Barry White
Forero del todo a cien
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- 16 Feb 2006
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Bueno buscando buscando no he encontrado apenas nada en el Foro de Libros y Cómics. Quería abir un nuevo hilo sobre este escritor. Que os parece, que novelas habeis leido suyas, si os gusta, etc. Como adelanto os dejaré una pequeña biografía:
Alberto Vázquez-Figueroa nació en 1936 en Santa Cruz de Tenerife, antes de cumplir un año, su familia fue deportada por motivos políticos a África. Vázquez-Figueroa menciona siempre las circunstancias trágicas que rodearon la muerte de su madre. Mi madre había sufrido tanto durante la Guerra Civil, su marido en la cárcel y ella embarazada, su hermano y su padre condenados a muerte, fugados; cogió una depresión tremenda y, finalmente, se suicidó. A raíz de esta tragedia, mi padre agarró una tisis galopante y estuvo seis años en un sanatorio entre la vida y la muerte. A mí me mandaron con un tío que vivía en un fuerte militar en el desierto, a mi único hermano lo enviaron a Venezuela. Toda la vida se desplomó a mis pies. Cuando me preguntan por qué la guerra no me afecta, yo digo que quedé inmunizado: mi infancia fue tremendamente dura.
Su tío, administrador civil del fuerte, encomendó su educación a los libros de aventuras. Le contagió su afición por la lectura. Él era un gran lector. Date cuenta de que él y mi madre habían nacido en la isla de Lobos, hijos del farero, los únicos habitantes allí. Mi abuelo era un farero muy culto, siempre hubo en mi familia una gran afición a la lectura. ¿Y qué otra cosa iba a hacer yo en el desierto? Jugar y leer. Me fascinaban los libros de aventura de Stevenson, Conrad, Julio Verne. Sin escuela. No, no había escuela ni bachillerato, mi tío me daba toda clase de libros, no sólo novelas. Así que cuando Alberto Vázquez-Figueroa, adolescente, pensó por vez primera en su futuro, tuvo que embarcar rumbo a la civilización, de vuelta a Santa Cruz de Tenerife. Tenía una preparación muy superior a la de cualquier chico de mi edad en cuanto a filosofía, historia, literatura, geografía y así, pero también unas carencias tremendas en matemáticas, latín.... Tuvo la suerte de compensar unas con otras, en un curso de escuela con los curas. Debía de sentirse como un mono de atracción, el muchacho del desierto. Muy extraño, tenía que usar un zapato cuatro números mayor porque mis plantas eran un puro callo; negro renegrido, flaco. Sigo siendo un bicho raro, pero nunca me ha preocupado lo que la gente piense de mí, me preocupa mi felicidad. Pasado un tiempo se metió a nadar y entró en el equipo de España de natación; luego se presentó a profesor de buceo, aprobó, se enroló con Cousteau dos años. Mas tarde fue monitor del Centro de Investigaciones y Actividades Subacuáticas y profesor de buceo del buque escuela Cruz del Sur.
En enero del año 1959 contribuyo al rescate de las victimas de la tragedia de Ribadelago en Sanabria, en dos de sus obras: Anaconda y Sultana Roja hace referencia a este suceso, en Sultana Roja escribe: A la mañana siguiente abandone Orense para dirigirme directamente al lago de Sanabria y sentarme a almorzar en su orilla. Hacia tiempo que quería visitar el lugar del que tanto hablaba Sebastián, que siendo soldado había sido enviado a Ribadelago para participar en el rescate de docenas de víctimas a las que la muerte sorprendió en pleno sueño.
Me hice periodista por eso, me metí en las guerras y revoluciones de Guinea, Chad, Congo, República Dominicana, Bolivia, Guatemala., aprendí a ver el mundo desde otro punto de vista. En la Vanguardia, con 27 años, llegó a ser el periodista joven mejor pagado del país, una fortuna, y también llegó a ser el periodista más muerto de hambre. Se la jugó la política, una y dos veces consecutivas, por ponerse del lado de quienes se sublevaban al poder. Los cambios son necesarios, acostumbrarse a algo, por muy bueno que sea, a la larga produce insatisfacción. Me pagaban mucho, me creía la mamá de Tarzán, pero lo que yo deseaba en el fondo, que era ser escritor, lo estaba desperdiciando.
Tenía 40 años, además de tantos reportajes, llevaba plasmando sus sueños en páginas desde los 16. Pero esta vez se empeñó, lo dejó todo escribió Ébano y, en tres meses, subió en la lista de ventas. La gente se empeñó en que aquella novela le gustaba y todo se disparó. ¿Por qué? No lo sé. La línea entre el éxito y el fracaso es muy sinuosa.
Hasta hace seis años... dedicaba mi tiempo en tomar el sol en la piscina, no dar más golpe que escribir cuando me apetece, unos libros que me pagan maravillosamente; rodeado de mis hijos, feliz, con mi mujer y mi barquito de paseo y mis partidas de dominó cada tarde, y ningún problema en el horizonte. Pero un día hizo un dibujo y descubrió que el agua, impulsada 700 metros en el vacío, se desalinizaba. Si entonces había logrado una posibilidad entre cuatro millones (es decir, vivir de las novelas), por qué ahora no iba a conseguir una probabilidad de éxito entre el millón, que así se lo plantearon los ingenieros que estudiaron su idea. Se hipotecó, se enfrentó al mundo intentando demostrar su razón: Ahora soy 200 millones de pesetas más pobre, pero también más feliz. Estamos a punto de darle a Jordania y a Palestina un río de agua dulce gratuito. En Almería ya se está construyendo la primera planta desaladora de España.. Doscientos millones para pagar patentes y estudios y montar la compañía Desaladora AVF. Ahora quiero conseguir que en lugar de morirse ocho niños al minuto por falta de agua, mueran sólo cuatro, y que la gente riegue y viva menos contaminada. Si no lo hubiera intentado, entonces sí lo hubiera perdido todo, empezando por la fe en mí mismo, por no haberle echado los cojones suficientes, con perdón. Estos seis años de lucha y de sueños no me los quita nadie, aunque nadie me devuelva los 200 millones. Sería una buena alternativa para el Plan Hidrológico Nacional.
Sí, pero los ocho billones de pesetas del Plan Hidrológico son muy golosos y hay más interés en construir pantanos que plantas desaladoras.
Un par de novelas. Un contrato por dos libros sería suficiente para recuperar, si yo renunciara al dominó de todos los días... Tiene el récord de escritura en un fin de semana: un fin de semana, una novela. Normalmente le lleva escribirlas entre 15 días y un mes, Talento e imaginación, es lo único que tienes que poner de tu cosecha: todo lo demás está en el ordenador. Hay que saber usarlo, si quieres sinónimos, o palabras más bellas: el ordenador puede enriquecer la novela hasta donde a ti te dé la gana.
Dos vicios le quedan en la vida, la escritura y las mujeres. Me divierto como un enano, me río con los personajes, con lo que les pasa. La novela me cuenta las cosas. Mi mujer va leyendo lo que escribo y me pregunta, y ahora qué pasa: y yo qué sé. Yo he sido muy mujeriego, perdía más tiempo organizando mi vida sexual que escribiendo libros, si no fuera por el sexo en lugar de haber publicado casi 80 libros, podrían ser 160; en lugar de haber vendido 15 millones de ejemplares en España, podrían ser 30. Pero tengo sesenta y tantos años y mi mujer ya no está por la labor. Sí, con ella asenté la cabeza. Ella es, apasionada, lo cual ya te compensa. Claro que si me dejaran echar unas canas al aire todavía lo intentaría".
El 90% de la humanidad pretende ser más listo y más serio de lo que es. Yo he descubierto que es mucho más efectivo parecer tonto y frívolo sin serlo claro esta. En Venezuela hay una expresión: navegar con bandera de pendejo. Ya me gustaría a mí poder seguir siendo frívolo y beneficiarme a señoritas estupendas toda la vida. El que yo sea capaz de meterme en una guerra o enfrentarme a una orca no está reñido con la sensibilidad. El valor no quiere decir darte cachetadas con la gente, yo no he tenido que pegarme con nadie en toda mi vida. Pero si por tu profesión te toca meterte donde se pegan tiros, lo haces, y pasas miedo: yo he pasado pánico, y me he quedado sordo, y he tenido mil accidentes. Y luego puedo llorar en las películas. El macho no es ese señor cachas que…, la mayoría de esos cachas luego son maricones.
Ésta es mi forma de ser, viajo en primera y llevo mi filete empanado y mi tortilla, y si me convierto en uno de los diez hombres más ricos del planeta, con esto del agua, seguiré jugando la partida de domino con los mismos. En una ocasión un viejo indio que había vivido en la civilización le dijo: Los blancos consideran que su civilización es mejor que la nuestra, tan sólo porque han descubierto más cosas. Pero lo más importante, saber convivir en paz, aún no lo han descubierto... Tampoco han descubierto que nada de lo que tienen vale tanto como ser libre...
No pertenezco a ningún partido político porque quiero seguir teniendo la libertad de decir lo que pienso y hacer las críticas que me parezcan oportunas. No sabría vivir de otra manera.
Lógico para alguien que creció libre en el desierto como un nómada. Alguien que desde pequeño devoró todos los libros de Verne o Stevenson y voló sin límite con su imaginación a islas fantásticas. Para alguien que se hizo periodista, sólo para poder contar historias al resto del mundo. Para un soñador comprometido con la verdad.
Alberto Vázquez-Figueroa nació en 1936 en Santa Cruz de Tenerife, antes de cumplir un año, su familia fue deportada por motivos políticos a África. Vázquez-Figueroa menciona siempre las circunstancias trágicas que rodearon la muerte de su madre. Mi madre había sufrido tanto durante la Guerra Civil, su marido en la cárcel y ella embarazada, su hermano y su padre condenados a muerte, fugados; cogió una depresión tremenda y, finalmente, se suicidó. A raíz de esta tragedia, mi padre agarró una tisis galopante y estuvo seis años en un sanatorio entre la vida y la muerte. A mí me mandaron con un tío que vivía en un fuerte militar en el desierto, a mi único hermano lo enviaron a Venezuela. Toda la vida se desplomó a mis pies. Cuando me preguntan por qué la guerra no me afecta, yo digo que quedé inmunizado: mi infancia fue tremendamente dura.
Su tío, administrador civil del fuerte, encomendó su educación a los libros de aventuras. Le contagió su afición por la lectura. Él era un gran lector. Date cuenta de que él y mi madre habían nacido en la isla de Lobos, hijos del farero, los únicos habitantes allí. Mi abuelo era un farero muy culto, siempre hubo en mi familia una gran afición a la lectura. ¿Y qué otra cosa iba a hacer yo en el desierto? Jugar y leer. Me fascinaban los libros de aventura de Stevenson, Conrad, Julio Verne. Sin escuela. No, no había escuela ni bachillerato, mi tío me daba toda clase de libros, no sólo novelas. Así que cuando Alberto Vázquez-Figueroa, adolescente, pensó por vez primera en su futuro, tuvo que embarcar rumbo a la civilización, de vuelta a Santa Cruz de Tenerife. Tenía una preparación muy superior a la de cualquier chico de mi edad en cuanto a filosofía, historia, literatura, geografía y así, pero también unas carencias tremendas en matemáticas, latín.... Tuvo la suerte de compensar unas con otras, en un curso de escuela con los curas. Debía de sentirse como un mono de atracción, el muchacho del desierto. Muy extraño, tenía que usar un zapato cuatro números mayor porque mis plantas eran un puro callo; negro renegrido, flaco. Sigo siendo un bicho raro, pero nunca me ha preocupado lo que la gente piense de mí, me preocupa mi felicidad. Pasado un tiempo se metió a nadar y entró en el equipo de España de natación; luego se presentó a profesor de buceo, aprobó, se enroló con Cousteau dos años. Mas tarde fue monitor del Centro de Investigaciones y Actividades Subacuáticas y profesor de buceo del buque escuela Cruz del Sur.
En enero del año 1959 contribuyo al rescate de las victimas de la tragedia de Ribadelago en Sanabria, en dos de sus obras: Anaconda y Sultana Roja hace referencia a este suceso, en Sultana Roja escribe: A la mañana siguiente abandone Orense para dirigirme directamente al lago de Sanabria y sentarme a almorzar en su orilla. Hacia tiempo que quería visitar el lugar del que tanto hablaba Sebastián, que siendo soldado había sido enviado a Ribadelago para participar en el rescate de docenas de víctimas a las que la muerte sorprendió en pleno sueño.
Me hice periodista por eso, me metí en las guerras y revoluciones de Guinea, Chad, Congo, República Dominicana, Bolivia, Guatemala., aprendí a ver el mundo desde otro punto de vista. En la Vanguardia, con 27 años, llegó a ser el periodista joven mejor pagado del país, una fortuna, y también llegó a ser el periodista más muerto de hambre. Se la jugó la política, una y dos veces consecutivas, por ponerse del lado de quienes se sublevaban al poder. Los cambios son necesarios, acostumbrarse a algo, por muy bueno que sea, a la larga produce insatisfacción. Me pagaban mucho, me creía la mamá de Tarzán, pero lo que yo deseaba en el fondo, que era ser escritor, lo estaba desperdiciando.
Tenía 40 años, además de tantos reportajes, llevaba plasmando sus sueños en páginas desde los 16. Pero esta vez se empeñó, lo dejó todo escribió Ébano y, en tres meses, subió en la lista de ventas. La gente se empeñó en que aquella novela le gustaba y todo se disparó. ¿Por qué? No lo sé. La línea entre el éxito y el fracaso es muy sinuosa.
Hasta hace seis años... dedicaba mi tiempo en tomar el sol en la piscina, no dar más golpe que escribir cuando me apetece, unos libros que me pagan maravillosamente; rodeado de mis hijos, feliz, con mi mujer y mi barquito de paseo y mis partidas de dominó cada tarde, y ningún problema en el horizonte. Pero un día hizo un dibujo y descubrió que el agua, impulsada 700 metros en el vacío, se desalinizaba. Si entonces había logrado una posibilidad entre cuatro millones (es decir, vivir de las novelas), por qué ahora no iba a conseguir una probabilidad de éxito entre el millón, que así se lo plantearon los ingenieros que estudiaron su idea. Se hipotecó, se enfrentó al mundo intentando demostrar su razón: Ahora soy 200 millones de pesetas más pobre, pero también más feliz. Estamos a punto de darle a Jordania y a Palestina un río de agua dulce gratuito. En Almería ya se está construyendo la primera planta desaladora de España.. Doscientos millones para pagar patentes y estudios y montar la compañía Desaladora AVF. Ahora quiero conseguir que en lugar de morirse ocho niños al minuto por falta de agua, mueran sólo cuatro, y que la gente riegue y viva menos contaminada. Si no lo hubiera intentado, entonces sí lo hubiera perdido todo, empezando por la fe en mí mismo, por no haberle echado los cojones suficientes, con perdón. Estos seis años de lucha y de sueños no me los quita nadie, aunque nadie me devuelva los 200 millones. Sería una buena alternativa para el Plan Hidrológico Nacional.
Sí, pero los ocho billones de pesetas del Plan Hidrológico son muy golosos y hay más interés en construir pantanos que plantas desaladoras.
Un par de novelas. Un contrato por dos libros sería suficiente para recuperar, si yo renunciara al dominó de todos los días... Tiene el récord de escritura en un fin de semana: un fin de semana, una novela. Normalmente le lleva escribirlas entre 15 días y un mes, Talento e imaginación, es lo único que tienes que poner de tu cosecha: todo lo demás está en el ordenador. Hay que saber usarlo, si quieres sinónimos, o palabras más bellas: el ordenador puede enriquecer la novela hasta donde a ti te dé la gana.
Dos vicios le quedan en la vida, la escritura y las mujeres. Me divierto como un enano, me río con los personajes, con lo que les pasa. La novela me cuenta las cosas. Mi mujer va leyendo lo que escribo y me pregunta, y ahora qué pasa: y yo qué sé. Yo he sido muy mujeriego, perdía más tiempo organizando mi vida sexual que escribiendo libros, si no fuera por el sexo en lugar de haber publicado casi 80 libros, podrían ser 160; en lugar de haber vendido 15 millones de ejemplares en España, podrían ser 30. Pero tengo sesenta y tantos años y mi mujer ya no está por la labor. Sí, con ella asenté la cabeza. Ella es, apasionada, lo cual ya te compensa. Claro que si me dejaran echar unas canas al aire todavía lo intentaría".
El 90% de la humanidad pretende ser más listo y más serio de lo que es. Yo he descubierto que es mucho más efectivo parecer tonto y frívolo sin serlo claro esta. En Venezuela hay una expresión: navegar con bandera de pendejo. Ya me gustaría a mí poder seguir siendo frívolo y beneficiarme a señoritas estupendas toda la vida. El que yo sea capaz de meterme en una guerra o enfrentarme a una orca no está reñido con la sensibilidad. El valor no quiere decir darte cachetadas con la gente, yo no he tenido que pegarme con nadie en toda mi vida. Pero si por tu profesión te toca meterte donde se pegan tiros, lo haces, y pasas miedo: yo he pasado pánico, y me he quedado sordo, y he tenido mil accidentes. Y luego puedo llorar en las películas. El macho no es ese señor cachas que…, la mayoría de esos cachas luego son maricones.
Ésta es mi forma de ser, viajo en primera y llevo mi filete empanado y mi tortilla, y si me convierto en uno de los diez hombres más ricos del planeta, con esto del agua, seguiré jugando la partida de domino con los mismos. En una ocasión un viejo indio que había vivido en la civilización le dijo: Los blancos consideran que su civilización es mejor que la nuestra, tan sólo porque han descubierto más cosas. Pero lo más importante, saber convivir en paz, aún no lo han descubierto... Tampoco han descubierto que nada de lo que tienen vale tanto como ser libre...
No pertenezco a ningún partido político porque quiero seguir teniendo la libertad de decir lo que pienso y hacer las críticas que me parezcan oportunas. No sabría vivir de otra manera.
Lógico para alguien que creció libre en el desierto como un nómada. Alguien que desde pequeño devoró todos los libros de Verne o Stevenson y voló sin límite con su imaginación a islas fantásticas. Para alguien que se hizo periodista, sólo para poder contar historias al resto del mundo. Para un soñador comprometido con la verdad.
Entrevistas:
https://www.el-mundo.es/magazine/m59/textos/alberto1.html
https://www.revistafusion.com/2003/julio/entrev118-2.htm
https://www.el-mundo.es/encuentros/invitados/2002/08/500/
https://www.mujeractual.com/entrevistas/figueroa/index.html
https://www.bnjm.cu/librinsula/2004/abril/17/entrevistas/entrevistas42.htm