ClásicoSubía al trono de España Fernando VI en 1746 y lo primero que hizo al llegar al poder fue confirmar a los ministros de su padre y seguir los planteamientos del Marqués de la Ensenada en la idea de buscar un acuerdo para terminar la guerra. Esto se recibió con acuerdo de todas las partes con lo que se empezó a negociar la paz en Aquisgrán.
Entretanto hubo un enfrentamiento de un navío español que, seguramente por algún despiste, no es nombrado en la historiografía anglosajona.
El Glorioso era un navío de 70 cañones y dos puentes construído en La Habana. Estaba al mando de Pedro Mesía de la Cerda cuando llevaba a la península cuatro millones de pesos de monedas de plata. Cuando estaba llegando a la isla de Flores en la tarde del 25 de julio de 1747, se encontró con un convoy de mercancías ingles escoltado por un navío ingles de tres puentes y ochenta cañones, una fragata de 50 y un paquebote de 20 cañones. Como el viento era fuerte, el Glorioso siguió a toda vela en rumbo Este siendo perseguido por los otros, hasta que a las nueve de la noche la fragata, mucho más rápida lo alcanzó y rompió fuego sobre él. había luna muy clara por lo que podía apuntarse como de día. El buque español desarboló un mastelero a la fragata con lo que ésta quedó rezagada. Aprovechando la situación el navío de 80 cañones Warwick se situó al costado a tiro de pistola y estuvieron combatiendo entre las dos y las tres y media de la madrugada. El navío ingles sufrió daños en el aparejo con lo que no pudo proseguir la marcha. Por la mañana se quedaron a popa del Glorioso la fragata destrozada y el Warwick sin palo mayor ni mastelero de proa. El barco español tenía daños en el casco y aparejo pero estaba totalmente operativo. A consecuencia de este combate el comandante inglés John Crooksanks fue sentenciado a pérdida de empleo.
El 14 de agosto llegaba a distancia visual del cabo de Finisterre y al despejar la niebla espesa se encontró con un navío de 60 cañones y dos fragatas de la escuadra del almirante Byng que navegaban entre Oporto y Lisboa. Fue necesario hacerle frente. A las tres horas de combate el navío ingles tuvo que retirarse debido a los daños sufridos, siendo auxiliado por las fragatas. El Glorioso sin vergas ni bauprés y casi sin popa entró el 16 de agosto en el puerto de Corcubión.
Cuando hubo dejado en tierra lo de más valor y reparado provisionalmente los daños se dirigió hacia El Ferrol, pero dado el fuerte viento Noroeste y el estado de las averías decidió el capitán aprovechar los elementos y dirigirse a Cádiz apartándose de la costa. Cuando se tuvo que aproximar hacia el cabo San Vicente se topó con la escuadra del almirante Byng.
Primeramente le alcanzaron dos fragatas que no resistieron más de dos horas el certero fuego español, después 10 navíos de línea siguieron en su persecución y adelantándose el Yarmouth de 60 cañones con el que tuvo un combate en la oscuridad. A resueltas del combate el navío ingles voló por los aires.
Los daños causados sobre la arboladura habían disminuido su andar por lo que fue alcanzado por los perseguidores, a las doce de la noche y poco tiempo después de la destrucción del Yarmouth, el navío Russell de 92 cañones y dos fragatas de 40 cañones combatieron contra el. Una vez que el Glorioso rodeado de barcos enemigos, agotó las municiones, con el casco acribillado y hundiéndose, tuvo que arriar bandera al amanecer del 19 de octubre de 1747.
El Glorioso acabó con 38 muertos y 174 heridos incluídos casi todos los oficiales. Fernando VI ascendió a jefe de escuadra al comandante y dio recompensas a los supervivientes de la dotación. Mientras estuvieron prisioneros en Londres fueron objeto de toda consideración por parte de los británicos.
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Gracias a De Re Militari
Entretanto hubo un enfrentamiento de un navío español que, seguramente por algún despiste, no es nombrado en la historiografía anglosajona.
El Glorioso era un navío de 70 cañones y dos puentes construído en La Habana. Estaba al mando de Pedro Mesía de la Cerda cuando llevaba a la península cuatro millones de pesos de monedas de plata. Cuando estaba llegando a la isla de Flores en la tarde del 25 de julio de 1747, se encontró con un convoy de mercancías ingles escoltado por un navío ingles de tres puentes y ochenta cañones, una fragata de 50 y un paquebote de 20 cañones. Como el viento era fuerte, el Glorioso siguió a toda vela en rumbo Este siendo perseguido por los otros, hasta que a las nueve de la noche la fragata, mucho más rápida lo alcanzó y rompió fuego sobre él. había luna muy clara por lo que podía apuntarse como de día. El buque español desarboló un mastelero a la fragata con lo que ésta quedó rezagada. Aprovechando la situación el navío de 80 cañones Warwick se situó al costado a tiro de pistola y estuvieron combatiendo entre las dos y las tres y media de la madrugada. El navío ingles sufrió daños en el aparejo con lo que no pudo proseguir la marcha. Por la mañana se quedaron a popa del Glorioso la fragata destrozada y el Warwick sin palo mayor ni mastelero de proa. El barco español tenía daños en el casco y aparejo pero estaba totalmente operativo. A consecuencia de este combate el comandante inglés John Crooksanks fue sentenciado a pérdida de empleo.
El 14 de agosto llegaba a distancia visual del cabo de Finisterre y al despejar la niebla espesa se encontró con un navío de 60 cañones y dos fragatas de la escuadra del almirante Byng que navegaban entre Oporto y Lisboa. Fue necesario hacerle frente. A las tres horas de combate el navío ingles tuvo que retirarse debido a los daños sufridos, siendo auxiliado por las fragatas. El Glorioso sin vergas ni bauprés y casi sin popa entró el 16 de agosto en el puerto de Corcubión.
Cuando hubo dejado en tierra lo de más valor y reparado provisionalmente los daños se dirigió hacia El Ferrol, pero dado el fuerte viento Noroeste y el estado de las averías decidió el capitán aprovechar los elementos y dirigirse a Cádiz apartándose de la costa. Cuando se tuvo que aproximar hacia el cabo San Vicente se topó con la escuadra del almirante Byng.
Primeramente le alcanzaron dos fragatas que no resistieron más de dos horas el certero fuego español, después 10 navíos de línea siguieron en su persecución y adelantándose el Yarmouth de 60 cañones con el que tuvo un combate en la oscuridad. A resueltas del combate el navío ingles voló por los aires.
Los daños causados sobre la arboladura habían disminuido su andar por lo que fue alcanzado por los perseguidores, a las doce de la noche y poco tiempo después de la destrucción del Yarmouth, el navío Russell de 92 cañones y dos fragatas de 40 cañones combatieron contra el. Una vez que el Glorioso rodeado de barcos enemigos, agotó las municiones, con el casco acribillado y hundiéndose, tuvo que arriar bandera al amanecer del 19 de octubre de 1747.
El Glorioso acabó con 38 muertos y 174 heridos incluídos casi todos los oficiales. Fernando VI ascendió a jefe de escuadra al comandante y dio recompensas a los supervivientes de la dotación. Mientras estuvieron prisioneros en Londres fueron objeto de toda consideración por parte de los británicos.
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Gracias a De Re Militari
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