Desde el año 985, la existencia del Imperio Romano de Oriente se ve
amenazada por un nuevo enemigo: los búlgaros.
A finales del siglo X, los búlgaros tienen un poderoso imperio que abarca
todos los Balcanes, con capital en Prilep ( u Ohryd). Es pues un verdadero
rival para el imperio de Constantinopla.
El bizantino Basilio II teme la hegemonía creciente de Samuel Esteban, el
zar de los búlgaros. En el año 981 comanda un gran ejército hacia territorio
balcánico, donde se enfrentará con las inferiores fuerzas búlgaras, cerca de
Sofía. Pero las tropas del zar Samuel cuentan con mejores comandantes
que los bizantinos, les derrotan, y el emperador debe volverse a
Constantinopla con los supervivientes.
Los búlgaros avanzan sobre la frontera del Imperio Bizantino. Los primeros
enfrentamientos esporádicos comienzan hacia el año 985. Entonces el
emperador bizantino ordena los preparativos para librar una gran campaña
militar con el fin de someter a los balcánicos.
Cuatro años después, Basilio II liderará un nueva hueste que parte hacia
Bulgaria, pero vuelven a ser rechazados otra vez por Samuel y deben
retroceder ante los búlgaros.
Sin embargo el emperador bizantino persevera. Hace acopio de las arcas de
Constantinopla y levanta otro nuevo ejército en tres años. En el 994,
comanda un contingente que consigue penetrar en territorio enemigo con
éxito.
Las tornas cambian, y los bizantinos comienzan a empujar a los búlgaros.
Seis años después, Basilio II acometerá de nuevo con otra poderosa fuerza,
de tal suerte que unos 4 años después, en el año 1005, los búlgaros han
perdido la mitad de su territorio, ahora tributario de Constantinopla. Pero
el zar Samuel no está vencido y aún sigue dispuesto a recuperar sus
dominios.
En el 1014, tras mas de 30 años de enfrenamientos, Basilio II ha reunido,
armado y entrenado las tropas suficientes como para acometer una embestida
definitiva contra los balcánicos, y presenta batalla a los miles de búlgaros
congregados por el zar Samuel en los pasos de la montaña de Clidion.
La lucha dura varios días. El propio Basilio comanda a sus tropas espada en
mano, y guía a sus hombres hasta que consiguen rodear a un gran número de
búlgaros en el valle de Balathista, por el que pasa el río Struma. Unos
15.000 guerreros búlgaros se rinden ante los vítores de los bizantinos. El
resto fueron masacrados durante los enfrentamientos.
Samuel recibe la noticia de que el magnánimo emperador Basilio II libertará
a sus prisioneros, permitiéndoles volver a Prilep. El zar sale a las afueras
de la ciudad a recibir a los suyos.
Sin embargo, algo no va bien. Samuel se queda atónito al comprobar que los
primeros soldados que vuelven caminan muy despacio, tambaleándose. Van todos
agarrados unos a otros, en columnas o filas de a uno, con las manos puestas
sobre los hombros del que les precede.
El zar búlgaro se acerca a ellos y comprueba que algunos tienen vendados los
ojos, otros no. Al ver sus rostros aprecia rápidamente que les han extraído
los ojos. Samuel comienza a palidecer cuando deduce que el resto caminan de
esa forma por que han corrido la misma suerte. Todos, excepto los que van en
cabeza de cada fila; a unos 150 les habían sacado un solo ojo para que
pudiesen guiar a los demás. Así lo había dispuesto el cruel emperador
Basilio.
Al zar Samuel comienza a faltarle la respiración, se agarra al pecho y cae
al suelo. Agoniza durante dos días, hasta sufrir un letal fallo cardíaco,
causado sin duda por la terrible impresión vivida. Tenía 35 años de edad.
A los cuatro años Bulgaria fue anexionada al Imperio Romano de Oriente.
Por sus atrocidades en las campañas de Bulgaria, el emperador Basilio II
recibiría de los suyos el sobrenombre griego de "Bulgaróktonos" que
literalmente significa "matador de búlgaros".
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Gracias a De Re Militari
amenazada por un nuevo enemigo: los búlgaros.
A finales del siglo X, los búlgaros tienen un poderoso imperio que abarca
todos los Balcanes, con capital en Prilep ( u Ohryd). Es pues un verdadero
rival para el imperio de Constantinopla.
El bizantino Basilio II teme la hegemonía creciente de Samuel Esteban, el
zar de los búlgaros. En el año 981 comanda un gran ejército hacia territorio
balcánico, donde se enfrentará con las inferiores fuerzas búlgaras, cerca de
Sofía. Pero las tropas del zar Samuel cuentan con mejores comandantes
que los bizantinos, les derrotan, y el emperador debe volverse a
Constantinopla con los supervivientes.
Los búlgaros avanzan sobre la frontera del Imperio Bizantino. Los primeros
enfrentamientos esporádicos comienzan hacia el año 985. Entonces el
emperador bizantino ordena los preparativos para librar una gran campaña
militar con el fin de someter a los balcánicos.
Cuatro años después, Basilio II liderará un nueva hueste que parte hacia
Bulgaria, pero vuelven a ser rechazados otra vez por Samuel y deben
retroceder ante los búlgaros.
Sin embargo el emperador bizantino persevera. Hace acopio de las arcas de
Constantinopla y levanta otro nuevo ejército en tres años. En el 994,
comanda un contingente que consigue penetrar en territorio enemigo con
éxito.
Las tornas cambian, y los bizantinos comienzan a empujar a los búlgaros.
Seis años después, Basilio II acometerá de nuevo con otra poderosa fuerza,
de tal suerte que unos 4 años después, en el año 1005, los búlgaros han
perdido la mitad de su territorio, ahora tributario de Constantinopla. Pero
el zar Samuel no está vencido y aún sigue dispuesto a recuperar sus
dominios.
En el 1014, tras mas de 30 años de enfrenamientos, Basilio II ha reunido,
armado y entrenado las tropas suficientes como para acometer una embestida
definitiva contra los balcánicos, y presenta batalla a los miles de búlgaros
congregados por el zar Samuel en los pasos de la montaña de Clidion.
La lucha dura varios días. El propio Basilio comanda a sus tropas espada en
mano, y guía a sus hombres hasta que consiguen rodear a un gran número de
búlgaros en el valle de Balathista, por el que pasa el río Struma. Unos
15.000 guerreros búlgaros se rinden ante los vítores de los bizantinos. El
resto fueron masacrados durante los enfrentamientos.
Samuel recibe la noticia de que el magnánimo emperador Basilio II libertará
a sus prisioneros, permitiéndoles volver a Prilep. El zar sale a las afueras
de la ciudad a recibir a los suyos.
Sin embargo, algo no va bien. Samuel se queda atónito al comprobar que los
primeros soldados que vuelven caminan muy despacio, tambaleándose. Van todos
agarrados unos a otros, en columnas o filas de a uno, con las manos puestas
sobre los hombros del que les precede.
El zar búlgaro se acerca a ellos y comprueba que algunos tienen vendados los
ojos, otros no. Al ver sus rostros aprecia rápidamente que les han extraído
los ojos. Samuel comienza a palidecer cuando deduce que el resto caminan de
esa forma por que han corrido la misma suerte. Todos, excepto los que van en
cabeza de cada fila; a unos 150 les habían sacado un solo ojo para que
pudiesen guiar a los demás. Así lo había dispuesto el cruel emperador
Basilio.
Al zar Samuel comienza a faltarle la respiración, se agarra al pecho y cae
al suelo. Agoniza durante dos días, hasta sufrir un letal fallo cardíaco,
causado sin duda por la terrible impresión vivida. Tenía 35 años de edad.
A los cuatro años Bulgaria fue anexionada al Imperio Romano de Oriente.
Por sus atrocidades en las campañas de Bulgaria, el emperador Basilio II
recibiría de los suyos el sobrenombre griego de "Bulgaróktonos" que
literalmente significa "matador de búlgaros".
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Gracias a De Re Militari