Suelo hacer al menos una carga semanal de carbos y la hago de arroz por ser el alimento que mas de este macro tiene y a la vez menos grasa aporta. La hago de arroz vaporizado ya que es el que entrega la energía mas lentamente al ser despojado de la amilopeptina en el proceso de precocido. Además solo tiene 0´5 gramos de grasa por cien gramos de producto frente a los dos y tres gramos de grasa de los arroces integrales.
La carga la hago al final de mi jornada laboral/vital de tal forma que durante todo el día estoy a grasa y proteína y finalmente después del trabajo y entreno es cuando van todos los carbos del día, aprovechando la ruta metabólica Mtor, de la que ya he hablado en el hilo del desayuno.
La carga la hago de unos 700 gramos de arroz cocinado, que en seco son unos 250 mas o menos. Le echo sal del Himalaya, ajo en polvo, perejil y listo. Es comida de batalla o sea, que me importa lo que me aporta y el sabor me la trae floja. Es lo que toca comer y punto. Para madmuaselar con la comida, foro cocina.
Bien, la cuestión es que no siempre tengo tiempo o ganas de andar con la puta olla arrocera para cocinar y he aquí lo que descubrí el otro día en el súper:
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Es arroz cocido sin aditivos ni gaitas. Bien es cierto que es arroz blanco y ello de por sí es una bomba calórica por tener un índice glucémico muy alto, pero le echo 400 gramos de brécol, del congelado a razón de siete minutos en el microondas, y se hace un pastiche en la tripa con el que fácilmente se podría enfoscar las paredes con monocapa de piedra dura. Pero de eso se trata, que la digestión se ralentice para que ese carbo entregue su energía muy lentamente durante toda la noche.
El precio del arroz son 1,68 en el Dia y viene en bolsitas de 150 gramos cada una.
Además de eso, como soy un maricón de mancuernero, me tomo previamente una cápsula de Silium, que además de reducir en hasta un cincuenta por ciento el índice glucémico de los alimentos, manufactura unos cagarros con los que se podría hacer relleno en las obras de ampliación del Superpuerto de Bilbao.
No hace falta decir que estoy muy solo.