Destripa discos

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cuellopavo

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23 Abr 2006
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“Siamese Dream” (1993) y “Mellon Collie and the Infinite Sadness” (1995) me entusiasmaron, como deberían entusiasmarle a cualquier amante del buen rock (o rock alternativo o indy rock o como quiera que se le llame ahora a esa mierda; he llegado a ver que lo llamaban heavy metal; quién sabe ya qué es cada cosa). Cuando se publicó Adore en 1998 yo ya estaba bien atento y me esperaba algo bueno. Conseguí una copia del CD, y me lo puse. Y… bueno. Había un par de canciones que me gustaban, Once Upon a Time y Blank Page, pero en general me pareció un disco bastante extraño, plano, el tipo de música que no te das cuenta que está sonando si prestas atención a otra cosa. Muy largo, nada cañero, sin guitarras rockeras, sin poderosos redobles de batería, sin melodías tarareables, jodidamente distinto, en definitiva, de todo lo que me gustaba.

Con este panorama, lo escuché unas cuantas veces y lo dejé un poco de lado. Luego me enteraría de que estaba siendo bastante vapuleado por la crítica musical (que todos sabemos que es una mierda, en cualquier caso), que al parecer entendía que el disco no era más que una muestra de grandilocuencia vacía y pretenciosa. Lo cual no deja de parecerme curioso porque poco después a Radiohead empezaron comerles la polla tras hacer Kid A, un disco que hacía reales todas los supuestos defectos de Adore, y muy inferior desde mi punto de vista, pero eso ya es otro tema.

Lo que ocurrió fue que al verano siguiente me vi atrapado durante un mes en unas de esas vacaciones forzadas e ineludibles, con tan solo un par de libros, un discman viejo y unos pocos CDS que el aparato pudiera reproducir, entre los que se contaba, cosas del destino, el dichoso Adore. En menos de una semana terminé los libros que tenía (creo que Ubik y uno de Dumas), y empecé a descubrir maneras nuevas de perder el tiempo. Y llegó un momento en que me puse a escuchar música sin hacer nada, pues nada había que hacer, tan sólo escucharla en silencio.

Y empecé a oír cosas que no había oído antes.

Es difícil de explicar, todos esos matices, las pequeñas notas imperceptibles, la atmósfera, esos ritmos irregulares. Adore es un disco nocturno y triste, nostálgico a veces, siempre evocador, inspirado, brillante en su oscuridad, con muchas capas que analizar y muchos significados que percibir. Apreciarlo exige atención, pero paga con creces; es melancólico, pero transmite paz. Uno puede disfrutarlo a muchos niveles, y yo mismo lo estoy redescubriendo ahora, leyendo las letras, excelentes, mientras suena el CD.

Arranca con To Sheila, una de mis canciones favoritas de todos los tiempos, en lo que puede ser uno de los mejores inicios de disco jamás realizados. To Sheila marca por completo la pauta de lo que serán los 70 minutos siguientes, y debió de ser una gran sorpresa encontrar delicados susurros para los que esperaban escuchar gritos de rabia. Me parece increíble que no me haya fijado en este tema las primeras veces que escuché el disco; luego me enamoré de él y nunca volvió a decepcionarme.

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Después viene el single, Ava Adore, que acaba por ser (extrañamente) la canción con más caña de todo el LP. Es agresiva y tiene clase, pero al mismo tiempo está cargada de poesía. Lo cierto es que el lirismo de las letras mantiene un gran nivel en todo el álbum. Versos como “lovely girl you're the beauty in my world / without you there aren't reasons left to find”, en la propia Ava Adore, se entremezclan con la música en una marea de contrastes donde la belleza se convierte en muerte (“lovely girl you're the murder in my world / dressing coffins for the souls I've left to die”, más adelante) y la persona tan amada (“in you I count stars / in you I feel so pretty / in you I taste god […] we must never be apart”) se presenta desde el principio como una prostituta (“you will always be my whore”).

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Tras Perfect, el otro single del disco (que no llegó siquiera a sonar en España), una canción romántica de lo-que-pudo-ser-y-no-fue, llega el único punto flojo en mi opinión, Daphne Descends. Nunca me gustó mucho, es un poco corte de rollo.

Pero remonta inmediatamente con Once Upon a Time, la primera canción que me atrajo en la primera escucha. Viendo la letra, es inevitable preguntarse en qué medida la muerte reciente de la madre de Billy Corgan influyó en el sonido del disco, lleno de mística, nostalgia y tristeza. Sin duda es un dato importante para entender el contexto, y en OUaT se revela muy claramente ("mother I hope you know / that I miss you so / time has ravaged on my soul / to wipe a mother's tears grown cold").

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También podemos ver algo de esto en Tear, un tema de corte más bien experimental que suena de lujo en directo, con ese crescendus interruptus (“and for the first time heaven seemed insane / cause heaven is to blame / for taking you away”). Tengo que decir, eso sí, que el disco es totalmente distinto en directo.

Con Tear está muy hermanada la siguiente canción, Crestfallen, o al menos así me lo ha parecido siempre, debido a su esqueleto de piano. En esta ocasión el dolor del amor perdido es más romántico que filial, y mucho más amargo y desmoralizador (“who am I to need you now / to ask you why, to tell you no / to deserve your love and sympathy / you were never meant to belong to me”)

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La octava pista, Appels+Oranjes, cambia por completo las reglas (desde su mismo título, como se puede ver), aunque se mantiene coherente. Es una canción que transmite un vibrante optimismo, todo un ¿y qué? a lo anterior. En sus múltiples preguntas no hay respuesta, pero se adivina la comprensión de una verdad más profunda, y es una verdad tranquilizadora (“what if what is isn't true? / what are you going to do? / what if what is isn't you? / does that mean you've got to lose?”). Como curiosidad, decir que esta canción es totalmente sintética, salvo la voz.

Pug, la novena pista, es otro de mis momentos esperados, ya que aúna admirablemente rock y electrónica en un tema electrizante como un cable de alta tensión desbocado.

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Continuará… o no
 
Amo a Billy Corgan, pero tardé dos años en descubrir la grandeza de "Adore".

Es un álbum mágico, turbio y melancólico. Una joya de disco.

(sigue)
 
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Estos días me ha dado por volver a escuchar “Takk…”, de Sigur Rós. Siempre me han gustado estos geins, y recuerdo que sobre el 2005, cuando supe que el grupo pensaba sacar este álbum lo esperé con tranquilidad, sin ansia y sin fanatismo. Lo busqué en el soulseek, y encontré a un fulano que lo tenía. Ese fulano además debía de tener una conexión no ya por cable, sino por tubería, porque el disco se descargó en un santiamén a unos 90 kbps de media. Lo grabé en un CD y me puse a escucharlo antes de dormir.

Pues bien, Takk… es maravilloso. La música de Sigur Rós está hecha de magia y sueños, de anhelos y de esperanza. Lo mejor del ser humano se retrata en sonido con Takk…, en crescendos de vértigo que te llevan hasta el cielo sobre un lecho de melodías que son, sencillamente, hermosas. Cuesta creer que el mundo en el que suenan estas canciones es el mismo mundo en el que ocurren tantas desgracias sin que a (casi) nadie le importe. Sin embargo así es. Este disco es un gran regalo, un deleite, un privilegio, una de las cosas buenas de la vida, algo que hace que merezca la pena estar aquí. Supongo que es una exageración, pero es que suena mientras escribo esto y cualquier cosa que diga no parece suficiente. Con una belleza delicada y fascinante, en la línea de sus anteriores trabajos, los también excelentes Agaetis Byrjun y (), Sigur Rós logran con Takk… una obra inmortal y sobrecogedora, gloriosa en cada nota; una celebración de la vida y de la música.

No me hagais mucho caso, en realidad hoy tengo el día tontorrón y sensiblero

Glósóli

YouTube - Sigur Rós - Glósóli

Hoppipolla and Mea Bloanasir live

YouTube - sigur ros hoppipolla and mea bloanasir live on jools holland

Saeglopur

YouTube - Sigur Ros - Saeglopur

Por cierto, por si había alguna duda, al final me compré el disco, como me compré los anteriores. Que sigan hablando mal de la piratería...
 
Cuellopavo, Sigur Ros están a otro nivel. Toma lo que escribí en su momento del Agaetis, contando con la aprobación posterior de Hafsol:


Otra vez más, suena el despertador a las 7 de la mañana. Germán acierta a apagar su ruidoso reloj de sobremesa con no pocas dificultades. ¨Este puto cacharro parece no tener en cuenta que llevo meses sin dormir en condiciones… claro, como él se queda en casa todo el día le da igual¨. Va al baño con la visión que le proporciona su único ojo abierto; el otro está bajo el influjo de las legañas. Al no tener perspectiva espacial se da un hostión con la puerta del baño, la cual esperaba estuviera más lejos. ¨Bueno, al menos me he despertado ya del todo¨.

Se afeita mientras reza en silencio por la aparición de agua caliente en la ducha, cosa que finalmente no pasa. Al estar a dos cosas a la vez se corta varias veces la cara.¨Bah, lo peor que puede pasar es que me llamen emo¨. Duchado, vestido y afeitado ya, coge la cafetera y cae en la cuenta de que ayer se olvidó de comprar café y leche a la salida del trabajo. Corre al chino de la esquina, vuelve a casa a por el dinero que se había olvidado, vuelve a ir al chino, compra, vuelta otra vez a casa, desayuna y se va. Olvidándose las llaves.

Su lugar de trabajo no está tan lejos, cómo le intenta hacer ver su jefe; además, una hora y media en transporte público siempre puede ser muy bien aprovechada. Germán odia su trabajo, pero sólo de camino a él o de vuelta del mismo, pues durante su jornada de nueve horas apenas dispone de tiempo para tener la mente ocupada. La gente a la que atiende tampoco ayuda a hacer la jornada más agradable, sino todo lo contrario. Lo de los compañeros ya es para ser estudiado y debatido por separado. Germán siempre se acuerda mucho y muy sonoramente de ellos y sus familias.

Al salir de la alienación pesimamente retribuida que le ocupa y consume la vida, siempre y cuando no haya imprevistos y pueda cerrar a la hora que figura en su contrato, Germán suele saturar su cabeza de pensamientos, recuerdos y lamentaciones por todas las malas elecciones de su vida. Quizá no debió decir aquello, echa de menos a una persona muchísimo y desde luego que jamás tuvo que hacer eso. Todo esto, sumado a lo deprimente del transporte público a ciertas horas, le ocasiona día si día también un dolor de cabeza monumental.

Llega a casa, algo extraño e impersonal al ser una casa alquilada ya amueblada previamente, para darse cuenta de que se ha dejado las llaves. ¨Mierda, y ahora a pedírselas al vecino¨. Su vecino, que dispone de las llaves de la casa en la que está viviendo Germán para eventualidades como esta, le somete a un interrogatorio antes de abrir la puerta a cara de perro, soltando bufidos y jurando cosas muy feas en arameo. No dice ni adiós y da un portazo que tiemblan los ya de por sí maltrechos cimientos de la vivienda.

Germán entra en casa, completamente hundido y roto. Toma una aspirina, va a por su discman y se dispone a elegir un compact disc de música. Con los ojos cerrados su mano toca el Closer de Joy Division para pasar después al Rollercoaster de Red House Painters, agarrando finalmente el Agaetis Byrjun de Sigur Ros. Sin mirar más que lo necesario para que no se caiga al suelo lo introduce en el reproductor, se tumba y deja que el modo aleatorio le lleve a escuchar las primeras notas de Starálfur. Y Germán sonrie por primera vez en el día y en lo que va de semana.

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De () tendré que hablar otro día. Es mi preferido.
 
cuellopavo rebuznó:
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Estos días me ha dado por volver a escuchar “Takk…”, de Sigur Rós. Siempre me han gustado estos geins, y recuerdo que sobre el 2005, cuando supe que el grupo pensaba sacar este álbum lo esperé con tranquilidad, sin ansia y sin fanatismo. Lo busqué en el soulseek, y encontré a un fulano que lo tenía. Ese fulano además debía de tener una conexión no ya por cable, sino por tubería, porque el disco se descargó en un santiamén a unos 90 kbps de media. Lo grabé en un CD y me puse a escucharlo antes de dormir.

Pues bien, Takk… es maravilloso. La música de Sigur Rós está hecha de magia y sueños, de anhelos y de esperanza. Lo mejor del ser humano se retrata en sonido con Takk…, en crescendos de vértigo que te llevan hasta el cielo sobre un lecho de melodías que son, sencillamente, hermosas. Cuesta creer que el mundo en el que suenan estas canciones es el mismo mundo en el que ocurren tantas desgracias sin que a (casi) nadie le importe. Sin embargo así es. Este disco es un gran regalo, un deleite, un privilegio, una de las cosas buenas de la vida, algo que hace que merezca la pena estar aquí. Supongo que es una exageración, pero es que suena mientras escribo esto y cualquier cosa que diga no parece suficiente. Con una belleza delicada y fascinante, en la línea de sus anteriores trabajos, los también excelentes Agaetis Byrjun y (), Sigur Rós logran con Takk… una obra inmortal y sobrecogedora, gloriosa en cada nota; una celebración de la vida y de la música.

No me hagais mucho caso, en realidad hoy tengo el día tontorrón y sensiblero

Glósóli

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Hoppipolla and Mea Bloanasir live

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Saeglopur

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Por cierto, por si había alguna duda, al final me compré el disco, como me compré los anteriores. Que sigan hablando mal de la piratería...

Me resulta curioso, porque a mí me transmitieron los mismos sentimientos cuando oí el disco. Me dí cuenta de que estaba ante algo grandioso, magnífico, algo especial. Un disco para gente de buen oído. Me pareció un disco idóneo para aquellos momentos en los que estás realmente feliz, que te sientes grande.
 
Hay peña que insinúa que Takk... es exactamente igual a los discos anteriores. Aunque naturalmente se parece y continúa por el mismo camino, no creo que eso sea un demérito. Yo lo prefiero a () sin ninguna duda, y últimamente discuto conmigo mismo si me gusta o no más que Agaetis Byrjun

Consiguen un disco menos extremo pero echo de menos ese "ruidismo" (por decirlo de algún modo) que les aportaba un toque inquietante a la par que bello, lo que ocurre es que me gusta más este aire sencillo y accesible.
 
Para mi, Von es un debut con aportes y cosas destacables, pero con un sonido personal aún por pulir. Ahí se veía demasiado a los Costeau Twins.

Agaetis Byrjun ya es más personal, de notable alto, pero sigue por esa línea melódica, abandonando algo la electrónica para tocar ya el post-rock.

() es SUBLIME. Un disco depresivo, con la fantástica idea de repetir las voces en todos los temas (oficialmente sin título) en lo que podría ser algo más que un mero juego significante-significado.... y el resurgir a partir del ecuador de Untitled #8. Qué cosa más grande.

Takk lo veo como la continuación de esa salida del fango que se produce en Untitled#8. Coquetea más con el post-rock que ninguno de lis anteriores, si bien sigue siendo igual de inmenso en lo que a melodías se refiere. () y Takk forman los polos opuestos de una bipolaridad, es pasar de la depresión a la euforia con el canalizador de Untitled #8, que bien podría ser un tricíclico si fuera una pastilla.

Esto, por supuesto, es mi opinión, que poco o nada tendrá que ver con la realidad y las intenciones de Sigur Ros.

PD: ¿Alguien ha visto el Heima en cine? Eso puede ser de llevar tres calzones a la sala porque no drenan las corridas.
 
cuellopavo rebuznó:
Continuará… o no

Acojonante versión de Tear que me obligó a buscar el concierto entero después de verla “casualmente” en el youtube. Lo logré fácilmente gracias a la estupenda comunidad española de fanáticos de los pumpkins ( The end is the beginning is the end..). Realmente creo que esta versión mejora incluso a la de Adore, y es un jodido directo a la jeta de esos que consideran un fracaso el disco, comprensible pero injustamente menospreciado por el gran público. Que le den al gran público. Ved el vídeo y tratad de decirme que eso no es rock del bueno (por cierto: atención al flipao del batería que sustituía a Jimmy en esa gira)

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Y de postre, dejo una de esas canciones que aunque siempre te haya gustado, de repente viene y se te revela en todo su esplendor, como si la escucharas por primera vez. Glynis es una canción preciosa que últimamente no deja de resonar en mi cabeza, si es que “últimamente” tiene algún significado aquí. Además, mi inglés empieza a darme para comprender la letra, que es sencillamente la hostia. Como contextualización, decir que está dedicada a una amiga de Corgan, Glynis, que murió de sida:

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“And you know you’re never sure
But you’re sure you could be right”
 
Escuchar Sigur Ros es como inyectarse en vena un kilo de azucar disuelto en Bitter kas.
Es mi opinión, vamos.
Me parecen demasiado melifluos, son, no sé, muy brutos: talento es expresar con matices, con sensibilidad, sin excesos.
Sigur Ros está en el mismo nivel que Anal Cunt, o el Hardcore a lo Thunderdome: extremo.

Tan extremo que se desvirtúa.

El hilo está currado, por cierto.
 
Quizá me he dejado llevar un poco por el entusiasmo mientras escribía lo que escribí arriba, pero es que todo es absolutamente cierto. No es que no haya nada mejor en el mundo, pero Takk es un disco de puta madre.

Siempre es difícil decidir qué disco es mejor entre dos maravillas; yo al menos no puedo (y lo mismo me pasa con libros, películas o mujeres). Sencillamente llega un nivel en el que ya no puedes comparar las cosas. Cuando una obra entra en el Olimpo, le habla a la cara a todas las demás que allí están, y para mí es del todo imposible juzgar cuál es mejor o tiene más mérito

Por otra parte, la trayectoria de un grupo no me parece relevante a la hora de juzgar un disco. De hecho, me parece muy extraño que a alguien sí se lo parezca. Takk es cojonudo y mola tanto como el primero. Esto es la puta verdad.

Es más: aunque () está también de puta madre, no me gusta tanto precisamente por esa evolución hacia el sonido más "extremo" del que se hablaba en los comentarios de arriba.

Esto no significa que no me guste que los grupos cambien. Más bien al contrario: creo que los grupos deben cambiar su estilo.

Pero es ridículo pretender que un disco no es bueno sencillamente porque no muestra ningún avance respecto al trabajo anterior del tipo en cuestión (aunque probablemente no sea bueno por otros motivos). Tanto como ridículo es pretender que un disco es bueno sólo porque representa una gran evolución en la trayectoria del artista (aunque quizá sea bueno por otras cosas).

Así que lo mejor que se puede hacer es escucharlo, y si mola, pues ya está, y si no mola, pues también está. Y me limpio el culo con lo que digan los críticos, que no saben más que yo, y con el curriculum del grupo, que me la suda.
 
Al resubir el hilo, me ha dado cuenta de que al final aquí solo se comentó a Smahing Pumpkins y Sigur Rós… Como ya hay dos buenos hilos sobre estos grupos, propongo al moderador que mandé ese contenido pa allá, y dejar este hilo sólo para críticas. Y si no da igual, yo sigo:


Editors - The back room

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Unos de los mejores debuts del 2005 tiene portada en blanco y negro y principia bruscamente como una encarnación de U2 en la época primitiva de 'October'. El grupo irlandés es una de las muchas reminiscencias que desprende 'The back room', siendo la más obvia Joy Division y, tirando del hilo, hasta Interpol. Parte de la culpa la tiene la voz grave de Tom Smith, y otra la instrumentación que debe mucho a Echo & the bunnymen y The Chameleons. Todo esto descubre el oyente de primeras, mas, aceptadas las coordenadas en las que se mueven estos cuatro chavales asentados en Birminghan, lo que resta son las canciones, la composición, y aquí Editors se muestran imbatibles.

'Munich' es la estrella con mayor brillo, la canción perfecta donde todo encaja en su sitio, el single que valle por todo un disco y apunta maneras de cálido lirismo: "people are fragile things, you should know by now". Una canción tan buena que podría poner en peligro el resto del álbum; no es así, 'Lights' y 'Blood' completan con notable una triada inicial que toma respiro en la reposada 'Fall' y prosigue con 'All sparks', lo más cerca que se aproximan al post punk. En 'Camera' -"look at us through the lens of a camera, does it remueve all of our pain...”- el espectro de Ian Curtis arregla los teclados desde la capilla de 'Closer'. Lo que sigue mantiene la racha de épica vitalista, especialmente en la desbocada 'Someone says'. Y como cierre, otras dos joyas: 'Open your arms' -"look up, look up, look up now, it's a long way down..."-, y 'Distance', perla con caja de ritmos guardada en el mismo océano donde se sumergían Kitchen of Distinction.

Es obligado hacerse con la edición limitada, que acompaña un segundo disco con las 6 caras b de sus singles, desde la hermosa, ya en el título, 'Led your good heart lead you home', hasta 'Forest hiere'. No inventan nada nuevo pero se hacen querer.

En la web: https://www.editorsofficial.com
 
No importa lo de que ya haya hilos para tratar de esas bandas, esto va de destripar discos y ya está.
 
The Nacional - Alligator (2005)


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Adorable y maravillosa sorpresa, el tercer álbum de The National. Por fin un disco como los de antes, sin rellenos, donde la sucesión de grandes temas, algunos enormes, deja pasmado. La sensación de la primera escucha es que no puede ser verdad un tracklist con tal abundancia de probables singles, trece canciones de las cuales más de la mitad merecerían propagarse por tierra y aire en las radios de un mundo perfecto.

Tercer álbum y confirmación del genio de Matt Berninger para componer piezas redondas de un rock cercano al indie noventero, gustoso en los pequeños arreglos que no parece venir parido desde Brooklyn. Ya en el arranque, 'Secret meeting' irradia el constante del disco: una base rítmica tan contundente como imaginativa, el espinazo de unas composiciones mecidas entre la miseria depresiva de unos Arab Strap y la inteligente exposición de los últimos Death Cab For Cutie, con el añadido de las voces finales gritando la pulmón abierto.

En la versatilidad del batería y en los juegos trenzados de las guitarras, siempre imaginativos, están las pistas para descubrir el magnetismo que provoca su escucha, junto con esa voz, desafectada o al borde del colapso, esgrimiendo frases letales, versos para tomarse tan en serio como en broma, o a las dos cosas a la vez.

Acaso sea imposible escuchar 'Baby, we'll be fine' y no sorprendernos repitiendo el estribillo -i'm so sorry for everything- palabras que Matt Berninger exhala como si fuesen las últimas por un largo tiempo. En eso el disco empata con el anterior, 'Sad songs for dirty lovers', pero ahora están armados con proyectiles como 'Lit up', pedradas del tamaño de 'Abel', y proclamas incendiarias -desesperadas- para cerrar con todo: ’Mr. November’.

http://www.youtube.com/watch?v=qzhNdCxhK28

Y más, hay sitio para la confesión en 'Daughters of the Soho riots', suaves arreglos de cuerda en la hermosa 'Val Jester', o las dos ocasiones en las que si declara ante 'Karen', y cómo resistirse ante el na na na na na na de la convulsa 'Friend of mine'. 'Alligator' brilla muy alto, por encima de la mediocridad musical editada en los últimos años, es un disco al que volver, un infalible para recomendar y que hay que tener.
 
Vincent Gallo - When (2001)


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En la cinta de Vincent Gallo "Buffalo '66", donde él mismo interpreta el personaje central, además de escribir el guión y dirigirla, contemplamos a Christina Ricci danzando en una bolera al son de 'Moonchild', una de las joyas de los primeros King Crimson. Son una imagen y una canción perfectas, conjuradamente oníricas, para incitar a descubrir el primer álbum de Vincent Gallo, un hombre que se toma muy en serio a sí mismo, de aspecto amenazador y violento, y sin embargo, como Billy Brown, el protagonista de la cinta, de corazón tierno necesitado de calor.

La música de este primer álbum, grabado en su casa, en su estudio, con viejos aparatos y magnetófonos, guarda un hilo de excentricidad doméstica, una suerte de aislamiento íntimo entre miles de grabaciones -una cosa muy seria, pura necesidad anímica- Cintas magnetofónicas que recogieron las motas de polvo y el óxido del invierno de 2000.

Por eso sorprende que el disco se abra con una canción llamada 'Compuse esta canción para la chica Paris Hilton'. En cualquier otro tendríamos que destapar la ironía, pero con Vincent Gallo yo juraría que no hay rastro de ella. Un corta y pega de vinilo de sesión jazz ensambla un loop orgánico que le sirve para improvisar con la guitarra a cuatro manos. Es la entrada instrumental a un manojo de grabaciones que enseguida muestran el lado enfermo, romántico y abiertamente depresivo de su autor.

'When', la canción, condensa todo eso mostrando una sensibilidad que horroriza y desarma, como un Jeff Buckley de baja fidelidad sin padre conocido. Vincent Gallo recuerda que huía, y nosotros vamos con él, seguros de conocer esa tonada de abandono.

Después le dedica un instrumental a su hermoso perro blanco, de un modo bristoliano que despeja las dudas sobre la edición de un disco en principio tan poco avanzado.

Vincent Gallo rompe el tiempo, del modo en que las viejas bandas sonoras de los años cuarenta y cincuenta lo hacían, entumeciendo los sentidos con una guitarra desafinada dándole la réplica a un teclado vibráfono.

Conocemos a
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, su baby girlfriend, y sabemos que algo salió mal, a pesar de haber sido "soñadores en lindos colores". :115

La fortaleza de los sueños parece ser el lugar donde nos lleva, el lugar donde ha de encontrar a 'Laura', a quien suplica que vuelva con la frágil voz de un niño fantasma.

Sobra decir que este es un disco nocturno, en la forma y en el fondo. Un disco de sótano sin ventanas, de mantas viejas. El sótano hundido de una casa en tiempos compartida, donde nadie va a atender la salmodia de 'Yes, i'm lonely': "podría ser tan agradable, tan agradable”.

Donde sigue posada una foto de ella, aquella a quien parecen estar dedicadas todas y cada una de estas grabaciones enfermas de soledad, finalmente, de algún modo.

Tracklist

I Wrote This Song for the Girl Paris Hilton
When
My Beautiful White Dog
Was
Honey Bunny
Laura
Cracks
Apple Girl
Yes, I'm Lonely
A Picture of Her
 
The Horrors - Primary Colours (2009)

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Uno: la comuna dice que su debut era tan desangelado, salvo el trallazo de Sheena, que su continuación, Primary Colours, parece una obra maestra. Disiento. El segundo tiene a favor que nadie esperarse nada de él y una rotunda producción de sonido, nada más.

Dos: 'Who can i say' no está mal, pero British Sea Power lo hicieron mejor con 'Waving flags'.

Tres: la portada me hizo dar un brinco hasta el Pornography de los Cure, y luego... en fin, un poco de Bauhaus, una pizca de Birthday Party, mucho The Chameleons, The Sound, pero sin dejar huella, como la crónica de un reportaje.

Cuatro: 'Sea within la sea' revela la verdad, las cartas boca arriba: descarado disco de productor. Escúchese 'The rip' de Portishead.

Cinco: 45 minutos de escucha para acabar sintiendo el impulso de ir a youtube a por esto:

http://www.youtube.com/watch?v=KKbjZ0nhiV8&feature=player_embedded

Si os ofende la superioridad de mi criterio, tenéis otros que los ponen por las nubes:

https://commonpeoplemusic.com/the-horrors-primary-colours/
 
Estado
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