Quería contaros una cosa bienamados todos. Cuando me baño, en cuclillas, recorriendo con la esponja mi cuerpo mojado y lubricado por el aceite oloroso a la luz del atardecer dejando entrever mi moreno torso entre las manchas de jabón que resbalan suavemente hacia mi sexo me ocurre un curioso fenómeno. Al desplegar los brazos hacia los lados tras haber estado pegados a mi lustroso abdomen una fina película de jabón, como una especie de pantalla transparente, va desplegándose al mismo tiempo. Una especie de alas de cristal que con mucho cuidado y ternura llegan casi hasta la mitad del recorrido bracístico para finalmente romperse en un plof imperceptible como cuando se rompe un corazón.
Nunca puedo hacer que sean lo suficientemente grandes como para salir volando por el pequeño ventanuco del baño.
¿Vosotros conseguís formarlas totalmente chicos?
Yo pienso que si todos nos portamos bien ganaremos las nuestras.