general bastardo
Tuneador en HERTE
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Tengo un vicio con las tragaperras que no puedo pararlo. Todos los dias me dejo el dinero y la dignidad, en la jodida rockola, la atlantis, la del oeste, y no se cuantas mas. Con lo que me he gastado en ellas seguramente tendria un coche ya pagado, de unos 30.000 euros.
Las luces y ruiditos varios, excitan y estimulan mis sentidos. La mirada zombi de un alcoholico que solo se conmueve con la esperanza de que se la deje calentita y pillar el premio. Aguardan como una hiena ante un festin de leones. Otros te admiran como si fueras cristiano ronaldo haciendo imposibles filigranas. El caso es que me sumerjo en ello a mil metros de enfermiza y viciosa profundidad. Sudo, me pongo cardiaco, imagino que estoy dando con la formula que me lleva al premio gordo, que mi mente privilegiada es capaz de leer los invisibles algoritmos que gobiernan la maquina. Y despues de haberme dejado 100 euros, gano 20 y me siento como si mil kasparovs se hubieran reencarnado en mi para mi ejercer su vendetta contra deep blue. Es un orgasmo parecido al que sentiria un hacker despues de vaciar una cuenta bancaria y doblar el premio en el casino de torrelodones.
Caen las monedas, todo es un fiesta de musica y destellos, el altar de un atleta griego agasajado con laurel y oro. Y esos 20 euros me los gasto en botellines en un santiamen. Por la mañana me desafiara de nuevo, me tentara de nuevo, y yo como un pistolero del salvaje oeste, me plantare frente a ella aceptando el duelo.
Las luces y ruiditos varios, excitan y estimulan mis sentidos. La mirada zombi de un alcoholico que solo se conmueve con la esperanza de que se la deje calentita y pillar el premio. Aguardan como una hiena ante un festin de leones. Otros te admiran como si fueras cristiano ronaldo haciendo imposibles filigranas. El caso es que me sumerjo en ello a mil metros de enfermiza y viciosa profundidad. Sudo, me pongo cardiaco, imagino que estoy dando con la formula que me lleva al premio gordo, que mi mente privilegiada es capaz de leer los invisibles algoritmos que gobiernan la maquina. Y despues de haberme dejado 100 euros, gano 20 y me siento como si mil kasparovs se hubieran reencarnado en mi para mi ejercer su vendetta contra deep blue. Es un orgasmo parecido al que sentiria un hacker despues de vaciar una cuenta bancaria y doblar el premio en el casino de torrelodones.
Caen las monedas, todo es un fiesta de musica y destellos, el altar de un atleta griego agasajado con laurel y oro. Y esos 20 euros me los gasto en botellines en un santiamen. Por la mañana me desafiara de nuevo, me tentara de nuevo, y yo como un pistolero del salvaje oeste, me plantare frente a ella aceptando el duelo.