P
pulga
Guest
Hay misterios humanos en que vale la pena detenerse.
Es posible que el número de teléfono que marcó Norma Jean minutos antes de su muerte fuese uno elegido al azar, un número que su subconsciente le dictase como un murmullo cloroformizado.
Es pensable que la persona a la que llamó Norma Jean fuese un viudo septuagenario, tan solo como ella, o quizá más sólo que ella, pero que a diferencia de Norma Jean había tenido la suerte de seguir vivo.
Oyó un lamento remoto, unas palabras equivocadas, un "my darling" juguetón y apócrifo, el ruego de una visita a hora intempestiva, y el latigazo macabro de fenobarbital en forma de un vómito verdoso que ensució el auricular.
Es posible que el número de teléfono que marcó Norma Jean minutos antes de su muerte fuese uno elegido al azar, un número que su subconsciente le dictase como un murmullo cloroformizado.
Es pensable que la persona a la que llamó Norma Jean fuese un viudo septuagenario, tan solo como ella, o quizá más sólo que ella, pero que a diferencia de Norma Jean había tenido la suerte de seguir vivo.
Oyó un lamento remoto, unas palabras equivocadas, un "my darling" juguetón y apócrifo, el ruego de una visita a hora intempestiva, y el latigazo macabro de fenobarbital en forma de un vómito verdoso que ensució el auricular.