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- 28 Jul 2003
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Por todos es bien sabido que en la Biblia, al menos en la versión no considerada como apócrifa y más concretamente en sus Evangelios, se comenta la vida y milagros de Jesucristo saltándose una parte muy importante de su existencia.
Desde su nacimiento por causas diasporásticas en un humilde portal de la ciudad de Belén, agasajado por los presentes de los Magos de Oriente, hasta el comienzo de su misión de extender por el mundo la palabra del Señor, distan treinta años de existencia de la que apenas existe dato alguno recogido en papel.
Partimos del hecho lógico de que los Evangelios no son ningún tipo de biografía exhaustiva de la vida del Hijo de Dios, por lo cual es consecuente presuponer que la ausencia de comentarios acerca de su niñez es debida a que no reviste interés religioso alguno.
Sin embargo, un detalle revelador y crucial para cierto tipo de hipótesis teológicas o, más bien, de la rama de la Teodicea, tiene lugar a la tierna y sospechosa edad de los doce años de Jesús de Nazareth, el hijo de José el carpintero:
la Biblia nos comenta esa anécdota en la que el Hijo de Dios, aún pequeño mas ya con conciencia o en el surgimiento de ésta, según la cual su madre María observó escandalizada la ausencia de su retoño, y tras buscarle por todos lugares, encontró a éste en el templo comunal de adoración a Yahvé. Ante las exigencia de explicaciones por parte de su progenitora, Jesús le increpó echándole en cara que él se había limitado a acudir “a la casa de su padre”, pues ése era el lugar que le correspondía.
A partir de este suceso, la Biblia nos traslada inmediatamente a un Jesucristo de 30 años de edad y, durante el resto del relato de su vida, se dedica a transcribirnos sus experiencias durante tres años de profecía y enseñanzas hasta su triste final en la cruz de los condenados por todos conocido.
La pregunta a plantear la considero por tanto, lógica y consecuente: ¿qué hizo Jesús, el Hijo de Dios, entre los doce y los treinta años…? ¿por qué razón se nos vetan sus vivencias de esta etapa tan importante, en la que el hombre se va consolidando y tomando conciencia de sí mismo? ¿por qué los evangelistas la consideraron nimia y no digna de ser relatada en sus manuscritos…?
A partir de ésta duda evidente, lógica y precisamente por ello, no blasfema, cada cual puede plantear sus teorías, y es mi deseo expresarles públicamente la mía:
Bien, para empezar, el último suceso datado de la vida de Jesús antes de la predicación, lo sitúa la Biblia, como ya he recordado, a los doce años. Edad ésta, a pesar de tierna, sumamente sospechosa. ¿Qué hace un chaval de doce años habitualmente…? olvídense de partidos de fútbol o grupos de música infantiles… fundamentalmente, a la edad de los doce o trece años masculinos, el pasatiempo fundamental de un preadolescente hecho y derecho, no es otro que el onanismo compulsivo.
Desengáñense: con doce y trece años, cualquier macho incipiente que se precie va más excitado sexualmente que una pandilla de mandriles en plena época de apareo; no obstante, la última etapa de la EGB se le denomina comúnmente la de la edad de las pajas, y, según mi propia teoría, el propio Jesús no era ninguna excepción. Puesto que Jesús, hecho carne, no distaba físicamente mucho de cualquier otro ser humano normal.
¿Por ello dejaría Jesucristo de ser santo, casto y puro…? no señores, en absoluto, que el niño Jesús se la cascase como los monos del Congo no implicaría en modo alguno romper con su virginidad ni con su celibato, sino dedicarse a un pasatiempo tan entretenido como pudiera ser para nuestros treceañeros contemporáneos el ver por la tele el Club Megatrix, nada del otro mundo y por ello totalmente alejado de la blasfemia.
Sé que mi hipótesis innovadora y rompedora podrá parecerles a algunos del todo censurable o improcedente, sin embargo, no es ésta mi intención… observen que el caso de pensar en el hecho en sí de un Jesucristo pajillero y salido, no encajaría bien con su perfil una vez arribada su edad adulta de hombre santo y, por encima de todo, practicante del celibato. Por esta razón, ya que a algunos le escandalizaría pensar en la existencia de vida sexual en un Jesucristo joven, en la imagen del aún imbrebe Hijo del Señor sacándole brillo al cimbrel, resulta más sencillo definirle como un ser asexuado que de reproducirse lo haría por esporas o por escisión; no interesaba recoger para la historia la faceta onanística del hijo de Dios, pues resultaría del todo chocante. Por ello, simple y llanamente, se opta por obviar esta etapa de su vida y no reflejarla sobre papel.
Mas piensen todos ustedes que es del todo descerebrado no reconocer la existencia de esta: un hombre que no practique el sexo en su vida diaria, necesita al menos un medio de desfogarse feromonísticamente y derramar flujos proteínicos que, de otro modo, acabarían por colapsar su organismo: todos los humanos masculinos tenemos necesidad biológica de hacerlo. Por esta regla de tres, el onanismo de Jesucristo es, simple y llanamente, indiscutible.
No pretendo destruir verbalmente el axioma cristiano católico de la pureza de Jesús, por ello, prosiguiendo con mi hipótesis, apoyo la idea mil veces defendida de que en vida y a pesar de las tentaciones de la ex-prostituta Magdalena de hacérselo a mitad de sextercios, el Hijo de Dios se mantuvo inquebrantable y jamás rompió su celibato.
A lo largo de los años transcurridos hasta los treinta años, seguro estoy de que, previendo su necesidad de ser puro a los ojos de Dios su padre y por respeto a la misión que sabía se le encomendaría, jamás la metió en caliente y por tanto mantuvo intacta su virginidad. Jesús continuó de este modo siendo santo, pero no olvidó su humanidad. No entraré en discusiones más propios de Bill Clinton y el fiscal Starr de si le fue efectuada en alguna ocasión algún tipo de acción sexual del tipo de felación o tocamiento obsceno (ya que según para quién estos juegos no pueden ser considerados como relación sexual en el sentido estricto de la palabra), simplemente afirmo dos cosas bien claras: Jesús fue virgen y puro durante toda su vida, aunque no me cabe la menor duda de que no se puede negar que se hacía manuelas como todo hijo de vecino.
¿Por qué a partir de los 30 años su vida sí es recogida y considerada ejemplar de forma unánime…? no solo porque fuese el punto cronológico de partida de sus enseñanzas, caballeros… es algo más sencillo que eso…
…es porque, a partir de los 30 y una vez superada la fase humana más biológicamente necesitada de sexualidad, es probable que Jesús se viera menos impulsado a desfogar su ímpetu juvenil feromónico y, tomando conciencia de su verdadera santidad, fuese éste sustituido por un furor religioso que sería el que a partir de entonces rigiese su vida. Dicho en plata, dejó las gayuelas, que eran cosa de críos, y con la llegada de su madurez se dedicó por entero a las parábolas. Y eso sí interesaba ser recogido por parte de los historiadores de la Biblia.
Gracias por dejarme exponer en este magnífico foro de debate mi innovadora teoría y no duden en hacerme saber sus opiniones al respecto.
Espero sus críticas, sean del tipo que sean. Es palabra de Dios…
Quepassssa dixit
Desde su nacimiento por causas diasporásticas en un humilde portal de la ciudad de Belén, agasajado por los presentes de los Magos de Oriente, hasta el comienzo de su misión de extender por el mundo la palabra del Señor, distan treinta años de existencia de la que apenas existe dato alguno recogido en papel.
Partimos del hecho lógico de que los Evangelios no son ningún tipo de biografía exhaustiva de la vida del Hijo de Dios, por lo cual es consecuente presuponer que la ausencia de comentarios acerca de su niñez es debida a que no reviste interés religioso alguno.
Sin embargo, un detalle revelador y crucial para cierto tipo de hipótesis teológicas o, más bien, de la rama de la Teodicea, tiene lugar a la tierna y sospechosa edad de los doce años de Jesús de Nazareth, el hijo de José el carpintero:
la Biblia nos comenta esa anécdota en la que el Hijo de Dios, aún pequeño mas ya con conciencia o en el surgimiento de ésta, según la cual su madre María observó escandalizada la ausencia de su retoño, y tras buscarle por todos lugares, encontró a éste en el templo comunal de adoración a Yahvé. Ante las exigencia de explicaciones por parte de su progenitora, Jesús le increpó echándole en cara que él se había limitado a acudir “a la casa de su padre”, pues ése era el lugar que le correspondía.
A partir de este suceso, la Biblia nos traslada inmediatamente a un Jesucristo de 30 años de edad y, durante el resto del relato de su vida, se dedica a transcribirnos sus experiencias durante tres años de profecía y enseñanzas hasta su triste final en la cruz de los condenados por todos conocido.
La pregunta a plantear la considero por tanto, lógica y consecuente: ¿qué hizo Jesús, el Hijo de Dios, entre los doce y los treinta años…? ¿por qué razón se nos vetan sus vivencias de esta etapa tan importante, en la que el hombre se va consolidando y tomando conciencia de sí mismo? ¿por qué los evangelistas la consideraron nimia y no digna de ser relatada en sus manuscritos…?
A partir de ésta duda evidente, lógica y precisamente por ello, no blasfema, cada cual puede plantear sus teorías, y es mi deseo expresarles públicamente la mía:
Bien, para empezar, el último suceso datado de la vida de Jesús antes de la predicación, lo sitúa la Biblia, como ya he recordado, a los doce años. Edad ésta, a pesar de tierna, sumamente sospechosa. ¿Qué hace un chaval de doce años habitualmente…? olvídense de partidos de fútbol o grupos de música infantiles… fundamentalmente, a la edad de los doce o trece años masculinos, el pasatiempo fundamental de un preadolescente hecho y derecho, no es otro que el onanismo compulsivo.
Desengáñense: con doce y trece años, cualquier macho incipiente que se precie va más excitado sexualmente que una pandilla de mandriles en plena época de apareo; no obstante, la última etapa de la EGB se le denomina comúnmente la de la edad de las pajas, y, según mi propia teoría, el propio Jesús no era ninguna excepción. Puesto que Jesús, hecho carne, no distaba físicamente mucho de cualquier otro ser humano normal.
¿Por ello dejaría Jesucristo de ser santo, casto y puro…? no señores, en absoluto, que el niño Jesús se la cascase como los monos del Congo no implicaría en modo alguno romper con su virginidad ni con su celibato, sino dedicarse a un pasatiempo tan entretenido como pudiera ser para nuestros treceañeros contemporáneos el ver por la tele el Club Megatrix, nada del otro mundo y por ello totalmente alejado de la blasfemia.
Sé que mi hipótesis innovadora y rompedora podrá parecerles a algunos del todo censurable o improcedente, sin embargo, no es ésta mi intención… observen que el caso de pensar en el hecho en sí de un Jesucristo pajillero y salido, no encajaría bien con su perfil una vez arribada su edad adulta de hombre santo y, por encima de todo, practicante del celibato. Por esta razón, ya que a algunos le escandalizaría pensar en la existencia de vida sexual en un Jesucristo joven, en la imagen del aún imbrebe Hijo del Señor sacándole brillo al cimbrel, resulta más sencillo definirle como un ser asexuado que de reproducirse lo haría por esporas o por escisión; no interesaba recoger para la historia la faceta onanística del hijo de Dios, pues resultaría del todo chocante. Por ello, simple y llanamente, se opta por obviar esta etapa de su vida y no reflejarla sobre papel.
Mas piensen todos ustedes que es del todo descerebrado no reconocer la existencia de esta: un hombre que no practique el sexo en su vida diaria, necesita al menos un medio de desfogarse feromonísticamente y derramar flujos proteínicos que, de otro modo, acabarían por colapsar su organismo: todos los humanos masculinos tenemos necesidad biológica de hacerlo. Por esta regla de tres, el onanismo de Jesucristo es, simple y llanamente, indiscutible.
No pretendo destruir verbalmente el axioma cristiano católico de la pureza de Jesús, por ello, prosiguiendo con mi hipótesis, apoyo la idea mil veces defendida de que en vida y a pesar de las tentaciones de la ex-prostituta Magdalena de hacérselo a mitad de sextercios, el Hijo de Dios se mantuvo inquebrantable y jamás rompió su celibato.
A lo largo de los años transcurridos hasta los treinta años, seguro estoy de que, previendo su necesidad de ser puro a los ojos de Dios su padre y por respeto a la misión que sabía se le encomendaría, jamás la metió en caliente y por tanto mantuvo intacta su virginidad. Jesús continuó de este modo siendo santo, pero no olvidó su humanidad. No entraré en discusiones más propios de Bill Clinton y el fiscal Starr de si le fue efectuada en alguna ocasión algún tipo de acción sexual del tipo de felación o tocamiento obsceno (ya que según para quién estos juegos no pueden ser considerados como relación sexual en el sentido estricto de la palabra), simplemente afirmo dos cosas bien claras: Jesús fue virgen y puro durante toda su vida, aunque no me cabe la menor duda de que no se puede negar que se hacía manuelas como todo hijo de vecino.
¿Por qué a partir de los 30 años su vida sí es recogida y considerada ejemplar de forma unánime…? no solo porque fuese el punto cronológico de partida de sus enseñanzas, caballeros… es algo más sencillo que eso…
…es porque, a partir de los 30 y una vez superada la fase humana más biológicamente necesitada de sexualidad, es probable que Jesús se viera menos impulsado a desfogar su ímpetu juvenil feromónico y, tomando conciencia de su verdadera santidad, fuese éste sustituido por un furor religioso que sería el que a partir de entonces rigiese su vida. Dicho en plata, dejó las gayuelas, que eran cosa de críos, y con la llegada de su madurez se dedicó por entero a las parábolas. Y eso sí interesaba ser recogido por parte de los historiadores de la Biblia.
Gracias por dejarme exponer en este magnífico foro de debate mi innovadora teoría y no duden en hacerme saber sus opiniones al respecto.
Espero sus críticas, sean del tipo que sean. Es palabra de Dios…
Quepassssa dixit