ilovegintonic rebuznó:
Claro. Claro. Esa es la razón de tanta amargura, de tanto dolor, incluso la razón de éste foro.
Pero es lo que hay.
Y es lo que debemos aprender a manejar. Debemos saber jugar con las cartas que nos han tocado, no con las que nosotros quisieramos que nos hubieran tocado
Y el que pierda el tiempo en pensar en las cartas que deberían haberle tocado no encontrará sino amargura, derrota y decepción.
No puedo por menos que darte la razón.
El problema es que las mujeres utilizan el sexo como medio para conseguir otras cosas. El modelo si-yo-follo-contigo-es-para-que-tú-seas-mi-novio sigue vigente.
Durante siglos hemos sido objeto de una educación que tenía por objeto anular y destruir todo tipo de libertad sexual, hasta tal punto que hasta, pongamos, 1970, la sociedad española era muy parecida a las actuales sociedades musulmanas. No olvidemos que el integrismo católico fue más grande en España que en ningún otro país de mundo y pervivió hasta hace muy poco. Yo, a mis años, aún he conocido muchas de sus manifestaciones.
Y una de ellas es la negativa femenina al sexo por el sexo. No diré yo que las mujeres sean unas reprimidas y se sientan sucias. Quizá nuestras madres y abuelas sí, y se negaran al sexo considerándolo pecado en una mayoría, pero ya otras lo utilizaban como modo para tener controlado al novio. Es decir, el "no te lo daré hasta que no te cases conmigo". Como eso suponía un contrato de mantenimiento para toda la vida, fácil es darse cuenta del valor económico que se daba al sexo. Dejo a la discreción de los lectores y lectoras las consecuencias de esto en cuanto a la frustración matrimonial.
En la siguiente generación, con la pérdida de importancia del tabú religioso, el sexo no se liberalizó en España pues las mujeres se dieron cuenta de que, siendo el sexo una necesidad por lo que se ve -a las pruebas me remito- más acuciante entre los hombres que entre las mujeres, ellas siguieron reservando su sexo como medio para cazar a la pareja y mantenerla sujeta: "Yo te daré sexo si me perteneces, si te portas bien, si me eres fiel y me mantienes (ahora la situación económica relativiza el mantenimiento de una persona por otra. Si las cosas han cambiado en el sexo, igual esto tiene algo que ver), y además sabes que nadie más te lo va a dar, salvo a cambio de un trabajosísimo periodo de seducción igual que el que yo te he sometido a ti, para saber si eres adecuado para mí".
Los siglos de educación antisexual y oscurantismo religioso también pesaron en el hombre, claro, que se sentía en la obligación de demostrar su masculinidad seduciendo, y exigiendo la absoluta fidelidad de su pareja como medio, no advertido, de reducir el contacto sexual libre entre la sociedad.
¿Es esto bueno y positivo? Que juzgue cada cual el estado de la sociedad. Yo simplemente digo que si la sociedad no sacralizase tanto el sexo, viviríamos mejor, más felices y follaríamos más. ¿Está la gente contenta con su relación sexual? Yo sólo veo que en prensa e internet la oferta de prostitución es cada vez mayor.
Pero eso, creo, es cosa de esta sociedad. En otras que he conocido, las de los países latinos, el sexo, las relaciones de pareja, los cuernos, los divorcios y los polvos se llevan con mucha más naturalidad, sin tantas tragedias wagnerianas como aquí.
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