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Ya lo dice la coplilla:
Mil veces puedes decirme
¡Ay, vida, cuánto te quiero!
Que no sabré que me amas
hasta el primer pedo camero.
Como ya muchos peinan canas, si es que peinan algo, les propongo que hablemos de lo que sucede después del rapiñeo. Demos por hecho que ya sea por voluntad...