Y DESPUÉS DE ROQUETAS, ¿QUE?
El pasado no podemos cambiarlo, pero el futuro es moldeable como el barro del que estamos hechos los hombres.
Siento pena por el futuro de los compañeros de Roquetas, juzgados ya por la sociedad, el Parlamento y la Institución.
Tolerancia cero decía el Ministro Alonso, también habría que grabar desde hoy en todas las Casas-Cuarteles una frase mía: ¡Antes que un expediente, dejar huir al delincuente!
Decía y digo que me da pena de los compañeros de Roquetas, aprendí de un compañero y amigo el daño que se le puede causar a una persona, opinando y juzgando su comportamiento fuera de una sala judicial, ¡no juzguemos y no seremos juzgados!
A estos hombres y a esta mujer de Roquetas, aunque la justicia los declare inocentes, ya tendrán para siempre una etiqueta puesta de aquí a la eternidad.
Los guardias civiles y los españoles todos, somos muy dados a señalar con el dedo y a negar el pan y la sal a los desterrados desde los tiempos del Cid.
El Teniente de Roquetas, será ya para toda su existencia: el Teniente de Roquetas y como no tendrá una condena superior a tres años, cuando llegue al empleo de Comandante, en los labios de todos nosotros siempre habrá este comentario: ¡Mira, ese Comandante es el Teniente de Roquetas!
Recuerdo cuando hace 11 años escribí “Las Coplas Roldanianas” nadie y digo nadie de toda la Dirección General se sentaba en mi mesa a tomar café, aún hoy muchos me señalan diciendo que soy el que filtro noticias a la prensa, en fin a veces, a los hombres las instituciones y los compañeros nos ponen etiquetas imposibles de quitar, y eso es lo que hemos hecho ya con los compañeros de Roquetas, los hemos marcado como a las reses con un hierro candente más deshumanizado que las letras de su historial profesional y el expediente.
Por ello, decía al principio que podemos moldear el futuro, no podemos ni debemos juzgar paralelamente a nadie, no podemos angustiar más a esos compañeros, no podemos darles la espalda, desde los despachos siempre olvidamos con facilidad que hubiéramos hecho nosotros estando allí con un ser humano alterado presuntamente por la ingestión de alcohol y una diversidad de drogas que alteran la mente y el cuerpo con un comportamiento insospechado.
Es fácil hablar desde el ministerio, desde el aire acondicionado del Parlamento, es fácil escribir en prensa, hasta hacerlo yo sobre este folio, es fácil comentar la corrida desde la barrera.
Me dan pena estos compañeros nuestros crucificados antes de ser juzgados, por los propios políticos, me da pena su etiqueta de por vida.
La realidad de España, mientras crucificamos a los guardias civiles, a los Etarras se les hace damas y reinas de fiestas en el País Vasco, esos tienen una tolerancia 100, vamos que al cero le añaden un 10 los gobiernos, hasta quieren sentarse a dialogar con ellos, y hasta ha dialogado alguno para que no se pongan bombas en su comunidad, a estos tolerancia mil.
Pero ya habrá tiempo de escribir de tolerancias y del cero patatero que decía Aznar.
Decir: “Tolerancia Cero” es presumir que el resto de los miembros del Cuerpo podemos hacer lo mismo, eso es aventurar al muy grave.
Las asociaciones debemos de pensarnos muy bien si entramos al juego de las “Tolerancias cero” en todas las actuaciones políticas por ser hechos públicos, vivienda, paro, explotación laboral, salarios inhumanos o tercer mundistas.
Tolerancia cero en la equiparación salarial, no nos vale la negociación a la baja de los sindicatos policiales, tolerancia cero, en la necesidad de infraestructuras, en material para el servicio. Tolerancia cero en la discriminación que tenemos en el pago de nuestras contribuciones con la Iglesia Católica, que está exenta de este pago en miles de templos, en un País laico como el nuestro.
No podemos escatimar un céntimo al guardia y pagar profesores de religión católica.
Unamuno, cuando vio el templo de Santiago de Compostela dijo:” Si hacen esto con el voto de pobreza, que harán con el de castidad”
En fin podríamos y deberíamos escribir de “Tolerancia cero” hablando de la tolerancia política, donde la corta historia democrática española nos ha demostrado que el catecismo de la picaresca en algunos políticos ha sido La Biblia de la tolerancia, habrá tiempo de escribir sobre ello.
Dejen trabajar a la Justicia, pero eso sí, juguemos a la “tolerancia cero” quizás alguno se lleve una sorpresa, decía el Quijote a Sancho cuando iba en una jaula de madera: “¡Sancho hijo mío, sácame de aquí, que no voy del todo limpio!” y es que si nos miran a cada uno de nosotros, todos tenemos pecadillos y yo el primero.
https://www.guardiasciviles.com/ver_noticias.asp?id=3128
El pasado no podemos cambiarlo, pero el futuro es moldeable como el barro del que estamos hechos los hombres.
Siento pena por el futuro de los compañeros de Roquetas, juzgados ya por la sociedad, el Parlamento y la Institución.
Tolerancia cero decía el Ministro Alonso, también habría que grabar desde hoy en todas las Casas-Cuarteles una frase mía: ¡Antes que un expediente, dejar huir al delincuente!
Decía y digo que me da pena de los compañeros de Roquetas, aprendí de un compañero y amigo el daño que se le puede causar a una persona, opinando y juzgando su comportamiento fuera de una sala judicial, ¡no juzguemos y no seremos juzgados!
A estos hombres y a esta mujer de Roquetas, aunque la justicia los declare inocentes, ya tendrán para siempre una etiqueta puesta de aquí a la eternidad.
Los guardias civiles y los españoles todos, somos muy dados a señalar con el dedo y a negar el pan y la sal a los desterrados desde los tiempos del Cid.
El Teniente de Roquetas, será ya para toda su existencia: el Teniente de Roquetas y como no tendrá una condena superior a tres años, cuando llegue al empleo de Comandante, en los labios de todos nosotros siempre habrá este comentario: ¡Mira, ese Comandante es el Teniente de Roquetas!
Recuerdo cuando hace 11 años escribí “Las Coplas Roldanianas” nadie y digo nadie de toda la Dirección General se sentaba en mi mesa a tomar café, aún hoy muchos me señalan diciendo que soy el que filtro noticias a la prensa, en fin a veces, a los hombres las instituciones y los compañeros nos ponen etiquetas imposibles de quitar, y eso es lo que hemos hecho ya con los compañeros de Roquetas, los hemos marcado como a las reses con un hierro candente más deshumanizado que las letras de su historial profesional y el expediente.
Por ello, decía al principio que podemos moldear el futuro, no podemos ni debemos juzgar paralelamente a nadie, no podemos angustiar más a esos compañeros, no podemos darles la espalda, desde los despachos siempre olvidamos con facilidad que hubiéramos hecho nosotros estando allí con un ser humano alterado presuntamente por la ingestión de alcohol y una diversidad de drogas que alteran la mente y el cuerpo con un comportamiento insospechado.
Es fácil hablar desde el ministerio, desde el aire acondicionado del Parlamento, es fácil escribir en prensa, hasta hacerlo yo sobre este folio, es fácil comentar la corrida desde la barrera.
Me dan pena estos compañeros nuestros crucificados antes de ser juzgados, por los propios políticos, me da pena su etiqueta de por vida.
La realidad de España, mientras crucificamos a los guardias civiles, a los Etarras se les hace damas y reinas de fiestas en el País Vasco, esos tienen una tolerancia 100, vamos que al cero le añaden un 10 los gobiernos, hasta quieren sentarse a dialogar con ellos, y hasta ha dialogado alguno para que no se pongan bombas en su comunidad, a estos tolerancia mil.
Pero ya habrá tiempo de escribir de tolerancias y del cero patatero que decía Aznar.
Decir: “Tolerancia Cero” es presumir que el resto de los miembros del Cuerpo podemos hacer lo mismo, eso es aventurar al muy grave.
Las asociaciones debemos de pensarnos muy bien si entramos al juego de las “Tolerancias cero” en todas las actuaciones políticas por ser hechos públicos, vivienda, paro, explotación laboral, salarios inhumanos o tercer mundistas.
Tolerancia cero en la equiparación salarial, no nos vale la negociación a la baja de los sindicatos policiales, tolerancia cero, en la necesidad de infraestructuras, en material para el servicio. Tolerancia cero en la discriminación que tenemos en el pago de nuestras contribuciones con la Iglesia Católica, que está exenta de este pago en miles de templos, en un País laico como el nuestro.
No podemos escatimar un céntimo al guardia y pagar profesores de religión católica.
Unamuno, cuando vio el templo de Santiago de Compostela dijo:” Si hacen esto con el voto de pobreza, que harán con el de castidad”
En fin podríamos y deberíamos escribir de “Tolerancia cero” hablando de la tolerancia política, donde la corta historia democrática española nos ha demostrado que el catecismo de la picaresca en algunos políticos ha sido La Biblia de la tolerancia, habrá tiempo de escribir sobre ello.
Dejen trabajar a la Justicia, pero eso sí, juguemos a la “tolerancia cero” quizás alguno se lleve una sorpresa, decía el Quijote a Sancho cuando iba en una jaula de madera: “¡Sancho hijo mío, sácame de aquí, que no voy del todo limpio!” y es que si nos miran a cada uno de nosotros, todos tenemos pecadillos y yo el primero.
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