rusas-macizas
ATTENTION WHORE FORIL
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- 12 Abr 2005
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A instancias de ILG, copio aquí un mensaje que escribí en otro foro, en que se mencionan algunos aspectos de las discusiones teológicas medievales y bizantinas de indudable carácter cómico, tanto más si se repara en que sus agentes se las tomaban totalmente en serio, hasta el punto de que los enfrentamientos entre facciones podían desembocar en conflictos armados, cismas, etc.
Quizás de este modo la gente se anime a poner en común su conocimiento sobre esta época. Algunas referencias a dichas polémicas las puede encontrar el curioso en libros de bolsillo al alcance de todos como, por citar el primero que me viene a la cabeza, el de Giorgio Agamben "Lo abierto; el hombre y el animal".
Bueno, los muertos son más que los vivos. De hecho, es la acumulación estocástica de los muertos a lo largo de las generaciones, y en particular, el problema de la localización de los excrementos y residuos varios lo que acabó impulsando a los teológos medievales a declarar que el cielo o no era ubicuo, no tenía una localización espacial determinada, puesto que se veían ya abrumados por el problema de la sobrepoblación. Por cierto, en la misma discusión, y en relación íntima con el asunto (en el fondo, la teología de la resurrección de la carne, del estatuto de ésta), se tenían que poner de decidir que los verdaderos santos, benditos de gracia de Dios, al igual que a Adam antes del Pecado Original, el pito se les debía empinar a pura voluntad, según quisieran o no, pues cualquier otra cosa hubiera sido conceder beligerancia a la concupiscencia, o admitir que las tetas de la Eva de turno se la pudieran poner dura al pardillo sin que el pobrecito pudiera hacer nada por evitarlo, lleno de vergüenza como se sentía.
Esas discusiones son tronchantes.
Quizás de este modo la gente se anime a poner en común su conocimiento sobre esta época. Algunas referencias a dichas polémicas las puede encontrar el curioso en libros de bolsillo al alcance de todos como, por citar el primero que me viene a la cabeza, el de Giorgio Agamben "Lo abierto; el hombre y el animal".
Bueno, los muertos son más que los vivos. De hecho, es la acumulación estocástica de los muertos a lo largo de las generaciones, y en particular, el problema de la localización de los excrementos y residuos varios lo que acabó impulsando a los teológos medievales a declarar que el cielo o no era ubicuo, no tenía una localización espacial determinada, puesto que se veían ya abrumados por el problema de la sobrepoblación. Por cierto, en la misma discusión, y en relación íntima con el asunto (en el fondo, la teología de la resurrección de la carne, del estatuto de ésta), se tenían que poner de decidir que los verdaderos santos, benditos de gracia de Dios, al igual que a Adam antes del Pecado Original, el pito se les debía empinar a pura voluntad, según quisieran o no, pues cualquier otra cosa hubiera sido conceder beligerancia a la concupiscencia, o admitir que las tetas de la Eva de turno se la pudieran poner dura al pardillo sin que el pobrecito pudiera hacer nada por evitarlo, lleno de vergüenza como se sentía.
Esas discusiones son tronchantes.