Coronavirus: foreros sin nadie que se les quiera acercar ni a pegarle el COVIC el Gnomo

Estado
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¿cómo va a haber 365 contagiados nada más y hace una semana, sólo en la fábrica de embutidos ésa de Aragón, hubo casi 200? :lol:
esto es como la puta que dice que a ella nunca le ha dado positivo el sidra


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A estas alturas, fiarse de los test es como fiarse en una comida de que tu cuñado va a tener la boca cerrada.

Cada uno es responsable de sus actos, el imbécil o el runner que sale todos los días, que apechugue si coge el bicho, porque se lo tendrá bien merecido.
 
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Hay algo que no entiendo.cual es el baremo para dejar fuera los serologicos de la estadística?y porque cojones siempre se alejan tanto de los datos PCR?
 
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21 muñecos mas.
185 fiambres en 24 horas.
867 nuevos bicheros.
a mi es que me dicen eso y ya suelto esto.

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Los putos viejos no son capaces de cuidarse a sí mismos, ¿cómo les vas a pedir algún tipo de responsabilidad más? Se acercan a mis vectores en horario de vectores, esgrimiendo una mano que se acerca sinuosa. Coño, apártate!
La culpa es tuya.

Y la culpa no era mía, ni de donde estaba, ni de cómo vestía...
 
pero que cojones es eso de llamarle vectores a los crios? es un script del foro o una bromita de carapadres o que mierda es esa?
 
Yo con vectores me refiero a cojones, no sé vosotros. Son mis vectores de transmisión.
 
Oigan, ayer salí en la franja de tarde, y menuda reputa mierda, se hace de noche a los 5 minutos y no se puede disfrutar apenas del festival de culos en mallas y pechos rebotando. De fotos ninja ni hablamos, de noche quedan fatal.

Otra chapuza de la administración Sánchez.
 
A estas alturas, fiarse de los test es como fiarse en una comida de que tu cuñado va a tener la boca cerrada.

Cada uno es responsable de sus actos, el imbécil o el runner que sale todos los días, que apechugue si coge el bicho, porque se lo tendrá bien merecido.

Lo malo es que una de esas gacelillas saltarinas embutidas en ropa "técnica" te eche su aliento de muerte. Ayer un repartidor de pizzas con evidente sobrepeso aparco su moto y se disponía a cruzar por la acera, iba a acelerar el paso para no cruzarme con él, pero parecía que iba a la caza de del transeúnte y aceleró el paso como si de una emboscada se tratara, y entonces desaceleré mi caminar para que pasara ese joven de volumen esférico, pues coge y se para en mitad para leer la dirección del piso, sexto b... Que ganitas de pegarle un patadón en el culo, aunque supongo que no me estaba vacilando, que era la primera vez que trabajaba y estaba nervioso. No es la historia que enamoró a Spilberg, ni recibió el ganador al mono de oro del festival de Hanoi, pero era con lo que me encontré constantemente durante mi caminar. No tengo ni puta idea de si esto del bicho es tan grave o no, pero ante la duda, tan difícil es guardar los metros de distancia? El ser humano eso de no pegarse a otros lo debe llevar mal o permanecer en silencio.

Los putos viejos no son capaces de cuidarse a sí mismos, ¿cómo les vas a pedir algún tipo de responsabilidad más? Se acercan a mis vectores en horario de vectores, esgrimiendo una mano que se acerca sinuosa. Coño, apártate!


Y la culpa no era mía, ni de donde estaba, ni de cómo vestía...

Pero si el horario de vectores es casi todo el día de 9 a 21
 
Desde cuando? No son de 12 a 7 los críos?

Eso dijeron al principio de 12 a 19, luego dijeron que lo cambiarian porque se quejaron de la caloh, y ayer por la noche vi un anuncio del gobierno en la tv juraría haber leído que era de 9 a 21, pero ahora lo busco y solo encuentro que estudiaran cambiar el horario

Ayer esto estaba lleno de niños hasta las 21, si no es así no se que coño hacen los Caballeros que no sacan la goma y las propuestas a pasear. Siempre en la busqueda del espíritu de la norma, y no la aplicación rigurosa de la misma y lucimiento propio
 
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España, único país de toda la UE que no permite abrir las ferreterías. ¿Alguien sabe el por qué?

Respecto a mañana, el Gobierno va a conseguir la nueva prórroga. ERC va a votar que NO, para asombro y estupefacción de Podemos, el BNG se va a abstener, pero el PP no votará en contra, seguro, como mucho se abstendrá, y ya veremos si al final no termina dando el SÍ, que Ayuso acaba de soltar que bueno, que quizás sea bueno darle tros 15 días a Sánchez para que pueda planificar mejor la desescalda, etc, etc. Blanco y en botella. Y con las concesiones de última hora, PNV y C's van a votar de nuevo SÍ con toda seguridad.

Pues eso, otros 15 días más de 'libertades bolivarianas'.

En cuanto a datos laborales, pues nada, 1 millón menos de afiliados a la Seguridad Social en abril. 285.000 parados más, que junto a los de marzo suman 600.000 paados más desde que empezó todo.

Os recuerdo que el Gobierno no consiera como 'parados' a los que están en un ERTE o a los autónomos que están cobrando una prestación. El número total de personas 'paradas' a día de hoy en España es de unos 9 millones.

Buenas tardes.

P.D. Lo de salir con los críos sigue siendo de 12:00 a 19:00, salvo que vivas en un municipio de menos de 5.000 habitantes, porque entonces, en ese caso, no hay restricciones horarias.
 
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La brillante gestión del Gobierno socialcomunista de España va dando sus frutos. Ya nadie se acuerda de los rankings porque España no para de bajar posiciones en ellos y hemos iniciado la vuelta a la normalidad. La derecha desquiciada dando tumbos de una lado a otro cual veleta al viento, cambiando su discurso cada semana. Todo en orden. Gracias, Pablo Iglesias.
 
Consuelo Madrigal Martínez-Pereda, fiscal de Sala del Tribunal Supremo



LA SOCIEDAD CAUTIVA

El control de la acumulación de poder es el gran problema de la política. La democracia, único medio para alcanzar ese control, es la forma de gobierno de las sociedades abiertas que trajo la modernidad, en las que los individuos adoptan decisiones propias y participan en el ejercicio del poder, en contraposición a las sociedades arcaicas, tribales o colectivistas. Karl Popper jugó con la hipótesis inconcebible de una sociedad abstracta en la que los hombres no se encontrasen nunca cara a cara, donde los negocios fuesen concertados telemáticamente por individuos aislados. En esa sociedad despersonalizada, la vida transcurriría en el anonimato, el aislamiento y el infortunio. Esa hipótesis inconcebible se ha hecho realidad: muerte, enfermedad, pérdida de seres queridos, temor al contagio propio y ajeno, inaccesibilidad al diagnóstico y al tratamiento, inexistencia de instrumentos de protección A tanta aflicción se han sumado la impotencia del aislamiento y la amargura de la soledad. La tecnología proporciona recursos comunicativos e incluso impone una hiperconectividad, sustitutoria de la satisfacción emocional. Triste sustituto que ha sido -lo sabemos-, manipulado, monitorizado y pervertido desde el poder. Y aun con el alivio adictivo de la conectividad digital, los usuarios de internet, aislados y asustados, somos incapaces de vivir una vida común no monitorizada, incapaces de articular -más allá de la cacerolada- un sujeto liberador, un nosotros que haga valer su existencia y su libertad.

Por el confinamiento, muchos, demasiados, han perdido, tal vez irremediablemente, trabajo, negocios y oportunidades. Algunos aún deben tributar por actividades no realizadas y ganancias no recibidas. Todos nos hemos empobrecido. Y, como siempre, unos pocos han hecho negocio. Pero el más sucio de los negocios es la apropiación ilícita de poder; la que aprovecha el miedo, el cautiverio y la postración de la sociedad.

En primer lugar, padecemos el tardío abordaje de una crisis sanitaria -que no de orden público- mediante la privación de libertad bajo una coerción policial, innecesaria sobre una ciudadanía mayoritariamente responsable; padecemos la exasperación de esas medidas en contra de la propia ley de estado de alarma que, como regla general, impone la libertad y sólo como excepción temporal, su restricción y cuyo artículo 1.2 somete toda intervención a los principios de proporcionalidad y necesidad, que no han sido aplicados a los ciudadanos sanos. Nos preguntamos por qué se carga el peso de los sacrificios sobre los profesionales y los ciudadanos, sin dotarles de los mecanismos de diagnóstico y protección que hubieran minimizado la carga y aliviado el sacrificio. La pregunta es tan pertinente como el debate sobre las confusas y contradictorias respuestas que hasta ahora se han recibido.

Constituye un ejercicio antidemocrático de poder la imposición encubierta, y sin el control interno y europeo, de un verdadero estado de excepción, en el que se restringen severamente los derechos, bajo cobertura de la prórroga del estado de alarma que garantiza al Gobierno el mando único en la fase aguda de la excepcionalidad y en la vuelta a la ya imposible normalidad. Ante una sociedad cautiva, se han dictado sucesivas órdenes ministeriales de inmenso calado económico y fuerte compromiso de derechos, y un sinfín de decretos leyes restrictivos de derechos fundamentales, frecuentemente oportunistas, sobre materias que poca o ninguna relación guardan con las razones sanitarias y de orden público que formalmente demandaron el estado de alarma.

En su cautiverio, la sociedad ha asistido al cierre del portal de transparencia del Gobierno, la imposición de filtros a las preguntas de la prensa, la financiación pública oportunista de medios de comunicación vasallos, la restricción en la difusión de mensajes y la evaluación de la verdad o falsedad de las noticias y los enunciados. En nuestro mundo relativista, la verdad se ciñe a la identidad entre nuestro pensamiento sobre las cosas y la realidad de las mismas cosas. Algo que guarda relación con la investigación y el juicio y que se concreta en la búsqueda de la verdad. A este uso común se añade un rasgo relacionado con la fe. Decir que una proposición, opinión o noticia es un bulo es invocar una norma que rige la fe y el juicio, para afirmar que esa proposición, opinión o noticia es indigna de asentimiento, no debe ser creída. Pero, ¿quién se erige en autoridad normativa de lo falso para separarlo de lo verdadero que-debe-ser-creído? ¿por qué y para qué lo hace? Las respuestas a estas preguntas se han tornado amenazas para quienes hemos asistido al impúdico reconocimiento oficial de la monitorización de redes sociales y escuchado en palabras de su máximo responsable en esta crisis, que la Guardia Civil destina parte de sus esfuerzos a minimizar la crítica al Gobierno, para comprobar después que los contenidos intervenidos son los que guardan alguna relación, siquiera lejana o indirecta, con el cuestionamiento de la gestión y la versión oficial de la crisis.

Y, todo, al tiempo que los medios de comunicación vasallos nos martillean la representación idealizada del heroísmo de los profesionales (esos que son enviados al trabajo sin condiciones ni protección) y los diversos formatos del mensaje, irisado y pueril, de que “resistiendo”, “todo acabará bien”.

Siempre debe frenarse la ilegítima apropiación de poder por parte de los poderes legítimamente constituidos. Algunos creen que esto solo es necesario cuando lo hace la derecha. Asumen acríticamente que la salud y la seguridad exigen la restricción de nuestras libertades o minimizan su importancia, sin pensar que las amplias facultades ya otorgadas son peligrosas, pueden ser utilizadas equivocadamente y quizá ya lo están siendo. Los poderes del Estado deben gestionar la crisis y su recuperación, sí, pero han de hacerlo bajo estricto control de las instituciones democráticas, apoyadas por una ciudadanía activa, cuya acción crítica, a riesgo de introducir malestar y tensión, contribuya a la construcción de la ética pública. Si descuidamos la vigilancia y si no fortalecemos las instituciones democráticas de control, dándole más poder a quienes ya lo ejercen, no viviremos ya en una sociedad abierta. Habremos perdido nuestra libertad y no será una pérdida temporal.

Al margen de las cifras manipuladas, la magnitud del desastre se mide ya en términos de derrumbe social, moral y económico. En la falta de credibilidad de un sistema que sí dejó atrás a muchos, a todos los mayores de 80 años a quienes, en residencias y domicilios, se negó la hospitalización, el tratamiento y las pruebas diagnósticas, sin discernir situaciones concretas; que envió y mantiene en primera línea sin protección, a los profesionales de la salud y el orden público, cuyo heroico esfuerzo es en sí mismo el más elocuente reproche; que sigue sin ofrecer tests a los profesionales, a los enfermos y a la población confinada y sin reconocer las espeluznantes cifras de fallecimientos de las que dan cuenta los datos comparados del Registro Civil.

La recuperación es un apremio moral fundado en los apremios del dolor y el sufrimiento. Muchos creemos que la solidaridad guarda relación con la evolución humana y que vale la pena ejercerla a la hora de encarar -en el sentido genuino de visión de la cara de otro- el futuro deliberando juntos, sin exclusión alguna, sobre los hechos y el alcance de los deberes respectivos. Nuestra sociedad, pese a la estupefaciente industria del entretenimiento y la propaganda oficial, es capaz de elevar el punto de mira y repensar los grandes temas de la justicia social, la libertad personal y de empresa, capaz recuperar la actividad económica que pueda acabar con el paro y la pobreza. Los ciudadanos seguimos siendo la gran esperanza de la política pero ahora, más que nunca, hemos de luchar por el Derecho y por los derechos, amenazados por la enfermedad, la parálisis económica, la revolución tecnológica, la manipulación digital y los abusos del poder. Hemos dado muestras de compromiso y responsabilidad y estamos dispuestos pero los responsables públicos no deben engañarse.

Ningún sacrificio más podrá exigirse, nada será posible, sin un reconocimiento público de la magnitud de la tragedia, sin el duelo, la memoria y la honra de sus víctimas, sin un análisis serio de todas sus causas, de las acciones y omisiones concurrentes en cada caso, sin la investigación y evaluación de la imprevisión y las dejaciones, de las probables imprudencias y los posibles fraudes, sin la exigencia de las responsabilidades que en su caso resulten, sin la pronta rectificación de los errores, la reparación de los daños y la compensación del sufrimiento. Es lo mínimo que debe ofrecerse a ciudadanos libres dispuestos a asumir esfuerzos.

4/5/2020
 
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pues ayer salí con la bici por la tarde y ni tan mal oigan.

Es verdad que entre las 20h y las 21h la puta chusma pulula a sus anchas pero a partir de ahí la gente se recoge y recuerdo regresar a las 10:30 a mi casa solo, por el centro de mi ciudad, en medio de la carretera sin ningún puto coche y solo cuatro mierdas con patas llamadas humanos en las aceras. Puro goce.

Pues para mí la situación de estos cuatro días es ideal, que dure.
 
España, único país de toda la UE que no permite abrir las ferreterías. ¿Alguien sabe el por qué?
Bilbokoa eres noruego o qué?

El país de la chapuza o como eufemísticamente dicen los anglosajones de la ingeniería temporal para qué coño necesita las ferreterías. Todo se puede arreglar con cordeles y cintapack que se afanan de los centros de trabajo.

Tu has visto el archifamoso feísmo gallego, con un somier de las guerras Carlistas te hacen la puerta de un cercado.
 
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Consuelo Madrigal Martínez-Pereda, fiscal de Sala del Tribunal Supremo



LA SOCIEDAD CAUTIVA

El control de la acumulación de poder es el gran problema de la política. La democracia, único medio para alcanzar ese control, es la forma de gobierno de las sociedades abiertas que trajo la modernidad, en las que los individuos adoptan decisiones propias y participan en el ejercicio del poder, en contraposición a las sociedades arcaicas, tribales o colectivistas. Karl Popper jugó con la hipótesis inconcebible de una sociedad abstracta en la que los hombres no se encontrasen nunca cara a cara, donde los negocios fuesen concertados telemáticamente por individuos aislados. En esa sociedad despersonalizada, la vida transcurriría en el anonimato, el aislamiento y el infortunio. Esa hipótesis inconcebible se ha hecho realidad: muerte, enfermedad, pérdida de seres queridos, temor al contagio propio y ajeno, inaccesibilidad al diagnóstico y al tratamiento, inexistencia de instrumentos de protección A tanta aflicción se han sumado la impotencia del aislamiento y la amargura de la soledad. La tecnología proporciona recursos comunicativos e incluso impone una hiperconectividad, sustitutoria de la satisfacción emocional. Triste sustituto que ha sido -lo sabemos-, manipulado, monitorizado y pervertido desde el poder. Y aun con el alivio adictivo de la conectividad digital, los usuarios de internet, aislados y asustados, somos incapaces de vivir una vida común no monitorizada, incapaces de articular -más allá de la cacerolada- un sujeto liberador, un nosotros que haga valer su existencia y su libertad.

Por el confinamiento, muchos, demasiados, han perdido, tal vez irremediablemente, trabajo, negocios y oportunidades. Algunos aún deben tributar por actividades no realizadas y ganancias no recibidas. Todos nos hemos empobrecido. Y, como siempre, unos pocos han hecho negocio. Pero el más sucio de los negocios es la apropiación ilícita de poder; la que aprovecha el miedo, el cautiverio y la postración de la sociedad.

En primer lugar, padecemos el tardío abordaje de una crisis sanitaria -que no de orden público- mediante la privación de libertad bajo una coerción policial, innecesaria sobre una ciudadanía mayoritariamente responsable; padecemos la exasperación de esas medidas en contra de la propia ley de estado de alarma que, como regla general, impone la libertad y sólo como excepción temporal, su restricción y cuyo artículo 1.2 somete toda intervención a los principios de proporcionalidad y necesidad, que no han sido aplicados a los ciudadanos sanos. Nos preguntamos por qué se carga el peso de los sacrificios sobre los profesionales y los ciudadanos, sin dotarles de los mecanismos de diagnóstico y protección que hubieran minimizado la carga y aliviado el sacrificio. La pregunta es tan pertinente como el debate sobre las confusas y contradictorias respuestas que hasta ahora se han recibido.

Constituye un ejercicio antidemocrático de poder la imposición encubierta, y sin el control interno y europeo, de un verdadero estado de excepción, en el que se restringen severamente los derechos, bajo cobertura de la prórroga del estado de alarma que garantiza al Gobierno el mando único en la fase aguda de la excepcionalidad y en la vuelta a la ya imposible normalidad. Ante una sociedad cautiva, se han dictado sucesivas órdenes ministeriales de inmenso calado económico y fuerte compromiso de derechos, y un sinfín de decretos leyes restrictivos de derechos fundamentales, frecuentemente oportunistas, sobre materias que poca o ninguna relación guardan con las razones sanitarias y de orden público que formalmente demandaron el estado de alarma.

En su cautiverio, la sociedad ha asistido al cierre del portal de transparencia del Gobierno, la imposición de filtros a las preguntas de la prensa, la financiación pública oportunista de medios de comunicación vasallos, la restricción en la difusión de mensajes y la evaluación de la verdad o falsedad de las noticias y los enunciados. En nuestro mundo relativista, la verdad se ciñe a la identidad entre nuestro pensamiento sobre las cosas y la realidad de las mismas cosas. Algo que guarda relación con la investigación y el juicio y que se concreta en la búsqueda de la verdad. A este uso común se añade un rasgo relacionado con la fe. Decir que una proposición, opinión o noticia es un bulo es invocar una norma que rige la fe y el juicio, para afirmar que esa proposición, opinión o noticia es indigna de asentimiento, no debe ser creída. Pero, ¿quién se erige en autoridad normativa de lo falso para separarlo de lo verdadero que-debe-ser-creído? ¿por qué y para qué lo hace? Las respuestas a estas preguntas se han tornado amenazas para quienes hemos asistido al impúdico reconocimiento oficial de la monitorización de redes sociales y escuchado en palabras de su máximo responsable en esta crisis, que la Guardia Civil destina parte de sus esfuerzos a minimizar la crítica al Gobierno, para comprobar después que los contenidos intervenidos son los que guardan alguna relación, siquiera lejana o indirecta, con el cuestionamiento de la gestión y la versión oficial de la crisis.

Y, todo, al tiempo que los medios de comunicación vasallos nos martillean la representación idealizada del heroísmo de los profesionales (esos que son enviados al trabajo sin condiciones ni protección) y los diversos formatos del mensaje, irisado y pueril, de que “resistiendo”, “todo acabará bien”.

Siempre debe frenarse la ilegítima apropiación de poder por parte de los poderes legítimamente constituidos. Algunos creen que esto solo es necesario cuando lo hace la derecha. Asumen acríticamente que la salud y la seguridad exigen la restricción de nuestras libertades o minimizan su importancia, sin pensar que las amplias facultades ya otorgadas son peligrosas, pueden ser utilizadas equivocadamente y quizá ya lo están siendo. Los poderes del Estado deben gestionar la crisis y su recuperación, sí, pero han de hacerlo bajo estricto control de las instituciones democráticas, apoyadas por una ciudadanía activa, cuya acción crítica, a riesgo de introducir malestar y tensión, contribuya a la construcción de la ética pública. Si descuidamos la vigilancia y si no fortalecemos las instituciones democráticas de control, dándole más poder a quienes ya lo ejercen, no viviremos ya en una sociedad abierta. Habremos perdido nuestra libertad y no será una pérdida temporal.

Al margen de las cifras manipuladas, la magnitud del desastre se mide ya en términos de derrumbe social, moral y económico. En la falta de credibilidad de un sistema que sí dejó atrás a muchos, a todos los mayores de 80 años a quienes, en residencias y domicilios, se negó la hospitalización, el tratamiento y las pruebas diagnósticas, sin discernir situaciones concretas; que envió y mantiene en primera línea sin protección, a los profesionales de la salud y el orden público, cuyo heroico esfuerzo es en sí mismo el más elocuente reproche; que sigue sin ofrecer tests a los profesionales, a los enfermos y a la población confinada y sin reconocer las espeluznantes cifras de fallecimientos de las que dan cuenta los datos comparados del Registro Civil.

La recuperación es un apremio moral fundado en los apremios del dolor y el sufrimiento. Muchos creemos que la solidaridad guarda relación con la evolución humana y que vale la pena ejercerla a la hora de encarar -en el sentido genuino de visión de la cara de otro- el futuro deliberando juntos, sin exclusión alguna, sobre los hechos y el alcance de los deberes respectivos. Nuestra sociedad, pese a la estupefaciente industria del entretenimiento y la propaganda oficial, es capaz de elevar el punto de mira y repensar los grandes temas de la justicia social, la libertad personal y de empresa, capaz recuperar la actividad económica que pueda acabar con el paro y la pobreza. Los ciudadanos seguimos siendo la gran esperanza de la política pero ahora, más que nunca, hemos de luchar por el Derecho y por los derechos, amenazados por la enfermedad, la parálisis económica, la revolución tecnológica, la manipulación digital y los abusos del poder. Hemos dado muestras de compromiso y responsabilidad y estamos dispuestos pero los responsables públicos no deben engañarse.

Ningún sacrificio más podrá exigirse, nada será posible, sin un reconocimiento público de la magnitud de la tragedia, sin el duelo, la memoria y la honra de sus víctimas, sin un análisis serio de todas sus causas, de las acciones y omisiones concurrentes en cada caso, sin la investigación y evaluación de la imprevisión y las dejaciones, de las probables imprudencias y los posibles fraudes, sin la exigencia de las responsabilidades que en su caso resulten, sin la pronta rectificación de los errores, la reparación de los daños y la compensación del sufrimiento. Es lo mínimo que debe ofrecerse a ciudadanos libres dispuestos a asumir esfuerzos.

4/5/2020

Me lo he leído dos veces de lo interesante que es.
 
Me lo he leído dos veces de lo interesante que es.

Se que lo dices de coña, empieza a leerlo con esta música, veras como cambias de opinión

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Y luego me haces un resumen
 
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No es metáis con el chaval, cabrones. Le ha parecido interesante y lo ha colgado en el phoroc.

Además es un tipo sensible.
 
España, único país de toda la UE que no permite abrir las ferreterías. ¿Alguien sabe el por qué?

Respecto a mañana, el Gobierno va a conseguir la nueva prórroga. ERC va a votar que NO, para asombro y estupefacción de Podemos, el BNG se va a abstener, pero el PP no votará en contra, seguro, como mucho se abstendrá, y ya veremos si al final no termina dando el SÍ, que Ayuso acaba de soltar que bueno, que quizás sea bueno darle tros 15 días a Sánchez para que pueda planificar mejor la desescalda, etc, etc. Blanco y en botella. Y con las concesiones de última hora, PNV y C's van a votar de nuevo SÍ con toda seguridad.

Pues eso, otros 15 días más de 'libertades bolivarianas'.

En cuanto a datos laborales, pues nada, 1 millón menos de afiliados a la Seguridad Social en abril. 285.000 parados más, que junto a los de marzo suman 600.000 paados más desde que empezó todo.

Os recuerdo que el Gobierno no consiera como 'parados' a los que están en un ERTE o a los autónomos que están cobrando una prestación. El número total de personas 'paradas' a día de hoy en España es de unos 9 millones.

Buenas tardes.

P.D. Lo de salir con los críos sigue siendo de 12:00 a 19:00, salvo que vivas en un municipio de menos de 5.000 habitantes, porque entonces, en ese caso, no hay restricciones horarias.


Pues donde yo vivo deben pasarse la ley por los cojones, porque desde ayer estan abiertas.

Fui a comprar una pila para la báscula. Fue empezar esta mierda y gastarse, así que llevaba desde entonces sufriendo en casa en pleno confinamiento pensando que estaba engordando como un cabrón, cosa que no me impedía comer Donuts, Nocilla y mil porquerías más como buen ex gordo de mierda que soy.

Pues ahí que me fui yo a comprar mi pila, volví a casa corriendo para ponerla en la báscula y me subí a ella esperando que saltara en mil pedazos bajo semejante mastodonte. Pero no, en todos estos días comiendo porquerías solo he subido 1 kilo. Así que todo en orden.

Y toda esta mierda que no tiene nada que ver para eso, aclarar que si estan abiertas las ferreterías.
 
Ahora dicen en Francia que el primer caso conocido allí ocurrió en diciembre.

Lo cual aumenta mi sospecha de que la mierda de extraños síntomas que me duró más de un mes entre diciembre y enero no era una gripe cualquiera (ver página 1 del chapado hilo oficial del virus para lol).

Estuve pensando durante semanas que yo el covid lo pesqué en diciembre, aunque al decir las autoridades que esto empezó en España en febrero como pronto, no le daba mayor importancia. Un día que fui a comer a casa de mi tía, y esta estaba enferma, me contagió a mí, a sus dos hijas, al marido, y yo a mi padre, si no recuerdo mal. En mi caso lo que más me chocó fue lo muchísimo que tardó en remitir del todo el virus. En mi tía, varios síntomas que ella sufrió coincidían a posteriori con los síntomas del covid. Y por un momento pareció ponerse feo el panorama para ella (fuertes dolores musculares, falta de aire).

Los primeros casos en España son de finales de enero, pero en febrero ya brotaban por todas partes.

El caso es que aquí en la Rioja puede parecer para el ojo inexperto que somos unos abandonados dela vida en la red de movimientos internacionales, pero como vienen tantos chupapollas de todas partes por el vino y las bodegas, pues a saber si no vino el covid en la garganta de algún relamido milanés o un grupito de chinos.
 
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Pues ahí que me fui yo a comprar mi pila, volví a casa corriendo para ponerla en la báscula y me subí a ella esperando que saltara en mil pedazos bajo semejante mastodonte. Pero no, en todos estos días comiendo porquerías solo he subido 1 kilo. Así que todo en orden.
Si no fueras un gordo de nacimiento, sabrías que en estos días lo que hay que hacer no es pesarse -ya que estas perdiendo masa muscular, que siempre pesa más que la grasa- sino medirse el perímetro abdominal. Que estés llevando una vida sedentaria a tope de donuts fondant y hayas subido un kilo significa que estás echando cuerpo escombro.

Buenas tardes.
 
Si no fueras un gordo de nacimiento, sabrías que en estos días lo que hay que hacer no es pesarse -ya que estas perdiendo masa muscular, que siempre pesa más que la grasa- sino medirse el perímetro abdominal. Que estés llevando una vida sedentaria a tope de donuts fondant y hayas subido un kilo significa que estás echando cuerpo escombro.

Buenas tardes.

Calla maricón de mierda.

No te atrevas ni a citarme.

Chupapollas.
 
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