Yo no soy tan sectario como vosotros, zurdos. Yo critico a quien hay que criticar. Y no voy a negar que hay cierta inmoralidad en torno al negocio del hermano de Ayuso, por muy legal que fuese. De todas formas, tanto la Fiscalía europea, como Anticorrupción española, que investigaban si había habido malversación, fraude y cohecho en la adquisición de 250 mil mascarillas FFP2-3 por valor de 1.512.500 euros, archivaron el procedimiento por no concurrir indicios suficientes de la comisión de un delito.
"En particular, no ha quedado acreditado que el precio abonado por las mascarillas fuera desproporcionado atendida la calidad del material ofertado y entregado ni que hubiera sufrido un incremento indebido derivado de la intervención de personas ajenas a la empresa. Finalmente, ha quedado acreditado que el transporte fue abonado por la empresa adjudicataria y no por la Comunidad de Madrid.
¿Tú tienes algo que decir de los negocios de Begoña Gómez, entregando cartas de recomendación para que se rescatase, con dinero público, a empresas que habían hecho tratos con ella? ¿Tienes algo que decir de las mascarillas de Armengol y de Illa? ¿A que no? Pues, eso. Aplícate el cuento, chato.
El "hermanísimo" de Sánchez, no tiene permiso para teletrabajar. Por lo cual, si su puesto de trabajo está en Badajoz, debería vivir en España y acudir al mismo presencialmente. Sin embargo, vive en Portugal. Donde se tributa mucho menos que aquí (algo que para vosotros es pecado. Léete los mandamientos del "buen rojo"). Y, encima, tiene un patrimonio personal que no se corresponde con lo que ha venido cobrando todos estos años. Algo ha pasado. Y lo que ha pasado es Pedro Sánchez.