Bebedor_Empedernido
Forero del todo a cien
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- 30 Sep 2019
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Anduve ocioso hace unos cuantos fines de semana y acabé tras el amanecer con la melopea pertinente alejado del calor del hogar. Me dispuse a tomar un medio de transporte para no plebeyos o paguiteros cenobitescos, pero resulta que no había ni la posibilidad de solicitar un VTC en la zona. Entonces, contemplé la hedionda solución: el bus.
Empecemos por la parte positiva: es barato. Ya está. No tiene otra ventaja, no me vengáis de progremonguers con movidas de contaminación y mierdas.
Ahora, describiré los dos principales inconvenientes que me encontré, más allá de mezclarme con la chusma:
-Venían en el bus tres chonis adolescentes con atuendo de puta barata y pintadas como una puerta, presumiblemente volviendo de mamar rabo oscuro o de intentarlo al menos.
Las putas criajas, además de ser una maleducadas y mostrar un afán desmesurado por expresar su subnormalidad en cada fonema que materializaban, eran incapaces de callarse ni un puto momento.
Yo estaba en la otra punta del bus y daba ganas de ir y meterles el rabo en la boca para que se callaran de una vez, cosa que, evidentemente, no hice porque soy un forero pringui en la vida real.
A pesar de todo lo relatado, os diré que el asunto de las muchachas fue soportable comparado con lo que viene a continuación.
-Pasan un par de paradas y llega el HORROR. Se suben dos NEGROS al bus. En ese mismo instante se abrieron las puertas del infierno olfativas de par en par para todos los presentes, chonis incluidas.
Despedían una puta peste del averno los malditos negros, joder. Era como recordar el olor a cuadra de aquellas excursiones de pequeño a la granja escuela mezclado con el aroma a estiércol de una rudimentaria aldea gallega.
Creedme, no existen palabras para definir la intensidad de esa peste. Una peste de las que te llegan hasta el gaznate y parece que la lleves dentro de tu ser durante horas.
Además, los morenitos, dada su indumentaria y la parada donde se bajaron tras soportarlos todo el trayecto, iban a trabajar (era sábado por la mañana). Imagínense cómo deben apestar el mismo bus de vuelta tras acumular el sudor de otro día más junto a la peste rancia que llevan de serie.
Qué puto asco de seres hediondos y de transporte público, la verdad.
¿Y vosotros qué? ¿Soléis utilizar el transporte público? ¿Os hacéis pajas con el olor a ganado u os queréis suicidar como yo?
Contad vuestras historias.
Empecemos por la parte positiva: es barato. Ya está. No tiene otra ventaja, no me vengáis de progremonguers con movidas de contaminación y mierdas.
Ahora, describiré los dos principales inconvenientes que me encontré, más allá de mezclarme con la chusma:
-Venían en el bus tres chonis adolescentes con atuendo de puta barata y pintadas como una puerta, presumiblemente volviendo de mamar rabo oscuro o de intentarlo al menos.
Las putas criajas, además de ser una maleducadas y mostrar un afán desmesurado por expresar su subnormalidad en cada fonema que materializaban, eran incapaces de callarse ni un puto momento.
Yo estaba en la otra punta del bus y daba ganas de ir y meterles el rabo en la boca para que se callaran de una vez, cosa que, evidentemente, no hice porque soy un forero pringui en la vida real.
A pesar de todo lo relatado, os diré que el asunto de las muchachas fue soportable comparado con lo que viene a continuación.
-Pasan un par de paradas y llega el HORROR. Se suben dos NEGROS al bus. En ese mismo instante se abrieron las puertas del infierno olfativas de par en par para todos los presentes, chonis incluidas.
Despedían una puta peste del averno los malditos negros, joder. Era como recordar el olor a cuadra de aquellas excursiones de pequeño a la granja escuela mezclado con el aroma a estiércol de una rudimentaria aldea gallega.
Creedme, no existen palabras para definir la intensidad de esa peste. Una peste de las que te llegan hasta el gaznate y parece que la lleves dentro de tu ser durante horas.
Además, los morenitos, dada su indumentaria y la parada donde se bajaron tras soportarlos todo el trayecto, iban a trabajar (era sábado por la mañana). Imagínense cómo deben apestar el mismo bus de vuelta tras acumular el sudor de otro día más junto a la peste rancia que llevan de serie.
Qué puto asco de seres hediondos y de transporte público, la verdad.
¿Y vosotros qué? ¿Soléis utilizar el transporte público? ¿Os hacéis pajas con el olor a ganado u os queréis suicidar como yo?
Contad vuestras historias.