Vamos a ver:
- Si nos atenemos al puro número de temas, gana la oposición de Abogado del Estado (creo que eran unos cien más que en judicatura y fiscales). Véase a la Cospedal y su marido, o a la Saénz de Santamaría y el alcalde de Madrit, y muchos más, como ese de Vox que fue Abogado General ante el TJUE y no dejaba de ridiculizar a doña Cuca. También es verdad que sólo he tratado con interinos de dicho cuerpo, porque o bien se meten en el PP o Vox, o bien toman posesión y quedan en excedencia, ganando millonadas en lo privado.
Después están las exclusivísimas, como las del Banco de España y organismos similares, o las de Letrado del Congreso (Federico Trillo, por ejemplo).
- Es cierto que hay un alto índice de titulares jueces y fiscales que tienen importantes problemas psiquiátricos, y tengo más de dos décadas de experiencia. Estuve, por ejemplo, destinado en una Fiscalía Provincial, y el Excmo. sr. Fiscal Jefe tenía un serio trastorno paranoide, por no hablar de arranques de furia sin venir a cuento que habrían dejado a Atila como una apacible ancianita.
- ¿Qué ocurre con las oposiciones de grupo A en Justicia (hablo únicamente de lo que conozco). Es cuanto menos curioso que se perpetúen sagas familiares, al igual que en notarías y registros. Por ejemplo, el padre de Rajoy era magistrado de la AP de Pontevedra, si no recuerdo mal; leí en una entrevista que se encerró en un pazo de la familia y la sirvienta de turno le llevaba las comidas. También estuve destinado en un juzgado por donde había pasado una nieta de Milans del Bosch.
Hará veinte años que, leyendo un foro de Secretarios Judiciales (cuyo turno libre no está exentos de culpa), di con la tecla, y leí que la corruptela consiste en lo siguiente: como los dos ejercicios fuertes consisten en cantar temas completos y citando artículos literalmente en tiempo de quince minutos (tras un tipo test duro, para cribar), digamos que, para algunos opositores, el cronómetro deja de correr; hasta cierto límite prudencial, porque los ejercicios son en el Supremo, pero públicos. Estos ejercicios no se graban, la nota es simplemente apto/no apto-falto de contenido; esto es, no se puede recurrir, porque no hay adónde agarrarse.
Si relacionamos todo, nos aparece la España de siempre: tú me rascas la espalda, y luego te la rasco yo a ti.