Baron Asler
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https://www.ideal.es/granada/prensa/20070107/local_granada/menor-juicio-acusado-acosar_20070107.html
Un menor va a juicio acusado de acosar durante dos años a una niña de su clase
La Fiscalía dice que el procesado fotografiaba a la víctima con el móvil y después le exigía dinero para no colgar las imágenes en internet
La niña soportó durante dos eternos años «amenazas» y «vejaciones», pero finalmente se decidió a contar a sus profesores que estaba siendo víctima de acoso escolar.
Sucedió en un colegio de la capital granadina y la Fiscalía ha encontrado indicios suficientes para acusar a un menor, compañero de clase de la chica, de los presuntos delitos de amenazas y contra la integridad moral -violencia habitual, psicológica o física, en el ámbito de las relaciones familiares y similares, que es la descripción judicial del acoso escolar-.
Según el relato del Ministerio Público, el asedio comenzó en la Navidad de 2003 y se prolongó hasta finales de 2005. Durante ese periodo de tiempo, el imputado -solo o en compañía de otros estudiantes, un extremo que las investigaciones de la Fiscalía no ha conseguido determinar- sometió a su compañera de aula a un estresante vía crucis. Un día -y siempre según el escrito provisional de la acusación pública- dejaba una carta en el pupitre de la víctima en la que le exigía el pago de una determinada cantidad de dinero.
Extorsión
Otras veces, el encausado esperaba a la niña en la puerta del colegio y le reclamaba uno o dos euros. La joven obtenía a cambio unos minutos de sosiego. Poco más. Porque a la mañana siguiente, el muchacho volvía a las andadas.
El imputado, agrega la Fiscalía, también fotografiaba a la adolescente con su teléfono móvil -sin que ella advirtiera la maniobra-. Después, y si no quería ver colgadas en internet las instantáneas 'robadas', la extorsionaba para que le entregase dinero.
La Fiscalía de Menores solicita para el acusado dos años de libertad vigilada -un periodo durante el que deberá cumplir un riguroso programa de objetivos: en caso contrario, se arriesga a una pena de encierro- por los presuntos delitos de amenazas y contra la integridad moral.
Sea como fuere, la niña, al denunciar, tomó la mejor decisión para ella... y también para el presunto agresor. La violencia en las aulas se nutre del silencio y el miedo. La situación no mejora porque se oculte. Al contrario: va a peor. Tanto para quien asedia como para quien sufre. Cuanto más se prolonga el calvario, más complicada en la solución.
Los expertos no se cansan de repetirlo, pero, aún así, el suplicio puede prolongarse durante dos años. Afortunadamente, todo el mundo se ha 'puesto las pilas' -tuvo que morir un chaval vasco para que las alarmas comenzaran a gritar- para tratar de frenar el llamado 'bulliyng'. La justicia de menores se
Un menor va a juicio acusado de acosar durante dos años a una niña de su clase
La Fiscalía dice que el procesado fotografiaba a la víctima con el móvil y después le exigía dinero para no colgar las imágenes en internet
La niña soportó durante dos eternos años «amenazas» y «vejaciones», pero finalmente se decidió a contar a sus profesores que estaba siendo víctima de acoso escolar.
Sucedió en un colegio de la capital granadina y la Fiscalía ha encontrado indicios suficientes para acusar a un menor, compañero de clase de la chica, de los presuntos delitos de amenazas y contra la integridad moral -violencia habitual, psicológica o física, en el ámbito de las relaciones familiares y similares, que es la descripción judicial del acoso escolar-.
Según el relato del Ministerio Público, el asedio comenzó en la Navidad de 2003 y se prolongó hasta finales de 2005. Durante ese periodo de tiempo, el imputado -solo o en compañía de otros estudiantes, un extremo que las investigaciones de la Fiscalía no ha conseguido determinar- sometió a su compañera de aula a un estresante vía crucis. Un día -y siempre según el escrito provisional de la acusación pública- dejaba una carta en el pupitre de la víctima en la que le exigía el pago de una determinada cantidad de dinero.
Extorsión
Otras veces, el encausado esperaba a la niña en la puerta del colegio y le reclamaba uno o dos euros. La joven obtenía a cambio unos minutos de sosiego. Poco más. Porque a la mañana siguiente, el muchacho volvía a las andadas.
El imputado, agrega la Fiscalía, también fotografiaba a la adolescente con su teléfono móvil -sin que ella advirtiera la maniobra-. Después, y si no quería ver colgadas en internet las instantáneas 'robadas', la extorsionaba para que le entregase dinero.
La Fiscalía de Menores solicita para el acusado dos años de libertad vigilada -un periodo durante el que deberá cumplir un riguroso programa de objetivos: en caso contrario, se arriesga a una pena de encierro- por los presuntos delitos de amenazas y contra la integridad moral.
Sea como fuere, la niña, al denunciar, tomó la mejor decisión para ella... y también para el presunto agresor. La violencia en las aulas se nutre del silencio y el miedo. La situación no mejora porque se oculte. Al contrario: va a peor. Tanto para quien asedia como para quien sufre. Cuanto más se prolonga el calvario, más complicada en la solución.
Los expertos no se cansan de repetirlo, pero, aún así, el suplicio puede prolongarse durante dos años. Afortunadamente, todo el mundo se ha 'puesto las pilas' -tuvo que morir un chaval vasco para que las alarmas comenzaran a gritar- para tratar de frenar el llamado 'bulliyng'. La justicia de menores se