Yo sigo defendiendo la honestidad de
Pedro Amorós, quizás porque le conozco de sobra y confío en su buen hacer como estudioso de los fenómenos parapsicológicos. No tendría necesidad de crear un fraude, y menos tan burdo. ¡Agua y aceite!
En fin...
Aún así sigo viendo con ojos muy críticos las nuevas 'caras' surgidas en casa de la sobrina de
María Gómez Cámara. Si es fraude, aún no sabemos quien lo ha hecho. Mientras no se haga un análisis como el que en su día se realizaron de las 'caras' primigenias, mantendré mis serias dudas.
Por otro lado, me parece que la actitud del periodista de
'El Mundo' -que a última hora dejó colgado a
Iker en su programa de anoche-, está dejando mucho que desear. Si le habéis oido en las entrevistas que le han hecho -sobre todo, en la de
'La Rosa de los Vientos' del pasado 29 de noviembre-, os daríais cuenta de que no ha sabido dar pruebas que avalen su grave acusación hacia la persona de Pedro Amorós. Una cosa es que dudemos de la autenticidad de esas nuevas 'teleplastias', y otra cosa muy distinta es acusar a los investigadores de la SEIP de ser los autores del presunto fraude.
Lo único cierto es que cada vez que un caso paranormal trasciende a los medios de comunicación generales (telediarios, más bien), ya están los ultraracionalistas al acecho, como vampiros sedientos de sangre, para descalificar a diestro y siniestro que tengan que ver con el asunto (y de paso para demostrar al mundo que ARP-SAPC existe). Me parece bien que se dude de la autenticidad de un fenómeno paranormal, por ejemplo de las ‘teleplastias’ de Bélmez -de hecho, yo particularmente dudo de la autenticidad de los nuevos ‘rostros’ (por su notable diferencia con los originales y por más cosas)-, pero de ahí a que se descalifique al grupo o a los investigadores que se están dedicando a analizar el suceso, me parece que ya es
‘harina de otro costal’… Atribuir a alguien la falsificación de un caso sin aportar pruebas es puro irracionalismo (curiosamente, algo que tanto suelen atacar esta gente autobautizados erróneamente ‘escépticos’). Y eso es lo que verdaderamente persiguen los ultraracionalistas: no le importan tanto negar el fenómeno en sí, como el poder desprestigiar a la Parapsicología en general, y a los investigadores de dicha disciplina en particular. Si hay fraude detrás de estas nuevas ‘caras’, de lo que no hay duda es de que Pedro Amorós ha sido posiblemente víctima del mismo, no artífice. Quienes conocemos su trayectoria -como la de los demás componentes del SEIP-, no dudamos de su honestidad y profesionalidad. Todo es criticable en el mundo de lo paranormal. Pero faltar el respeto y descalificar a alguien que, sin ningún otro afán que investigar -con todo lo que eso conlleva-, dedica tiempo de su vida a estudiar desinteresadamente estos temas, me parece de una desvergüenza infinita. Y más, cuando parten de señores -esos conocidos ultraracionalistas- que tanto tienen que callar.
Yo puedo dudar de las nuevas ‘caras’ por muchas razones (soy libre de hacerlo), pero también dudo del fin que el periodista de
‘El Mundo’ ha perseguido al difundir la idea de que el caso Bélmez es fraudulento, así como de sus fuentes de información. Puedo dudar de muchas cosas en torno al caso Bélmez (porque no existe el caso perfecto en unas temáticas tan resbaladizas), pero no dudo de la seriedad de los que, como el SEIP, se han dedicado a la investigación de dicho caso. Siempre he defendido la posible paranormalidad de los ‘rostros’ de toda la vida -los que vienen apareciendo en la casa de María Gómez Cámara desde 1971-, pero en cambio no me creo nada esas hipótesis que han surgido -haciendo supuestas comparativas informáticas de rostros- vinculando las ‘teleplastias’ clásicas a una tal familia
Chamorro que fue acribillada durante la Guerra Civil. Como tampoco creo lo más mínimo que algunas de las nuevas ‘caras’ guarden cierto parecido con el rostro de María. Esos dudosos ‘rostros’ que acaban de aparecer en la otra casa, no son más que simples siluetas a trazos con dos puntos negros como ojos y una raya como boca. Podemos encontrar analogía con quien nos dé la gana, jugando con determinados programas de tratamiento fotográfico.
Yo soy amigo de estos temas, pero más amigo de la verdad… Se puede defender lo paranormal, pero defender lo indefendible y hacer
‘historias para no dormir’ de este mundillo -que algunos tanto procuramos hacer que sea respetado-, por supuesto que no.
Por lo pronto, Pedro Amorós llevará todo este asunto a los Tribunales. Y allí se pondrán las cosas muy claras. ¿Cómo demostrará el periodista de
'El Mundo' ante el juez que Amorós y su equipo son los autores de esas 'caras'?... Él sí que es un 'caradura'...
Saludos
Ummita