Air Loles. Tus vacaciones contadas Benito´s style

Otra historia es cagar en medios de transporte. Este verano fui al festival de jazz de San Sebastián y la vuelta al villorrio extremeño donde vivo, un viaje de 12 horas en transporte público me la pasé cagando.

Los antecedentes fueron una doble cena grasienta, cervezas, concierto de The Pains of being pure at heart, y a partir de ahí cervezas en la playa sin parar. Se nos acabaron y nos hicimos con litronas caliente de gente que se iba y optaba por abandonarlas. No tengo ni idea de lo que bebí, pero estuve toda la noche bebiendo sin mesura ninguna. A eso de las 6 fuimos a preparar las maletas para el tren que salía a las 8. Mi gran error fue tomarme una hora de siesta destrozadora. Me levanté con una borrachera-resaca bestial, con un dolor de cabeza insoportable, y sobre todo, con un dolor de barriga bestial. Ya en la estación de tren, quejumbroso y moribundo, necesitaba papear algo para que por lo menos me bajase la borrachera y me pillé en una máquina uno de esos sandwiches de pollo frío envasados en plástico y un batido Okey. El sandwich era denunciable: la lechuga estaba PODRIDA, la mayonesa olía mal y el huevo debería contener cultivos que maravillarían a Louis Pasteur. Aún así me lo comí, haciéndomelo tragar con ayuda del hiperazucarado batido de vainilla. Mientras lo comía, el estómago ya me estaba golpeando furioso, indignado ante tales malos tratos.

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Mientras veía venir el tren ya me estaba cagando las patas abajo. Al subir, me metí directamente con maleta y todo en el váter. Sudoroso, blanco, tiritando, borracho todavía, y en un habitáculo muy pero que muy pequeño. Quité el torno de presión anal y dejé que cayeran hectolitros de caca churretosa. Cuando acabé ya íbamos por Vitoria.

Salí del cubículo a colocar la maleta y no llegué ni a sentarme, pues necesitaba ir al vagón del bar a por una botella de agua. Cogí mi minibotellín de 20 cl a precio de oro y era tal la ensalada gástrica que tenía dentro que tardé en bebérmelo varias horas. Mientras tanto, volvía por largas temporadas a los retretes, que tenía que alternar porque muchos se atascaban. Era un lol cuando pasabas por el pasillo y veías por lo menos 3 vagones de seguido con el provisional letrero de "Fuera de servicio". De vez en cuando también vomitaba, por suerte no me entró uno de esos combo-mega-mix de la muerte. La olor diarreica traspasaba los baños y me impregnaba a mí. No sé qué pensaría aquel portugués (vestido a lo Cristiano Ronaldo, por cierto) que iba a mi lado cuando llegaba rezumando peste, blanco y temblando a mi sitio y tomaba sorbos de mi botella de agua interminable.

Yo ya no sabía si andaba por Burgos o por su puta madre, estaba totalmente ajeno al viaje y al transcurso del tiempo. Cada pocos minutos tenía que volver al traqueteante retrete y echar ya una especie de bilis fecal, porque ya no quedaba nada en mí, purificadora del alma pero dolorosísima.

En una de estas el tren por fin llegó a Madrid y di gracias a Dios por salir del puto tren. Eso sí, ahora para llegar a mi pueblo necesitaba un autobús, donde no había retrete que valga. Fui a comer y me pedí una sopa de fideos. Cinco euros de mi alma valía en la estación de autobuses y encima estaba avinagrada. No, si con razón los pueblerinos que vamos de paso por Madrid salimos asqueados. En vez de quejarme y aludir a mi pésimo estado intestinal, como soy gilipollas, me la bebí sin rechistar. Estaba muy avinagrada la muy puta sopa. Eso desencadenó en mí una serie de explosiones internas, y a pesar de no tener nada que cagar, fui corriendo al vater para presenciar cómo mi culo estornudaba un último golpe de líquido mierdoso. Ahí sentí una liberación. Lo conseguí. Pude hacer el viaje de vuelta en autobús sin ninguna impertinencia, por desgracia para este cojonudo hilo, pero por fortuna para mí.

Qué viajecito, la hostia.
 
Yo también tengo la manía de cagar allá donde voy. Es como marcar un territorio. Si no he cagado en un sitio, es como si no hubiera estado. Bares, museos, edificios públicos o medios de transporte, engordan la lista de lugares en donde mis excrementos han visto la luz.

Normalmente, lo suelo prever con tiempo, por lo que casi siempre busco un sitio propicio para plantar el pino. Si veo que va a venir, mi radar se acciona, y en poco tiempo encuentro la mejor opción. Aunque en otras ocasiones, sobre todo cuando atravieso procesos diarréicos, la inmediatez me ha hecho cagar en los sitios más insospechados.


Y ahora la anécdota...


La primera vez que entré en casa de mis suegros, fue en Nochebuena. Aquella tarde había estado comiendo con los amigos en la venta de un conocido, a base de un menú compuesto exclusivamente por conejo en múltiples variedades... con arroz, con tomate y al ajillo. Las cervezas fueron y vinieron. Un tinto peleón, marca de la casa, coronó el final del almuerzo. De postre, lo típico de la casa, tabletas de chocolate, mantecados de la navidad anterior y orujo, mucho orujo, antes de un par de copas de coñac Felipe II, fumando un buen puro.

Dada la cita que tenía por la noche, me retiré a tiempo. Me fui a casa, me duché y afeité. Antes de salir, ya vestido, como quiera que uno es previsor, entré de nuevo al servicio para mear (otra puta manía, mear antes de salir de casa, ya me esté meando o no, unas gotas siempre caen). Estando allí, la carga se me vino atrás, por lo que me senté en el bate y eché un buen un mojón en forma de rueda de calentitos (churros).

Quedándome satisfecho, tenía la impresión de que aquello aún no había terminado, pero el tiempo apretaba más y no quería llegar tarde. Así que, limpieza de bajos al canto con triple pliegue de papel higiénico (otra puta manía, ni una, ni dos, sino tres veces tengo que doblar el papel) y traslado a casa de mis suegros.

Al principio todo fue bien, lo normal. Mesa de comedor abierta, cinco comensales (suegro, suegra, mi cuñada la de los pezones erectos, quien entonces era mi novia y yo) un buen surtido de entremeses a base de chacina, y recuerdo que la Pantoja en el televisor. Tras ello, llegó el marisco (la puta de mi suegra había hecho ir el día antes al buennazo de mi suegro a Sanlucar desde Sevilla para comprarlo), que es una de mis debilidades y, posteriormente, plato individual de solomillo al güisqui.

Una cena impresionante que engullí más que degusté, pues la velocidad de trituración de alimentos de mis suegros es acojonante (no se han tragado una cosa, cuando ya se han metido otra cosa en la boca), y no paraban de decirme que comiera, que me iba a quedar con hambre. Y comí, vaya que si comí, pero también bebí: cerveza, vino blanco, y tinto.

Pues bien, hastiado estaba cuando comencé a sufrir una especie de espasmos en la barriga. Un sudor frío se apoderó de mi cuerpo. Y en nada de tiempo, colegí que la hormigonera que tengo por estómago estaba rebosante, y pedía a gritos ser vaciada para poder continuar digeriendo.

Los sudores ya se habían convertido en escalofríos cuando pedí que me indicaran dónde se encontraba el baño. Y mi suegra, sin saber las consecuencias que ello traería, me indicó que entrara en el aseo que se encontraba cercano al salón, para no tener que ir al cuatro de baño que estaba más distante. Me levanté, con el culo ya contraido para evitar el desparrame, y entré en lo que era un pequeño aseo, por decir algo.

Lavabo, ducha y bate en un par de metros cuadrados como mucho, con el techo a escasos centímetros de mi cabeza, por estar situado en la parte de abajo de una escalera, y sin ventilación alguna. Pero lo peor no era eso, tampoco su cercanía al salón, sino que un lateral de la taza del bate se encontraba tan cerca de la pared, que no había forma de situarse cómodamente, por lo que había que cagar de lado. Joder, adoro cagar plácidamente, y aquello era de todo menos cómodo, máxime cuando el proyectil estaba pidiendo ya pista para salir.

En esas, me quité los zapatos y pantalones (otra manía que tengo), y no me había sentado aún en el bate cuando aquello explosionó. Mecagoendios, el estruendo fue tremendo y la mierda lo llenó todo. Inodoro, tapadera, pared y escobillero habían sido salpicados de metralla, y mi culo aún continuaba con ganas.

Como no me podía sentar, abrí la mampara de la ducha, entré y la cerré. Apoyada la espalda en la pared, con la camisa recogida, los pies haciendo tope con el borde de la ducha, me abrí todo lo que pude de piernas y pensé... "que sea lo que Dios quiera". Hostiaputa, lo que salió de allí... auténticos escopetazos de mierda centrifugada que me llevaron a ese clímax que uno sólo alcanza en dos momentos: la eyaculación y al terminar de jiñar.

Por fin, los sudores y retortijones habían desaparecido, pero el panorama era desolador, y encima los calcetines se habían manchado. La primera vez que iba a casa de mis suegros y la que había liado. Y ahora qué hacer, me pregunté, cómo carajo solucionar tal desaguisado y salir victorioso frente a mis suegros.

A todo esto, viendo que tardaba, mi novia (a pesar de estaba acostumbrada a que yo tardara bastante tiempo en cagar) se acercó y me preguntó a través de la puerta qué me ocurría.

La cosa fue tal que así, más o menos:

Ella: Cariño, ¿te encuentras bien?.

Yo: Ahora ya sí.

Ella: ¿Que te ha pasado?.

Yo: No me encuentro bien y se me ha descompuesto el cuerpo.

Ella: Me lo he imaginado, por el ruido.

Yo: ¿Se han dado cuenta tus padres?

Ella: No lo sé, pero aquí fuera ya se nota (el olor nauseabundo había traspasado ya las rendijas de la parte inferior de la puerta).

Yo: (Jejeje, en silencio), ¿te importa que me duche?.

Ella: ¿Para tanto ha sido?.

Yo: Mejor no lo veas.

Ella: Vale, pero date prisa, que mis padres quieren abrir ya el champán.

Yo: Joder, pues diles que esperen un momento, que enseguida termino.

Presto cual roboc, con el culo y las piernas llenas aún de excrementos, me quité la camisa, tomé el papel higiénico (menos mal que estaba casi entero) y como pude limpié la pared, la tapadera y el bate. Agarré el escobillero y lo metí en la ducha, y sin quitarme los calcetines dejé caer abundante agua sobre mí, a la vez que con la mano refregaba las paredes.

Pasaron unos minutos y más o menos todo había vuelto a su inicio, excepto el olor inmundo que perduraba y los calcetines que se encontraban ya limpios pero empapados. Me los quité, los retorcí y me los volví a poner, para vestirme a continuación. Busqué desesperadamente un ambientador, pero no había, por lo que tuve que echar mano del desodorante de mi suegro, que gasté esparciéndolo por todo el aseo.

Respiré profundo (por poco me ahogo, entre el pestazo y el desodorante) y salí del aseo. Cuando llegué al salón, todos me miraron. Mi suegro arrugó la frente a la vez que ladeó la cabeza, como si dijera "joder". Mi suegra volvió la mirada. Mi novia giró a un lado y otro la cabeza, como diciendo "no puede ser". Y mi cuñada, la muy cabrona, sonrió.

En ese momento, comprendí que mis esfuerzos por tapar lo ocurrido habían sido vanos, y todos ellos se imaginaban al menos parte de lo que había realmente sucedido. Así que me dije, "de perdidos al río", y espeté: ¡¡¡ menuda cagada he soltado !!!.

Por un momento se hizo el silencio, pero la verdad es que no pude tener mejor salida. Los gestos se transformaron en risas y la velada transcurrió sin mayores novedades. Eso sí, desde entonces, siempre que voy a casa de mis suegros me piden por favor que lo haga en el cuarto de baño más lejano :lol:
 
Lo unico medio contable de este verano tiene mucho que ver con este tema.

Tras una salida nocturna en la que coincidi con la guarra del pub (bastante conocida por cuasi vivir alli), nos fuimos a su casa para descargar tensiones acumuladas. El caso es que cuando llegamos alli y comenzamos con los precalientamientos, yo ya intuia un cierto revoltijo estomacal procedente de la ingesta de tan solo dos putos cubatas que por lo visto llevaban metanol, o vayase usted a saber. El caso es que antes de pasar a mayores, (y dado que solo habia un condon y no era plan de parar a mitad ante la urgencia inminente) le comente que necesitaba usar el baño, al cual se accede desde la misma habitacion.

Sobra decir que no senti ninguna humillacion mientras cagaba consciente de que ella estaba escuchando la novena sinfonia de Ludwig Van salir de mi ojete. El caso es que la tipa en cuestion no se esperaba que yo fuera a hacer eso y no me aviso de que no llegaba agua al baño por andar cascada las tuberias o no se que mierdas, y alli se quedo un potaje de estiercol cubriendo toda la superficie del vater. Cuando terminamos el fornicio (que increiblemente se produjo) tuve que cargar con un par de barreños, llenos de agua, desde el piso de abajo para llenar la cisterna. En el fondo soy buena persona.
 
Pues mi anecdotón ocurrio en las españolas tierras de Tarifa. Era la feria de este pueblo y junto con mis colegis procedimos a hacer una incursion de alcohol y desenfreno en un camping de las afueras. Tras 5 dias de comer mal,beber mucho tinto malo Casón Historico del mercadona, y cagar malamente, fuimos el ultimo dia a cenar fuera y a visitar la feria.
Fuimos a una conocida pizzeria llamada "La Tabla", famosa por hacer unas pizzas buenas, grandes y baratas. Pero no ese dia, que fueron grandes, pero malas con avaricia, duras y frias. No obstante, eso no impidió que me comiera la mía, y la de dos coleguis que terminaros asqueados.
Luego de la cena fuimos a hacer botellón de ron Barceló y coca cola. A la primera copa ya noté algunos sintomas, pero fue a la segunda cuando mi estómago, culo y cabeza me hicieron decir la famosa frase de : " Señores, me cago".
Ante la presión sin limites que mi ano intentaba aguantar, intenté giñar en la playa, en la que como una pelicula surrealista, habia conejos correteando y varias jessis/yennis diciendome :" mushasho ira, conejoh".
Tras cagarme en dios vi la luz en una caseta tipicas de jubiletas y pensionistas, fui corriendo a las tipicas cabinas donde hay un bate y lavabo y cual fue mi decepcion que habia cola de jubiletas para vaciar la vegiga ochentera. No tuve mas remedio que, con codazos y empujones quitar a esos pobres viejetes que se cagaban en dios y en la juventú.
Ya con el ñordo haciendome burla en el ojete , en un solo acto abrí la puerta, comprobé que no habia luz, cerré la puerta luchando con los viejos que intentaban abrirla, me quite medio cinturon y solte un "geiser " de mierda dirigido a taza, lavabo, suelo, espejo, y toda la cabina en si misma.
En total oscuridad tuve que, con extremo cuidado y con viejos aporreando la puerta junto al segurata, quitarme delicadamente los calzoncillos , sin manchar el pantalon y apañarme el ojal con estos.
Reuni coraje para salir en cuanto abriera la puerta de allí corriendo, escapé de las ostias de los viejos ylo ultimo que escuche a lo lejos fue a un viejo gritando : ¡ME CAGO EN DIOS!.
Salí victorioso, relajadisimo y con una sonrisa de oreja a oreja. Eso si, el pestazo a mierda y los salpicones en el pantalon blanco no me los quito nadie.

Un besi.

Por cierto me he partido el ojete con este hilo como hacia años que no me reia en el foro. Muy buen hilo.
 
Lo unico medio contable de este verano tiene mucho que ver con este tema.

Tras una salida nocturna en la que coincidi con la guarra del pub (bastante conocida por cuasi vivir alli), nos fuimos a su casa para descargar tensiones acumuladas. El caso es que cuando llegamos alli y comenzamos con los precalientamientos, yo ya intuia un cierto revoltijo estomacal procedente de la ingesta de tan solo dos putos cubatas que por lo visto llevaban metanol, o vayase usted a saber. El caso es que antes de pasar a mayores, (y dado que solo habia un condon y no era plan de parar a mitad ante la urgencia inminente) le comente que necesitaba usar el baño, al cual se accede desde la misma habitacion.

Sobra decir que no senti ninguna humillacion mientras cagaba consciente de que ella estaba escuchando la novena sinfonia de Ludwig Van salir de mi ojete. El caso es que la tipa en cuestion no se esperaba que yo fuera a hacer eso y no me aviso de que no llegaba agua al baño por andar cascada las tuberias o no se que mierdas, y alli se quedo un potaje de estiercol cubriendo toda la superficie del vater. Cuando terminamos el fornicio (que increiblemente se produjo) tuve que cargar con un par de barreños, llenos de agua, desde el piso de abajo para llenar la cisterna. En el fondo soy buena persona.

Qué desperdicio, pudiendo haberlo hecho en su pecho, ¿no crees?
 
Me he pasado el mes de agosto escondido en un trastero que me han prestado. El miercoles voy a casa y os cuento mi viaje al polo norte y la vuelta por rusia y polonia, alemania y francia. Ah, y por murcia.
 
Yo tengo muchos anecdotones de giñadas humillantes, tantas que ya no paso tan malos ratos y procuro reirme como un retarded mientras la suelto.
Una de las más graciosas fue en una lancha fuera borda con 2 colegas y 2 marineros que no conocía, que me dio el típico retortijón de sudores fríos y que sabes que la cosa no tiene remedio: o cagas o te cagas por las patas para abajo.
Encima el sitio estaba lleno de tiburones (trópico) así que no era posible lanzarse al agua. Así que le dije al patrón que parase: salí por la popa y me puse en posición de montar en moto entre los dos motores, mandé acelerar y señores, aquello sí que fue propulsión a chorro. 25 nudos de velocidad a los que se sumaron otros 5 de mi cagada líquida under pressure.
Oye, qué agustico me quedé
 
jopepe rebuznó:
Me he pasado el mes de agosto escondido en un trastero que me han prestado. El miercoles voy a casa y os cuento mi viaje al polo norte y la vuelta por rusia y polonia, alemania y francia. Ah, y por murcia.


FAKE! Murcia ha cerrado fronteras, listo.
 
La historia aconteció hace unos 15 años aprox. nos fuimos 5 amigachos al apartamento de la tia de uno de ellos, con su piscina y tal (y lleno de maricones por cierto), total que el primer dia acabamos liandola parda en la piscina con el consiguiente cabreo del socorrista y siendo expulsados de la misma.
Como respuesta a esta afrenta decidimos vengarnos del socorrista y no se nos ocurrió mejor idea que coger una bolsa del pryca (en aquella época aún existia), dejarla en la terraza y cada vez que alguno de nosotros tenia ganas de cagar lo haciamos en la misma bolsa (en la terraza of course, que también necesitabamos esa intimidad), el caso que al cabo de 2 días la bolsa era una amalgama de mierda de distintas formas, tamaños y texturas, nuestro ingenioso plan consistia en tirar durante la noche el contenido de la bolsa a la piscina para putear al socorrista, a la hora H el más avezado de nosotros, carente del sentido del olfato y de escrupulos, se dispuso a depositar el regalo en el agua, aunque para darle más glamour, decidió tirarla cual lazo de vaquero, en el momento en el que cerró la bolsa y comenzó a girarla en el aire, algo falló y rompiose la misma, llenando de mierda un radio de acción de 5 metros alrededor del osado lanzador y porsupu sin que llegase nada al objetivo (la piscina), en ese momento me percaté de que en mi vida volvería a ver tal cantidad de mojones desperdigados por todo el cesped adyacente a la piscina (la cual como he dicho anteriormente quedó inmaculada, no tanto la ropa de los allí presentes)...:93

Todavia nos echamos unas risas cuando recordamos la imagen de la mierda aspersor way....que triste dios, que triste...
 
Buenas,

Os cuento, verano de hace unos 5 años, primer día que voy a dormir a la torre de mis suegros, salgo a cenar con mi novia, y nos encontramos con unos amigos de ella, total que por quedar bien me mamo como un campeón (la verdad es que fue toda una exhibición).

Volvemos a la torre a dormir, y a las 6 de la mañana mi cuerpo me despierta... me estaba cagando vivo!!!

Todo a oscuras salgo de la habitación recordando que el tigre estaba justo delante de nuestra habitación, recordemos: de noche, a oscuras, no es mi casa, y CAGANDOME!!!, total que a pesar de buscar no encuentro el interruptor de la luz, a tientas entro en el lavabo, y como puedo me siento, obviamente entre la castaña que llevaba y los nervios me quedo como Dios, a tientas de nuevo encuentro el papel después de un buen rato, pensé, joder que sitio mas dificil para el papel.

Luego busco la cadena para tirar... sencillamente no hubo cojones de encontrarla, yo loco por salir de esa sitación en un alarde de lucidez digo, lo dejo aquí tal cual, y mañana a primera hora tiro de la cadena si consigo ver....

Bueno, obviamente me quedé dormido, por la mañana viendo ya caras de alucine, mi novia me acompaña al lavabo y... ME HABÍA CAGADO EN EL BIDE dejando todos mis tesoros perfectamente situados, mi novia estuvo 2 días sin hablarme.

Por cierto la faena fue mía para limpiar, porque como soy muy fino, al limpiar vomité de asco, mi santa cuando vio la vomitona se pensó definitvamente que era un anormal

Realmente fue gracioso
 
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