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En estos últimos días se ha hablado mucho de Camilo Sesto y su digievolución de cantante melódico de mucho éxito a freak absoluto, convirtiéndose en una suerte de Maicol Jackson nacional. Aún con todo, en ese hilo, se podía ver que entre cachondeo y tuneo quedaba una gran admiración por su voz y su obra. Me parece, de hecho, que nadie ahí entró para decir que sus canciones eran malas o que no tuviese talento. Todo lo contrario, y es que en esta casa impera el buen gusto. Más o menos.
Luego está Maná.
No, eh, mira, eso no. Qué asco de grupo, qué baladotas más infumables, que horror tener que escuchar esa castaña en la sala de espera del dentista o en el taxi de turno.
Pero eso no es lo que nos interesa ahora.
El vocalista de Maná, al borde de la muerte a causa de las cirugías estéticas
El caso es que el cantante de Maná fue a operarse para quitarse la papada, y al stavroguin de turno se le fue la mano, derivando en que le cortó una vena y nuestro hamijo casi muere desangrado como un gorrino en la mesa de operaciones. Veamos cómo le ha quedado el jeto al muelles de San Blas.
¡Mucho mejor! Ahora tiene ese aire así como de ser sintético, como si un muñeco de goma estuviese bajando una montaña rusa. Se le ve más feliz, ni punto de comparación.
Y ya de paso, se pudo operar las tetas.
Aunque creo que las mamellas son imprescindibles para poder hablar con los peces.
"¡Esa farlopa es mía!"
En resumen: Odio a Maná y a su ridículo cantante. Ojalá se mueran todos ahogados en el puto muelle ese. Con unos zapatos de cemento a ser posible.
Luego está Maná.
No, eh, mira, eso no. Qué asco de grupo, qué baladotas más infumables, que horror tener que escuchar esa castaña en la sala de espera del dentista o en el taxi de turno.
Pero eso no es lo que nos interesa ahora.
El vocalista de Maná, al borde de la muerte a causa de las cirugías estéticas
El caso es que el cantante de Maná fue a operarse para quitarse la papada, y al stavroguin de turno se le fue la mano, derivando en que le cortó una vena y nuestro hamijo casi muere desangrado como un gorrino en la mesa de operaciones. Veamos cómo le ha quedado el jeto al muelles de San Blas.
¡Mucho mejor! Ahora tiene ese aire así como de ser sintético, como si un muñeco de goma estuviese bajando una montaña rusa. Se le ve más feliz, ni punto de comparación.
Y ya de paso, se pudo operar las tetas.
Aunque creo que las mamellas son imprescindibles para poder hablar con los peces.
En resumen: Odio a Maná y a su ridículo cantante. Ojalá se mueran todos ahogados en el puto muelle ese. Con unos zapatos de cemento a ser posible.
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