Baron Asler
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Los técnicos hallan de forma habitual pornografía infantil en los ordenadores que reparan
Las imágenes se hacen patentes cuando los clientes requieren preservar determinados documentos guardados en el computador averiado La policía reconoce que la negativa de los testigos a denunciar permite que estas prácticas ilícitas se lleven a cabo con total impunidad
IGNACIO LILLO/GRANADA
«El ordenador no arranca. Ha hecho una cosa extraña, la pantalla se ha empezado a difuminar y se ha apagado». Detrás del mostrador, el técnico que le atiende le asegura que se trata de un virus que está haciendo estragos. «Por cierto -comienza el cliente, dubitativo- tengo una carpeta. He apuntado el nombre en un papel (que en ese momento le muestra y en el que sólo pone 'fotos'). Si puede ser, me gustaría que la salvaras en un cedé». El profesional asiente y calla. Ya está acostumbrado a este tipo de peticiones.
La situación expuesta es una recreación a partir de los testimonios de siete expertos en informática de otros tantos servicios técnicos de Granada y Málaga. Y, aunque a priori sólo pone de manifiesto el interés del cliente por salvar algunos documentos personales, con frecuencia va mucho más allá. Los técnicos encuentran de forma habitual pornografía infantil -en forma de fotos y vídeos- en los ordenadores que reparan. Las fuentes consultadas incluso coincidieron en señalar que estos contenidos aparecen en su trabajo casi a diario, al menos en uno de los 15 o 20 equipos que como media reparan en cada jornada.
El testimonio del propietario de uno de estos comercios es esclarecedor. «Te piden que no mires tal o cual carpeta, pero que se la salves. Unos son más discretos y las llaman 'fotos', pero otros se andan con menos cautelas y ponen el nombre del menor o la página web donde las encontraron. ¿Incluso hay quien las tiene como fondo de pantalla!», exclama.
Según explica el responsable de otro establecimiento, los empleados tienen un código deontológico que les prohíbe entrar en las carpetas personales de los ordenadores de los clientes, salvo que sea estrictamente necesario para realizar su labor. «Muchos te preguntan si has visto el contenido. Siempre lo negamos y es cierto, porque tenemos mucho trabajo y muy poco tiempo. Aunque la previsualización (opción que incluyen las carpetas para ver una imagen reducida del original) delata lo que son», narra. Esta fuente asegura que el gusto por este tipo de contenidos es exclusivo de varones, y más propio de los de mediana edad.
Pese a que poseer y visionar pornografía infantil es un delito tipificado en el artículo 189 del Código Penal, nadie lo denuncia abiertamente, y sólo algunos lo hacen de forma anónima a través de la página web de la Guardia Civil. «Sé que si lo vemos estamos obligados a denunciarlo, pero nadie quiere problemas con los clientes. Luego tienes que ir a juicio, y esta gente puede pertenecer a mafias y te da miedo meterte», comenta otro profesional consultado.
Una versión que confirma la Policía. «El consumo privado es muy difícil de perseguir. Nos llega muy poca información, y además los jueces no están por la labor. Son conscientes de que la medida se introdujo en el Código de cara a la galería», exponen fuentes policiales. En la inmensa mayoría de los casos se trata de webs extranjeras. «Encontrar páginas es muy fácil y descargarlas, gratis. Además, les ampara la intimidad del hogar».
Carpetas con sorpresa
También hay quien rompe una lanza en favor de sus clientes y explica que se han encontrado casos de equipos que contenían 'troyanos' (programas que permiten que otro usuario puede introducirse de manera remota en un ordenador). «Cuando los hijos, generalmente adolescentes, utilizan el equipo del hogar, los amigos pueden colocar fotos pornográficas en el disco duro como broma, a través de estos sistemas, o descargarlas a través de los chat sin que lo detecte», afirma el responsable de otra empresa.
Según un detallado estudio llevado a cabo por la oenegé Anesvad, una de las que lucha contra este fenómeno, los pederastas que adquieren material informático de contenido sexual no consideran que su conducta sea perjudicial para los menores.
Pese a esta opinión -«obtenida mediante entrevistas personales y cuestionarios», según explica la web de Anesvad-, lo cierto es que el 30% de los consumidores de pornografía infantil acaba cometiendo abusos. «Un menor cae en las redes de la pornografía infantil por razones psicológicas en los países desarrollados, y económicas en los más pobres», precisa la web.
Si es desgraciadamente habitual encontrar en los ordenadores imágenes en las que se explota sexualmente a niños, lo que es una auténtica epidemia es la pornografía legal. Según los técnicos granadinos consultados, hay escenas de sexo duro en prácticamente todos los ordenadores que revisan. «Lo difícil es dar con uno que no tenga», comenta uno de los expertos. El anecdotario es amplio, y entre los contenidos pornográficos que albergan los discos duros toma cada vez mayor relevancia las imágenes de sexo con animales. Aunque lo más destacado, dicen, es la presencia habitual de fotos y vídeos homosexuales masculinos, que en los ordenadores personales de hombres casados. «Sabemos que lo son porque muchas veces viene la mujer a recogerlo. ¿Si ella supiera lo que sabemos nosotros!».
Las imágenes se hacen patentes cuando los clientes requieren preservar determinados documentos guardados en el computador averiado La policía reconoce que la negativa de los testigos a denunciar permite que estas prácticas ilícitas se lleven a cabo con total impunidad
IGNACIO LILLO/GRANADA
«El ordenador no arranca. Ha hecho una cosa extraña, la pantalla se ha empezado a difuminar y se ha apagado». Detrás del mostrador, el técnico que le atiende le asegura que se trata de un virus que está haciendo estragos. «Por cierto -comienza el cliente, dubitativo- tengo una carpeta. He apuntado el nombre en un papel (que en ese momento le muestra y en el que sólo pone 'fotos'). Si puede ser, me gustaría que la salvaras en un cedé». El profesional asiente y calla. Ya está acostumbrado a este tipo de peticiones.
La situación expuesta es una recreación a partir de los testimonios de siete expertos en informática de otros tantos servicios técnicos de Granada y Málaga. Y, aunque a priori sólo pone de manifiesto el interés del cliente por salvar algunos documentos personales, con frecuencia va mucho más allá. Los técnicos encuentran de forma habitual pornografía infantil -en forma de fotos y vídeos- en los ordenadores que reparan. Las fuentes consultadas incluso coincidieron en señalar que estos contenidos aparecen en su trabajo casi a diario, al menos en uno de los 15 o 20 equipos que como media reparan en cada jornada.
El testimonio del propietario de uno de estos comercios es esclarecedor. «Te piden que no mires tal o cual carpeta, pero que se la salves. Unos son más discretos y las llaman 'fotos', pero otros se andan con menos cautelas y ponen el nombre del menor o la página web donde las encontraron. ¿Incluso hay quien las tiene como fondo de pantalla!», exclama.
Según explica el responsable de otro establecimiento, los empleados tienen un código deontológico que les prohíbe entrar en las carpetas personales de los ordenadores de los clientes, salvo que sea estrictamente necesario para realizar su labor. «Muchos te preguntan si has visto el contenido. Siempre lo negamos y es cierto, porque tenemos mucho trabajo y muy poco tiempo. Aunque la previsualización (opción que incluyen las carpetas para ver una imagen reducida del original) delata lo que son», narra. Esta fuente asegura que el gusto por este tipo de contenidos es exclusivo de varones, y más propio de los de mediana edad.
Pese a que poseer y visionar pornografía infantil es un delito tipificado en el artículo 189 del Código Penal, nadie lo denuncia abiertamente, y sólo algunos lo hacen de forma anónima a través de la página web de la Guardia Civil. «Sé que si lo vemos estamos obligados a denunciarlo, pero nadie quiere problemas con los clientes. Luego tienes que ir a juicio, y esta gente puede pertenecer a mafias y te da miedo meterte», comenta otro profesional consultado.
Una versión que confirma la Policía. «El consumo privado es muy difícil de perseguir. Nos llega muy poca información, y además los jueces no están por la labor. Son conscientes de que la medida se introdujo en el Código de cara a la galería», exponen fuentes policiales. En la inmensa mayoría de los casos se trata de webs extranjeras. «Encontrar páginas es muy fácil y descargarlas, gratis. Además, les ampara la intimidad del hogar».
Carpetas con sorpresa
También hay quien rompe una lanza en favor de sus clientes y explica que se han encontrado casos de equipos que contenían 'troyanos' (programas que permiten que otro usuario puede introducirse de manera remota en un ordenador). «Cuando los hijos, generalmente adolescentes, utilizan el equipo del hogar, los amigos pueden colocar fotos pornográficas en el disco duro como broma, a través de estos sistemas, o descargarlas a través de los chat sin que lo detecte», afirma el responsable de otra empresa.
Según un detallado estudio llevado a cabo por la oenegé Anesvad, una de las que lucha contra este fenómeno, los pederastas que adquieren material informático de contenido sexual no consideran que su conducta sea perjudicial para los menores.
Pese a esta opinión -«obtenida mediante entrevistas personales y cuestionarios», según explica la web de Anesvad-, lo cierto es que el 30% de los consumidores de pornografía infantil acaba cometiendo abusos. «Un menor cae en las redes de la pornografía infantil por razones psicológicas en los países desarrollados, y económicas en los más pobres», precisa la web.
Si es desgraciadamente habitual encontrar en los ordenadores imágenes en las que se explota sexualmente a niños, lo que es una auténtica epidemia es la pornografía legal. Según los técnicos granadinos consultados, hay escenas de sexo duro en prácticamente todos los ordenadores que revisan. «Lo difícil es dar con uno que no tenga», comenta uno de los expertos. El anecdotario es amplio, y entre los contenidos pornográficos que albergan los discos duros toma cada vez mayor relevancia las imágenes de sexo con animales. Aunque lo más destacado, dicen, es la presencia habitual de fotos y vídeos homosexuales masculinos, que en los ordenadores personales de hombres casados. «Sabemos que lo son porque muchas veces viene la mujer a recogerlo. ¿Si ella supiera lo que sabemos nosotros!».