Una barbería de las de Franco

Trujamán

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14 Ene 2024
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Un día me afeité en una barbería de Calamocha, un pueblo turolense. A mí lo que más me gusta del afeitado profesional -por llamarlo de alguna manera- es cuando el barbero te tapona las narices y empieza a rajarte los bigotes.

El barbero me metió un meneo en la cara, en los pómulos, en la garganta, que yo pensé que se había ido del bolo y que quería convertirme al Kung-fu a base de pellizcos, guantazos y palmadas en mi pobre jeta.
Imagínate un martes, en un pueblo de Teruel, un tipo que entra a afeitarse en una barbería, a las once menos cuarto de la mañana. Pues yo era ese tipo.



Después del meneo se puso morado de rajarme por donde le vino en gana. Me rajaba con una filomatic del año 50 con la que ya había rajado a unos cuantos antes en las últimas décadas.



Aún conservaba la propaganda de Gila anunciando la celebrada marca de cuchillas de afeitar.


Luego me atizó medio litro de Floid y pasó a abofetearme con la gran venia de la orden de los barberos.






Salí a la calle y un montón de abejas aventadas, tabanos intratables, moscas de burro con la tripa verde, salidas directamente de un establo de parturientas mulas que dejaron para más tarde, moscas comunes venidas de las grandes regiones de las granjas con los tocinos más evacuantes que se vieron en el siglo que empieza, abejorros sin denominación de origen, pero joteros a más no poder, vinieron a mí, enloquecidos por la maravillosa mezcla de la sangre, el flujo espumeante de una filomatic de hace cuarenta años, la saliva con sobras de chorizo y olor a carajillo de Soberano del barbero con la que me amasó las brechas abiertas en mi cara, y el medio litro de Floid, que hacía las veces de azúcar quemada sobre crema catalana.




Me dejó la cara convertida en un pastel de mierda.




Lo único que podía hacer con esa cara era morirme: hubiera hecho un gran papel como extravagante estatua de cera con pasaporte directo al más allá de los estafados de caras reventadas.





Como cabeza fragante encerrada en un ataúd, y llevada de feria en feria, por pueblos de mala muerte, viajando en desportilladas furgonetas de gitanos ambulantes.




Y vosotros, ¿qué me podéis contar de vuestras barberías?
 
Yo lo que recuerdo de mi infancia es cuando mi progenitor me llevaba a una barbería de viejales, en la que un jambo con uniforme de barbero, ya mayor, con un peinado clásico, de los de antes, con el pelo bien repeinado hacia atrás, con raya a un lado y tal, me recibía con alguna frase amable o jocosa. Acto seguido, me sentaba en el sillón, que era bastante grande e imponente, y muy cómodo, y a tijera comenzaba a cortarme el pelo con una sutileza y un estilazo fuera de lo común, como era propio de quien había aprendido a desempeñar un oficio y lo hacía desde adolescente. Y encima, cuando acababa, siempre tenía un dulce, un caramelo tipo piruleta o chupa chups con el que obsequiarte. Aquello era una gozada.

Además, durante el "pelado" a tijera, siempre comentaba con otros viejales sobre fútbol básicamente y otros temas viriles, propios de hombres. Mientras, mi padre, beodo donde los haya, se iba al bar a degustar sus brebajes alcohólicos sin que nadie lo molestase. Al cabo de media hora, más o menos, aunque a veces se retrasaba, pasaba a recogerme para llevarme a casa y depositar allí al bulto/excrecencia, que era yo, para que no le incordiase en su particular tour por los bares y garitos del pueblo. Es más, durante aquella época era habitual de algún que otro putiferio del extrarradio, donde solía soltar el lechazo tras ponerse fino de coñac, porque era mucho de licores, y en especial de uno que llevaba el número 512 en la etiqueta.
 
Intervius, marca y muy interesante de vaaaaaarios meses pasados.
Calendario con la guarra de turno.
Transistor con la COPE o la Ser (Dependiendo de las filias)
Frascos de Brummel bien a la vista y anuncios del papelito ese que te ponen en el cuello.
Conversaciones sobre tetas, futbol o toros.
El suelo lleno de pelos de anteriores sesiones
El cajoncito donde "se higienizaba" las tijeras, cuchillas para las patillas (mamon)
Esto de mamon en para la vieja escuela y seguidores de Alfonso Arus
La brocha para mojarte para pasar despues la navaja.
 
Dependiendo de quien me llevara a cortarme el pelo iba a un estilista maricón que se llamaba Pedro, o un barbero que olía a tabaco coñac y culo que se llamaba Goyo. Los dos tenían cosas positivas: el cariño que le ponía Pedro al lavarme el pelo no lo he vuelto a sentir y Goyo me dejaba ver LILs antiguas con chochos muy peludos
 
Me parece que eres un comodón. Los hombres de verdad hacemos ese mismo ritual, pero por nosotros mismos.
 
Aquí la mayoría se corta la melena en peluquerías de morloks, en la barbería El Jadida o similar igual que compran la fruta en la frutería los primos, que es una cadena donde está medio árbol genealógico de Marrakech .
Que los dineros para Cheetos y Freeway no se puede dilapidar.

Yo tengo un peluquero/barbero español, que es hamijo y es un fiera, porque si le váis a pedir cita hasta dentro de cuatro meses no os las da.
 
Solo me afeitó la cara, un peluquero salí de la peluquería que parecía que me hubiera ido a la guerra de Ucrania.
Un montón de arañazos por todas partes cuando me puso la toalla en la cara estaba muy incómodo con la cabeza para atrás y la toalla en la cara.
 
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Aquí la mayoría se corta la melena en peluquerías de morloks, en la barbería El Jadida o similar igual que compran la fruta en la frutería los primos, que es una cadena donde está medio árbol genealógico de Marrakech .
Que los dineros para Cheetos y Freeway no se puede dilapidar.

Yo tengo un peluquero/barbero español, que es hamijo y es un fiera, porque si le váis a pedir cita hasta dentro de cuatro meses no os las da.

A ti no te dará cita en 4 meses porque sabe que estás muy ocupado con las bolsas del Xanadú.
 
Mi barbero es de los antiguos, con sillas antiguas, cortapelos antiguos, utensilios antiguos y decoración antigua. Y eso que no tendrá mas de 40 tacos. Tiene la barberia llena de fotos de toreros y dice que conoce personalemtne a la mayoria. Mientras me corta las greñas me habla de ellos como el que te habla de un colega de toda la vida. Te dice -Talavante, que jodio es, es buena gente pero un poco agarrao, no invita nunca ni a cafe- Me pone nervioso con esas historietas.
 
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Mi peluquero, el pobre, es homosexual pero buen chico. Además, al ser yo moderno y liberal, no hago comentarios machistas u homófobos como vosotros. Aunque hay que tener cuidado, la última vez me quiso lavar la cabeza, me dejé pero hay que tener mucho ojo, que te quieren tocar y esto del mariconeo parece contagioso, cada día hay más, incluso en las aldeas.
 
Si nadie sale con que tiene un par de cajas de la fórmula antigua de Floid extra vigoroso y lo ofrece a buen precio...este hilo no vale ni para tomar por culo
 
Recordaré toda la vida una vez que fui a una peluquería nueva que abrió uno en el pueblo de mi padre. Y la recuerdo porque siempre había Interviús, eso ya era lo normal, pero este, al menos esa vez tenía una Playboy que salían como once tías de espaldas, con camiseta de brasil y apoyadas en una pared con todo el coño bien visible.

2003 era, me acuerdo porque el tema de conversación era que el Granada la había cagado en la liguilla con gol en propia contra el Quintanar del Rey.
 
Peluquerías de caballeros de toda la vida. De los pocos reductos de libertad que nos está dejando el NWO. Aprovechad, que seguro que llega el día que las prohíben también...
 
Deje de ir a una peluqueria con 14 años, traspasaron la peluqueria, y me enseñaron una catálogo, yo le dije solo quiero un pelao.
 
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