Anodino
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Con la venia.
A colación, en el el hilo dedicado a la propuesta de prohibición de la prostitución de nuestro actual gobierno, ha salido la cuestión de cómo afectará (o podrá afectar) esta ley a las relaciones entre hombres y mujeres, si es que dicha ley llegare a cumplirse.
Casi siempre con el objetivo sexual en primer plano, y con el de obtener pareja estable de segundo, es evidente que la forma de relacionarnos ha ido cambiando con los tiempos. Desde luego que los teenagers de hoy día para nada interaccionan del modo en el que lo hicieron nuestros padres o nuestros abuelos. Para mejor o para peor, las reglas cambian, adaptándose a las circunstancias y a lo que se supone que debería ser un progresismo social.
Muchos de nosotros ya hemos vivido significativos cambios en las últimas décadas. Tinder y WhatsApp han sucedido a las discotecas y pubs, y aunque alguien me venga a decir que en estos últimos lugares aún se saca tajada, habrá de darme la razón en que las aplicaciones le han comido terreno y son una alternativa que ya la hubiera querido para mí cuando peinaba pelo.
Si a estos avances tecnológicos le sumamos cambios en la forma de pensar y reinterpretar la sociedad, las reglas de aquello que siempre he llamado el juego del ligue se vuelven más complejas. El tal “empoderamiento” de la mujer, la bajada de la tendencia al matrimonio o la independencia económica, han provocado que muchos hombres de queden fuera de juego. El poder selectivo de las féminas (hartamente debatido ya en mil hilos) no sólo va en aumento, sino que se argumenta y se estructura, por lo que muchos tipos quedan literalmente descartados en la forma de relacionarse. Es decir, de ligar. Y consecuentemente, de follar.
El futuro se nos atoja peor de lo que ya es. No sólo más hombres descartados, sino también más mujeres no queriendo participar del juego del ligue. ¿Por qué, qué pasará? ¿Ambos sexos ampliarán sus requisitos hasta límites imposibles de cumplirse?
Ilustradme.
A colación, en el el hilo dedicado a la propuesta de prohibición de la prostitución de nuestro actual gobierno, ha salido la cuestión de cómo afectará (o podrá afectar) esta ley a las relaciones entre hombres y mujeres, si es que dicha ley llegare a cumplirse.
Casi siempre con el objetivo sexual en primer plano, y con el de obtener pareja estable de segundo, es evidente que la forma de relacionarnos ha ido cambiando con los tiempos. Desde luego que los teenagers de hoy día para nada interaccionan del modo en el que lo hicieron nuestros padres o nuestros abuelos. Para mejor o para peor, las reglas cambian, adaptándose a las circunstancias y a lo que se supone que debería ser un progresismo social.
Muchos de nosotros ya hemos vivido significativos cambios en las últimas décadas. Tinder y WhatsApp han sucedido a las discotecas y pubs, y aunque alguien me venga a decir que en estos últimos lugares aún se saca tajada, habrá de darme la razón en que las aplicaciones le han comido terreno y son una alternativa que ya la hubiera querido para mí cuando peinaba pelo.
Si a estos avances tecnológicos le sumamos cambios en la forma de pensar y reinterpretar la sociedad, las reglas de aquello que siempre he llamado el juego del ligue se vuelven más complejas. El tal “empoderamiento” de la mujer, la bajada de la tendencia al matrimonio o la independencia económica, han provocado que muchos hombres de queden fuera de juego. El poder selectivo de las féminas (hartamente debatido ya en mil hilos) no sólo va en aumento, sino que se argumenta y se estructura, por lo que muchos tipos quedan literalmente descartados en la forma de relacionarse. Es decir, de ligar. Y consecuentemente, de follar.
No soy futurólogo ni sé cómo va a ser el sistema futuro de relaciones hombre y mujer. A la luz de lo que veo, creo que cada vez más hombres se van a quedar fuera del mercado y más mujeres van a decidir no participar de él, ergo la cosa va a ir a peor.
El futuro se nos atoja peor de lo que ya es. No sólo más hombres descartados, sino también más mujeres no queriendo participar del juego del ligue. ¿Por qué, qué pasará? ¿Ambos sexos ampliarán sus requisitos hasta límites imposibles de cumplirse?
Ilustradme.