Macho me parece penoso que tengas las manos así… estamos en el 2022 hay algo llamado guantes
No necesito guantes.
No necesito ropa molona que combine con la toalla.
No necesito móvil.
No necesito robar fotos ninjas.
No necesito echar miradas furtivas a mozas en leggins.
No necesito reggaeton, ni rock, ni sonido ochentero que enmascare mi necesidad imperiosa de enfrentarme al hierro: la única música que convalida con el esfuerzo es la concentración.
Y eso, y sólo eso, es lo que preciso para ponerme debajo de la barra: cerrar los ojos y visualizar que voy a poder.
No importa cuánto levente, ni cuán rápido o ágil sea capaz de perfilar la técnica. Con la cincuentena bien pasada a cuestas, mis mejores marcas quedan para alimentar un ego que cada vez me importa menos ya que el único reto que me motiva es levantar el hierro a puro huevo. Que por qué? Joder, pues porque está ahí, retándome, diciéndome que no tienes cojones, que vienes de currar a doce horas y el cuerpo te pide echarte en la piltra pero hay algo dentro de ti que hace que te rebeles, que no eres un puto réptil que sólo piensa en comer, cagar y descansar. El hierro está ahí y te está escupiendo en tu puta cara. Y acepto el reto, claro que sí.
Me encierro en mi cochiquera que tengo por gimnasio y medio en bolas, en silencio, sin que nadie me interrumpa me enfrento a la barra y trato de vencer una batalla que está perdida de antemano. Por cansancio, por viejo, por hambre, por sueño, por la razón que quieras pero era lo que tenía que hacer.
No compito. No voy a la playa. No voy con ropa ajustada. Es la deconstrucción del entrenamiento. De lo mas esencial a lo mas satisfactorio. Sintiendo el hierro con mis manos. Cicatrices efímeras que me recuerdan que estoy vivo. Y nada mas.¿ Entiendes ahora por qué no necesito guantes?