Canción de Hielo y Fuego es un realto que no pretende acabar nunca, se enrosca sobre el deseo del lector y mientras lo tiene atrapado se reproduce indefinidamente enroscándose a su vez sobre si mismo, sobre sus personajes, sobre sus anécdotas narrativas.
Dificil tarea reproducirse indefinidamente y a la vez mantener el deseo del lector constantemente atrapado. Para lograr lo segundo recurre a todas las técnicas del impacto espectacular: apelación a todos los fetiches de la cultura popular, planificación ágil, estructura narrativa compleja, orquestada sobre múltiples personajes enlazados en una intensa red de conflictos, secuencias muy breves.
Lo primero lo logra a través de un mecanismo bien sencillo: el agotamiento de todas las posibilidades combinatorias tanto en lo tocante a la trama como al diseño de los personajes: sometimiento a todo tipo de transformaciones para facilitar las combinaciones anteriores - cambio, o inversión, de objetos de deseo, transformaciones periódicas de su caracter, de su conducta moral y... cuando es necesario- y , tarde o temprano, todo será necesario para que CdHyF pueda seguir reproduciéndose- mutación absoluta vía crísis psicológica - a veces bajo la forma de amnesia galopante- y, en el extremo, renacimiento, tras una muerte más o menos aparentemente definitiva.
Nos encontramos en suma, ante una perversión cancerígena del relato: todas las combinaciones (todas las alianzas, todos los conflictos) todas las transformaciones posibles son tendencialmente realizadas. Pero a un precio muy alto: el agotamiento de las elecciones narrativas posibles vacía cada gesto, cada acto, y finalmente, al personaje que lo sustenta, de todo sentido.
Es la conversión del universo narrativo en un universo incestuoso: tal es pues, necesariamente, la condena de un relato que pretende prolongarse indefinidamente . He aquí la prueba, ad absurdum, de la necesidad de cierre del relato como el corte que hace posible su funcionamiento simbólico, En su ausencia el universo narrativo se vacía de toda estructura significante para convertirse en un universo viscoso y caótico sólo habitado por una profusión de fragmentos de espejos - recordémoslo: en su infinita transformación, los personajes se ven condenados a una progresiva indifeenciación, a una final identidad.