cuellopavo
El hombre y la caja
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- 23 Abr 2006
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Veinte años de cumplida y respetuosa dedicación y ahora me entero de que, sin un estudio antropométrico, mi valoración sobre las mujeres es un fiasco.
A mi ex, no le calibré nunca sus medidas, pero sospecho que rozaban el equilibrio de la perfección. Y aquí me viene el desasosiego.
Leídos con asombro y pasmo los últimos estudios antropométricos sobre la mujer española no acierto a encajar del todo a quien fue mi novia en su morfotipo correspondiente. ¿Era una chica “diábolo” con un perímetro de pecho y una cadera simétricos y una cintura estrecha? ¿Pertenecía al grupo de las llamadas “mujeres campana”, con el pecho y la cintura simétricos pero con las caderas anchas? ¿Se acercaba más al tipo “cilindro” con su simetría entre pecho, cintura y cadera?A día de hoy mi antigua novia está casada con un tipo estupendo y disfruta de la alegría de dos hijos que adornan su sonrisa. Las cosas así, mi análisis está basado más en el recuerdo que en una toma de datos actualizada, pero en cualquier caso el resultado es estrictamente empírico.
Descarto de entrada el morfotipo “cilindro”. Simetría había, pero una cosa es la correspondencia exacta en forma, tamaño y posición de las partes importantes de su cuerpo, y otra la ausencia de curvas. Y aquella chica tenía más curvas que la entrada a Luarca.
El recuerdo de mis escaramuzas nocturnas me inclina más hacia el modelo “campana”, pero el nombrecito de marras me empuja al recuerdo del badajo y sólo pensarlo me da escalofríos. Existía, es cierto, equilibrio entre pecho y cintura pero no tenía las caderas anchas. Unas caderas anchas son a la mujer lo que un camión de gran tonelaje a las carreteras. A nada que te descuidas lo ocupan todo. Ella no era así.
Rozaba lo que llaman “cintura de avispa”. Eso cuadra más con las formas de la llamada mujer “diábolo”. Pecho y cadera simétricos, tanto en plano vertical como horizontal, y una cintura a modo de volante de fórmula 1.
Mi análisis me alivia pero no me libera totalmente del agobio y me paso el día viendo campanas y cilindros por todas partes. Incluso la estanquera me ha preguntado que por qué la miraba con esa cara de pavor al comprar tabaco esta mañana.
A medida que la vida pasa, los sueños del hombre se reducen. Cercano a las puertas de la edad que asoma al valle descendente, mis ambiciones apenas me inquietan y tan sólo me fijo en las mujeres por lo que son y no por lo que aparentan ser. Más cerebros que cuerpos, más sensibilidades que indiferencias y más compañeras que rivales.
¿Seré yo un diábolo?
Igual el hilo no va con los temas del subforo, en ese caso, muévanlo al general
A mi ex, no le calibré nunca sus medidas, pero sospecho que rozaban el equilibrio de la perfección. Y aquí me viene el desasosiego.
Leídos con asombro y pasmo los últimos estudios antropométricos sobre la mujer española no acierto a encajar del todo a quien fue mi novia en su morfotipo correspondiente. ¿Era una chica “diábolo” con un perímetro de pecho y una cadera simétricos y una cintura estrecha? ¿Pertenecía al grupo de las llamadas “mujeres campana”, con el pecho y la cintura simétricos pero con las caderas anchas? ¿Se acercaba más al tipo “cilindro” con su simetría entre pecho, cintura y cadera?A día de hoy mi antigua novia está casada con un tipo estupendo y disfruta de la alegría de dos hijos que adornan su sonrisa. Las cosas así, mi análisis está basado más en el recuerdo que en una toma de datos actualizada, pero en cualquier caso el resultado es estrictamente empírico.
Descarto de entrada el morfotipo “cilindro”. Simetría había, pero una cosa es la correspondencia exacta en forma, tamaño y posición de las partes importantes de su cuerpo, y otra la ausencia de curvas. Y aquella chica tenía más curvas que la entrada a Luarca.
El recuerdo de mis escaramuzas nocturnas me inclina más hacia el modelo “campana”, pero el nombrecito de marras me empuja al recuerdo del badajo y sólo pensarlo me da escalofríos. Existía, es cierto, equilibrio entre pecho y cintura pero no tenía las caderas anchas. Unas caderas anchas son a la mujer lo que un camión de gran tonelaje a las carreteras. A nada que te descuidas lo ocupan todo. Ella no era así.
Rozaba lo que llaman “cintura de avispa”. Eso cuadra más con las formas de la llamada mujer “diábolo”. Pecho y cadera simétricos, tanto en plano vertical como horizontal, y una cintura a modo de volante de fórmula 1.
Mi análisis me alivia pero no me libera totalmente del agobio y me paso el día viendo campanas y cilindros por todas partes. Incluso la estanquera me ha preguntado que por qué la miraba con esa cara de pavor al comprar tabaco esta mañana.
A medida que la vida pasa, los sueños del hombre se reducen. Cercano a las puertas de la edad que asoma al valle descendente, mis ambiciones apenas me inquietan y tan sólo me fijo en las mujeres por lo que son y no por lo que aparentan ser. Más cerebros que cuerpos, más sensibilidades que indiferencias y más compañeras que rivales.
¿Seré yo un diábolo?
Igual el hilo no va con los temas del subforo, en ese caso, muévanlo al general