Construir sobre la mentira un domingo por la mañana

  • Iniciador del tema Iniciador del tema LeChuck
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Aún recuerdo el vídeo corporativo que grabaron en una empresa en la que apenas llevaba dos meses de becaria.
Una semana entera el personal hablando del asunto, todos ilusionados porque iban a salir en internet, en la web de la empresa, en youtube, todo comentario dejaba entrever la ilusión expectante, el deseado salto al estrellato.

Cuando el famoso día de grabación llegó, el pasillo de entrada a la oficina era un desfile de todos nosotros dando lo mejor de cada uno, los hombres aparecieron repeinados con trajes de dudoso patronaje, excesivamente perfumados, haciendo gracietas entre ellos, lanzándose chistes y divertidos improperios. Las mujeres, por nuestro lado, protagonizamos un exuberante ejercicio de pavoneo, sacando a pasear camisas, blusas, faldas y kilos de maquillaje.
El ambiente recordaba a las bambalinas de una entrega de premios, todo era simpatía y buenos propósitos. Éramos felices.


Pero la vida en ocasiones es desoladora y tras la espera eterna que supuso la instalación de cámaras de rodaje, focos, más focos y dos asesores de la empresa de grabación, comenzaron a entrar, para nuestro desconcierto, decenas de otros hombres y mujeres, altos y apuestos ellos, guapas y arrebatadoras ellas, una de las cuales, por cierto, se permitió borrarme el lunar postizo que me había permitido , alegando que parecía una prostituta.

Aquellos individuos se sentaban en nuestras sillas, en nuestras mesas, tocaban nuestros bolígrafos y cuando un chico gritó "grabando! " comenzaron a presionar los teclados de los ordenadores, mirando fijamente las pantallas apagadas.
Sonreían y se atusaban el pelo, y movían los labios haciendo que hablaban unos con otros, sacando papeles de los cajones y cerrándolos rápidamente.
La de mi puesto cogía el teléfono y hacía como que respondía.

- Claro que sí, ahora mismo lo tienes.


Meses después salió el vídeo de una empresa que no era la nuestra, una utopía, una macabra escenificación. Cada uno de esos actores se llevó un pedazo de nuestro corazón de vulgares y malolientes asalariados.
 
Aún recuerdo el vídeo corporativo que grabaron en una empresa en la que apenas llevaba dos meses de becaria.
Una semana entera el personal hablando del asunto, todos ilusionados porque iban a salir en internet, en la web de la empresa, en youtube, todo comentario dejaba entrever la ilusión expectante, el deseado salto al estrellato.

Cuando el famoso día de grabación llegó, el pasillo de entrada a la oficina era un desfile de todos nosotros dando lo mejor de cada uno, los hombres aparecieron repeinados con trajes de dudoso patronaje, excesivamente perfumados, haciendo gracietas entre ellos, lanzándose chistes y divertidos improperios. Las mujeres, por nuestro lado, protagonizamos un exuberante ejercicio de pavoneo, sacando a pasear camisas, blusas, faldas y kilos de maquillaje.
El ambiente recordaba a las bambalinas de una entrega de premios, todo era simpatía y buenos propósitos. Éramos felices.


Pero la vida en ocasiones es desoladora y tras la espera eterna que supuso la instalación de cámaras de rodaje, focos, más focos y dos asesores de la empresa de grabación, comenzaron a entrar, para nuestro desconcierto, decenas de otros hombres y mujeres, altos y apuestos ellos, guapas y arrebatadoras ellas, una de las cuales, por cierto, se permitió borrarme el lunar postizo que me había permitido , alegando que parecía una prostituta.

Aquellos individuos se sentaban en nuestras sillas, en nuestras mesas, tocaban nuestros bolígrafos y cuando un chico gritó "grabando! " comenzaron a presionar los teclados de los ordenadores, mirando fijamente las pantallas apagadas.
Sonreían y se atusaban el pelo, y movían los labios haciendo que hablaban unos con otros, sacando papeles de los cajones y cerrándolos rápidamente.
La de mi puesto cogía el teléfono y hacía como que respondía.

- Claro que sí, ahora mismo lo tienes.


Meses después salió el vídeo de una empresa que no era la nuestra, una utopía, una macabra escenificación. Cada uno de esos actores se llevó un pedazo de nuestro corazón de vulgares y malolientes asalariados.
Curioso que la gente se perfume para salir en un vídeo, como si los vídeos emitirse olor
 
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