¿Tocar la guitarra para follar? Pero qué manta de hostias os daba. Y no es efecto tarima, es la natural necesidad de la mujer de acaparar al que destaca para que el efecto florero le haga sentirse especial. No es porque el chaval tenga algún talento, no, es por ponerse una puta medalla, da igual que sea el socorrista, que el camarero del bar, que el portero de la discoteca o el monitor del gimnasiogym, les da igual con tal de poder decir "ves ése de ahí al que todos miran (sea por el motivo que sea, porque pone las copas, porque te dice si puedes o no entrar, porque es el que da las clases de spinning, da igual...) pues a ése, me lo follé yo; sí, podía follarse a cualquiera de las otras, porque todas somos igual de putas y harpías, pero yo fui la que lo consiguió, envídiame". Putas, más que putas.