Nyotai Mori
Veterano
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- 16 Ago 2003
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Ya conté en una ocasión anterior alguna cosilla de las que pasan por aquí en la oficina... y es que en todos lados cuecen habas, y en Japón igual no se llaman habas, pero también las cuecen.
Pues bien, hállome yo aquí, a las 17:44 de la tarde en la oficina. Aunque fuera la temperatura ambiente es fría, no nos engañemos, hace un frío de cojones y hasta los pingüinos van con bufanda, pero algún hideputa japo de estos que trabajan aquí conmigo debe ser el puto hombre de hielo, además de el único que sabe controlar el panel de la ventilación/calefacción y tal. Porque ahora mismo el puto termómetro marca 32 grados. ¡Pero joder! ¿A qué puto chino loco se le ocurre poner la calefacción a 32 grados por propia iniciativa? A este hijoputa me lo tenía yo que llevar a Sevilla en Agosto, que verás tú como se metía las manos en el culo y no tocaba más la calefacción.
Pero bueno, exaltaciones aparte, ése es sólo el menor de los males. La cosa es que tras la hora de la comida, volvemos a estar sin café. Podría decirse que estamos en una parte tranquila del proyecto y como que hay poco que hacer. Unos miramos foros, otros leen cómics, otros se la tocan... total, cada uno con su paranoia y dios en la de todos.
A mí me ha dao por escuchar la radio a través de internet, así que siempre estoy con los cascos puestos.
Pero es ahora cuando viene lo bueno... El francés que trabaja en el cubículo de mi izquierda, se levanta partiéndose el culo y me mira. A esto que el alemán del cubículo de enfrente hace lo propio (de éste último sí que no me esperaba una reacción así, porque es tan expresivo como un playmobil). Y total, extrañado, me quito los cascos y es cuando me doy cuenta de cúal es la broma.
Lévemente, pero se oía perfectamente... ¡ronquidos! Joder, alguien roncando en la oficina. Por eso se estaban despollándo los comunitarios. Total... que los tres de pie, mirándonos unos a los otros y tratando de ubicar el cubículo del cuál procedían tamaños ronquidos. Ahí no queda la cosa... de repente se escucha uno de esos ronquidos bestiales, de esos que cuando los das te despiertas tú mismo del susto. Y ahí ya ha sido el despolle total... han empezado a alzarse cabezas de los demás cubículos alarmadas por los ruidos.
Hemos hecho una expedición a lo Indiana Jones y hemos localizado al sujeto. Dormitaba plácidamente sobre unos cuantos folios y algo de su baba. Con la bolsa del Mcdonalds al lado y una hamburguesa medio mordida en una mano. Su playstation en la loopdemo en la que quizá estaba trabajando y su ordenata con el salvapantallas.
Qué bonita es la vida en una compañía como esta. Y así, vamos pasando la tarde en la oficina... pimpam, pimpam...
PD: ¿Por qué coño tiene que estar mi cubículo al lado de la puerta?
Pues bien, hállome yo aquí, a las 17:44 de la tarde en la oficina. Aunque fuera la temperatura ambiente es fría, no nos engañemos, hace un frío de cojones y hasta los pingüinos van con bufanda, pero algún hideputa japo de estos que trabajan aquí conmigo debe ser el puto hombre de hielo, además de el único que sabe controlar el panel de la ventilación/calefacción y tal. Porque ahora mismo el puto termómetro marca 32 grados. ¡Pero joder! ¿A qué puto chino loco se le ocurre poner la calefacción a 32 grados por propia iniciativa? A este hijoputa me lo tenía yo que llevar a Sevilla en Agosto, que verás tú como se metía las manos en el culo y no tocaba más la calefacción.
Pero bueno, exaltaciones aparte, ése es sólo el menor de los males. La cosa es que tras la hora de la comida, volvemos a estar sin café. Podría decirse que estamos en una parte tranquila del proyecto y como que hay poco que hacer. Unos miramos foros, otros leen cómics, otros se la tocan... total, cada uno con su paranoia y dios en la de todos.
A mí me ha dao por escuchar la radio a través de internet, así que siempre estoy con los cascos puestos.
Pero es ahora cuando viene lo bueno... El francés que trabaja en el cubículo de mi izquierda, se levanta partiéndose el culo y me mira. A esto que el alemán del cubículo de enfrente hace lo propio (de éste último sí que no me esperaba una reacción así, porque es tan expresivo como un playmobil). Y total, extrañado, me quito los cascos y es cuando me doy cuenta de cúal es la broma.
Lévemente, pero se oía perfectamente... ¡ronquidos! Joder, alguien roncando en la oficina. Por eso se estaban despollándo los comunitarios. Total... que los tres de pie, mirándonos unos a los otros y tratando de ubicar el cubículo del cuál procedían tamaños ronquidos. Ahí no queda la cosa... de repente se escucha uno de esos ronquidos bestiales, de esos que cuando los das te despiertas tú mismo del susto. Y ahí ya ha sido el despolle total... han empezado a alzarse cabezas de los demás cubículos alarmadas por los ruidos.
Hemos hecho una expedición a lo Indiana Jones y hemos localizado al sujeto. Dormitaba plácidamente sobre unos cuantos folios y algo de su baba. Con la bolsa del Mcdonalds al lado y una hamburguesa medio mordida en una mano. Su playstation en la loopdemo en la que quizá estaba trabajando y su ordenata con el salvapantallas.
Qué bonita es la vida en una compañía como esta. Y así, vamos pasando la tarde en la oficina... pimpam, pimpam...
PD: ¿Por qué coño tiene que estar mi cubículo al lado de la puerta?