Hola amigos. Me decido a escribiros después de mucho tiempo de lectura en las sombras, motivado por lo que acontece en mi anodina rutina. No es que me tome el foro como una consulta psicológica, porque apañado estaría, pero no tengo a nadie con quien compartir mis oscuridades, y desde luego que el tufillo que desprende esta casa es, como poco, acogedor para gente como nosotros. Al lío.
Soy un gentuzo de treintaypo felizmente enganchado en una relación de larga duración. Mi novia es todo lo que el forero medio podría desear (o directamente niega su existencia): atractiva, buen corazón, inteligente, cariñosa y equilibrada (teniendo en cuenta su feminidad, claro). Es la única persona con la que quiero compartir mi vida, y ella también me quiere. Muchos me considerarán afortunado, pero no muchos entenderán lo que se siente (o se deja de sentir) tras varios años yaciendo con la misma persona.
El caso es que ambos trabajamos en una empresa hostelera de su familia, y desde hace pocos dias estoy viviendo una situación perturbadora.
Meses atrás, estando mi novia de viaje, estuve quedando unos dias con unos viejos amigos. Conocí a una rubita de 21 años de notable alto. Conectamos muy bien, y sutilmente nos hicimos entender que si no fuera porque ambos estábamos emparejados íbamos a estar empujando hasta el apocalipsis. Al final todo quedó en los límites de la sensatez, a nadie le brotaron cuernos y perdimos el contacto poco después. Hasta ahora.
Desde hace un par de semanas esta chica se está pasando por el local con algunos amigos comunes, con interés renovado en un servidor, y eligiendo cuidadosamente los turnos en los que no está mi novia para poder calentarme discreta pero efectivamente. Una noche, tras echar el cierre, nos montamos en mi coche mi mejor amigo, la rubia y su amiga, y yo, y nos fuimos a un apartado a colocarnos un poco y echar unas risas. Esa noche la temperatura subió hasta casi incendiar el coche entre bromas sexuales y tonteo sin tapujos.
Nuestros respectivos amigos se quedaban alucinados, y es que la química entre nosotros es muy fuerte.
Los dias posteriores seguía pasándose por el local de la familia de mi novia, y entre ella y su amiga cada vez se cortaban menos con los comentarios, llegándome a preocupar por la discreción del asunto. Ni que fuéramos amantes. Incomodado por la situación, quedé con ella la noche siguiente para zanjar el tema.
Estábamos ambos solos en el coche. Para entrar en materia nos contamos nuestras vidas someramente. Lleva cinco años con su novio, que es un prenda, y está bastante quemada ya. De estas quemazones femeninas que saben que van a cortar y la única incógnita es el cuando. Por mi parte le puse al tanto de mi situación laboral y conyugal, señalándole mi estabilidad, que mucho me ha costado conseguir, para luego pedirle que dejara de frecuentar el local.
Ella accedió y me dijo que no queria causarme complicaciones, que ni siquiera quería serle infiel a su novio, y que no se explicaba por qué actuaba así conmigo si siempre habia permanecido fiel. Yo le expliqué mi punto de vista: que se habia echado novio demasiado pronto, que estaba perdiendo la juventud con un bala perdida y que lo que necesitaba era estar soltera un tiempo, conocer gente y ampliar un poco sus miras. Y no liarse con un madurito, como ella dice. Copón con las niñatas, si estoy hecho un yogurín.
En cualquier caso, en frío, los dos tenemos claro a dónde no queremos llegar. Pero es estar juntos y nos revolucionamos.
Después de sincerarnos seguimos charlando relajadamente. Jiji jaja, cada vez más confianza, cada vez más cerca el uno del otro. Mira que fría tengo las manos, que calentito tienes el muslo, y al final tan próximos que cada uno respiraba el aliento del otro. ¡Pero si acabábamos de cortarnos el rollo! Ni caso. Ella exudando ráfagas de feromonas y yo con la polla como para tallar diamantes.
Al final, y por los pelos, reaccioné a tiempo, me separé de ella antes de cagarla y le dije que nos íbamos. Salió de su trance y me pidió que la acercara a su casa. Me despidió en el portal con dos besos en las comisuras de mis labios y me dijo que si me conectaba al messenger. Ok.
Volví directamente a mi casa. Era la 01:30 de la madrugada, pues estuvimos hablando via messenger hasta las 06:30 de la mañana. Nos habíamos quedado con un calentón impresionante y estuvimos de tonteo a hierro, que si preguntándome qué me gusta que me hagan, que si yo le hubiera entrado ella me habría follado allí mismo, que si es multiorgásmica y le gusta que la pongan a veinte uñas, etc.
Nos despedimos y me hice un pajón a dos manos y un pie al alba. Tenia un sensación agridulce puesto que por un lado habia tenido los cojonazos de aguantar la tentación a milímetros de culminar, pero por otro habia sido una noche de guarreo brutal y el objetivo que me habia marcado era cortar el rollo entre nosotros, y en lugar de eso lo había avivado mucho más.
Ya no volvió por el local, pero el jueves pasado quería quedar conmigo para que me la follara directamente. Le contesté escuetamente diciéndole que salía a cenar con mi novia y me dijo "Ok. Tú te lo pierdes."
El fin de semana cada uno lo pasa fuera de conexión, con nuestras parejas, pero posiblemente mañana lunes querrá retomar las negociaciones.
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¿Qué pienso ahora cuando miro a mi novia a la cara?
"Qué linda eres.
Menos mal que no te puse los cuernos, porque me habría arrepentido mortalmente.
Te quiero.
Necesito follarme a la otra."
Y esa es la situación. Ciñéndonos a lo relatado, algunos querrían estar en mi lugar. Pero con un poco de experiencia y empatía entenderéis que quiero a mi novia, que es una mujer de excepción y que sé que me arrepentiría de serle infiel como para que me salieran diez cánceres, porque no se lo merece ni de lejos.
Ajustándonos a la racionalidad lo que procede es cortar el contacto con la otra, mejor de manera radical, y aprovechar lo que ya tengo, que en cuanto a mujeres es la mejor que he conocido jamás. Pero donde acaba la lógica comienzan los bajos instintos. No puedo mantener la mente fría. Hay una fuerza superior a mí que me empuja a inseminar a esa niña de 21 años como si no hubiera un mañana. He resistido hasta ahora pero me siento flaquear, y desearía que no ocurriera nada, aunque suponga perder la última oportunidad de mi vida de reventar a una jovencita que me pide que la abra en canal. Porque me conozco y sé lo que me torturaría traicionar a mi novia, incluso aunque jamás llegara a sospecharlo.
Pero es que, por mucho que me guste mi novia y tengamos una buena vida sexual, hace años que no me pasa lo que con ésta otra: no puedo dejar de pensar en ella y se me pone de mármol solo con olerla llegar. Puro animal.
Resumen: Treintañero con novia modélica se sale del pellejo por encamarse con jovencita cachonda. No quiere ser infiel pero está a punto de caer. Novias que ya no excitan como antes. Voluntad renqueante frente a nuevo coño joven.
Soy un gentuzo de treintaypo felizmente enganchado en una relación de larga duración. Mi novia es todo lo que el forero medio podría desear (o directamente niega su existencia): atractiva, buen corazón, inteligente, cariñosa y equilibrada (teniendo en cuenta su feminidad, claro). Es la única persona con la que quiero compartir mi vida, y ella también me quiere. Muchos me considerarán afortunado, pero no muchos entenderán lo que se siente (o se deja de sentir) tras varios años yaciendo con la misma persona.
El caso es que ambos trabajamos en una empresa hostelera de su familia, y desde hace pocos dias estoy viviendo una situación perturbadora.
Meses atrás, estando mi novia de viaje, estuve quedando unos dias con unos viejos amigos. Conocí a una rubita de 21 años de notable alto. Conectamos muy bien, y sutilmente nos hicimos entender que si no fuera porque ambos estábamos emparejados íbamos a estar empujando hasta el apocalipsis. Al final todo quedó en los límites de la sensatez, a nadie le brotaron cuernos y perdimos el contacto poco después. Hasta ahora.
Desde hace un par de semanas esta chica se está pasando por el local con algunos amigos comunes, con interés renovado en un servidor, y eligiendo cuidadosamente los turnos en los que no está mi novia para poder calentarme discreta pero efectivamente. Una noche, tras echar el cierre, nos montamos en mi coche mi mejor amigo, la rubia y su amiga, y yo, y nos fuimos a un apartado a colocarnos un poco y echar unas risas. Esa noche la temperatura subió hasta casi incendiar el coche entre bromas sexuales y tonteo sin tapujos.
Nuestros respectivos amigos se quedaban alucinados, y es que la química entre nosotros es muy fuerte.
Los dias posteriores seguía pasándose por el local de la familia de mi novia, y entre ella y su amiga cada vez se cortaban menos con los comentarios, llegándome a preocupar por la discreción del asunto. Ni que fuéramos amantes. Incomodado por la situación, quedé con ella la noche siguiente para zanjar el tema.
Estábamos ambos solos en el coche. Para entrar en materia nos contamos nuestras vidas someramente. Lleva cinco años con su novio, que es un prenda, y está bastante quemada ya. De estas quemazones femeninas que saben que van a cortar y la única incógnita es el cuando. Por mi parte le puse al tanto de mi situación laboral y conyugal, señalándole mi estabilidad, que mucho me ha costado conseguir, para luego pedirle que dejara de frecuentar el local.
Ella accedió y me dijo que no queria causarme complicaciones, que ni siquiera quería serle infiel a su novio, y que no se explicaba por qué actuaba así conmigo si siempre habia permanecido fiel. Yo le expliqué mi punto de vista: que se habia echado novio demasiado pronto, que estaba perdiendo la juventud con un bala perdida y que lo que necesitaba era estar soltera un tiempo, conocer gente y ampliar un poco sus miras. Y no liarse con un madurito, como ella dice. Copón con las niñatas, si estoy hecho un yogurín.
En cualquier caso, en frío, los dos tenemos claro a dónde no queremos llegar. Pero es estar juntos y nos revolucionamos.
Después de sincerarnos seguimos charlando relajadamente. Jiji jaja, cada vez más confianza, cada vez más cerca el uno del otro. Mira que fría tengo las manos, que calentito tienes el muslo, y al final tan próximos que cada uno respiraba el aliento del otro. ¡Pero si acabábamos de cortarnos el rollo! Ni caso. Ella exudando ráfagas de feromonas y yo con la polla como para tallar diamantes.
Al final, y por los pelos, reaccioné a tiempo, me separé de ella antes de cagarla y le dije que nos íbamos. Salió de su trance y me pidió que la acercara a su casa. Me despidió en el portal con dos besos en las comisuras de mis labios y me dijo que si me conectaba al messenger. Ok.
Volví directamente a mi casa. Era la 01:30 de la madrugada, pues estuvimos hablando via messenger hasta las 06:30 de la mañana. Nos habíamos quedado con un calentón impresionante y estuvimos de tonteo a hierro, que si preguntándome qué me gusta que me hagan, que si yo le hubiera entrado ella me habría follado allí mismo, que si es multiorgásmica y le gusta que la pongan a veinte uñas, etc.
Nos despedimos y me hice un pajón a dos manos y un pie al alba. Tenia un sensación agridulce puesto que por un lado habia tenido los cojonazos de aguantar la tentación a milímetros de culminar, pero por otro habia sido una noche de guarreo brutal y el objetivo que me habia marcado era cortar el rollo entre nosotros, y en lugar de eso lo había avivado mucho más.
Ya no volvió por el local, pero el jueves pasado quería quedar conmigo para que me la follara directamente. Le contesté escuetamente diciéndole que salía a cenar con mi novia y me dijo "Ok. Tú te lo pierdes."
El fin de semana cada uno lo pasa fuera de conexión, con nuestras parejas, pero posiblemente mañana lunes querrá retomar las negociaciones.
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¿Qué pienso ahora cuando miro a mi novia a la cara?
"Qué linda eres.
Menos mal que no te puse los cuernos, porque me habría arrepentido mortalmente.
Te quiero.
Necesito follarme a la otra."
Y esa es la situación. Ciñéndonos a lo relatado, algunos querrían estar en mi lugar. Pero con un poco de experiencia y empatía entenderéis que quiero a mi novia, que es una mujer de excepción y que sé que me arrepentiría de serle infiel como para que me salieran diez cánceres, porque no se lo merece ni de lejos.
Ajustándonos a la racionalidad lo que procede es cortar el contacto con la otra, mejor de manera radical, y aprovechar lo que ya tengo, que en cuanto a mujeres es la mejor que he conocido jamás. Pero donde acaba la lógica comienzan los bajos instintos. No puedo mantener la mente fría. Hay una fuerza superior a mí que me empuja a inseminar a esa niña de 21 años como si no hubiera un mañana. He resistido hasta ahora pero me siento flaquear, y desearía que no ocurriera nada, aunque suponga perder la última oportunidad de mi vida de reventar a una jovencita que me pide que la abra en canal. Porque me conozco y sé lo que me torturaría traicionar a mi novia, incluso aunque jamás llegara a sospecharlo.
Pero es que, por mucho que me guste mi novia y tengamos una buena vida sexual, hace años que no me pasa lo que con ésta otra: no puedo dejar de pensar en ella y se me pone de mármol solo con olerla llegar. Puro animal.
Resumen: Treintañero con novia modélica se sale del pellejo por encamarse con jovencita cachonda. No quiere ser infiel pero está a punto de caer. Novias que ya no excitan como antes. Voluntad renqueante frente a nuevo coño joven.