La primera vez fue en clase...
Teníamos el chándal de gimnasia, acabábamos de salir de la ducha y contábamos unos 15 años.
Por aquél tiempo, recuerdo que muchas de nosotras nos interesábamos por el porno, y la noche anterior había puesto un vídeo en la tele de mi cuarto.
En una de esas clases aburridas de inglés en las que piensas que nadie te ve por estar en la fila trasera... Me metí las manos en el forro de los bolsillos, y me acaricié un poco.
Nadie reparaba en mí, así que seguí haciéndolo poco a poco durante algunos minutos... Pero me estaba poniendo cachonda rememorando las escenas de la peli de la noche anterior, y cuando me quise dar cuenta estaba con los ojos cerrados, frotándome de una manera descarada.
La profesora se volvió hacia mí, me preguntó un: "¿Pero qué haces?".
Varios chicos de mi clase estaban también distraidos observándome desde hacía algún tiempo y yo no me había dado cuenta...
Mi respuesta fue ridícula: "Rascándome..."
La clase siguió como si nada, yo colorada como un tomate... Y pensé que los compañeros se cebarían conmigo. Por suerte, el que más y el que menos, todos eran amigos míos y alguno incluso me contó: "si yo también lo hago, tía, no te preocupes..."; muchos de ellos incluso insinuaron que: "me podían echar una mano la próxima vez."
La hipocresía de las chicas en ese aspecto, la noté por primera vez aquél día. Supe incluso que rajaban de mí a mis espaldas...
¡Qué más da! ¡Ellas sí que se merecen el rango de zorras reprimidas!
Después de eso, que mi madre me viera una vez frotándome en mi cuarto por entrar sin llamar, me parece totalmente intrascendente.