El término cristiano islamizado no es del todo correcto. Antes de la irrupción del Islam en los reinos Españoles, aunque oficialmente cristianos, el paganismo (o semi-paganismo) aún imperaba por doquier.
En cuanto a que esos apellidos signifiquen ser descendiente de moracos. ¡Ni hablar del peluquín!
Casi siempre, para remarcar mejor eso de que tenemos ancestros de todas las razas y otras zarandajas por el estilo de cara a vendernos el rollo multicultural, nos dicen que somos descendientes de moros que invadieron España y patatín patatán.
Nada más falso. En la invasión inicial (si se le puede llamar así) sólo intervinieron unos 3000 guerreros bereberes. Más de la mitad de ellos regresaron.
Más que una invasión, se trataba de una guerra civil entre cristianos unitarios o arrianos (que negaban que el hijo de Dios fuera igual al padre) y los trinitarios (que mantenían que existían tres personas distintas y un único Dios).
En pleno conflicto, los unitarios pidieron auxilio a las tropas del norte de África (provincia visigótica por entonces).
Las huestes musulmanas estaban mandadas por Taric, que probablemente era godo pues su nombre, de terminación IC, corresponde a hijo en lengua germánica (y muchas eslavas actualmente).
Otro de los jefes militares musulmanes era Yulian, de origen romano, convertido en el "traidor" Don Julián en algunas leyendas sobre la reconquista.
Por lo tanto, más que una conquista con fusión racial, se trató más bien de conversiones.
A recordar también, para los que se deben pensar que en los antiguos reinos Omeyas tenían pinta de marroquíes actuales que los emires de Al-Andalus: Abd-al Rahmán I, II y III eran, según las crónicas, rubios y de ojos azules.
"Una reconquista de seis siglos no es una reconquista" (Ortega y Gasset).