Victor I
Freak
- Registro
- 24 Ene 2006
- Mensajes
- 6.874
- Reacciones
- 45
La despedida mas triste...
Será el otoño que viene amenazante cargadito de nostalgia y melancolía. Serán las "perras negras", hoy más voraces que de costumbre, arañandome con esa puntería tan milimétrica, buscando ese punto de dolor tan preciso, tan reconocible, tan diferente de otro tipo de dolor. Será simplemente que hoy tengo ganas de alimentar esa tristeza cómoda y reconfortante de las cosas buenas que los años se llevaron por delante.
Lo que os pido no es un tributo al LOL, no es algo fácil, no todos tienen una que contar, no todos quieren perder el tiempo en un hilo donde se os pide un pequeño sacrificio en lugar de una simple opinión. Hay que ir más alla de la anécdota y de la ocurrencia, pero estoy seguro de que os hará bien, estoy seguro de que muchos necesitabais hacerlo. Adelante,contadnos a todos...¿como fue vuestro instante con ella?
Aqui os dejo la mía, ya la conté en otro hilo, hace ya un par de meses
Será el otoño que viene amenazante cargadito de nostalgia y melancolía. Serán las "perras negras", hoy más voraces que de costumbre, arañandome con esa puntería tan milimétrica, buscando ese punto de dolor tan preciso, tan reconocible, tan diferente de otro tipo de dolor. Será simplemente que hoy tengo ganas de alimentar esa tristeza cómoda y reconfortante de las cosas buenas que los años se llevaron por delante.
Lo que os pido no es un tributo al LOL, no es algo fácil, no todos tienen una que contar, no todos quieren perder el tiempo en un hilo donde se os pide un pequeño sacrificio en lugar de una simple opinión. Hay que ir más alla de la anécdota y de la ocurrencia, pero estoy seguro de que os hará bien, estoy seguro de que muchos necesitabais hacerlo. Adelante,contadnos a todos...¿como fue vuestro instante con ella?
Aqui os dejo la mía, ya la conté en otro hilo, hace ya un par de meses
Estaría sola un mes, sus padres y su hermana se había ido a la playa. Podíamos vernos sin problemas en su casa. Al final accedió a que pasáramos juntos el fin de semana. Para ella era un entretenimiento, para mi algo deseperado y crucial. Yo quería arrancar algo valioso y único de todo aquello y ella simplemente echaría de menos que alguien se la follará y arreglara el cuerpo para una temporada. No le gustaba mi corazón pero se entendia muy bien con mi polla.
Recuerdo que esa misma noche echaban por la tele Posibilidad de escape. Para ella era una película lenta con un actor feo, para mi una revelación. En la película y en la vida ocurría lo mismo. Dos hombres solos, desubicados y sin escapatoria, persiguiendo sin ninguna esperanza un amor imposible que nos estaba llevando al límite. La película la aburria y se fue a dormir. Cuando terminó sali a la terraza. Se veía toda la ciudad, iluminada y detenida bajo el cielo pesado y denso de las noches de verano de Madrid. Había otras luces encendidas en otras ventanas, imaginaba que eran otros hombres suspirando al vacío tan desesperados como yo. Había una especie de hermandad de los corazones rotos, y eso me consolaba un poco. Entré en la habitación donde ella dormia con cuidado de no despertarla. Me quede unos minutos observándola, en silencio, con una agustia acida y punzante que horadaba minuciosamente el estómago. Era el miedo y la tristeza que se concentraban afiladamente
El fin de semana termió y prometió llamarme el viernes para volver a vernos. Tenía mucho trabajo y no podía quedar hasta el sábado. Por supuesto la llamada nunca llegó. No hay nada más triste que un teléfono que nunca suena. Esa misma noche acabé magreándome con una zorrilla borracha entre unos coches en la puerta de la discoteca. Pero aquello no arreglaba nada. Yo tenía sexo pero ella no estaba y yo me sentía vacío y estúpido. Por primera vez mi vida el sexo no era la respuesta. El lunes no aguanté mas y fui a esperarla a la puerta de su trabajo. Me vió y vino hacia mi sin mostrar ninguna sorpresa. Supongo que esperaba algo asi. No habia miedo ni odio en su mirada, tan solo desidia, ganas de acabar con una historia que ya no le era divertida. Podía encontra sexo menos complicado con otro.
-No me has llamado
-Lo siento, no he podido
-No has querido, siempre hay un minuto para llamar. Tu simplemente no has querido. No has tenido valor para decirme que no querías verme mas. No me merezco esto...
Me miró con tristeza y aburrimiento, como quien tiene por delante una tarea pesada e innevitable. No quería hacerme daño, no quería que me humillara más, no tenía nada contra mi, simplemente quería seguir con su vida sin la incomodidad de tenerme suplicándola por un poco de cariño, por un último "te quiero"
-Lo siento, de verdad, pero esto ya no tiene ningún sentido. No es bueno para ninguno de los dos. Ha estado bien, de verdad, a veces incluso muy bien. Pero sabes de sobra que yo no siento por ti lo que tu necesitas que sienta. Espero que tengas mucha suerte y encuentres a alguien que te haga feliz.
Se acercó, agarró mi nuca con su mano me dio un beso lento y apagado en la mejilla. Yo me quedé mirándola como se alejaba hasta perderse entre la gente para no volver nunca, con el beso aún húmedo y flácido ardiéndome en la cara. Me di la vuelta idiotizado y me hundí entre el tumulto de personas que bajaba hacia el metro. Me pasé la mano por la cara y me borre el beso.
Así es como pude comenzar al olvidarla, como toque fondo finalmente y como terminó para siempre y sin esperanzas aquella historia. Hasta entonces había estado flotando en el limbo de la mentira. Hasta que no cai sin remedio hasta el final del pozo no pude comenzar a remontar.
Recuerdo que esa misma noche echaban por la tele Posibilidad de escape. Para ella era una película lenta con un actor feo, para mi una revelación. En la película y en la vida ocurría lo mismo. Dos hombres solos, desubicados y sin escapatoria, persiguiendo sin ninguna esperanza un amor imposible que nos estaba llevando al límite. La película la aburria y se fue a dormir. Cuando terminó sali a la terraza. Se veía toda la ciudad, iluminada y detenida bajo el cielo pesado y denso de las noches de verano de Madrid. Había otras luces encendidas en otras ventanas, imaginaba que eran otros hombres suspirando al vacío tan desesperados como yo. Había una especie de hermandad de los corazones rotos, y eso me consolaba un poco. Entré en la habitación donde ella dormia con cuidado de no despertarla. Me quede unos minutos observándola, en silencio, con una agustia acida y punzante que horadaba minuciosamente el estómago. Era el miedo y la tristeza que se concentraban afiladamente
El fin de semana termió y prometió llamarme el viernes para volver a vernos. Tenía mucho trabajo y no podía quedar hasta el sábado. Por supuesto la llamada nunca llegó. No hay nada más triste que un teléfono que nunca suena. Esa misma noche acabé magreándome con una zorrilla borracha entre unos coches en la puerta de la discoteca. Pero aquello no arreglaba nada. Yo tenía sexo pero ella no estaba y yo me sentía vacío y estúpido. Por primera vez mi vida el sexo no era la respuesta. El lunes no aguanté mas y fui a esperarla a la puerta de su trabajo. Me vió y vino hacia mi sin mostrar ninguna sorpresa. Supongo que esperaba algo asi. No habia miedo ni odio en su mirada, tan solo desidia, ganas de acabar con una historia que ya no le era divertida. Podía encontra sexo menos complicado con otro.
-No me has llamado
-Lo siento, no he podido
-No has querido, siempre hay un minuto para llamar. Tu simplemente no has querido. No has tenido valor para decirme que no querías verme mas. No me merezco esto...
Me miró con tristeza y aburrimiento, como quien tiene por delante una tarea pesada e innevitable. No quería hacerme daño, no quería que me humillara más, no tenía nada contra mi, simplemente quería seguir con su vida sin la incomodidad de tenerme suplicándola por un poco de cariño, por un último "te quiero"
-Lo siento, de verdad, pero esto ya no tiene ningún sentido. No es bueno para ninguno de los dos. Ha estado bien, de verdad, a veces incluso muy bien. Pero sabes de sobra que yo no siento por ti lo que tu necesitas que sienta. Espero que tengas mucha suerte y encuentres a alguien que te haga feliz.
Se acercó, agarró mi nuca con su mano me dio un beso lento y apagado en la mejilla. Yo me quedé mirándola como se alejaba hasta perderse entre la gente para no volver nunca, con el beso aún húmedo y flácido ardiéndome en la cara. Me di la vuelta idiotizado y me hundí entre el tumulto de personas que bajaba hacia el metro. Me pasé la mano por la cara y me borre el beso.
Así es como pude comenzar al olvidarla, como toque fondo finalmente y como terminó para siempre y sin esperanzas aquella historia. Hasta entonces había estado flotando en el limbo de la mentira. Hasta que no cai sin remedio hasta el final del pozo no pude comenzar a remontar.