Empresa tecnológica, innovadora. Una startup de la época, cuando el término startup aún no se manejaba entre la hélite madrilenya.
Dos sociedades, proveedor de sistema-cliente de sistema, tres socios por sociedad. Tres empleados la una, y dos la mía. Sí, han contado bien, más jefes-socios (y sus señoras, jefas-socias que no iban, claro) que empleados y, su conforero, jefe no socio. La única que no mandaba, la de la limpieza.
Capital semilla del Banco (llamémoslo Ejem) para la sociedad cliente, y no calderilla. Más roscos que en Reyes.
¿Qué era aquello tan maravilloso que hacíamos?
A efectos políticos, la rehostia. A efectos prácticos, una reputísima mierda, infumable e invendible.
Servicio técnico externalizado a Cuba. Sí, sí, han leído bien también. Estudiantes cubanos majos, eso sí, currando en negro desde la hunibersidad (creo que de La Habana), porque era el único sitio en el que tenían internecs. Y no siempre, porque se les iba la luz, y adiós servicio técnico, a tomar por el culo.
Tras mis denodados esfuerzos, aquello reflota, por supuesto. Pero, hete aquí la sorpresa, que puse a currar a todo Dios. Y todo Dios, es decir, los jefísimos y alguno de sus acólitos, bufó. Que ellos no, que ellos a sus sesiones de coaching, a sus ferias, a sus presentaciones. Vamos, que éramos unos 15 en total, y ahí currábamos el que escribe, y la chavala de la recepción.
Como no podía ser de otro modo, me enganché del pescuezo con el director correspondiente de la otra sociedad, que era proveedora, al fin y al cabo, porque a uno le pueden tocar los cojones, siempre que el que toca se deje tocar también. Y siempre con cariño.
Al día siguiente, la cuenta firmada.
A los dos meses, la empresa con la persiana echada.
A los dos años, testigo en juicio en el que, por supuesto, salieron de rositas los Jinetes del Apocalipsis.
Así que sí, como pone el forero
@naxo acertadamente (al igual que el resto de habenturas de los demás foreros), los fenómenos de la empresa "A" y sus señoras se dedicaban a eso, a enganchar incautos capitalistas e ignorantes de tema técnico, un añito de sociedad a base de pasta ajena, todo su grupúsculo zumbando de una empresa a otra, persiana y ruina, y a otra cosa, mariposa. Llevo contadas seis más desde entonces de estas buenas gentes. Y ahí siguen, en la cresta permanente.
Así que también, y concluyo, no es tanto el saber hacer, gestionar o idear. Es el venderse, uno mismo, su producto, su sistema, su loquesea. Tipos y tipas altos y guapos, de verbo ágil, de club de campo, de esto y de lo otro, comiéndoles la cabeza a las víctimas (gañanes con pasta) y a los bancos como quien llega a la oficina y se pone un cafelito.
Lo del tema de los bancos, otro número allá. He llegado a pensar que, directamente, tienen X millones para invertir en temas y los reparten siempre a los mismos, aunque se la metan una y otra vez. Se la suda, o se reparten también. A saber.