Rechargeable
Clásico
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- 27 Mar 2008
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Abro los ojos. Oscuridad. Levanto las sábanas, olor. ¿Qué hora será? para saberlo tan solo he de girarme ligeramente a la derecha y apretar el pulsador que hace que la hora se proyecte en la pared. No quiero moverme. Ayer no salí. Estuve en internet hasta tarde.
Me decido. Me levanto. Podría decir que la borrachera de ayer hace que mi cabeza esté a punto de explotar, pero mentiría, no bebo. Suena el timbre. ¿Quién será a estas horas? ¿Será un budista? ¿Podré llamarle payaso?
En el camino hacia la puerta voy pensando cuando fue la última vez que ventilé la casa. ¿Días? ¿Meses?. En fin. Abro la puerta y…
Opción 1: Si quiere que al abrir la puerta aparezca la policía, diríjase al mensaje número 11.
Opción 2: Si quiere que al abrir la puerta aparezca, efectivamente, un budista, diríjase al mensaje número 5.
Me decido. Me levanto. Podría decir que la borrachera de ayer hace que mi cabeza esté a punto de explotar, pero mentiría, no bebo. Suena el timbre. ¿Quién será a estas horas? ¿Será un budista? ¿Podré llamarle payaso?
En el camino hacia la puerta voy pensando cuando fue la última vez que ventilé la casa. ¿Días? ¿Meses?. En fin. Abro la puerta y…
Opción 1: Si quiere que al abrir la puerta aparezca la policía, diríjase al mensaje número 11.
Opción 2: Si quiere que al abrir la puerta aparezca, efectivamente, un budista, diríjase al mensaje número 5.