico de Estambul).
Este aeropuerto es utilizado principalmente por compañías de bajo coste y conviene tenerlo en cuenta ya que los billetes desde España salen por norma general más baratos y podemos cazar algún buen chollo sobre todo si elegimos el día adecuado (comprar mi billete para un martes me supuso un ahorro de unos 20 euros respecto a cualquier otro día, y otros tantos euros respecto a un billete a Ataturk). El mío salió por 92 euros, solo ida.

Del mismo modo también debemos tener en cuenta que en Estambul las distancias son bíblicas y no hay que caer en errores como…

1) Pagar un taxi: los taxistas turcos son de los más chanchulleros del mundo y su mala fama es bien conocida. Si el viaje es al lado europeo no solo va a costar caro en condiciones justas, sino que las posibilidades de que nos toque un tasista guarro que se las apañe para exprimirnos la cartera son bastante altas. A pesar de esto los taxistas turcos honestos existen y de nosotros depende el confiar en ellos o no, en de todas formas más adelante veremos que no es necesario el uso de tacsis en esta ciudad, gracias al sencillo tranvía.

2) Creer que podemos llegar a nuestro destino vía transporte público. No, mira, cansado del vuelo, cargando con el equipaje, no te metas en marrones que te vienen grandes.

Los métodos más prácticos para viajar del aeropuerto a nuestro destino son dos, un shuttle de la empresa Havatas que te deja en los puntos más céntricos de las tres zonas de Estambul*(plaza Taksim, por ejemplo), para que luego realices el trayecto final como mejor te parezca, por un módico precio, siendo localizables sus vehículos muy fácilmente frente a la salida de la terminal, o bien contratando por adelantado un servicio de shuttle (15 euros) para que nos deje en la puerta, que es lo que yo hice, y menos mal:

Istanbul Airport Shuttle, istanbul airport pick up service, Shuttle istanbul sabiha gokcen airport transfer

Que amarga sorpresa el día antes de viajar que descubro que la empresa privada de shuttle de dicho aeropuerto ya no opera por alguna razón. Que gran alivio descubrir que es debido a que el aeropuerto ha desarrollado su propio servicio.

*A partir de ahora:

1 (la parte vieja, núcleo turístico, al sur del Cuerno de oro, un estuario del Bósforo que divide el lado europeo de Estambul)
2
(la zona nueva, al norte del Cuerno de oro y en el lado izquierdo del Bósforo)
3 (el lado asiático de la ciudad, en el margen derecho del Bósforo)




Comentar una cosa respecto a la moneda. Servidor cometió el gravísimo error de cambiar ecus por liras en su oficina Bankia habitual. Estos hijos de puta, que son la basura más rastrera que uno pueda imaginar, se las apañaron para darme el peor cambio que se pueda encontrar, 2,5 liras por euro, cuando ahora mismo el cambio oficial anda por encima de las 3 liras por euro. Ni en la oficina de cambio de moneda más mafiosa de Estambul se ríen de ti de esa manera. Si cambié 300 euros, echad cuentas. Con una comisión de 10 euros. Bien puede que yo sea bastante subnormal pero no me la meten doblada twice, así que no vuelvo a hacer movidas de estas con esos sinvergüenzas, y ya de paso os aconsejo que no lo hagáis vosotros tampoco, con ninguna moneda de ningún país.

CAPITULO 1: SIGA LA LINEA DE PUNTOS Y VAYA DEJANDO SU DINERO, GRACIAS

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Para alguien que no ha sobrepasado las fronteras de occidente Estambul supone un choque cultural de impacto leve. Las mezquitas salpicando la caótica orografía de la ciudad, iluminados sus minaretes con coloridos neones al anochecer, tal vez la llamada a la oración repitiéndose como el eco desde esas mismas mezquitas. O puede que sea el esquizofrénico tráfico, sus calles, los olores nuevos, un filtro diferente desde el que ver el mundo.

Salgo de la terminal cargando con la mochila, un tipo tiene mi nombre escrito en un papel. Respiro aliviado porque ello me asegura llegar al hostal y poder descansar después de un largo día. El agotamiento llevado con positiva resignación será mi estado natural durante los 21 días planeados de viaje (eso y sudar sin parar). El clásico eurotrip asociado al billete de Interrail que deseaba realizar antes de hacerme demasiado mayor.

Se pueden aprender varias cosas cuando viajas de paquete desde el aeropuerto a tu destino. Los turcos no hacen puto caso de las normas de tráfico. El cinturón lo lleva quien quiere, no es raro ver a algún conductor o copiloto con un niño en las rodillas, el casco de la moto es un complemento incomodo, y tienen un sistema consistente en pitar continuamente cuando no se tienen totalmente claras las intenciones de otros vehículos o peatones, a modo de aviso. Se puede comprobar como de gigantesca es la urbe, según atravesamos la zona asiática hacia el puente del Bósforo. Podemos intentar, sin éxito, visualizar una imagen espacial de la ciudad, intentar hacernos una idea de donde estamos y cuan pequeños somos en un océano de cemento y ladrillo.

Cruzar de noche el puente del Bósforo es todo un espectáculo visual, llegar a los laberinticos barrios residenciales de Sultanahmet (1) subiendo y bajando cuestas, esquivando taxis, pegando frenazos y pitando, en un escenario más apropiado para cabras que para un minibús, mientras observas fascinado el panorama, eso es otro espectáculo en sí mismo.

Llego al hostal, estoy machacado, es de noche, hace mucho calor y hay dos pavos semidesnudos por ahí tirados. Bien. El ambiente no me gusta, están a lo suyo, no hablan, incomunicación, 0 mujeres, yo siempre busco hacer amistades, tejer relaciones, los sitios así me lo impiden y me desaniman (más tarde descubriré que uno de ellos es valenciano, bastante amigable, de visita en la ciudad tras hacer un voluntariado, aunque se va por la mañana). Es demasiado pronto para dormir y demasiado tarde para hacer turismo, no obstante es ramadán y me quema el culo por salir a ver un poco este nuevo mundo en el que he aterrizado, al fin y al cabo aquí al lado, a 4 minutos de paseo se encuentran dos de los edificios más espectaculares del mundo.

Antes de nada salgo a las calles para encontrar un sitio donde cenar. Desorientado y cansado, con pocas ganas de perderme, acabo por entrar a un sitio de esos que eliges de una serie de bandejas con comida, seleccionas lo que quieres y pagas al final de la línea. Un plato de carne estofada con verduras, un refresco, un bollo de pan y un postre ciertamente elaborado, 45 liras. La primera en toda la cara. Me he marcado un presupuesto de 30 euros diarios sin contar billetes de autobús o cosas por el estilo, pero si contando el alojamiento, y 45 liras es un poco demasiado caro por una cena que no es nada del otro mundo. Fue la primera y última vez que caí en una trampa de estas, aprendí a no meterme en donde no tengan a la vista los precios, y a partir de entonces en ninguna comida llegué a 30 liras, comiendo igual y mejor.

Cuan sorprendente es descubrir para el culturalmente ignorante que los muslims no se aburren, saben cómo divertirse, a su manera. A las doce de la noche el hipódromo (se le llama así porque en épocas pretéritas fue un hipódromo, vamos estoy casi seguro, luego os lo miro), con sus dos obeliscos, y el parque de Sultanahmet bullen de familias sentadas en los jardines tomando pastas y té, se me hace difícil avanzar entre la gente mientras me adentro en un bullicioso mercadillo nocturno levantado especialmente para las celebraciones del ramadán. Artesanías, baklava, los gomosos dulces turcos y el popular yogur artesanal (ayran), un pequeño festín para los sentidos, quiero probarlo todo pero el cuerpo dice que al sobre, salgo por el extremo opuesto del mercado y a mi derecha tengo la entrada a la mezquita azul, posiblemente la más bonita de Turquía, decido dejarla para el día siguiente y pasear un poco entre el gentío. De la mezquita azul a Santa Sofía, el espectacular edificio anteriormente basílica ortodoxa y catedral católica, por obra y gracia de los tira y afloja que rigieron la ciudad en el pasado, y que ahora no tengo muy claro que es, por lo visto solo un museo. Se levanta Santa Sofía iluminada frente a mí, digo, y debo reconocer que ver estos dos impresionantes edificios iluminados en este escenario festivo, así de repente, tras el largo viaje, hizo que se me cayesen los huevos al suelo, uno no puede sino contemplar boquiabierto tamañas obras con asombro reverencial, tal es la envergadura y belleza de ambas construcciones, una al ladito de la otra.



Mi paseo no dio para mucho más, satisfecha mi curiosidad, desorientado y cansado como un andaluz después de levantar la persiana, tras ver el panorama, me fui al sobre.



Amanece un nuevo día para este entrañable idiota. Una noche de mucha calor y los moros voceándome en la oreja en la llamada al rezo me han hecho dormir poco y levantarme demasiado pronto, cosa habitual cuando viajo. Sobre las 7,00 de la mañana volver al hipódromo es una delicia. Es aire es fresco y apenas hay gente.


Observo algo que es moneda común por ahí por donde he pasado en este país. Los perros y los gatos callejeros están por todas partes y en gran cantidad. En el caso de los gatos los hay por decenas ahí donde pongas la vista, en contenedores, sobre los coches, se cuelan en las casas, por todas partes. Luego observas que la gente los alimenta, les dejan comida en la calle, en las puertas de las casas o dentro de los patios. Claro, como cojones no va a haber.

Los perros lo mismo, se mueven en manadas y llevan una señal en la oreja, lo que indica que el ayuntamiento los tiene controlados, la de algunos es verde y la de otros es roja, supongo que para señalar a los que puedan resultar peligrosos, o no. El caso es que ese fue el único día que vi perros aparentemente peligrosos, ya que un grupo se puso a ladrar a un tipo que llegó a soltar el maletín que llevaba y salir por patas porque los chuchos parecían no tragarlo, sin embargo yo pasé entre los perros y el hombre y como si no estuviese. En otras ocasiones he visto a gente acariciando y jugando con estos perros que, no olvidemos, son callejeros. En Goreme de hecho la manada de perros callejeros locales eran reconocidos como si fuesen vecinos del pueblo, ahora aquí, ahora por allá, paseándose entre los turistas y recibiendo caricias en la cabeza. Es curioso que no haya visto ni un solo mal gesto hacia estos animales, en otros países serian evitados por la gente y tratados con desprecio, y seguramente pasaría poco tiempo hasta que la perrera apareciese para llevárselos. Aquí se los deja al libre albedrío y se los trata bien.
Primera parada, la mezquita azul. Qué maravilla amigos, que experiencia tan sobrecogedora el entrar al patio interior de la mezquita y verla tan majestuosa, quiero decir, se te encoge el pito, sin nadie por allí (nadie al primer vistazo), entrar solo a ese patio enorme contemplando ese edificio fue una experiencia que repetí cada mañana que estuve allí y de la que no me cansaba.


Luego descubrí que los bultos que se ven en la foto son homeless. ¿refugiados tal vez? me los encontré continuamente a lo largo de todo mi viaje.

Pero es demasiado pronto como para encontrar la mezquita abierta. El patio tiene tres entradas, la frontal y dos laterales, por la izquierda se sale al jardín y desde la puerta del jardín ya se ve la espléndida Santa Sofía.


Pero espera, ¡también es demasiado pronto para que abra Santa Sofía!. Tras callejear un poco por la zona me dirijo al palacio Topkapi.

FOTO DE LA INTERNEZ

El palacio Topkapi, construido por allá por el 1400 y pico es un conglomerado de edificios y jardines rodeados de murallas que asemeja más a un pequeño pueblo. SE VA A PETAR DE TURISTAS. Esto es así. Estambul es una de las ciudades más asaltadas por el turismo del mundo mundial. De nada te va a servir estar el primero en las taquillas porque eso ya lo tienen pensado los operadores y para cuando vas entrando ya están los autobuses descargando detrás tuyo. Y esto en Sultanahment es así te metas donde te metas.

Bien merece el palacio las 30 liras (unos 10 euretes) que cuesta. Claro a mí como me tangaron los de Bankia hacia unos cálculos mentales menos ventajosos (1€=2,5 Liras). Luego ya si quieres visitar el Harem tienes que apoquinar no sé si otras 20 liras. Yo pues como que pasé.

Escuché a unos tolais decir que se habían ventilado todo Sultanahmet en menos de un día completo. Por mis cojones, chavalito. Visitar el palacio sin tampoco pararte a leer cada placa te va a llevar una mañana. La puerta imperial, los jardines interiores, las cocinas, a la derecha de los jardines, poca gente se metía por allí y me sorprendieron gratamente las cocinas. En su momento daban de comer a las miles de personas que habitaban el recinto o acudían a las fiestas del sultán de turno. Especialmente bonitas son las vajillas de cerámica francesa y china, por no mencionar copas, botellas o cubiertos de oro y piedras preciosas, las enormes ollas y cachivaches varios para los fogones. Una de las colecciones más importantes del mundo.

En el lado contrario hay otras salas con colecciones acojonantes que son en gran parte regalos de dignatarios y altas esferas varias a los sultanes, por ejemplo una sala dedicada solo a relojes, que te caes de culo con todos y cada uno de ellos, u otra dedicada a armaduras, espadas, rifles y todo el copón, y en esta también la verdad que es para dedicarle un ratillo. Como muestra, aunque no se pueden tirar fotos, esta armadura que capté para vosotros, poniendo mi pellejo en peligro.



FOTO DE LA INTERNEZ

Que más, pues multitud de salas y pequeños edificios, jardines, fuentes, unas buenas vistas panorámicas de 2, 3 y el tráfico del Bósforo, y un museo que no vi porque había una fila de borregos bastante desmoralizadora. El palacio de Topkapi es la Alhambra turca y su visita es no recomendable sino obligada.

Del palacio Topkapi a descansar unas horas y tras ello al famoso Gran Bazar.

Yo que nunca he sido de gastar el dinero en souvenirs y mercachifles puede que me haya soltado un poco en esta ciudad. Estambul tiene los mejores souvenirs del mundo, y más aún, es una ciudad a la que se viene a gastarse el dinero, hay que gastarse la pasta porque ofrece mucho a precios inofensivos así que no hay que avergonzarse si soltamos cuerda a nuestro consumismo más cafre.
Desde los asequibles ojos turcos (a una lira la unidad, puedes comprar un puñado para regalar si negocias 8 por 6 liras, por decir algo) al oro o la plata, pasando por sedas, alfombras, vistosas lámparas turcas o preciosas cerámicas, Estambul es el destino ideal para venir con la señora de uno y dejarla enloquecer en cada mercado, cada tienda, en cada puesto callejero. No te cortes en llevarte alguna cosilla para decorar el hogar ya que no tendrás mejor oportunidad en tu vida de encontrar cosas buenas, bonitas y baratas.

Pero no ocurrirá en el Gran bazar.

El Gran Bazar es una “trampa” para turistas en donde vas a encontrar lo anteriormente mencionado solo que con precios ridículamente hinchados, y en donde tendrás que negociar, si es que te va ese rollo, para conseguir un producto a un precio superior al que lo encontraras en muchos otros sitios. Basta pasear por el propio mercado poniendo especial atención a los clientes de tiendas caras (oro, alfombras…) para captar escenas de gente que se lleva las manos a la cabeza al escuchar el precio de determinado artículo, previo a la negociación, que sin duda puede encontrarse en otro lugar por la tercera parte. He escuchado a gente relatar cómo se les ha dado la vuelta el selebro cuando el dependiente de una tienda de productos de plata les ha dicho que un collar valía 400 euros, cuando muy probablemente ese collar al peso vale 150. También puede que resulte incomodo el notar decenas de ojos posarse sobre nosotros a cada paso acompañados de una invitación a tantear el producto.
Aun así es un sitio que hay que visitar, dejando de lado para más tarde la intención y el impulso de comprar, y pasear por las laberínticas calles del mercado, saliendo y entrando por la multitud de puertas (alguien me dijo que tiene cuatro. Bueno, tiene veintidós, anormal) de pasillos y callejuelas, subiendo, bajando, dejándonos la vista en los coloridos puestos de lámparas, jabones, especias y dulces, dejándonos las narices también, y cuando nos hallamos recorrido el mercado cubierto, si todavía no estamos cansados, podemos recorrer las calles que lo rodean, que vienen a ser lo mismo pero con más clientela autóctona.

Aquí servidor manejó bien la situación y no le dieron apenas la brasa porque: iba solo, no tenía pintas de turista, miraba al suelo desinteresadamente y sin duda daba la imagen (autentica) de alguien que no tiene dinero.




AMBAS FOTOS SON DE LA INTERNEZ

En resumen, el Gran Bazar, uno de los más grandes y antiguos mercados del mundo, un paraíso para las compras, un festival para los sentidos… para visitarlo y punto. Para comprar hay no pocas alternativas mucho mejores y más relajadas.

Al día siguiente tocaba completar la visita a la Mezquita azul y Santa Sofía. Tienen truco. Estate en la entrada 10 minutos antes de que abran y serás el primero, literalmente, ya que en ese momento llegan los autobuses de turistas (apertura a las 8,30). Estate a en punto y prepárate para una fila interminable.

Reconozcámoslo, las mezquitas son de bonitas por fuera lo que no lo son por dentro. La manía de los muslim de no mostrar imágenes de criaturas del señor les deja escaso margen para adornar los templos, que se reducen normalmente a enormes caleidoscopios florales y textos, que, aunque espectaculares a corta distancia saturan la vista del visitante con rapidez.

Lo primero que se recibe al entrar en la Mezquita azul es una bofetada en forma de olor a pieses, aunque seas el primer visitante del día, el primero de miles. La alfombra que cubre toda la superficie destinada a los fieles está impregnada de los sudores de cientos de pies varias veces al día a saber desde hace cuánto, desconozco si semejante alfombra recibe algún tipo de limpieza y desinfección aunque tengo entendido que se sustituyen cuando se estropean por el uso. Ya cuando la estancia se ha llenado de turistas descalzos no es que huela mal, es que el aire se puede pellizcar.


La mezquita azul, aunque espectacular en sus proporciones y hermosa en su decoración de azulejos, dista mucho de competir con su propio exterior y el visitante debe saber que no se pierde gran cosa si no pasa por su interior, en cualquier caso la entrada es gratuita y que coño, ya que estas ahí…

Una frente a la otra. La mezquita azul…


Y frente a ella Santa Sofía…


Santa Sofía es el edificio más famoso de Estambul. Ha estado ahí plantado durante más de 1500 años, pasando de catedral ortodoxa a católica y luego a mezquita para acabar convertida en museo el siglo pasado. Los turcos y en general cualquiera que no hable español la llaman Ayasofya, y alguna vez cometí el error de usar el nombre castellano provocando algún alzamiento de cejas. Otro detalle curioso es que por lo visto esta construida en el punto más alto de Estambul. Yo no lo tengo tan claro después de las vistas panorámicas que disfruté más adelante en mi viaje pero eso me han dicho.

La mezquita/museo abre a las nueve de la mañana, haz la jugada antes mencionada o prepárate a comerte una buena fila. Ojocuidao no vayas un lunes que esta chapada. La entrada son 30 liras *, en mi opinión merece la pena. Ya no recuerdo bien, no sé si hay un museo adyacente por el que pagar otras tantas liras, juraría que sí.

*Nunca está de más avisar que no hay que darle un 100% de confianza a la información que sacamos de internet, como pueda ser este mismo hilo. Por ejemplo en la página más socorrida de información sobre Estambul dice que la entrada son 25 liras, esta desactualizada


Si la mezquita azul es más bonita que Santa Sofía, esta gana en espectacularidad por su tamaño y su interior. Entrar al ahora museo y mirar para arriba a su enorme cúpula es sin duda una experiencia espiritual, pasear por ella en toda su extensión, subir al piso superior, desde donde podemos ver a los turistas como hormiguillas… lástima que tenían montado un enorme andamio en un lateral porque la experiencia perdía bastante, no sé qué puta suerte tengo que siempre que visito algún monumento de talla mundial le tienen puesto un andamio king size.


Al salir caía un sol de justicia, no lo he comentado todavía pero estuve sudando descontroladamente desde el minuto 1 todos los días menos en el tramo final de mi viaje, llegando a momentos realmente incómodos que no tienen chicha como anécdota pero que contaré igualmente porque manda huevos.

Nada mejor que sentarse en los bancos bajo los árboles frente a Santa Sofía con una botella de agua (1 lira) para rebajar los sudores y observar un rato los movimientos de la mayor masa de turistas que haya contemplado nunca. Es una cosa verdaderamente fascinante y también un poco desagradable, uno se da cuenta de que la cosa esta fuera de control cuando espera el tranvía de la línea 1 y cuando llega se queda de cartón (uno mismo y una veintena más de personas) porque el tranvía simplemente no tiene espacio para una sola persona más, y no queda otra que resignarse al siguiente, y observar a los “afortunados” pasajeros como reses empaquetadas en una lata tirada en medio del desierto, al borde del mareo, por mucho aire acondicionado que haya en la moderna línea. O cuando en el paseo marítimo de Eminonu (1) junto al puente Gálata, vemos como la marea acumula cientos de botellines de agua como una enorme colchoneta azul. Pues te jodes, a quien se le ocurre venir en Julio. Nunca mais.




Antes de seguir hablemos un poco de la línea de tranvía 1. A pesar de lo grande que es la ciudad el amigo turista no debe amedrentarse por ello, el moderno tranvía 1 atraviesa o pasa cerca de todos los puntos turísticos principales de la ciudad, desde zonas lejanas* fuera del mapa turístico, atraviesa la calle Yeniceriler, que es una arteria con mucho ambiente y muy concurrida, junto a la que se encuentran de izquierda a derecha el Gran Bazar, el parque Sultanahmet con las dos mezquitas, Topkapi, el puente Gálata, por mencionar solo algunos, terminando junto a la mezquita Dolmabahce, el punto turístico más lejano que tendremos intención de visitar. Luego hablaremos más en profundidad de todo esto. Resumiendo, el tranvía es el rey, muerte al indecoroso TASI.

*Barrios que no nos interesan, excepto si vamos a la estación de autobuses, entonces sí, también se llega, parcialmente, gracias a la línea 1

Donde estaba. Ah sí, tras visitar Santa Sofía hay que continuar con el ABC del paga-paga turco. A ver, Mezquita azul, Santa Sofía, palacio Topkapi… que toca, espera que lo miro.

Las cisternas.

A cuatro zancadas de Santa Sofía tenemos LA CISTERNA, o cisterna Basílica, que se llama. Las cisternas, que había unas cuantas en Estambul, se construían para tener reservas de agua en caso de problemas mayores. Esta concretamente servía para abastecer a un palacio, como no sé cuál es tengo que suponer que era el palacio Topkapi. Es una gran sala subterránea con 336 columnas y algunos palmos de agua para que nos hagamos a la idea, hay una humedad de la hostia y se está bien, pero en mi opinión la visita no merece las 20 liras de la entrada. No hay otra cosa que columnas y un cabezo de medusa por ahí, la gente recorre la estancia por un pasillo elevado, en una esquina hay unos tristes disfrazados así rollo las 1001 noches para que pagando te hagas una foto con ellos, en el agua hay monedas que tira la gente y carpas que habrán puesto para darle algo de empaque al sitio, la mentada cabeza de medusa y nada más. Hace falta que alguien caiga en el error de pagar por esto para que otros puedan hacer caso del aviso y ahorrase el dinero, por lo tanto hacedme caso y no entréis que no vale la pena. Aquí la única foto que se puede hacer en este sitio, ahora vais a Google, ponéis “Estambul cisterna” y veis que sale la foto clonada mil veces.
Que no. Cuando no da, no da.


Para visitar el Bazar de las especias, que está en Eminonu, hay que pillar la línea 1 y bajarse justo enfrente del puente Gálata.

Junto a este mercado está la conocida como mezquita nueva, o mezquita Yuni, una de las más vistosas de la ciudad. También mencionar el parque entre la mezquita y el mercado y sus calles adyacentes, que son zona de mucho ambiente y en donde se puede dar un agradable paseo y cenar por ahí. Aquí la mezquita nueva vista desde el ferri que cogí al día siguiente:


Este mercado sí que mola, este es en el que hay que perderse y gastarse los dineros. El nombre puede llevarnos a engaño, que tenga más número de puestos dedicados a frutos secos, especias o dulces no significa que no tengamos oferta de sobra de cualquier otra cosa, desde pequeñísimos locales de Kebab en los que sentarnos a ver el trasiego de gente hasta bulliciosas calles con lo último en copias de Nike o Armani, pasando por misteriosas callejuelas y pasajes destinados exclusivamente a los trajes y vestidos infantiles para celebraciones, un grotesco espectáculo kitch, por cierto.

Es un gustazo pasear entre los muy auténticos puestos del mercado, con menos turistas y más locales que en el gran bazar, las fosas nasales llenándose del aroma de un millón de especias, la visión de mil variedades de frutos secos y tés desconocidos. Aquí es mucho menos frecuente que los currantes intenten atraer tu atención o que traten de venderte algo antes de que los sobrepases, los precios están mayormente expuestos y por lo tanto se deja poco margen a la negociación, por todo ello os comentaba que este mercado es mucho más apto para las compras.

Al igual que en el gran bazar no hay que dejarse engañar por las medidas que suponemos al mirar un mapa, el edificio del mercado en si no es nada en comparación con la magnitud que adquiere al extenderse por decenas de calles aledañas, empinadas cuestas, lúgubres pasajes, e incontables callejuelas y minúsculos patios que por momentos nos hacen pensar que estamos en un apretado pueblo.

FOTO DE LA INTERNEZ

Cuando ya le hayas dedicado alguna que otra hora a recorrer el lugar que mejor que pasear por el paseo marítimo que recorre el cuerno de oro para llenar el estómago por la vía low cost, o tal vez prefieras apalancarte en uno de los muchos restaurantes tourist-oriented ubicados bajo en puente Gálata.

Esta zona tiene por función alojar el tráfico de ferris turísticos y taxis marítimos que unen 1, 2 y 3 y por ello a cualquier hora del día hay buen ambiente y podemos aprovechar para llenar el buche con la bien conocida comida callejera que no es otra cosa que una serie de ítems que se repiten por todo Estambul y por otras partes de Turquía, de calidad aceptable, baratas y que en realidad son todos poco sorprendentes pero puedes hacer una comida original y diferente por cuatro duros y que menos que probarlos, ya que son tan populares entre locales y turistas, a saber:

-Mazorcas de maíz asadas: Pues eso son, ni más ni menos. En carritos ambulantes a menudo regentados por niños, las leyes laborales para la infancia son laxas aquí.

-Simit: Roscas de pan turcas cubiertas de semillas de sésamo. Tienen menos gracia que un bocadillo de nada con el pan de hace dos días pero los primeros bocados saben bien hasta que empezamos a necesitar empujarlos con agua. Esta la versión sándwich de queso y también le ponen nocilla.

-Zumo de granada: un néctar de los dioses en vaso de plástico que hay que probar si o si, a no ser que no estés en el tiempo, como me pasó a mí, entonces te jodes. Probar el jugo de la granada recién exprimido es algo tan buscado por los turistas que cuando se acaba la temporada de granadas pero todavía algunos afortunados pueden ofrecerlas el precio de un vasito se triplica.

-Castañas asadas: Lo mismo que nos encontramos por las ciudades españolas en invierno, aquí también en verano.

-Bocadillo de caballa: Tal cual, un filete de caballa cocinado a las brasas con alguna hoja de lechuga, cebolla y tal vez tomate, es esta zona donde se encuentran y raro es verlos en otra parte de Estambul.

-Mejillones con limón: Un cucurucho de mejillones aparentemente frescos con unas gotas de limón. No sé por qué tenía muchas ganas de probarlos pero siempre que me los encontré desistí porque sus condiciones de conservación no refrigerados y bajo el sol del verano no me convencían. Sabe dios que un mejillón en mal estado te puede llevar al infierno anal antes de que hayas tragado el siguiente.

-Zumo de naranja: Ya bueno, es que no es ninguna cosa especial, diréis. Ya, pero en Estambul hay puestos de zumo de naranja fresco por todas partes, tal vez para suplir su falta de vitaminas…
Pasa que me da la impresión de que comen muy poca fruta. Posiblemente tenga una imagen errónea pero de los dos supermercados que he visto por dentro uno no tenía fruta, o no la vi, y el otro todo lo que ofrecía era un racimo de plátanos en el punto perfecto para tirarlos a la basura. Eso sí, una pared entera para galletitas industriales, de esas tienes a patadas en cualquier comercio, deben de tener vicio con las galletitas. En una tienda de barrio compré manzanas y ciruelas, las segundas estaban ok, pero las manzanas eran literalmente incomestibles, cuatro bocados y al quinto creía que echaba la pota, intragables.

Mención especial a productos no callejeros…

-Helados tradicionales: ¿Nunca habéis visto esos puestos de helados en los que los pavos van vestidos como Aladin y le dan mil vueltas al helado y al cucurucho y pegan muchas voces y si tienen un día bueno le hacen unos malabares al cliente? Check...

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-Dulces turcos: Una enorme variedad de ellos, en los mercados atraen la vista del visitante y llaman a gritos para que los compres. Son populares las delicias turcas, o lokum, que se venden en muchos lugares, incluso en pastelerías exclusivas. Desconozco cuantas variedades o preparaciones hay del lokum, pero lo más representativo son estos bloques cuadrados o redondos que se amasan en largas tiras gomosas con consistencia de dildo, y que se venden en porciones, de forma que puedes elegir un taco o dos de varios sabores y tomártelos con té en el propio local o llevártelos. Su consistencia gomosa se debe a la gelatina, la maicena y el azúcar, y casi todos llevan por contenido pistachos en gran cantidad. Sus combinaciones son numerosas. Por ejemplo, gelatina de manzana (más los pistachos, o avellanas, por ejemplo) recubierta de lascas de chocolate negro. De piña rebozado de frutos rojos. De piña cubierto de láminas de almendra… es tan obligatorio probar algunos de estos sabores como probar el baklava o el auténtico kebab turco. En las imágenes, lokum en su forma original y lokum en dados variados:




-Baklava: El postre turco por excelencia, a base de una pasta de nueces, junto con masa filo y miel o almíbar. Una sola vez lo probé, no daba un duro por ello pero fue metérmelo en la boca y los ojos hacerme chiribitas, delicioso en extremo. En la imagen, típico puesto de dulces y frutos secos, en primer plano, baklava.

 
Ya tenía ganas de que abrieras el hilo, mamón, que te lo has tenido guardado durante el Totum revolutum, sinvergüenza. Sois la hostia. Aparte de eso, si todo va a ser como hasta ahora, espero las siguientes entregas polla en mano.
 
ilovegintonic rebuznó:
Ya tenía ganas de que abrieras el hilo, mamón, que te lo has tenido guardado durante el Totum revolutum, sinvergüenza. Sois la hostia. Aparte de eso, si todo va a ser como hasta ahora, espero las siguientes entregas polla en mano.

Estaba temeroso de que se ensuciase el hilo al estilo del General, ilg, con discusiones que se salen de madre o Cáncer colando fotos de mierda.



Que me despisto. Estaba en Eminonu por una razón concreta. Uno no puede visitar Estambul y no coger uno de los muchos y muy diferentes ferris que recorren el Bósforo. Hay diferentes opciones que varían en recorrido, duración y precio, y es importante investigar cual nos conviene más, en general los precios son económicos para lo que ofrecen y nos perderíamos una cara de la ciudad muy interesante si pasásemos por alto esta atracción. Una alternativa más corta y mucho más económica es tomar uno de los ferris que actúan como autobuses marítimos comunicando diferentes puntos de 1, 2 y 3 con frecuencia. Además accedemos a ellos con la Istanbulkart…

Ah, que todavía no he hablado de esa tarjeta. Pues habrá que hacerlo, total, como no me estoy enrollando apenas…

La Istanbulkart es esa tarjeta de transporte público que cada vez se ve en más ciudades del mundo y que tarde o temprano será la norma en cualquier sitio, dado lo practica y sencilla que resulta, por lo tanto debemos adquirirla tan pronto como nos sea posible. Es igual que la Oyster en Londinium o Viva Viajem en Lisboa (o era en Oporto, es que tienen dos diferentes), una tarjeta que compramos en quioscos, estaciones de metro, autobús (10 lira, mah frend)… La cargamos en unas máquinas al lado de las paradas y las usamos para metro, tranvía y tasi-ferri.

Un detalle que no me queda claro es que puede ser utilizada por cierto número de personas a la vez. Esto como es, vas con la novia, pasas la barrera de la estación y le estiras la tarjeta a la otra para que pase también, o le pita la máquina porque ya has entrado tú. Si la tarjeta no lleva el nombre de uno como se sabe que las están usando tres y no treinta. Preguntas…

A la primera no me aclaré cargando la tarjeta, es muy sencillo, la pones en un sensor que hay y le metes la pasta que te parezca. Yo como al primer intento no sabía y el sol me estaba friendo vivo acabé por comprar un Jeton (unas 4 liras) ahí mismo. Son fichas como las de la feria que valen para un solo viaje y cuando las metes en las barreras de tranvía o metro ahí se quedan. Ya están en desuso.
Elegí la travesía larga por el Bósforo (25 liras) que recorre el rio todo para arriba casi hasta el Mar Negro dos o tres veces/día, hora y media para ir y lo mismo para volver aprox, con parada final en uno de los últimos pueblos antes de llegar al mencionado mar. Hay otras opciones, como he comentado, y atención, tenemos que saber en qué taquilla-embarcadero hay que pillar el que queremos, porque en el paseo marítimo hay varias y en cada una se vende un billete diferente. El ferri hace varias paradas en diversas poblaciones y tú eres libre de bajarte cuando quieras, no sé si con el billete de ida y vuelta puedes ir subiendo y bajando todo lo que te salga del nabo, hasta completar el recorrido, en cualquier caso hay que recordar que los ferris son escasos, no nos vayamos a quedar a dormir en un parque. Yo como no sabía esto me bajé en el mencionado pueblo como todo el mundo, pero la verdad que ahora que lo pienso hay paradas mucho más apetecibles. Pero empecemos por el principio.

Desde el ferri podemos ver una cara muy atractiva de la ciudad. El barullo de los muelles, la colina de Sultanhamet con sus mezquitas y el palacio, el puente Gálata, la mezquita Yuni y otras tantas que dibujan el paisaje, la torre Gálata, el palacio Dolmabahce (¿Cómo se escribe la ‘c’ esta marciana? ¿no os vale con una? Luego me metí en un pequeño problema porque estos pavos tienen dos ‘i’, hijos de puta), el palacio Ciragan (ya veis que sus letras y acentuaciones de mierda me las paso por el forro), el puente del Bósforo y el otro que no me viene el nombre ahora, que unen Europa y Asia, los casaplones de los asquerosamente ricos, con sus piscinas y sus embarcaderos y en general un montón de pequeños pueblos que prácticamente cubren las montañas durante todo el recorrido, algunos en los que me bajaría sin dudarlo, varios con una pequeña playa, que dado el calorazo me daban ganas de saltar por la borda…






Y así sin darte cuenta llegas a Anadolu Kavagi, un pueblo que es pura fachada y que es el que menos merece la pena de todos por los que pasas. Sin ir más lejos, al otro lado del río está el pueblo hermano que tiene una playita muy apetecible. Pero claro, el grueso de turistas no saben, primero, que te puedes bajar en otras paradas, que no es un circuito cerrado, y segundo, que el fantástico pueblo al final del recorrido no tiene prácticamente ningún atractivo, no ofrece nada, y no es más que una parada lo suficientemente prolongada como para que te dejes los dineros antes de que llegue otro ferri cargado y tú te pires. ¿Merece la pena entonces? Vamos a ver.

Estamos en teoría en un pueblo pesquero pero en realidad sobrevive del turismo y está construido en torno a él, si exploras el diminuto pueblo no vas a ver otra cosa que restaurantes, cafeterías y tiendas de souvenirs. Esto es lo que hay y no puedes escapar. Parece que si te alejas de los restaurantes lo suficiente por una calle acabarás dándote de morros contra un muro pintado, como el coyote persiguiendo al correcaminos. No hay un parque en el que sentarte a la sombra, de hecho no vi bancos públicos, no vi un supermercado, tan solo alguna tienda de chuches y refrescos, nada que te permita evadirte o relajarte sin apoquinar pasta. Es que en mi puta vida he visto un pueblo sin bancos. Que haces entonces, ¿te sientas en el suelo bajo la muy escasa sombra de los escasos arboles del pueblo? El visitante debe saber a lo que va. A subir al castillo, bajar, comer tranquilamente, tomarse un café o un helado y marchar. Avisados quedan, entonces.

Tampoco tiene que dolernos esto demasiado porque los precios están bien. Si el visitante acepta las reglas del juego no tiene por qué ser un mal plan.

Hay único punto de interés, que es un castillo cochambroso desde el que, ahora sí, hay unas buenas vistas de final del Bósforo y el mar Negro, donde por cierto se construye el tercer puente. Subir en pleno verano es un ejercicio de resistencia, todo cuesta arriba, a mitad de camino empiezan los restaurantes y, oh sorpresa, el camino no sigue en línea más o menos recta sino que serpentea dentro de estos restaurantes, literalmente el recorrido te lleva por terrazas junto a barras de bar y mesas listas para el servicio, uno tras otro, coloridos y frescos restaurantes mientras a ti el sudor te empieza a empapar la nuca. Algún puesto de souvenirs y algún otro restaurante más y llegas arriba medio deshidratado.

¿Y qué te encuentras? El castillo más mierda que hayan contemplado estos ojos.



En España hasta el pueblo más miserable tiene un castillo mejor, de hecho ni siquiera se puede ver más que sus andrajosos muros porque está cerrado a cal y canto. Lo único que merece la pena es como ya he mencionado las vistas del tercer puente y el final del Bósforo juntándose con el mar negro.



Pillé los únicos 3 metros cuadrados de sombra que daba el castillo y allí estuve secándome un rato con las vistas y una bien recibida brisa, mientras la manada de perros salvajes local se paseaba entre la gente.

Luego el plan es el que tienen preparado para el visitante. Bajar, apalancarte en una terraza, degustar algún menú marinero (pescaito frito, mejillones rellenos de arroz, zumo de naranja), ir al embarque del ferri, ver que todavía quede una hora para que llegue, dar una vuelta por las cuatro calles del pueblo, ver que no hay nada que ver, sentarte a tomar un café turco (el abundante poso del fondo no se toma, pero tiene su gracia), mirar un rato al infinito porque estas solo, volver a mirar el horario y aunque quedan 20 minutos ya hay fila de turistas que se han cansado comprensiblemente rápido del pueblo, hacer fila bajo un sol de justicia mientras llegan mas y mas turistas, y finalmente embarcar tras haber pasado unas dos horas en ese sitio.

Resumen: ¿merece la pena? si vas solo, no. En cualquier otro caso ni bien ni mal. Y hay otras opciones de ferris, que cada uno se busque la que mejor le parezca.

El pueblo di merda:



De vuelta:



La famosa mezquita de Ortakoy (dos puntitos en la 'o'), una de las mas representativas fotos que se pueden tomar de Estambul, con el puente del Bósforo detrás.



De vuelta al trasiego del paseo de Eminonu, al fondo el puente Gálata y mas al fondo la torre del mismo nombre, ya en Beyoglu (2):



Buen momento cuando cae la tarde para cruzar el puente y tirar colina arriba hasta la torre Gálata. Eso pensaba yo. Como soy un turista más mi cerebro razona de la misma forma que el del resto de miles de personas que se mueven por la ciudad. ¿No será buena idea visitar la torre al atardecer para ver ya de paso las vistas de noche? Dicho y hecho.

Del puente a la torre hay una empinadísima cuesta llena de tiendas y cafés de ambiente joven y bohemio, como parecen todas aquellas que rodean la torre, no puedo asegurarlo porque apenas pude explorar la zona nueva (3) por razones que luego explicaré.

Para acceder a la torre hay que pagar entrada, por supuesto (20 liras), y tiene cafetería y restaurante. Fue construida en el 520 como faro y hasta ahora. Lo sé porque estoy leyendo el ticket, que por detrás tiene información en turco, inglés y castellano, un loleante castellano debo decir, sospecho que es cosa de Google translate.

Por supuestísimo llegue chorreando, de trepar aquella cuesta tan bohemia, que, a ver, en Logroño city hace el mismo calor en estos meses pero por Cristo que no sudo solo por andar de aquí para allá, no sé qué clima extraño tienen allí, será que es muy seco. O yo que tenía el metabolismo patas arriba. Pero venga a sudar, a cubos, ¿y la sobaca? Nada, solo de cuello para arriba.

Y cuando salgo del ascensor y salgo al balcón que rodea la torre, que coño me encuentro, pues a todos los turistas que han tenido la brillante idea de venir al atardecer, tantos hay que están como sardinas y el último que llega no puede abrirse paso porque ahí no se puede entrar si no sale antes otra persona o se vacía un spray de defensa. Un lol, gente allí cada uno de su padre y de su madre frotando los culos estrujándose contra la pared para que pasase la gente, una cosa de locos. Y yo no sé qué tengo que me piden que haga fotos continuamente, no me importa, sonreíd, muy bien, venga hacemos otra por si acaso. El número de teléfono no me lo pidió ninguna tía, pero que hiciese fotos, muchas.

Total que al final vi el atardecer, y la ciudad de noche, y mi conclusión es que NO VALE LA PENA, NO LO VALE. Tal vez si costase 10 liras, pero mira, que estar más arriba no siempre equivale a unas vistas más bonitas y románticas, que desde Eminonu también se ve bien, y desde el paseo marítimo al otro lado del Bósforo, en 3, disfruté yo de mejor paisaje, como se verá. En la lista de sitios que voy desgranando os habréis fijado que menciono si algo vale la peno o no, y de la torre Gálata digo ¡NEEEXT!



Se me ocurre en mi última tarde visitar la plaza Taksim y toda aquella zona (2), ver la línea del llamado tranvía nostálgico, que es un breve tramo con unos vagones rojos viejunos, y bueno, callejear en general porque 2 no tiene tantas cosas que ver como 1 pero eso no significa que aquello no sea muy interesante de ver, al fin y al cabo las ciudades no se conocen viendo sus principales monumentos sino caminándolas.

Es decir, la idea era hacer una breve incursión nocturna en Taksim y volver al día siguiente antes de largarme a la Capadocia y explorar con más tiempo, pero la cosa se me torció.

Pillo la línea 1 hasta su última parada, disfrutando una vez más de estos grupos de chavales tan curiosos. En la línea 1, sobre todo en los tramos turísticos, es normal ver grupos de jóvenes hechos un pincel con impolutas camisas de marcas tan caras y falsas como los relojes que lucen en la muñeca. Las falsificaciones están a la orden del día y es normal ver a un veinteañero con un peluco que “vale” miles de euros, lo mismo que las camisas y zapatos de las más exclusivas marcas. Desconozco si se arreglaban especialmente por el Ramadán o es la norma, desconozco si salen así de normal o van a impresionar a las turistas, o a lucirse al paseo de Galata o al parque de Sultanahmet. El caso es que choca y mucho ver estos grupos de imberbes con su poderío capilar turco esculpido de las más excesivas maneras de punta en blanco como si fuesen lo más top de la jet set marbellí.

Sigo con la línea 1, que como os comenté acaba cerca de la mezquita de Dolmabahce, en el barrio de Kabatas (que es un barrio de la municipalidad de Beyoglu, una de las muchas que hay en Estambul), de esa parada vas directo a un funicular subterráneo muy curioso (línea F1 Kabatas-Taksim) que es un breve paseo en este “metro inclinado subterráneo express”. Y de ahí sales a Taksim.

Eran como las 9 de la noche, estoy en Taksim y está lleno de gente joven, no recuerdo si ese día todavía estaban en Ramadán, puede que si, por el número de gente y el ambiente festivo digo, o tal vez era viernes y andaban medio de parranda, ciertamente aquello era un campo de nabos. Desconozco hasta donde llega la libertad de las musulmanas respecto a salir de fiesta pero que me aspen si allí no había una mujer por cada diez pavos. Supuse que eran no-muslim por su forma de vestir menos recatada, aunque en general diría que las no musulmanas en Estambul aunque se maquean y tal no enseñan tanta carne como en España, supongo que están adaptadas al hábitat menos (poco) liberal en el que les ha tocado vivir.

En la imagen Taksim de noche, junto al tranvía que buscaba y no encontré.


Imagen doble de la internez

Total que estuve dándome una vuelta por allí, pero era de noche, había mucha gente, y para cuando me di cuenta tenía el tiempo en contra. El servicio de metro se acaba a las 12 de la noche y para cuando me quise dar cuenta eran las 10. Una cosa que llama la atención de moverte por las calles de Estambul es el uso de los niños para mendigar. Puedes ver a una señora poniendo la mano mientras una niña juega con una muñeca detrás suyo, lo cual no llama la atención, o puedes ver a una señora que pone la mano con una niña tirada en el suelo a sus rodillas fingiendo estar enferma e incluso inconsciente (esto durante horas).

Algún dato de la plaza. Taksim es una plaza con gran significado político, es zona de manifestaciones y protestas, y en su centro está el monumento a la república, en conmemoración a la fundación de la república de Turquía. Al lado de la plaza está el parque del mismo nombre, eso lo sé ahora que miro Google Maps, porque aquel día sí vi un parque, pero entre la gente, la oscuridad y que estaba más pendiente del reloj que de descubrir los alrededores pues eso.

Estuve andando un rato entre toda esta muchedumbre, recorrí el caótico bulevar Tarlabasi, en donde me crucé con ocho o diez traviesos, vi algunas calles de apariencia tan atractiva como poco recomendable que me lamento de no haber podido explorar, ni siquiera a la luz del día, por falta de tiempo. Ilustro, algo así pero de noche:


Imagen de la internez

Y a las 11 decidí emprender el viaje de vuelta. Miro mi mapa de turista y según dicho mapa la línea del tranvía antiguo empieza en la propia plaza. Miro a mi alrededor y no veo ni hostias. Algo del mapa no cuadra respecto al mundo real. Camino un poco por la calle por la que se supone circula el tranvía y no hay nada. Estoy un poco mosca y le pregunto a un tipo, le enseño el mapa y gestualizo un poco porque el inglés lo lleva regular. Parece no comprender y me acaba mandando colina abajo (la orografía de Estambul es un tanto montañosa) dirección al mar, que es de donde venía, pero por la superficie. A medio camino ya me queda claro que algo falla, le pregunto a otro tío con el mismo método, me manda para arriba, otra vez a Taksim. Las 11, pues como me quede sin metro me paso la noche andando porque no llevo pasta para un TASIS y estoy un tanto a tomar por culo de Sultanahmet. Me empiezo a poner nervioso, a la entrada del metro le pregunto a una chica que creía iba sola pero esta con toda la familia, incomodidad, no hablan inglés, no entienden el plano, como no lo entiendo yo tampoco, la conclusión más factible es que está mal representada esa línea, por ejemplo la línea 1 de tranvía, en azul, se muestra milimétricamente por donde pasa, pero en la línea del tranvía antiguo, que aparece en rojo, no. La chica esta me mete al metro, que es un cristo de gente y de pasillos y a mí con la presión del tiempo me da miedo jugármela a la carta del metro, que me voy a meter en la línea que no es, o en la dirección equivocada o yo que sé. Total, que no sé si la línea roja representa un tramo de tranvía o de metro ni me importa, solo quiero volver antes del final del servicio. A las 11;35 pregunto a una pareja que anda mirando el mapa de paradas de metro, tras analizar la problemática del asunto asumen el control de mi anulado sentido común: “vuelve por donde viniste”. Claro, buena idea, cojones.

Así que a las 11;45 estoy bajando en el funicular subterráneo no menos preocupado por si el último tranvía ya ha salido de la parada en la que voy a aparecer yo. Finalmente cogí el tranvía y volví sano y salvo, después de haber sudado un poco y de haber maldecido un centenar de veces. Los turcos son buena gente, eso sí, da igual que no hablen inglés que intentaran ayudarte.

Mal recuerdo me queda de la experiencia, y mal me sabe el no haber visto todo aquello con tiempo y tranquilidad. Si vuelvo a Estambul me pillo el alojamiento por aquella zona, que ademas es mas barato, y arreglau.
 
Dr. LeChuck rebuznó:
Estaba temeroso de que se ensuciase el hilo al estilo del General, ilg, con discusiones que se salen de madre o Cáncer colando fotos de mierda.

No lo hubiera permitido. Ha habido en Agosto muchos hilos que han funcionado de puta madre sin que nadie los ensuciara. Este podía haber sido uno de ellos y haber tenido más público e incluso más participantes que aportaran su visión y su experiencia por donde te has movido. Ese era el objeto del totum revolutum, como me he cansado de explicar. En fin. Da igual ya. A uno se le cae el alma a los pies cuando ve que no hay manera con según qué cosas.

Sigue con el hilo, por favor, que tengo muchas ganas de leerlo.
 
Magnífico hilo, casi me ha transportado otra vez a Estambul, le ánimo a que continúe.
 
La verdad es que cada adición de LeChuck a su relato lo mejora más y más. La putada es que como el tío edita posts anteriores uno no se da cuenta de cuándo ha añadido algo, yo he descubierto las ediciones de los posts casi de coña; si no llego a entrar al hilo me las pierdo. No sé si sería mejor, LeChuck, que hicieses un post nuevo en vez de editar los anteriores, para que no nos lo perdamos.
 
ilovegintonic rebuznó:
La verdad es que cada adición de LeChuck a su relato lo mejora más y más. La putada es que como el tío edita posts anteriores uno no se da cuenta de cuándo ha añadido algo, yo he descubierto las ediciones de los posts casi de coña; si no llego a entrar al hilo me las pierdo. No sé si sería mejor, LeChuck, que hicieses un post nuevo en vez de editar los anteriores, para que no nos lo perdamos.

Yo aún no he querido leer nada esperando, cacahuete en mano, a que concluya su relato y leerlo del tirón y ya apañadito.
 
No creo que las tarjetas esas de transporte sean individuales. De hecho nosotros hemos utilizado una para toda la familia en Hediondocity la semana pasada y no decían nada, pasábamos 4 veces la tarjeta y punto. Entrábamos 3 y la parienta se quedaba pasando la tarjetita, no hace falta tirarla desde el otro lado, estoy hablando del bus, claro, que a lo mejor en el metro si hay que meterla y sacarla por otro sitio, aunque lo dudo si es una tarjeta de lector magnético/electrónico, eso es más para los bonos que los tienen que picar.
 
Perrino Chico rebuznó:
No creo que las tarjetas esas de transporte sean individuales. De hecho nosotros hemos utilizado una para toda la familia en Hediondocity la semana pasada y no decían nada, pasábamos 4 veces la tarjeta y punto. Entrábamos 3 y la parienta se quedaba pasando la tarjetita, no hace falta tirarla desde el otro lado, estoy hablando del bus, claro, que a lo mejor en el metro si hay que meterla y sacarla por otro sitio, aunque lo dudo si es una tarjeta de lector magnético/electrónico, eso es más para los bonos que los tienen que picar.

Igual cabe la posibilidad que el sistema de tarjetas ese en Estambul NO funcione exactamente como el de Sevilla.

Llámame loco.
 
ilovegintonic rebuznó:
Igual cabe la posibilidad que el sistema de tarjetas ese en Estambul NO funcione exactamente como el de Sevilla.

Llámame loco.
Por lo que ha dicho de recargar, son anónimas, se compran en estancos y pasar en el detector del bus, tiene toda la pinta de que SI funciona igual
 
Perrino Chico rebuznó:
Por lo que ha dicho de recargar, son anónimas, se compran en estancos y pasar en el detector del bus, tiene toda la pinta de que SI funciona igual

Porque que no puedas pasar dos veces seguidas la misma tarjeta por el lector es IMPOSIBLE, vaya.
 
ilovegintonic rebuznó:
Porque que no puedas pasar dos veces seguidas la misma tarjeta por el lector es IMPOSIBLE, vaya.
Siendo anónimas y sin una numeración visible que te pudiera servir como justificante en caso de inspección es bastante probable que no pueda discriminar más de un uso. Pero vamos, que no es más que una chorrada nuestra en un hilo interesante, dejémoslo
 
Madre mía, Perrino. No hace falta que tenga un número, YA tiene una banda magnética donde le caben decenas o centenares de ellos. En Londres, por ejemplo, acercando la Oyster al lector puedes saber no sólo cuantos usos se le han dado, sino que te sale un historial de todos los viajes que has hecho con ella, en qué estación te metiste y por cual saliste, la hora y el día de cada uno de ellos y cuánto te costó cada viaje. Los inspectores llevan un lector colgado del cuello para ver todo esto. Y no pone nada en ellas, ni numeración ni pollas, está todo en la banda.

Quedarse en lo que pone escrito es desconocer el funcionamiento de estas cosas. Por no hablar, insisto, de que el lector de las estaciones o buses se puede programar para que no lea la misma tarjeta dos veces y pite mientras dice 'hay un listo que quiere usarla dos veces, a por él'.
 
La_ciudad_no_es_para_m-302231902-large.jpg
 
Y en Londres pueden usar una tarjeta más de una persona? Cada cuánto tiempo se puede volver a usar en el mismo bus/metro la misma tarjeta?
 
No digo que no se pueda hacer, ojo, aunque en la salida del bus no hay que fichar, pero no vería lógico que una tarjeta anónima no la pudiera usar más de una persona. Cuál sería la finalidad de esa norma? vender más plástico? que se quede algún viaje en la tarjeta?

Edit. hace años, en Tours, Francia, el billete del bus te valía para, creo recordar, una hora y media. Vamos que podías subir y bajar de diferentes buses en ese tiempo sin gastar más que un viaje del bono o un billete. Muy práctico me pareció aquello.
 
Perrino Chico rebuznó:
Y en Londres pueden usar una tarjeta más de una persona? Cada cuánto tiempo se puede volver a usar en el mismo bus/metro la misma tarjeta?

No, no se puede. Las Oyster son de uso individual, si te vas con la Perrina tenéis que comprar (£5) cada uno la vuestra, y luego recargarla. Por otro lado, puedes entrar por la misma estación en un breve espacio de tiempo siempre y cuando hayas salido por otra antes. Es decir, puedes coger y entrar en Picadilly Circus a las 12, salir en Oxfor Circus a las 12:03, bajar corriendo por la calle hasta Picadilly y entrar de nuevo por Picadilly a las 12:10, pero porque ese es otro viaje. Evidentemente interesa vender más plástico (£5*50 millones de personas entre turistas y lugareños= £ 250.000.000, NO ESTÁ MAL, e interesa que se queden saldos sin usar en las tarjetas (con que se te quede una libra sin usar, o media, tampoco está mal si lo multiplicas por el número de Oysters, también te salen unos cuantos millones). ¿Qué es lo que no ves lógico exactamente? ¿Qué parte es la que no tiene sentido? Si por "no ver lógico" quieres decir "es que me fastidia porque no me beneficia", vale, pero es que eso no es "ver lógico" o no. El señor de TfL lo ve logiquísimo.

La Oyster en el Metro tiene que ser usada tanto al entrar como al salir, porque ahí te cobran en función del número de estaciones por las que hayas pasado, y el torniquete de salida lo abres pasándola, igual que el de entrada, y es en ese momento en el que sales cuando se te descuenta el dinero correspondiente a ese número de estaciones del saldo de la tarjeta. En realidad por zonas, pero bueno, es lo mismo, te digo estaciones para que lo entiendas más fácilmente.

La tarjeta se conmuta en modo "entrada/salida". No puede haber dos entradas seguidas ni dos salidas seguidas en cierto lapso de tiempo a no ser que hayas salido por otra estación antes. Si entras, la siguiente tiene que ser salir (que es cuando te cobran), así que no abren dos veces seguidas. Y no sólo eso, sino que si sales sin validarla, la siguiente vez que la utilices una vez pasado ese lapso de tiempo te cobran la multa correspondiente por el mal uso previo descontándotela del saldo de la tarjeta.

Ejemplo #1: Sales del curro, que está en Picadilly Circus y te vas a casa, en Chiswick, y te da por ser más listo que nadie y dices "paso la Oyster a la entrada y a la salida me salto el torniquete que no hay nadie mirando y como me cobran el viaje al salir este va gratis, juas juas, genio del mal que soy". Bien, lo haces. Al día siguiente vas a currar, coges el metro en Chiswick y catacroker, sorpresa: te descuentan £8 por no haber validado la tarjeta ayer a la salida, y luego cuando salgas por Picadilly, además, te descuentan ese viaje. Obviamente te pueden dejar la tarjeta con un saldo negativo de £10, así que vas a tener que reponer esas £10 para llegar a cero y luego cargarla con lo que sea, así que no te libra ni dios.

Otro ejemplo #2: Estás en Picadilly con la Perrina, y te quieres ir a Covent Garden. Entras con tu Oyster. Se la pasas a la Perrina. La Perrina la pasa. No le abre, pita. Uy, qué raro. Tú pásala, que no pone nombre ni nada, gñé. Vuelve a pitar. Ay, no abre. En cero coma tienes a un fulano encima diciendo que qué coño haces. Si le dices que es que tu mujer quiere usarla también este os dirá que no se puede, y amablemente acompañará a la Perrina a que se saque el billete correspondiente al trayecto o a asistirla en la compra de su tarjeta.

En el caso del autobús entras con tu Oyster y si se la pasas con cuidao de que no te vea el conductor a la Perrina, PITA, y dice "Oyster previously used", y la Perrina se queda en tierra y tú también por listo, y da gracias si no te meten una multa.

Y si te viene un revisor y te pide la Oyster, saca de su bolsillo un lector portátil y ve dónde has entrado y si la has validado, no vaya a ser que te hayas colado aprovechando el gentío o hayas saltado. Como vea que el último uso es de ayer o el último uso es una salida y no una entrada, multa al canto. Y si lo que ve es que has pasado la tarjeta correctamente pero sois dos es que uno se ha colado, así que multa igual, porque, ¿sabes qué? No le puedes decir "es que le he pasado para los dos" porque ni está permitido ni se puede aunque lo intentes.

Lo que sí que puedes es dejarle tu Oyster a otro, en plan "oye, que tengo que ir tal sitio y no tengo saldo en mi Oyster, déjame la tuya y ahora vuelvo", pero no usarla para dos personas a la vez.

En fin, Perrino, que decir "no, es que no pone nombre" y no ver más allá y no darse cuenta de que las tarjetas contienen información de su uso, de que los putos lectores están preparados para leer esa información y que pueden no aceptar dos pases seguidos de la misma tarjeta aún cuando no lleve nombre y de que hay sistemas para asegurarse el cobro del viaje conforme a las tarifas es un poco bastante hablar de lo que no se tiene ni puta idea, que es lo que estás haciendo.

Yo no sé si en Estambul se puede o no se puede usar para varias personas, porque cuando estuve el año pasado y usé el travía compré un jeton de esos, pero desde luego que en SEVILLA funcione de una manera no quiere decir que en ESTAMBUL, en exactamente el otro extremo del continente, por cojones tenga que funcionar de la misma porque tú lo que veas es una tarjeta que se recarga y no lleva nombre en ambos sitios. Si eso es lo que ves y no ves más allá es que tienes una visión muy corta de estas cosas.
 
El que tú has puesto es un sistema distinto del que yo he visto en Sevilla y Madrid, si, igual que puede ser distinto del de Estambul. Sabía como funcionan las tarjetas por zonas, aún así gracias por tan amplia explicación, lo que no sabía es que, aún siendo anónimas (vamos que no es un bonotransporte mensual/anual con nombre, foto y dni), sólo pudieran usarse una vez. También se podrían usar múltiples veces y cargar los dos viajes a la salida, pero ya veo que en Londres no.
 
Es una cuestión de cómo cada consorcio de transportes de cada ciudad quiera poner las tarifas. En Madrid el mes que me muevo mucho uso mi tarjeta abono mensual personal e intransferible y el mes que no un billete de diez viajes, utilizable por mí y por quien yo quiera aun viniendo conmigo. En Londres no hay bono de diez viajes, pero en cambio hay abono diario, semanal y mensual.

Con la simple programación del lector puedes elegir que una tarjeta anónima sólo pueda ser usada una vez, para así obligar a todo el mundo a tener la suya, aún sin nombre, y ganar MILLONES con esto. Que tú veas una tarjeta que se pasa por un lector no quiere decir que todas funcionen bajo el mismo criterio, aunque el funcionamiento de "paso tarjeta, entro al metro" sea idéntico. Es que no sé cómo puedes decir que la combinación "tarjeta-lector" es bastante improbable que puedan discriminar más de un uso porque no lleve un nombre escrito, la verdad. Alucino un poco. La Oyster también la puedes convertir en personal sin añadir foto simplemente registrándola online o en una estación a tu nombre y a partir de ahí que funcione como un abono transportes con foto y nombre (pero sin llevar foto ni nombre); de hecho si quieres comprar un abono mensual o semanal es así como se hace, no te tienes que sacar ninguna otra distinta, sino la que tienes anónima la registras y ya es tuya, y si te la roban puedes anularla desde tu casa y cuando el chorizo la vaya a usar le pita y le vienen los guardias :1. Igual para ti que te manejas con billetes atados con una goma como un tratante de ganado esto te resulta ciencia ficción.

¡EL SIGLO XXI, PERRINO, EL SIGLO XXI! ¡LA HOSTIA!
 
Realmente llevo los billetes atados con un clip, no con una goma. Llámame antiguo si quieres, pero prefiero manejar yo mi dinero y no los bancos, que siempre se quedan con algo.

Seguiremos quedándonos con la duda, en la web no pone si es de uso individual o múltiple por viaje.

Istanbulkart - Tarjeta para el transporte público en Estambul

Istanbulkart


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Tarjeta Istanbulkart
La tarjeta Istanbulkart es una tarjeta monedero que sirve para utilizar todos los medios de transporte público en Estambul. Esta tarjeta está sustituyendo progresivamente al Akbil, una especie de botón electrónico que ha sido utilizado hasta 2009.
Con la tarjeta Istanbulkart podréis pagar losautobuses, el metro, los tranvías, los barcos y elfunicular.
En el futuro, la tarjeta también servirá para pagar en otros lugares como parquímetros, taxis y museos.
Ventajas de la Istanbulkart

Las principales ventajas de la Istanbulkart (y del antiguo Akbil) respecto al Jeton son las siguientes:

  • Tarifas más baratas: Con la tarjeta Istanbulkart tendrás descuentos en cada viaje y, en vez de pagar 1,5 liras por trayecto, pagaréis sólo 1,3 liras.
  • Trasbordos más baratos: Con la Istanbulkart podréis hacer hasta 5 trasbordos en diferentes medios de transporte por sólo 0,65 liras.
  • Más comodidad: No tendrás que comprar un Jeton para cada viaje.
 
Como os complicais la vida, en Barcelona han resuelto ese problema.
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Veo que has ampliado el hilo, esto de ponerlo todo en el mismo post no sé si me gusta o no, pero bueno, merece la pena entrar a ver si hay algo nuevo, porque cuando lo hay mola. ¿Al final viste las Islas Príncipe como te recomendé? Esas sí que dan para más que el pueblo di merda ese, la verdad.

Espero polla en mano la continuación de tu magnífico relato.
 
ilovegintonic rebuznó:
¿Al final viste las Islas Príncipe como te recomendé?

No, porque me vi corto de tiempo y también que se me había ido la mano con la pasta en Estambul, quedan para otra ocasión, porque yo cuando vuelvo de un sitio distingo perfectamente entre a los que voy a volver y a los que no independientemente de cuanto me hayan gustado. Tampoco fui a un baño turco pero si a un afeitado turco, así que como lo de las islas solo era una recomendación y los otros dos puntos parecían una amenaza pues, 1/2, aprobado raspado.

Perrino, Ilg, me habéis llenado el hilo de mierda. Lo de la tarjeta lo saqué de aquí:

Tarjeta Istanbulkart: Qué ventajas ofrece, dónde comprarla

"La tarjeta es válida para hasta cinco personas (si viajas en grupo o familia, solo necesitareis una para todos, aunque lógicamente, tendrás que llenar bien el “monedero”)"

Leí eso y se me quedó el runrun en la cabeza.

Seguiré en el post de arriba, hasta que me parezca. 8-)

Ah, y que conste que no voy a alargarme con todo el viaje tanto como con Estambul. Como medio foro ha pasado por allí me parecía grave que no hubiese ya un hilo en condiciones para los futuros visitantes, nada mas que dos o tres hilos que no aportan nada, excepto un post de Nikilauda que explica por donde viajó el y alguna cosa mas.
 
Dr. LeChuck rebuznó:
No, porque me vi corto de tiempo y también que se me había ido la mano con la pasta en Estambul, quedan para otra ocasión, porque yo cuando vuelvo de un sitio distingo perfectamente entre a los que voy a volver y a los que no independientemente de cuanto me hayan gustado. Tampoco fui a un baño turco pero si a un afeitado turco, así que como lo de las islas solo era una recomendación y los otros dos puntos parecían una amenaza pues, 1/2, aprobado raspado.

Joder, LeChuck, te dije por activa y pasiva que lo del baño turco era absolutamente imprescindible, un must, algo como ir a Nueva York y no ver rascacielos. Pues te perdiste una cosa buena, la verdad. Y con las islas Príncipe, aunque petadas de turismo, también.
 
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