Main man
Limpia, fija e invita a putas a coca-colas
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- 4 Feb 2006
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Este fin de semana en mi agenda ha mandado la boda de Victoria de Suecia y el bautizo laico que he tenido esta tarde. La celebración ha sido en el quinto coño, en un merendero/masía al que la mitad de los invitados han llegado tarde porque el invento no figuraba en los mapas de Google ni había GPS que supiese encontrarlo. Que un bautizo sea laico mueve a risa, pero la merienda que nos han dado encajaba con lo freak de la situación: bollos de cumpleaños infantil, queso cortao a cuchillo, cocletas y poco más. Para beber, a lo sumo, vino blanco y cerveza. Me he hecho fuerte con esto último y he considerado lo chanante de coincidir con tres mujeres con las que he yacido felizmente: la madre de la homenajeada y dos de sus amigas.
La noche ha terminado de una manera moderadamente bizarra. El vino blanco me ha hecho sentir invencible y le he propuesto visita a la señorita virgen de la que ya os hablé, con objeto de ponerla a veinte uñas. Me dice que tiene visita de los pintores y que no es posible. Sin embargo, no tiene anginas, así que se ofrece a merendarse mi miembro como mal menor. Yo venía pelín bolinga y mi amor estaba por las nubes, así que accedo.
Aunque la misión acabó cumplida con gallardía, antes he tenido que ver un buen trozo del This is it de Michael Jackson. Luego se empeña en que vea la escena en que la marquesa de Merteuil sale de la bañera y pasea sus nalgas ante un flojo Valmont interpretado por el aún más flojo Colin Firth. Acabada la secuencia de mierda, me deja ir. Me largo, trato de coger el último metro y me pierdo en sus vericuetos para acabar cogiendo un taxi, hacer resopón de fuet y queso semicurado al llegar a casa, lavar a mano una camisa molona Hugo Boss en un cubo de fregar y ponerme un calvados mientras veo una película gore en TVE.
Sin publicidad, eso sí.
La noche ha terminado de una manera moderadamente bizarra. El vino blanco me ha hecho sentir invencible y le he propuesto visita a la señorita virgen de la que ya os hablé, con objeto de ponerla a veinte uñas. Me dice que tiene visita de los pintores y que no es posible. Sin embargo, no tiene anginas, así que se ofrece a merendarse mi miembro como mal menor. Yo venía pelín bolinga y mi amor estaba por las nubes, así que accedo.
Aunque la misión acabó cumplida con gallardía, antes he tenido que ver un buen trozo del This is it de Michael Jackson. Luego se empeña en que vea la escena en que la marquesa de Merteuil sale de la bañera y pasea sus nalgas ante un flojo Valmont interpretado por el aún más flojo Colin Firth. Acabada la secuencia de mierda, me deja ir. Me largo, trato de coger el último metro y me pierdo en sus vericuetos para acabar cogiendo un taxi, hacer resopón de fuet y queso semicurado al llegar a casa, lavar a mano una camisa molona Hugo Boss en un cubo de fregar y ponerme un calvados mientras veo una película gore en TVE.
Sin publicidad, eso sí.