saca-al-tarado
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- 22 Mar 2006
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Qué cosas tiene la gripe. Uno no suele encender la TV más que en fiestas de guardar y sin embargo el afán por matar las horas como sea hace darse de bruces con la realidad a través de los shows televisivos.
Ahora, en la 4, se han inventado una especie de caravana de mujeres hacia varios enclaves rurales y hay que reconocer la genialidad de sus guionistas, pues la troupe es variada. Entre ellos: el apocado y casi evidentemente virgen que aún vive con sus padres, el macarrilla-progre rural, un cachas y más que probable matón de discoteca de las cercanías cada sábado, un patán acaudalado,... Ellas también aportan de todo: alguna pobre desgraciada en busca de su última oportunidad, putones verbeneros en repliegue ante su general invierno personal, alguna que otra evidente oportunista, la que no sabe muy bien de qué va aquello, ...
Sin embargo, ¿sabrán estas pánfilas, o brujas que de todo habrá, dónde se meten?¿quién les ha hablado del bucolismo y la paz del campo sin advertirles de sus movimientos telúricos, de la amplificación a lo largo de generaciones de envidias, competencia y sabotajes mutuos?¿se habrán creído ese cuento propio del romanticismo sobre la armonía del hombre consigo mismo y la naturaleza?
Sí, sin duda ese programa nos regalará con muchos y variopintos momentos de placer, sin olvidar que tarde o temprano - más probablemente a medio o largo plazo- toda España hablará de aquel romance rural que salió mal, una historia bien aderezada con disparos de postas y algún cuerpo hinchado en el fondo de una acequia. Por el momento el detalle de estilo de meter a dos de las chicas en cada casa es promesa de extracciones de ojos sin anestesia.
Ahora, en la 4, se han inventado una especie de caravana de mujeres hacia varios enclaves rurales y hay que reconocer la genialidad de sus guionistas, pues la troupe es variada. Entre ellos: el apocado y casi evidentemente virgen que aún vive con sus padres, el macarrilla-progre rural, un cachas y más que probable matón de discoteca de las cercanías cada sábado, un patán acaudalado,... Ellas también aportan de todo: alguna pobre desgraciada en busca de su última oportunidad, putones verbeneros en repliegue ante su general invierno personal, alguna que otra evidente oportunista, la que no sabe muy bien de qué va aquello, ...
Sin embargo, ¿sabrán estas pánfilas, o brujas que de todo habrá, dónde se meten?¿quién les ha hablado del bucolismo y la paz del campo sin advertirles de sus movimientos telúricos, de la amplificación a lo largo de generaciones de envidias, competencia y sabotajes mutuos?¿se habrán creído ese cuento propio del romanticismo sobre la armonía del hombre consigo mismo y la naturaleza?
Sí, sin duda ese programa nos regalará con muchos y variopintos momentos de placer, sin olvidar que tarde o temprano - más probablemente a medio o largo plazo- toda España hablará de aquel romance rural que salió mal, una historia bien aderezada con disparos de postas y algún cuerpo hinchado en el fondo de una acequia. Por el momento el detalle de estilo de meter a dos de las chicas en cada casa es promesa de extracciones de ojos sin anestesia.