Salté por la ventana y corrí por la azotea como alma que lleva el diablo, los recaderos de la corporación nunca dejan una tarea pendiente y debía ponerme a salvo lo antes posible. En mi cabeza solamente se oia un nombre, Sofía.
Sofía era una antigua compañera de la universidad. Nos conocimos en una conferencia del profesor Espinosa, un erudito en el campo del Genoma Humano. Ella era una mujer despierta, inteligente a la par de hermosa y al igual que yo también estaba sola en el mundo y pronto conectamos. Trabajamos juntos en el proyecto de fin de carrera gracias al cual conseguí un puesto en la corporación. No sabía por qué, pero algo dentro de mí me decia que debía encontrarla tal vez ella también había recibido alguna inoportuna visita.