Asta
Freak
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Debo estar cayendo en el pozo más profundo de la enfermedad mental avanzada. Hace dos noches soñé con Weo..Si. Así es y no lo voy a negar.
Como que se me aparecía en una nebulosa color magenta, con su peluca blanca, su rostro virado en sepia y me hablaba en susurros.
Yo sólo oía como un "gueogueogueogueo", con borboteo como de babas, pero como en los sueños todo es magia, sabía que en realidad me estaba diciendo que los mejores pepinillos en vinagre los venden en la "Pequeñita", en la Plaza Mayor.
Aquello era ciertamente portentoso y opté por subirle en el cestillo rosa de mi bicicleta BH que, curiosamente, aún mantenía las ruedecillas para aprendices.
Tras un paseo entre cerezos en flor con tarjetillas de un descuento del 50% en sus flores blancas, amorosamente, deposité a Weo en un hule a cuadros verdes y blancos bajo un sauce llorón que salía de una maceta. Le dí de comer berberechos, enjugando su barbilla con unos algodoncillos de color azul para desmaquillar. El seguía haciendo "gueogueogueogueo".
Al final del sueño ya estaba mareada con su cháchara ininteligible y decidí acabar piadosamente con su vida. Ante tamaña afrenta al mejor héroe conocido, erigí un monumento en su honor y me declaré su verdugo, para que sobre mí cayeran las maldiciones del averno. Apareció el que presenta el 1,2,3 y me ofreció una pareja preciosa de cachorrillos de calcetínes Punto Blanco.
Eso es todo.
Gracias.
Como que se me aparecía en una nebulosa color magenta, con su peluca blanca, su rostro virado en sepia y me hablaba en susurros.
Yo sólo oía como un "gueogueogueogueo", con borboteo como de babas, pero como en los sueños todo es magia, sabía que en realidad me estaba diciendo que los mejores pepinillos en vinagre los venden en la "Pequeñita", en la Plaza Mayor.
Aquello era ciertamente portentoso y opté por subirle en el cestillo rosa de mi bicicleta BH que, curiosamente, aún mantenía las ruedecillas para aprendices.
Tras un paseo entre cerezos en flor con tarjetillas de un descuento del 50% en sus flores blancas, amorosamente, deposité a Weo en un hule a cuadros verdes y blancos bajo un sauce llorón que salía de una maceta. Le dí de comer berberechos, enjugando su barbilla con unos algodoncillos de color azul para desmaquillar. El seguía haciendo "gueogueogueogueo".
Al final del sueño ya estaba mareada con su cháchara ininteligible y decidí acabar piadosamente con su vida. Ante tamaña afrenta al mejor héroe conocido, erigí un monumento en su honor y me declaré su verdugo, para que sobre mí cayeran las maldiciones del averno. Apareció el que presenta el 1,2,3 y me ofreció una pareja preciosa de cachorrillos de calcetínes Punto Blanco.
Eso es todo.
Gracias.