Uncle Meat
Leyenda
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- 10 Sep 2005
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Diógenes no legó a la posteridad ningún escrito - escribió varias obras, probablemente en forma de aforismos, que se han perdido-; lo poco que se conoce de sus andanzas proviene de la sección que su tocayo Laercio le dedicó en su Vidas de los filósofos más ilustres. Pero, bueno, aquí les dejo unas perlas de este hombre que, ¿por qué no decirlo?, me fascina -no tanto como el George Clooney ese, pero algo-.
Misántropo, rebelde, autárquico, salvaje, antisistema, este Gran Hombre tiene todos los componentes para considerarse un Puto Genio.
Si bien es absurdo pensar que toda la historia de Diógenes se ciñe a la realidad, le queda a uno el consuelo de pensar que, a lo mejor, la mayoría de sus anécdotas son ciertas -sí, soy un romántico empedernido-.
(Paso de dar los detalles biográficos típicos y demás)
En primer lugar, algunos apuntes:
- Pensaba que no había ser viviente más necio que el hombre.
- Vivió en la más absoluta austeridad y criticó sin piedad las instituciones sociales.
- Repetía de continuo que había que "tener cordura para vivir o cuerda para ahorcarse" -MUEHEHEE-
- Se consideraba ciudadano del mundo y sostenía que un cínico se encuentra en cualquier parte como en casa.
- Solía hacerlo todo en público -ya saben-. Lo justificaba argumentando que, si comer no es un absurdo, no es absurdo hacerlo en la plaza pública; y como resulta que comer es natural, también lo es hacerlo en la plaza pública. Siguiendo esta regla de tres, se la cascaba en público y lamentaba que no fuese tan sencillo verse libre de la comezón del hambre frotándose las tripas.
- A quien le decía que la vida era un mal, siempre le corregía: "No la vida; sino la mala vida".
- Algunos afirman que se suicidó conteniendo el aliento - :137 -; otros, que falleció por las mordeduras de un perro; y otros que murió como consecuencia de una intoxicación por comer carne de pulpo cruda.
Ahora, vamos con las perlas:
- Estaba el Gran Diógenes en una ocasión pidiendo limosna a una estatua. Preguntándole, uno que por allí pasaba, por qué hacía tamaña sandez, contestó el notas: «Me ejercito en fracasar". :P
- Cierta vez que nadie prestaba atención a una grave disertación suya, se puso a hacer trinos. Cuando la gente se arremolinó en torno a él, les reprochó el que se precipitaran a oír gilipolleces y, en cambio, tardaran tanto en acudir cuando el tema era serio.
- Cierta vez le preguntaron por qué la gente daba limosna a los pobres y no a los filósofos, a lo que respondió: "porque piensan que podrían llegar a ser pobres algún día, pero nunca a ser filósofos".
- Por cuestiones económicas fue desterrado de su ciudad natal, hecho que tomó con cierta ironía: "Ellos me condenan a irme y yo les condeno a quedarse".
- Una vez le pidió limosna a un grandísimo gilipollas. Este le dijo "Te daré, si logras convencerme", a lo que nuestro héroe respondió "Si yo fuera capaz de persuadirte, te persuadiría para que te ahorcaras, hijo de puta".
- En una ocasión, gritó "¡Hombres a mí!". Al acudir una gran multitud, les despachó golpeándolos con el bastón: "He dicho Hombres, no Basura" :137 :121
- Habiéndole uno invitado a entrar en su lujosa mansión, le advirtió que no escupiese en ella -porque el pobre hombre ya sabía por donde iban los tiros-; tras lo cual Diógenes arrancóse una buena flema y la escupió a la cara del dueño, para decirle después que no le había sido posible hallar lugar más inmundo en toda la casa. :121 :121 :121
- Una vez fue invitado a un banquete y algunos de los comensales le echaron huesos, como si fuera un perro. Diógenes, comportándose como un perro, orinó allí mismo.
- Cuenta también la leyenda que en una ocasión, cuando Diógenes estaba en Corinto, el mismísimo Alejandro Magno se le acercó y le preguntó: "¿Hay algo que pueda hacer por ti?", a lo cual Diógenes le respondió: "Sí, correrte. Me estás tapando el sol".
- La más conocida de sus anécdotas es probablemente esa en la que sale a una plaza de Atenas, en pleno día, portando una lámpara. Mientras caminaba decía: "Busco a un hombre". "¡La ciudad está llena de hombres!", le contestaron. A lo que él respondió: "Busco a un hombre de verdad, uno que viva por sí mismo, no un indiferenciado miembro del rebaño". Hay otra variante de esta anécdota en la que buscaba a un hombre honrado.
- Una vez, al ver cómo unos sacerdotes llevaban detenido a un sacristán que había robado una especie de copón, exclamó: "¡Los grandes ladrones han apresado al pequeño!".
- Suele decirse también que, durante un largo período de su vida, le dio por vivir en un tonel.
- Cuando necesitaba dinero para comprar comida, se lo reclamaba a alguno de sus amigos y, si éste se demoraba, le decía: "Te pido para mi comida, no para mi entierro, hijoputa".
- Durante un viaje en barco fue secuestrado por piratas y vendido como esclavo en Creta. Los vendedores le preguntaron cuál era su habilidad, y él contestó: "Mandar".
Transcribo ahora el supuesto encuentro de Diógenes con Alejandro Magno de forma más detallada:
Diógenes, el filósofo griego se encontró con Alejandro Magno cuando este se dirigía a la India. Era una mañana de invierno, soplaba el viento y Diógenes descansaba a la orilla del río, sobre la arena, tomando el sol desnudo... Era un hombre hermoso. Alejandro no podría creer la belleza y gracia del hombre que veía. Estaba maravillado y dijo:
“Señor...” - jamás había llamado “señor” a nadie en su vida- “...señor, me ha impresionado inmensamente. Me gustaría hacer algo por usted. ¿Hay algo que pueda hacer?”
Diógenes dijo: “Muévete un poco hacia un lado porque me estás tapando el sol, esto es todo. No necesito nada más.”
Alejandro dijo: “Si tengo una nueva oportunidad de regresar a la tierra, le pediré a Dios que no me convierta en Alejandro de nuevo, sino que me convierta en Diógenes”.
Diógenes rió y dijo: “¿Quién te impide serlo ahora? ¿Adónde vas? Durante meses he visto pasar ejércitos ¿Adónde van, para qué?”.
Dijo Alejandro: “Voy a la India a conquistar el mundo entero”.
“¿Y después qué vas a hacer?”, preguntó Diógenes.
Alejandro dijo: “Después voy a descansar”.
Diógenes se rió de nuevo y dijo: “Estás loco. Yo estoy descansando ahora. No he conquistado el mundo y no veo que necesidad hay de hacerlo. Si al final quieres descansar y relajarte ¿Por qué no lo haces ahora? Y te digo: Si no descansas ahora, nunca lo harás. Morirás. Todo el mundo se muere en medio del camino, en medio del viaje”.
Alejandro se lo agradeció y le dijo que lo recordaría, pero que ahora no podía detenerse. Alejandro cumplió su destino de conquistador, pero no le dio tiempo a descansar antes de morir.
Post Scriptum: he visto que en un hilo antiguo, sito en el Foro General, ya se ha tratado algo este mismo asunto, pero creo que el Gran, Grandísimo, Diógenes merece un hilo entero.
Si alguien conoce más anécdotas de este tío, le ruego que las ponga por aquí.
Nota Bene: los "hijoputa" y demás términos malsonantes son de mi propia cosecha, no, ¡por supuesto!, del Gran Diógenes.
Misántropo, rebelde, autárquico, salvaje, antisistema, este Gran Hombre tiene todos los componentes para considerarse un Puto Genio.
Si bien es absurdo pensar que toda la historia de Diógenes se ciñe a la realidad, le queda a uno el consuelo de pensar que, a lo mejor, la mayoría de sus anécdotas son ciertas -sí, soy un romántico empedernido-.
(Paso de dar los detalles biográficos típicos y demás)
En primer lugar, algunos apuntes:
- Pensaba que no había ser viviente más necio que el hombre.
- Vivió en la más absoluta austeridad y criticó sin piedad las instituciones sociales.
- Repetía de continuo que había que "tener cordura para vivir o cuerda para ahorcarse" -MUEHEHEE-
- Se consideraba ciudadano del mundo y sostenía que un cínico se encuentra en cualquier parte como en casa.
- Solía hacerlo todo en público -ya saben-. Lo justificaba argumentando que, si comer no es un absurdo, no es absurdo hacerlo en la plaza pública; y como resulta que comer es natural, también lo es hacerlo en la plaza pública. Siguiendo esta regla de tres, se la cascaba en público y lamentaba que no fuese tan sencillo verse libre de la comezón del hambre frotándose las tripas.
- A quien le decía que la vida era un mal, siempre le corregía: "No la vida; sino la mala vida".
- Algunos afirman que se suicidó conteniendo el aliento - :137 -; otros, que falleció por las mordeduras de un perro; y otros que murió como consecuencia de una intoxicación por comer carne de pulpo cruda.
Ahora, vamos con las perlas:
- Estaba el Gran Diógenes en una ocasión pidiendo limosna a una estatua. Preguntándole, uno que por allí pasaba, por qué hacía tamaña sandez, contestó el notas: «Me ejercito en fracasar". :P
- Cierta vez que nadie prestaba atención a una grave disertación suya, se puso a hacer trinos. Cuando la gente se arremolinó en torno a él, les reprochó el que se precipitaran a oír gilipolleces y, en cambio, tardaran tanto en acudir cuando el tema era serio.
- Cierta vez le preguntaron por qué la gente daba limosna a los pobres y no a los filósofos, a lo que respondió: "porque piensan que podrían llegar a ser pobres algún día, pero nunca a ser filósofos".
- Por cuestiones económicas fue desterrado de su ciudad natal, hecho que tomó con cierta ironía: "Ellos me condenan a irme y yo les condeno a quedarse".
- Una vez le pidió limosna a un grandísimo gilipollas. Este le dijo "Te daré, si logras convencerme", a lo que nuestro héroe respondió "Si yo fuera capaz de persuadirte, te persuadiría para que te ahorcaras, hijo de puta".
- En una ocasión, gritó "¡Hombres a mí!". Al acudir una gran multitud, les despachó golpeándolos con el bastón: "He dicho Hombres, no Basura" :137 :121
- Habiéndole uno invitado a entrar en su lujosa mansión, le advirtió que no escupiese en ella -porque el pobre hombre ya sabía por donde iban los tiros-; tras lo cual Diógenes arrancóse una buena flema y la escupió a la cara del dueño, para decirle después que no le había sido posible hallar lugar más inmundo en toda la casa. :121 :121 :121
- Una vez fue invitado a un banquete y algunos de los comensales le echaron huesos, como si fuera un perro. Diógenes, comportándose como un perro, orinó allí mismo.
- Cuenta también la leyenda que en una ocasión, cuando Diógenes estaba en Corinto, el mismísimo Alejandro Magno se le acercó y le preguntó: "¿Hay algo que pueda hacer por ti?", a lo cual Diógenes le respondió: "Sí, correrte. Me estás tapando el sol".
- La más conocida de sus anécdotas es probablemente esa en la que sale a una plaza de Atenas, en pleno día, portando una lámpara. Mientras caminaba decía: "Busco a un hombre". "¡La ciudad está llena de hombres!", le contestaron. A lo que él respondió: "Busco a un hombre de verdad, uno que viva por sí mismo, no un indiferenciado miembro del rebaño". Hay otra variante de esta anécdota en la que buscaba a un hombre honrado.
- Una vez, al ver cómo unos sacerdotes llevaban detenido a un sacristán que había robado una especie de copón, exclamó: "¡Los grandes ladrones han apresado al pequeño!".
- Suele decirse también que, durante un largo período de su vida, le dio por vivir en un tonel.
- Cuando necesitaba dinero para comprar comida, se lo reclamaba a alguno de sus amigos y, si éste se demoraba, le decía: "Te pido para mi comida, no para mi entierro, hijoputa".
- Durante un viaje en barco fue secuestrado por piratas y vendido como esclavo en Creta. Los vendedores le preguntaron cuál era su habilidad, y él contestó: "Mandar".
Transcribo ahora el supuesto encuentro de Diógenes con Alejandro Magno de forma más detallada:
Diógenes, el filósofo griego se encontró con Alejandro Magno cuando este se dirigía a la India. Era una mañana de invierno, soplaba el viento y Diógenes descansaba a la orilla del río, sobre la arena, tomando el sol desnudo... Era un hombre hermoso. Alejandro no podría creer la belleza y gracia del hombre que veía. Estaba maravillado y dijo:
“Señor...” - jamás había llamado “señor” a nadie en su vida- “...señor, me ha impresionado inmensamente. Me gustaría hacer algo por usted. ¿Hay algo que pueda hacer?”
Diógenes dijo: “Muévete un poco hacia un lado porque me estás tapando el sol, esto es todo. No necesito nada más.”
Alejandro dijo: “Si tengo una nueva oportunidad de regresar a la tierra, le pediré a Dios que no me convierta en Alejandro de nuevo, sino que me convierta en Diógenes”.
Diógenes rió y dijo: “¿Quién te impide serlo ahora? ¿Adónde vas? Durante meses he visto pasar ejércitos ¿Adónde van, para qué?”.
Dijo Alejandro: “Voy a la India a conquistar el mundo entero”.
“¿Y después qué vas a hacer?”, preguntó Diógenes.
Alejandro dijo: “Después voy a descansar”.
Diógenes se rió de nuevo y dijo: “Estás loco. Yo estoy descansando ahora. No he conquistado el mundo y no veo que necesidad hay de hacerlo. Si al final quieres descansar y relajarte ¿Por qué no lo haces ahora? Y te digo: Si no descansas ahora, nunca lo harás. Morirás. Todo el mundo se muere en medio del camino, en medio del viaje”.
Alejandro se lo agradeció y le dijo que lo recordaría, pero que ahora no podía detenerse. Alejandro cumplió su destino de conquistador, pero no le dio tiempo a descansar antes de morir.
Post Scriptum: he visto que en un hilo antiguo, sito en el Foro General, ya se ha tratado algo este mismo asunto, pero creo que el Gran, Grandísimo, Diógenes merece un hilo entero.
Si alguien conoce más anécdotas de este tío, le ruego que las ponga por aquí.
Nota Bene: los "hijoputa" y demás términos malsonantes son de mi propia cosecha, no, ¡por supuesto!, del Gran Diógenes.