Érase una vez un punto matemático que hoy llamamos "singularidad" y que concentraba en sí mismo una energía, densidad y temperatura virtualmente infinita. Por razones que aún se desconocen, hace unos 15.000 millones de años, algo provocó que ese punto de singularidad comenzase a expandirse de forma brutal, creando con esa expansión la aparición del tiempo y del espacio, a la misma vez que la energía iba transformándose en materia, la temperatura iba bajando y la densidad iba decreciendo.
Con el tiempo se crearon los primeros átomos, que a su vez dieron lugar a las primeras concentraciones de materia. El espacio y el tiempo que se iba creando a medida que el Universo se iba expandiendo, contenía una serie de irregularidades que hicieron posible la creación de las primeras estrellas, planetas y galaxias. Pasando el tiempo, algunos planetas se enfriaron de tal manera que hicieron posible la aparición y conservación de la vida.
Ahí tenemos una de esas cosas misteriosas que demuestra que en muchas ocasiones, el "todo" es algo muy diferente que la mera unión de las partes. Átomos carentes de vida, en una asociación sin precedentes, dieron lugar a organismos que tenían la capacidad de reproducirse a sí mismos, difundirse y evolucionar en otros organismos, hasta llegar a nosotros, los seres humanos.
Nuestra llegada al escenario marca otro hito destacable: somos la prueba palpable de que la materia puede ser consciente de sí misma. Una piedra no tiene capacidad de estudiarse a sí misma ni a su entorno. Una planta tiene capacidad innata de aprovechar los recursos que le rodean para intentar reproducirse con mayor éxito que otras congéneres. Pero la única especie que ha sido capaz de ir más allá de la mera supervivencia y emplear tiempo y energía en intentar comprenderse a sí mismo y al Universo es el ser humano. Hasta el momento, se desconoce si existen otras especies en el Universo con la misma capacidad, aunque todo parece indicar que no sería improbable.
Millones de ordenadores analizan en este momento señales procedentes del espacio para intentar detectar alguna señal que pueda considerarse inteligente y procedente de alguna civilización extraterrestre. Hasta el día de hoy, no ha sido encontrada ninguna señal inteligente de la que pueda afirmarse rotundamente su procedencia extraterrestre.
Los datos científicos más recientes parecen indicar que estamos en un Universo que se expande cada vez más rápido. Parece ser que a medida que el Universo se expande, se va transformando la energía en materia. Es posible que cuando la energía sea muy poca y la materia mucha, el Universo deje de expandirse y se produzca una contracción que podría terminar en una enorme implosión de tal magnitud que podría reducir todo lo que existe a un nuevo punto de singularidad. Hoy día sigue siendo difícil saber si el Universo se seguirá expandiendo para siempre, o terminará en gran implosión. Para saber eso tendríamos que conocer, entre otras cosas, qué cantidad y qué tipos de materia y energía hay en el Universo, y hoy por hoy, no lo sabemos a ciencia cierta. Desde un tiempo se habla de la existencia de una "energía oscura" que tendría una propiedad muy interesante: ejercería una fuerza opuesta a la de la gravedad, con lo cual, es la principal candidata a ser la causante de la aceleración de la expansión del Universo. Hay estimaciones muy arriesgadas que cifran en un 5% la cantidad de materia visible en el Universo, en un 45% la cantidad de materia oscura, y en un 50% la cantidad de energía oscura.
No obstante, las observaciones más fiables son compatibles con un Universo cuya expansión se estaría acelerando cada vez más pero sin sobrepasar nunca un determinado valor. Esto es lo que se llama una asíntota. Ello daría lugar a un futuro en el que el Universo se enfriaría totalmente y todo tipo de vida desaparecería sin remedio.
Si alguien se pregunta qué se sabe sobre lo que había antes del punto de singularidad del que todos los que leen este artículo proceden, la respuesta es: NADA. No sabemos absolutamente nada. Lo único que sabemos es que todo lo que somos, materia, energía y conciencia, estábamos ya allí hace 15.000 millones de años. Pero no sabemos cómo llegamos a parar ahí dentro ni por qué.
Una vez refrescados algunos de los datos más relevantes que la ciencia ha desvelado sobre el Universo en que vivimos, paso a la fase de especulación racional.
Yo creo que el Universo podría ser un ser vivo en sí mismo. Un ser vivo cuyo desarrollo es todavía incipiente, y cuyos elementos más complejos somos nosotros, los seres inteligentes. Para ilustrar esta idea, me gustaría traer a colación el desarrollo del ser humano. Tras la fecundación del óvulo por parte de un espermatozoide, la nueva célula formada por la fusión de los dos gametos, sufre divisiones y especializaciones celulares subsiguientes hasta conformar un organismo sumamente complejo que poco tiene que ver con ese cigoto inicial.
Si nos centramos en el desarrollo del sistema nervioso del ser humano, lo que vemos es que tras la aparición de las primeras células precursoras de las futuras neuronas, éstas van emigrando hasta sus posiciones definitivas en el futuro cerebro, y una vez situadas, van desarrollando las conexiones neuronales hasta establecer una basta red de comunicación por todo el encéfalo humano. Aunque es verdad que las neuronas no se reproducen una vez que el organismo ha alcanzado cierta madurez, nuevas conexiones neuronales se siguen produciendo hasta la muerte del organismo. La aparición de la consciencia en el ser humano no es repentina, sino algo progresivo. Esta progresividad parece ir directamente asociada al establecimiento de tales conexiones neuronales.
Como vemos, células que se conectan entre sí, dan lugar a algo cualitativamente diferente: la consciencia. No consta que una neurona tenga capacidad de consciencia, y sin embargo, muchas neuronas juntas sí son capaces de generar esa capacidad a un nivel muy superior.
Así pues, la historia del Universo es una sucesión de elementos simples que se unen y dan lugar a entes cualitativamente diferentes y en órdenes muy superiores: partículas elementales inestables se unen y forman átomos estables; átomos llenos de vacío y sin vida se unen y forman seres voluminosos y vivos; neuronas sin consciencia se unen y generan la consciencia.
Sin embargo, ni las partículas elementales son conscientes de formar los átomos, ni los átomos de formar vida, ni las neuronas de formas consciencia. Participan en una película de la que no son conscientes.
Todas estas analogías me sirven para formular mi hipótesis: los seres humanos formamos parte importante de un supraorganismo vivo que llamamos Universo. Nuestras ansias por explorar el espacio y contactar con otros organismos inteligentes en otros planetas, tiene un paralelismo asombroso por las ansias de las neuronas por establecer conexiones con otras neuronas. Si las neuronas cuando se unen generan nuestra consciencia... ¿qué generaremos nosotros cuando contactemos con otras culturas extraterrestres? ¿Quizás una Supraconciencia Universal vedada a nuestra microconciencia de seres minúsculos? ¿Qué enorme e increíble capacidad debe tener ese inmenso organismo vivo que llamamos Universo y que parece estar dando sus primeros pasos?
Ese día que a buen seguro llegará, es posible que ni nosotros ni esa civilización extraterrestre sea consciente, pero es muy posible que el Universo esté comenzando a abrir sus ojos, y que la primera ráfaga de consciencia universal se esté generando en ese acto.
Sin embargo, lo que más vértigo me causa es pensar que cuando el Universo como ente unitario empiece a ser consciente de sí mismo, querrá explorar qué hay a su alrededor, y me pregunto con auténtico estremecimiento: ¿qué encontrará?
Con el tiempo se crearon los primeros átomos, que a su vez dieron lugar a las primeras concentraciones de materia. El espacio y el tiempo que se iba creando a medida que el Universo se iba expandiendo, contenía una serie de irregularidades que hicieron posible la creación de las primeras estrellas, planetas y galaxias. Pasando el tiempo, algunos planetas se enfriaron de tal manera que hicieron posible la aparición y conservación de la vida.
Ahí tenemos una de esas cosas misteriosas que demuestra que en muchas ocasiones, el "todo" es algo muy diferente que la mera unión de las partes. Átomos carentes de vida, en una asociación sin precedentes, dieron lugar a organismos que tenían la capacidad de reproducirse a sí mismos, difundirse y evolucionar en otros organismos, hasta llegar a nosotros, los seres humanos.
Nuestra llegada al escenario marca otro hito destacable: somos la prueba palpable de que la materia puede ser consciente de sí misma. Una piedra no tiene capacidad de estudiarse a sí misma ni a su entorno. Una planta tiene capacidad innata de aprovechar los recursos que le rodean para intentar reproducirse con mayor éxito que otras congéneres. Pero la única especie que ha sido capaz de ir más allá de la mera supervivencia y emplear tiempo y energía en intentar comprenderse a sí mismo y al Universo es el ser humano. Hasta el momento, se desconoce si existen otras especies en el Universo con la misma capacidad, aunque todo parece indicar que no sería improbable.
Millones de ordenadores analizan en este momento señales procedentes del espacio para intentar detectar alguna señal que pueda considerarse inteligente y procedente de alguna civilización extraterrestre. Hasta el día de hoy, no ha sido encontrada ninguna señal inteligente de la que pueda afirmarse rotundamente su procedencia extraterrestre.
Los datos científicos más recientes parecen indicar que estamos en un Universo que se expande cada vez más rápido. Parece ser que a medida que el Universo se expande, se va transformando la energía en materia. Es posible que cuando la energía sea muy poca y la materia mucha, el Universo deje de expandirse y se produzca una contracción que podría terminar en una enorme implosión de tal magnitud que podría reducir todo lo que existe a un nuevo punto de singularidad. Hoy día sigue siendo difícil saber si el Universo se seguirá expandiendo para siempre, o terminará en gran implosión. Para saber eso tendríamos que conocer, entre otras cosas, qué cantidad y qué tipos de materia y energía hay en el Universo, y hoy por hoy, no lo sabemos a ciencia cierta. Desde un tiempo se habla de la existencia de una "energía oscura" que tendría una propiedad muy interesante: ejercería una fuerza opuesta a la de la gravedad, con lo cual, es la principal candidata a ser la causante de la aceleración de la expansión del Universo. Hay estimaciones muy arriesgadas que cifran en un 5% la cantidad de materia visible en el Universo, en un 45% la cantidad de materia oscura, y en un 50% la cantidad de energía oscura.
No obstante, las observaciones más fiables son compatibles con un Universo cuya expansión se estaría acelerando cada vez más pero sin sobrepasar nunca un determinado valor. Esto es lo que se llama una asíntota. Ello daría lugar a un futuro en el que el Universo se enfriaría totalmente y todo tipo de vida desaparecería sin remedio.
Si alguien se pregunta qué se sabe sobre lo que había antes del punto de singularidad del que todos los que leen este artículo proceden, la respuesta es: NADA. No sabemos absolutamente nada. Lo único que sabemos es que todo lo que somos, materia, energía y conciencia, estábamos ya allí hace 15.000 millones de años. Pero no sabemos cómo llegamos a parar ahí dentro ni por qué.
Una vez refrescados algunos de los datos más relevantes que la ciencia ha desvelado sobre el Universo en que vivimos, paso a la fase de especulación racional.
Yo creo que el Universo podría ser un ser vivo en sí mismo. Un ser vivo cuyo desarrollo es todavía incipiente, y cuyos elementos más complejos somos nosotros, los seres inteligentes. Para ilustrar esta idea, me gustaría traer a colación el desarrollo del ser humano. Tras la fecundación del óvulo por parte de un espermatozoide, la nueva célula formada por la fusión de los dos gametos, sufre divisiones y especializaciones celulares subsiguientes hasta conformar un organismo sumamente complejo que poco tiene que ver con ese cigoto inicial.
Si nos centramos en el desarrollo del sistema nervioso del ser humano, lo que vemos es que tras la aparición de las primeras células precursoras de las futuras neuronas, éstas van emigrando hasta sus posiciones definitivas en el futuro cerebro, y una vez situadas, van desarrollando las conexiones neuronales hasta establecer una basta red de comunicación por todo el encéfalo humano. Aunque es verdad que las neuronas no se reproducen una vez que el organismo ha alcanzado cierta madurez, nuevas conexiones neuronales se siguen produciendo hasta la muerte del organismo. La aparición de la consciencia en el ser humano no es repentina, sino algo progresivo. Esta progresividad parece ir directamente asociada al establecimiento de tales conexiones neuronales.
Como vemos, células que se conectan entre sí, dan lugar a algo cualitativamente diferente: la consciencia. No consta que una neurona tenga capacidad de consciencia, y sin embargo, muchas neuronas juntas sí son capaces de generar esa capacidad a un nivel muy superior.
Así pues, la historia del Universo es una sucesión de elementos simples que se unen y dan lugar a entes cualitativamente diferentes y en órdenes muy superiores: partículas elementales inestables se unen y forman átomos estables; átomos llenos de vacío y sin vida se unen y forman seres voluminosos y vivos; neuronas sin consciencia se unen y generan la consciencia.
Sin embargo, ni las partículas elementales son conscientes de formar los átomos, ni los átomos de formar vida, ni las neuronas de formas consciencia. Participan en una película de la que no son conscientes.
Todas estas analogías me sirven para formular mi hipótesis: los seres humanos formamos parte importante de un supraorganismo vivo que llamamos Universo. Nuestras ansias por explorar el espacio y contactar con otros organismos inteligentes en otros planetas, tiene un paralelismo asombroso por las ansias de las neuronas por establecer conexiones con otras neuronas. Si las neuronas cuando se unen generan nuestra consciencia... ¿qué generaremos nosotros cuando contactemos con otras culturas extraterrestres? ¿Quizás una Supraconciencia Universal vedada a nuestra microconciencia de seres minúsculos? ¿Qué enorme e increíble capacidad debe tener ese inmenso organismo vivo que llamamos Universo y que parece estar dando sus primeros pasos?
Ese día que a buen seguro llegará, es posible que ni nosotros ni esa civilización extraterrestre sea consciente, pero es muy posible que el Universo esté comenzando a abrir sus ojos, y que la primera ráfaga de consciencia universal se esté generando en ese acto.
Sin embargo, lo que más vértigo me causa es pensar que cuando el Universo como ente unitario empiece a ser consciente de sí mismo, querrá explorar qué hay a su alrededor, y me pregunto con auténtico estremecimiento: ¿qué encontrará?