He estado leyendo una entrevista a Arcadi Espada que habla un poco de toda esta mierda del virus chino que no acaba nunca:
Una pandemia, como otras muchas cosas, no se puede contar en directo. Es decir, usted no puede dar cada media hora si el índice de contagios ha bajado o no sé qué, el índice de la enfermedad, el número de muertos o el número de ingresados, el número de personas que han contraído el Covid-19 por segunda vez, el número de Covid-19 prolongado... Es una cosa que no tiene ningún sentido, pero no tiene ningún sentido nada más que el ruido: "La pandemia sube dos puntos, y baja dos puntos al día siguiente o los mantiene...” Hay cosas que no se pueden contar en directo, es que es así de simple; simplemente porque una de las graves cuestiones del periodismo es que no se acostumbra al manejo de las series estadísticas o manejo racional de las estadísticas.
Usted no puede decir "la violencia de género", que es una de las cosas que les encanta, "ha aumentado este año un 50%", porque hemos pasado de 48 a lo mejor a 48 más 24. ¿Y eso qué?, o sea, ¿eso es revelador? O los accidentes de tráfico... Hay cuestiones que necesitan series largas porque sin ellas, no se puede saber nada real y cierto sobre lo que estamos hablando. Pues con la pandemia ha pasado exactamente lo mismo: la gente se cree que la sobreinformación es más información y no, es menos información.
La vida es lo más importante que hay, evidentemente, no hay otro valor por encima de la vida, esa tontería de: la libertad está por encima de la vida. Eso lo dicen quienes no la pierden.
Por lo tanto, estoy dispuesto a admitir que evidentemente la vida es el valor. Ahora bien, decir a un señor que no salga de casa, prohibírselo, es una decisión hard (dura); no es una decisión cualquiera, es una decisión que ha de estar basada en criterios científicos indiscutibles. Y criterios científicos quiere decir no aquello que nos parece que... Sino aquello que efectivamente es con el nivel de conocimientos que tenemos en el momento que tomamos la decisión porque la ciencia, como usted sabe, a nuevos datos, nuevas decisiones. Pero claro, qué certidumbre había de que encerrando a los niños en las casas, poniendo el acento en el lavado de manos y no en la circulación del aire en los lugares interiores, sacando al perro y dejando a los niños, y cerrando los parques como cerraron… Vamos a ver, ¿cuáles eran las evidencias científicas de todo esto? Y, por supuesto, sin uso de mascarilla que luego se ha convertido en un fetiche. ¿Había certidumbre científica de eso? No. ¿Es posible que los epidemiólogos nos digan ahora que el virus se transmitía por el aire pero que no lo sabían, que no lo supieron hasta un tiempo después, cuando sabían que era, por ejemplo, un virus respiratorio y que los virus respiratorios se transmiten por los aerosoles y todas esas cosas y no por el contacto?, ¿no sabían esto?
En fin, la gripe no es una enfermedad como el Sida, o sea, yo comprendo que con el sida hubiera perplejidad, es una enfermedad que coges por una actividad sexual, no es una cosa muy común. Quiero decir con esto que cuando tú tomas medidas de ese calibre tan drástico, tienes que estar muy seguro científicamente.
Aún nadie sabe ni puede decir… Bueno sí, esa persona que está al frente del Gobierno de España y que dijo una vez a boleo que él había salvado en persona un millón de vidas, o yo no sé qué barbaridades dijo.
La verdad es que lo que no se sabe hoy, es si el tipo de confinamiento que hubo en algunas sociedades, por ejemplo la española, que fue el más duro, en realidad no contribuyó a la multiplicación del virus. Porque si ahora estamos poniendo el acento en que la gente no esté junta en sitios, ¿cómo estaba la gente en las casas hace un año y medio? ¿Había mascarillas en las casas? ¿Se guardaba la distancia de seguridad entre abuelos y nietos? No, lo único que hacías era lavarte las manos.
La sociedad está hoy, vive hoy, y especialmente la sociedad española, en un cierto estado de letargia, véase por ejemplo lo que está pasando con las mascarillas. España es un país que las mascarillas las tiene como fetiches. Usted ahora mismo va por cualquier ciudad europea o americana, y no ve al 60 % de la gente en la calle con mascarilla. Es que en Madrid, en Barcelona, en Valencia, en Sevilla… el 60 % las personas van con mascarilla por la calle, cuando se sabe absolutamente que es escasamente útil en interiores y desde luego absurdamente inútil en exteriores. ¿Por qué pasa eso? Las sociedades tienen misterios.