Lo mejor de la vida

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LeChuck

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18 Ago 2010
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Hilo-pasatiempo de fin de semana, en previsión de la llegada del millonésimo fracachat.

Andaba pensando cuáles habrán sido los grandes destellos de gozo en la inmensa charca de mierda que ha sido mi vida hasta este punto. Los logros y las alegrías.

Sin entrar en detalles concretos, y dejando el manido sexo a un lado, me vienen a la memoria como grandes momentos de felicidad efímera aquellas ocasiones en las que aprobé exámenes que requirieron gran dedicación y me tuvieron con los cojones en un puño, a veces durante semanas, hasta el día en que conocí los resultados.

De mis años como estudiante seguramente fueron aquellos exámenes que me permitieron pasar de curso o dar por terminada la FP de turno. Pero por encima de todo recuerdo mi felicidad contenida al acceder a la web que anunciaba las notas de los exámenes de inglés de Cambridge. Esos títulos inútiles por los que hay que pagar un buen puñado de euros (solo para poder hacer el examen) y que se supone que valen para legitimar que sabes inglés. En el nivel C1 creo que aprueban menos del 30% de candidatos. La verdad que no me acuerdo, pero por ahí anda.

Después de meses de estudio, de soltar los billetes, de los nervios y de la prueba de resistencia agotadora que es el examen en sí, aprobar era como "yipiii", y al cabo de una hora ya se me había esfumado el contento y no quedaba más que esperar a recibir el papelote para guardarlo en un cajón.

En ocasiones que se cuentan con una mano, el final del curso académico. Habiendo dejado todo aprobado, y la previsión de un largo verano tocándome los cojones, quedé imbuido de una paz interior y de un contento sereno que no he vuelto a experimentar desde los 17 o 18 años. La ausencia total de obligaciones y del estrés del estudiante. Añoro aquellos días de paz de espíritu como si se hubiese tratado de un amor adolescente de verano.

También recuerdo momentos de éxtasis cuando siendo más joven salía de casa pronto por la mañana en dirección a la estación de autobuses para comenzar un par de semanas o tres de mochileo solitario por Europa. En ese momento no había otra cosa frente a mí que libertad, y todo lo que no fuese yo y mi viaje podía esperar a mí regreso.

O aquel día que dejé un trabajo de mierda con un jefe tóxico y cabrón que me pagaba una mierda, y según salí por la puerta de buena mañana llamé a mis colegas y nos fuimos a comprar entradas para un festival de rock.

Al final parece, leyéndome, que mis momentos de mayor alegría no fueron por felicidad sino por ausencia de problemas y preocupaciones.

Y eso es todo. La verdad es que vaya mierda.

Y vosotros qué.
 
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Los mejores momentos son aquellos en los que conseguimos algo que llevamos tiempo aspirando y que no teníamos. En cuanto nos habituamos a eso que ya hemos conseguido se vuelve normal, cotidiano, y ya no emociona, no motiva, no excita. Nuestra naturaleza es inconformista
 
Los míos han sido los posteriores a épocas intensas de dolor físico. Recuerdo una infección de oído que me tuvo varias noches son dormir, casi al borde de la lágrima. El primer día que desapareció fui feliz como un chiquillo. O lo de cargar después de 5 días de estreñimiento, que miraba el enema anal con deseo y todo.
 
En ocasiones que se cuentan con una mano, el final del curso académico, habiendo dejado todo aprobado, y la previsión de un largo verano tocándome los cojones, quedé imbuido de una paz interior y de un contento sereno que no he vuelto a experimentar desde los 17 o 18 años. La ausencia total de obligaciones y del estrés del estudiante. Añoro aquellos días de paz de espíritu como si se hubiese tratado de un amor adolescente de verano.
This. La sensación extraña del deber bien hecho y ahora la total libertad como recompensa con un tiempo que parece infinito. Era extraño porque rompía de golpe una rutina que yo llevaba bien y feliz. Pero es una sensación que creo que nunca jamás viviré. Descolocado pero feliz, el mundo es tuyo.

A esa edad no se es consciente de que el temporizador ya está en marcha y pensar que tienes 3 meses en blanco, con 0 presión y sin que nadie te vaya a juzgar por lo que hagas en ello es algo que jamás se repetirá.

Aunque me tocara mañana la mega lotería, el "se me acaba el tiempo" no hay forma de quitárselo de encima.

De momento mi mejor momento del año fue el finde pasado, drogado y rodeado de maricones medio en pelotas
 
Hilo-pasatiempo de fin de semana, en previsión de la llegada del millonésimo fracachat.

Andaba pensando cuáles habrán sido los grandes destellos de gozo en la inmensa charca de mierda que ha sido mi vida hasta este punto. Los logros y las alegrías.

Sin entrar en detalles concretos, y dejando el manido sexo a un lado, me vienen a la memoria como grandes momentos de felicidad efímera aquellas ocasiones en las que aprobé exámenes que requirieron gran dedicación y me tuvieron con los cojones en un puño, a veces durante semanas, hasta el día en que conocí los resultados.

De mis años como estudiante seguramente fueron aquellos exámenes que me permitieron pasar de curso o dar por terminada la FP de turno. Pero por encima de todo recuerdo mi felicidad contenida al acceder a la web que anunciaba las notas de los exámenes de inglés de Cambridge. Esos títulos inútiles por los que hay que pagar un buen puñado de euros (solo para poder hacer el examen) y que se supone que valen para legitimar que sabes inglés. En el nivel C1 creo que aprueban menos del 30% de candidatos. La verdad que no me acuerdo, pero por ahí anda.

Después de meses de estudio, de soltar los billetes, de los nervios y de la prueba de resistencia agotadora que es el examen en sí, aprobar era como "yipiii", y al cabo de una hora ya se me había esfumado el contento y no quedaba más que esperar a recibir el papelote para guardarlo en un cajón.

En ocasiones que se cuentan con una mano, el final del curso académico. Habiendo dejado todo aprobado, y la previsión de un largo verano tocándome los cojones, quedé imbuido de una paz interior y de un contento sereno que no he vuelto a experimentar desde los 17 o 18 años. La ausencia total de obligaciones y del estrés del estudiante. Añoro aquellos días de paz de espíritu como si se hubiese tratado de un amor adolescente de verano.

También recuerdo momentos de éxtasis cuando siendo más joven salía de casa pronto por la mañana en dirección a la estación de autobuses para comenzar un par de semanas o tres de mochileo solitario por Europa. En ese momento no había otra cosa frente a mí que libertad, y todo lo que no fuese yo y mi viaje podía esperar a mí regreso.

O aquel día que dejé un trabajo de mierda con un jefe tóxico y cabrón que me pagaba una mierda, y según salí por la puerta de buena mañana llamé a mis colegas y nos fuimos a comprar entradas para un festival de rock.

Al final parece, leyéndome, que mis momentos de mayor alegría no fueron por felicidad sino por ausencia de problemas y preocupaciones.

Y eso es todo. La verdad es que vaya mierda.

Y vosotros qué.


Entiendo que tus mejores momentos de la vida han quedado en tus años formativos de juventud temprana.


Pero después, que?
 
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Destruir a tus enemigos, verles despojados y escuchar el lamento de sus novias rusas.
 
Lo mejor de la vida es no ambicionar oro, vino y mujeres, ser recto de espíritu y consciente de la futilidad y finitud de la existencia, todo lo demás sólo trae frustración y tormento. Si te han tocado buena mano disfruta y sino te jodes y lo asumes o te baneas
 
La mejor etapa de mi vida, la Hunibersidac, pero porque uno se crea un mundo paralelo fuera de la realidad. Estudiar una carrera que me gustaba, conocer mucha gente, salir por ahí, tener una vida social galopante, algún rollete. Era mi segunda casa y era feliz...

Después, me di cuenta que a pesar de ello, no lo aproveché del todo bien. Con 18-20 años está uno a lo que está y vive en los mundos de Yupi y en la inopia. Es acabar la carrera y salir a la jungla de la vida diaria y darte cuenta que no has aprendido nada, salvo memorizar apuntes y echarlos en una examen.

Si volviese a nacer, hubiera hecho una FP y después si eso, una carrera universitaria. Pues no, encima hice dos carreras.
 
Última edición:
Cuando nació mi primera hija.

De repente adquirí una sabiduría que difícilmente os harías a la idea de su inmensidad.

¿Pero si no sois padres cómo vais a saberlo, pringaos?
 
Última edición:
Bueno, la semana pasada le gané un juicio más que complicado a mi ex y la jueza, que era una borde de cuidado, me dio la razón en TODO, como no podía ser de otra manera.

Me costó varios días creérmelo y luego procesarlo, pero ha sido una alegría inmensa.
 
Conan-the-barbarian-cc63c37.jpg


To crush your enemies, see them driven before you, hear the lamentations of their women and wrap your t.v in plastic.
 
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Bueno, la semana pasada le gané un juicio más que complicado a mi ex y la jueza, que era una borde de cuidado, me dio la razón en TODO, como no podía ser de otra manera.

Me costó varios días creérmelo y luego procesarlo, pero ha sido una alegría inmensa.
Abre hilo
 
A mil jodidas millas de su prime.
Puto cimmerio, el truño de cipango.
 
Cuando nació mi primera hija.

De repente adquirí una sabiduría que difícilmente os harías a la idea de su inmensidad.

¿Pero si no sois padres cómo vais a saberlo, pringaos?

Pronto brotará la neo lengua en el cerebelo reptiloide.
 
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